En 1973 Led Zeppelin ya lo eran todo en el rock. La consagración absoluta que les reportó su último disco, Led Zeppelin IV (Atlantic, 1971), sería de por vida; la megagira mundial que habían llevado a cabo con él les convirtió en uno de los mayores llena-estadios de la historia del rock. Al estudio de grabación entraron sin miedos, reposados y con ganas de hacer algún cambio.
Para empezar, siendo su quinto álbum, Houses of the Holy (Atlantic, 1973) fue el primero con un título más allá de un número romano, como había ocurrido con todos los anteriores. En cuanto al sonido, “The Crunge” dejaba entrever un coqueteo con el funk a lo James Brown, y D’Yer Mak’er, una de las piezas más lúdicas de su cancionero, contenía trazas de reggae en su ADN muy estimables. Oh oh oh oh / ay ay ay ay
Para la portada recurrieron a la agencia Hipgnosis, que se basó en la novela de ciencia ficción de Arthur C. Clarke Childhood’s End para darle ese toque de mundo extraño. Los niños de la fotografía en realidad fueron sólo dos, una pareja de hermanos, chico y chica, y el resultado final fue un montaje fotográfico tras haberles sacado instantáneas durante diez días, al amanecer y al atardecer, en las formaciones geológicas de Giant’s Causeway, en Irlanda del Norte. El niño, Stefan Gates, es hoy día un popular presentador de la BBC.
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