jueves, 30 de agosto de 2012

Últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca #25: Bernardo Bonezzi

Pues que se ha muerto Bernardo Bonezzi, a los 48 años. Y a Gog, que lleva tatuados al completo en alguna parte de su interior Extraños juegos (1980) y La muralla china (1981), se le ha puesto una nube espesa en el ánimo. Precisamente este verano, y permitid, por favor, que Gog os cuente una anécdota personal, camino de la muralla china —sí, the real one— sonó el móvil del conductor del autobús, que por supuesto atendió mientras seguía conduciendo. El ringtone del chino era el «Moonlight Shadow» de Mike Oldfield (o como se escriba eso), pero de repente a Gog le vino la melodía de «La muralla china» a la cabeza. Y con ella, la imagen de la portada del álbum, con Tessa y su vestido minifaldero de color rosa, inolvidable mito erótico de la época.



No se va extender aquí Gog con la vida y milagros de Bonezzi. De hecho, debe reconocer que de su obra sólo le interesa ese par de discos y que apenas siguió sus andaduras musicales como compositor de bandas sonoras o sus postreros proyectos en solitario. Tampoco se espere aquí el vídeo de «Groenlandia», que estará por doquier estos días. Además, si hay un tema de Bonezzi que a Gog le turbó siempre es la oscura e inquietante Extraños juegos:

Los niños juegan 
a extraños juegos, 
curiosos mundos 
en sus extraños juegos. 

Y recogen mirto, 
y recogen comino, 
y atan a uno de ellos 
a un sauce. 

 

De su vida, sí llama la atención que formara la banda con trece años. La precocidad genial suele llevar consigo un fallecimiento prematuro. Desgraciadamente, se ha muerto Bernardo Bonezzi. Nos queda, al menos, que los Zombies nunca mueren. O quizá ahora se convierta en un zombi.

La cara oculta #10: Seventeen Evergreen


Si has conseguido componer varios temas infalibles y además quieres que la parte más sesuda del underground no te dé la espalda, lo adecuado es atreverse a intercalar levemente momentos más experimentales en el resto del álbum. Dicho esto con nombres propios: Nephi Evans y Caleb Pate, el dúo californiano Seventeen Evergreen, se han visto con «Bucky», «Polarity Song», «Burn the Fruit» y «Del Paso Heights» entre las manos para Steady On, Scientists! (Lucky Number, 2012), así que han optado por mantener el equilibrio en los cuatro temas restantes con devaneos experimentales a base de loops de house ochentero y psicodelia electrónica. 

Por lo demás, la receta básica es sintes, percusiones que se clavan y suaves voces. Pop electrónico que consigue casar muy bien lo experimental con lo comercial. No hay que ser un lince para compararlos con MGMT. El nombre de Seventeen Evergreen proviene de la letra de una canción de King Crimson, y aunque en el vídeo salen encapuchados, no van de eso por lo regular.

martes, 28 de agosto de 2012

...Y ellos se juntan #59: Kim Salmon + Mudhoney

El salmón es animal muy noruego. En cambio el Salmon es animal muy australiano; menuda salvajada montó con The Scientists a comienzos de los ochenta; y además alternó con otras bestiezuelas del rock australiano, Beasts of Bourbon. En la década siguiente formó Kim Salmon & The Surrealists, con los que puso un poco de funk y calentura al post-punk y al rock a la australiana que siempre había practicado: 



El nuevo siglo le ha mantenido más errático y menos activo, pero antes de que deviniera el cambio de dígitos, dejó inconclusa una aventura, y es esta la historia que Gog ha venido a contar. Para ello hay que sumergirse en el huracán musical que asolaba los noventa: el grunge. Este género musical, que según Simon Reynolds «fue la fusión del punk y el metal en un nuevo hard rock 100% norteamericano», se consumió como una llamarada en la propia pira que encendió. En 1995, Turner, fundador de los Mudhoney, estaba más quemado que un guiri en Salou, así que decidió bajarse del carro para tomarse un descanso. Los otros tres componentes, sin embargo, quisieron seguir adelante y se les ocurrió la peregrina idea de sustituir a Turner por Salmon. La aventura no llegó muy lejos, y sólo alcanzaron a grabar unos cuantos temas, que permanecieron inéditos hasta hace muy poco. Esa casette adormecida en un cajón se transfirió a cedé en 2010, y al año siguiente la remasterizó Sergio Delgado en Madrid. Until…, de Kim Salmon & the Guys from Mudhoney vio la luz en forma de vinilo el año pasado, gracias al esfuerzo de Bang! Records. 


Contiene siete temas, que pese a estar compuestos conjuntamente, en general bordean una línea más próxima a Salmon & Surrealists, excepto la quinta y la séptima, claramente más Mudhoney y más grunge. 



Un rescate muy disfrutable, intenso y con entraña.

lunes, 27 de agosto de 2012

Sales en mi canción #48 // Ellas llevan el ritmo #29 // Debut #60: Pantones


Hay toda una tradición ibérica —mezcla de los Ramones con el sonido spectoriano para dar un power-pop con chorizo bien sabroso— que parte de los Nikis y pasa, entre otros, por DDT, Los Acusicas, FANTA, los malogrados Juniper Moon o Suzy Y Los Quattro (estos cantando en inglés). Pantones, efervescente trío madrileño, hipervitaminados y superhumorizados, acude a dicha tradición para facturar su primer mini-elepé, Ruido rosa (Subterfuge, 2012). Toneladas de energía comprimidas en seis breves, inmediatas y espídicas composiciones, en las que les da tiempo a hacer un repaso por una buena cantidad de referencias culturales y evidencian su exultante juventud introduciendo con naturalidad un vocabulario bien actual: wikipedia, fotolog, Google… 

La coleccionista es la preferida de Gog, por su facilidad para contagiar y porque es el reverso de una de sus películas favoritas de siempre, El coleccionista (Wyler, 1965); aquí es una mujer la que rapta a un hombre: Tengo cuerdas, cloroformo / (…) He preparado el garaje para que vivas allí. Y es este un buen momento para decir que el trío lo dominan las chicas: Patti Critter (bajo, voz y sonrisa prodigiosa) y Juli Piruli (batería con alma de pulpo y voz), que están acompañadas por la guitarra veloz, las gafas y la sempiterna cazadora de The Ant. Respecto al asunto de la batería, hay que aclarar que ha habido sustitución en las baquetas tras la grabación; ahora es Any Pop la que lleva el ritmo en los directos.


Las menciones musicales son un buen puñado y cumplen a rajatabla con las fuentes del género: 

Pincharé temas de Del Shannon 
(…) 
Y si te pongo a las Ronettes y te vuelves loco,
no lo sabrás, pero me irás queriendo poco a poco 
[«El día de tu cumpleaños»] 

Seré tu Brian Wilson, serás mi Brenda Lee 
(…) 
Y ahora tus besos saben a despedida, 
como decían las Shirelles. 
(…) 
Esta ciudad es muy fría sin ti, 
pero aquí suenan los Beach Boys.
[«Como decían las Shirelles»] 

Cierran con una versión españolizada de aquella enorme canción de The Crystals titulada «Da Doo Ron Ron». 

El dibujo de la portada del álbum lo ha pergeñado Puño. Hay edición en cedé, pero la de vinilo es de color rosa. Ruido rosa.


domingo, 26 de agosto de 2012

No son hombres: son Devo #12 // La bella y la bestia [enésima versión] #9




Si saltara la noticia de que Mark Mothersbaugh (Devo) y Chrissie Hynde (The Pretenders) se han unido para formar una banda llamada Sat. Sun. Mat., nos parecería una fricada de quilates, una sorpresa que haría fruncir el entrecejo al mismísimo Ecce Homo de Borja, ese Cristo pijo. Pero ocurre que tal dato ya consta en los anales de la música, pues ambos nacieron en la misma ciudad (Akron, Ohio) y estudiaron en la misma universidad (Kent State University), donde montaron juntos dicha banda a principios de los setenta. No consta que llegaran a grabar nada. Debió de ser la típica banda universitaria que ensayaba en uno de esos garajes norteamericanos y tocaba en alguna fiesta, en cualquier fiesta. Luego ella emigró a Londres, etc.

A Gog le han entrado unas ganas irrefrenables de viajar a Akron. ¿Qué habrá en Akron?


sábado, 25 de agosto de 2012

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #7 // Hoy llego tarde #8: Galaxie 500


La separación del trío Galaxie 500 a comienzos de los noventa trajo la bifurcación de dos nuevas bandas: Damon & Naomi y Luna. Los primeros siguieron una senda muy parecida a la que practicaban en Galaxie 500: melodías pesimistas, tempos lentos, arreglos instrumentales minimalistas, desarrollos kilométricos y canto fúnebre como de ballena herida. Así que Gog con quien realmente disfrutó musicalmente fue con el otro proyecto, más vitaminado, el del guitarrista y cantante (Dean Wareham). Es curioso, tanto en su encarnación como Luna como en sus siguientes pasos junto a Britta Phillips (¡esa bajista!), quizá sea Wareham uno de los músicos que Gog haya visto más veces en directo, cuando el sopor que le causaban los Galaxie llegaba casi a la irritación; mucho Velvet Underground, sí, pero a desesperante cámara lenta. Paradójico que escogieran de nombre artístico el de un modelo de coche de Ford con pinta de veloz y célere, cuando lo de ellos era más el ralentí de tractor. 



No es de extrañar, pues, que Gog haya tardado tanto tiempo en descubrir Copenhagen, un álbum en directo grabado en la capital danesa en 1990, el último concierto de su gira europea, y publicado siete años después. Conocía sus tres discos de estudio e incluso atesora el tributo que les hicieron desde el sello Elefant (en doble cedé y en precioso 7’’), pero ahí se quedó todo.

 

Aunque en Copenhague se congregan todas las coordenadas descritas más arriba, sin duda revela las dotes instrumentistas del grupo y una brillante solidez (tal vez esta sí digna del modelo de Ford). Llaman la atención las tres versiones con que cerraron el show: «Listen, the Snow Is Falling» (Yoko Ono), «Here She Comes Now» (Velvet Underground) y «Don’t Let Our Youth Go to Waste» (Jonathan Richman).

viernes, 24 de agosto de 2012

Ette aquí #37 // Cosas de hermanos #31 // Género chico #29: The Ruskettes


El número 19 de la colección de singles de Elefant —New Adventures In Pop— está dedicado a un proyecto eminentemente retro llamado The Ruskettes

Se ve que Chris Rusk es un adorador de la cosa spectoriana y todo aquel pop de chicas de los 60. Así que ha compuesto cuatro temas para que su hermana, Justine Rusk, y otras dos vocalistas, Lindsay Bolliger y Vanessa Painter, pongan al frente esa imagen conjuntada tan sixtie. 

A dos temas por cara sobre vinilo amarillo, «Tell Me Why» lo clava de tal modo que parece rescatado del fondo de un catálogo perdido hace cinco décadas.

 

miércoles, 22 de agosto de 2012

Viaje a una portada #6: Dirty Projectors


—¿Cómo se mide una obra de arte, esa que es única, que aporta algo diferente, que es capaz de trascender? 
—Guau, Gog, profundo estás.
—Será el calor, que me profundiza, o que la escucha de Swing Lo Magellan, de los Dirty Projectors, me ha vuelto del revés. 

Primero, la portada. A Gog le encantaría haber asistido a la conversación en medio de un bosque de la América profunda entre un par de músicos underground y ese paisano orondo, con llaverón al cinto cual san Pedro agrario. La indumentaria de ellos avisa de que quizá refresca; parece el final del invierno o los días iniciales de la primavera. Al fondo hay aparcada una furgoneta azul celeste.

En lo musical, vaya por delante que Gog nunca ha sido un degustador de los seis discos anteriores de esta banda indie de Brooklyn. Así que si se ha decantado por catalogar como obra de arte este álbum no es únicamente porque muestra la particular visión de un artista, esa siempre la ha desarrollado a lo largo de ellos el exalumno de Yale Dave Longstreth, sino que todos esos juegos rítmicos, su particular sentido armónico, las melodías inesperadas, las canciones redondas que huyen de lo obvio en sus armonías y arreglos que ha compuesto en esta ocasión son emocionantes; hay una dulzura especial en toda esa extraña musicalidad. Swing Lo Magellan (Domino, 2012) es un disco espiritual, algo así como góspel indie. 

Todo lo ha compuesto y producido el mentado geniecillo, a cuya voz acompaña las de las dos chicas de la banda, Amber Coffman y Haley Dekle. Y letras a la altura de las circunstancias: 

With our song we are outlaws 
With our songs we're alone 
But without songs we're lost 
And life is pointless, harsh, and long 

In my heart there is music 
In my mind is a song 
But in my eyes a world crooked, fucked up, and wrong 

Sing all day 
Record and play 
Drums and bass 
And a guitar 

Will there be peace in the world? 
Or will violence always own the truth? 
There's a bird singin' at my window 
And it's singin' an irresponsible tune 
An irresponsible tune 
An irresponsible tune


Swing Lo Magellan es un álbum para escuchar de principio a fin muy absortamente. A Gog le arrebató tanto desde la primera escucha, que salió directamente de casa no a comprar discos, ni siquiera a ver discos, sino a por el disco; y para sí tiene que difícilmente otro álbum pueda llevarse la honorífica medalla de oro de lo mejor del año. 

Como a Gog le consta que por aquí suele asomarse algún admirador de Björk —la cantante islandesa, no el tenista—, quede reseñado que Dirty Projectors llevaban tres años sin sacar álbum propio y que lo último que habían grabado fue un disco conjunto con la nórdica: Mount Wittenberg Orca (National Geographic Society Oceans Project, 2011).

sábado, 18 de agosto de 2012

El arte de la versión #60

Se amontonan varios discos de versiones entre las novedosas novedades de 2012, así que vamos a despachar unos cuantos en un solo paquete para no demorarlos más. En el trío escogido, todos tienen en común que hay chica al frente; dos tienen la curiosidad añadida de tratarse de sonados e inesperados regresos después de bastantes años en el limbo. 

> Allo Darlin se ha presentado este año con su segundo álbum, Europe (Slumberland); quien fuera de los primeros en comprarlo en Rough Trade, se le regalaba el Covers EP que nos tiene aquí entretenidos. 
El método artístico aplicado a las versiones por el cuarteto londinense parece haber sido vestir al desnudo y desnudar al vestido. Comienzan con una pulcra interpretación del «Dive Your Memory» de The Go-Betweens. A «Atlantic City» le ponen una batería que, es muy sabido, no existe en el crudo original springsteeniano. En «I Wanna Be Sedated», Elizabeth Morris canta como si llevara un par de myolastanes encima, acompañada tan solo por un ukelele; e idéntico tratamiento de reducción para el jevilongo «You Shook Me All Night Long», de AC/DC: ukelele y dulce voz. Y completísima recreación del «Wu Tang Clan» de Darren Hayman en su época de The French.


> ¿Hay alguien que aún se acuerde de aquella chica que en 1989 se presentó «cruda como el sushi»? No será por lo escasamente dado que es Gog al orientalismo gastronómico, pero debe reconocer que aquel disco yace sepultado en alguna de las cajas que guarda en un armario con los cedés que hace tiempo dejó de poner. 
El caso es que Neneh Cherry tuvo una fulgurante ascensión durante un par de discos con su rap y pre-triphop, al punto de que llegó a ser tendencia en un tiempo en que aún no se estilaba tal expresión. Tuvo su cuarto de hora de modernidad absoluta, y gran olfato al hacerse ayudar por unos tal Del Naja y Barrow. En 1996 grabó su último álbum en solitario; en la década siguiente grabó un par de cosas en compañía de otros, algo que ha vuelto a hacer este año. Para ello se ha unido al trío sueco de free jazz The Thing. La historia es mucho menos extraña de lo que pudiera parecer: ella nació y reside en Suecia; ellos llevan de nombre artístico el de una composición del trompetista Don Cherry, padrastro de ella. Así que nada rechina en este proyecto; al contrario. La voz de Cherry se hace valer extraordinariamente entre los vaivenes jazzísticos de The Thing. Eso sí, para el disfrute pleno del disco se precisa una alta capacidad de aguante ante la extracción de una muela sin anestesia o ante el free jazz, lo que viene a ser parecido. Versionean de Ornette Coleman a The Sooges, pasando por Suicide, cuyo Dream Baby Dream es la pieza que mejor parada sale. 


(Gog no se resiste a poner un enlace al vídeo del dueto de su adorado Matt Johnson [The The] con Neneh Cherry, en 1986, es decir, cuando ella aún era una desconocida: Slow Train to Dawn.)

> The Primitives, aquel grupo de guitarras indies y cantante femenina de cabellera rubia, concepto que tanto juego dio en los ochenta (Transvision Vamp, The Darling Buds, etc., sin contar con el paradigma de todos ellos, Blondie). Fueron aún menos prolíficos que Neneh Cherry. Publicaron tres discos entre 1988 y 1991, hasta hoy. El regreso, el consabido álbum de versiones. Lo curioso: Echoes & Rhymes se lo ha sacado el sello español Elefant. La premisa impuesta por la propia banda: versionear únicamente temas pulicados en 7’’ y cantados por mujeres. Bow Bow Bow, Jackie DeShannon, Shocking Blue… y alguna que otra actriz, como la acanalada Dana Gillespie o la lolita Sue Lyon, cuyo contagioso Turn off the Moon les sirve a los de Coventry de presentación. El disco, de mirada retro, tiene bastante frescura, y cada uno de los catorce temas elegidos viene comentado por el guitarrista Paul Court


jueves, 16 de agosto de 2012

Dime qué lees y te diré cómo se llama tu banda #15

¡Pero quién dice que nuestros jevis no leen! Ahí están/estaban los madrileños Hamlet o los vascos Platero Y Tú

> De los primeros, el que leía era el batera, quien se presentó un día a los ensayos con el libro de Shakespeare en la mano, cosa que hizo tanta gracia al resto de la banda que adoptaron ese nombre artístico. 


> De los segundos, consta oficialmente que ninguno se había leído la obra de Juan Ramón Jiménez cuando decidieron bautizarse así.


miércoles, 15 de agosto de 2012

La banda sonora de un libro #10: Simon Reynolds


¡Hemos visto demasiado, escuchado demasiado, leído demasiado! 
(S. Reynolds)


Lo primero es el pellizco. El pellizco como forma de sentir el éxtasis, la felicidad. Para Simon Reynolds, en música, esa sacudida inesperada que te proporciona una dosis de placer y de potencia alucinatoria a base de timbre, textura y armonía lo es todo. Y cual chamán de tribu amazónica acude a buscarlo a las aguas psicodélicas del acid-rock, del post punk, de la música electrónica… siempre con la premisa que lo que se encuentre sea algo realmente nuevo. Alrededor de esta idea muy simplificada, Reynolds —proveniente de los postulados teóricos de Barthes y Derrida— desarrolla un discurso implacable con que significar los hitos donde puede hallarse ese anhelado bliss.

Después del rock es una edición argentina (Caja Negra, 2010) donde poder leer algunos artículos fundamentales de Reynolds, que flotaban dispersos por muy diversas publicaciones. Y digámoslo pronto y rápido para que duela lo menos posible, como quien quita un esparadrapo de la piel: lo suyo es deconstruir. Pero como fino ensayista inglés, esta deconstrucción del pop no está exenta de amenidad, nunca se forja por apilamiento pedante y ladrillesco. El artículo final, «El agotamiento de la innovación: la música pop en la primera década del siglo XXI», es de una claridad histórica fascinante. 

Siguiendo su canon, la lectura de este pequeño volumen debería ir acompañada de la siguiente selección musical: 

> Scritti Politti: Hegemony [*] 
> Boards of Canada: Michael

[*] Temas expresamente citados por el autor. El resto es selección de Gog. Listados por orden de aparición.

sábado, 11 de agosto de 2012