Hay quien vive la vida en blanco y negro y hay quien la vive a color, como el multi-instrumentista galés Carwyn Ellis. Quizá el hecho de nacer pelirrojo sea una nota de color indeleble para el resto de tus días que afecte de alguna manera tu percepción de las cosas. El caso es que a su banda la hace llamar Colorama, trabajo que alterna con la de ser fiel músico de acompañamiento de Edwyn Collins, quien a su vez co-produce el segundo álbum del grupo, Temari (AED, 2014).
Practican un pop de cámara recubierto de exquisitas y variadas pinceladas, un pantone de matices y sutilezas que dan vueltas alredor del acid folk, la psicodelia y lo que ellos mismos llaman good music. Todo es de una belleza sosegada, fluye y empapa, y tiene el atractivo irresistible de la elegancia.
Love Entropy
Y a ratos recuerdan a unos Flaming Lips sin estridencias ni voladuras, como en «Super Yoshida», ya desde el título, ni andan lejos su paisano Gruff Rhys.
Forgert Tomorrow
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