A veces tener detrás el empuje de una multinacional puede acarrear que del impulso acabes cayendo por un precipicio. Les pasó a Trastos, banda nuevaolera de principios de los ochenta compuesta por dos parejas de hermanos: los Crespo (Fernando Crespo al bajo y Tores a la guitarra) y los Lobato (Miguel Ángel cantando y Javier aporreando bombos y platillos), más el teclista Luis Carlos Esteban.
Los produjeron mal, les obligaron a cultivar una imagen de banda para quinceañeras y obligaron a meterlos a empellones donde fuera hasta hacerlos aborrecibles para el resto de bandas de su generación.
Sobre ellos he escrito en el blog de La Fonoteca.
1 comentario:
Lástima de un grupo tan bueno y prometedor destrozado por las discográficas.
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