Las de
Buddy Holly fueron las primeras gafas famosas del pop. Es de suponer que las llevaba puestas cuando el avión en el que viajaba junto a
Ritchie Valens se dio aquel castañazo.
El eco del estilo Buddy Holly le llegó a
Elvis Costello. Era 1977 y se hacía muy raro un gafotas cercano al punk.
Costello debe de ser muy cegato y eso de operarse tal vez no le sirva de nada, porque aún hoy las lleva:
El gafapastismo es hoy seña de identidad indie. En el caso de
Darren Hayman, además, es que incluso musicalmente pareció en sus comienzos, cuando
Hefner, que podría convertirse en el nuevo Costello:
En la onda country-rock alternativo, los imprescindibles
Clem Snide liderados por el sarcástico
Eef Barzelay. Con su inteligencia emotiva y su sentido del humor agridulce, es capaz de ponerse melancólico y levantar el ánimo al mismo tiempo.
El grupo
Weezer compuso una canción titulada, simplemente, «
Buddy Holly».
Rivers Cuomo, el líder, también gasta gafas:
Manos de Topo acaban de publicar el difícil segundo álbum, titulado con la coña y la ironía que les caracteriza: El primero era mejor. Una banda que consigue sorprender con su primera grabación lo tiene complicado a continuación porque la gente te está esperando. Si fallas a la primera, no le importa a nadie; si después de un éxito defraudas con el segundo, te pueden despellejar. Pero, claro, nunca vas a conseguir sorprender como la primera vez, porque ya te conocen. Así pues, la teoría de «el primero era mejor» suele funcionar con bastante regularidad.
Extrañamente, funciona muy bien la insólita mezcla que se junta en la interesantísima Heavy (1995), dirigida por James Mangold. Parsimoniosa, contenida, como si nada sucediera, es una peli sobre derrotados y fracasados que arrastran la ruina de su vida como pueden. La protagonista es la celestial Liv Tyler, a la que acompañan Shelley Winters y Deborah Harry (¡!). La banda sonora está compuesta por Thurston Moore (un Sonic Youth por si hay alguien al que no le suene el nombre).
