viernes, 15 de enero de 2010

Ovejas negras #11 // Con la boca #8


Lo de Puerto Príncipe, ese lugar del mundo en el que ahora mismo, debido a un terremoto colosal, hay unos 50 mil cadáveres apilados que tienen que ser recogidos con palas excavadoras, en el que faltan alimentos, medicinas, combustible... y sobra miseria a espuertas, está muy mal, pero según un obispo Munilla, por aquí «Existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días», así que «también deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida»; y por si aún no le hemos visto las orejas al infierno que al parecer nos espera, «Quizás es un mal más grande el que nosotros estamos padeciendo que el que esos inocentes también están sufriendo».

Y en Estados Unidos, según el telepredicador evangelista Pat Robertson el desastre provocado por el terremoto es un castigo debido a «un pacto con el diablo» de los haitianos para liberarse del yugo francés. Rush Limbaugh, un locutor de radio conservador, usó esas declaraciones para pedir el cese de donaciones particulares a Haití.

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