Tarde en la tal vez más polvorienta y destartalada tienda de segunda o quinta mano que exista en la ciudad. Botín, cuatro sencillos:
> TINA CHARLES: I Love To Love (But My Baby Loves To Dance/Disco Fever (CBS, 1976).
A Gog le gustaba mucho este temazo disco de finales de los 70 con su bien de violines, pero lo que realmente le hizo llevárselo el otro día es que en la galleta de la cara A la antigua propietaria tenía escrito a bolígrafo: «Amar y no ser amada o esperar y que nunca llegue».
El título de la cara B lo dice todo.
> RINGO STARR: Back off Boogaloo/Blindman (Odeon, 1972).
¡Guau, menuda sorpresa! Porque Gog desconocía esta pieza recargada pero poderosísima del escarabajo aporreador. Empieza la batería, claro, y su presencia se mantiene abrumadora durante los tres minutos mientras alterna con coros estupendos, teclado chispeante y George Harrison a la guitarra, quien además la produjo. Al parecer el propio Ringo explicó que se le ocurrió el título cenando con Marc Bolan, que repitió varias veces la palabra boogaloo durante la velada. Este tema no se incluyó en ningún álbum, hasta la reedición de Goodnight Vienna. La cara B del single es una rayada experimental que no carece de interés.
El vídeo, otro descubrimiento, es entrañable hasta la delicia.
> THE MONKEES: I’m a Believer/Steppin’ Stone (RCA Victor, 1967).
Qué gusto volver a experimentar aquella fascinante sensación cuando dabas la vuelta a un single recién comprado y resultaba que la cara B era mucho mejor aun que la titular. En este caso en concreto, la fuerza de «Steppin’ Stone», un desparrame de palmas, órgano y coros, se come a la versión del afamado tema de Neil Diamond.
Les tenía ganas Gog a The Monkees últimamente. The Monkees era ese grupo que se formó de manera artificial para rivalizar con los Beatles en EEUU a través de una comedia televisiva creada expresamente con fines comerciales. Al principio ni siquiera tocaban ellos los instrumentos. Luego, en un ataque de dignidad, decidieron hacerse músicos, aunque las dudas y el sambenito siempre les persiguieron. El caso es que hace poco Gog comenzó a interesarse más por ellos después de leer la siguiente anécdota: cuando le tocó el turno a Micky Dolenz para pasar el casting que se anunciaba en el periódico, entró en una sala donde había una mesa con varias botellas de Coca-Cola vacías; por detrás, completamente a oscuras, acechaban Bob Rafelson y Bert Schneider, los productores de la serie; Dolenz se acercó a la mesa con su sempiterna sonrisa, movió una de las botellas y dijo «Jaque mate». Le contrataron inmediatamente para interpretar a uno de los miembros de la banda.
Qué gusto volver a experimentar aquella fascinante sensación cuando dabas la vuelta a un single recién comprado y resultaba que la cara B era mucho mejor aun que la titular. En este caso en concreto, la fuerza de «Steppin’ Stone», un desparrame de palmas, órgano y coros, se come a la versión del afamado tema de Neil Diamond.
Les tenía ganas Gog a The Monkees últimamente. The Monkees era ese grupo que se formó de manera artificial para rivalizar con los Beatles en EEUU a través de una comedia televisiva creada expresamente con fines comerciales. Al principio ni siquiera tocaban ellos los instrumentos. Luego, en un ataque de dignidad, decidieron hacerse músicos, aunque las dudas y el sambenito siempre les persiguieron. El caso es que hace poco Gog comenzó a interesarse más por ellos después de leer la siguiente anécdota: cuando le tocó el turno a Micky Dolenz para pasar el casting que se anunciaba en el periódico, entró en una sala donde había una mesa con varias botellas de Coca-Cola vacías; por detrás, completamente a oscuras, acechaban Bob Rafelson y Bert Schneider, los productores de la serie; Dolenz se acercó a la mesa con su sempiterna sonrisa, movió una de las botellas y dijo «Jaque mate». Le contrataron inmediatamente para interpretar a uno de los miembros de la banda.
> ART GARFUNKEL: In a Little While (I’ll Be on my Way)/And I know (CBS, 1979).
Dos canciones melódicas sin ninguna trascendencia.
Dos canciones melódicas sin ninguna trascendencia.