sábado, 30 de junio de 2012

Cosas de hermanos #29 // Hoy llego tarde #6: The Lijadu Sisters


Nigeria, años 70. Puede dar escalofríos ponerse a pensar el papel que tendrían por entonces las mujeres en aquella sociedad; por desgracia, probablemente ni siquiera será muy diferente hoy día. Así que es rareza segura vérselas con dos mujeres que componían, cantaban y tenían éxito en un mundo completamente dominado por los hombres y en el cual las mujeres eran la sombra de la sombra de ellos. Las gemelas Taiwo y Kehinde LijaduThe Lijadu Sisters para el mundo artístico—fueron dos de esas raras excepciones. 

Bien, pues Nigeria entonces. Pero tranquilos, porque Gog, en cuanto fan musical, está a eones de la world music. Además, sólo se ha escuchado un álbum de las Lijadu, su impresionante debut Danger (1976), y en él lo que hay son toneladas de funk, afro-soul, reggae y hasta ligeros (y pasables) pasajes de rock progresivo, en un cóctel deslumbrante. ¡Y qué manera de sonar cada instrumento! Lo grabaron en Lagos, en el mismo estudio que utilizaron Fela Kuti o, más recientemente, The Good, The Bad & The Queen. En total llegaron a grabar cuatro discos entre 1976 y 1983. Después se fueron a vivir a Brooklyn y, justo al contrario de lo que pudiera pensarse con ese traslado, desaparecieron de la vida pública. Cantaban en inglés aunque a veces entremezclaban lenguas africanas, y sus suaves harmonías vocales se contraponían al poderío de los instrumentistas. 


Al parecer fueron muy conocidas en su país, no así en Europa y Estados Unidos, y ha llegado la hora de descubrirlas en este nuestro mundo tan avanzado gracias a las reediciones de Knitting Factory Records de sus tres primeros discos. O para quien quiera un panorama más general de ellas, el recopilatorio Afro-beat Soul Sisters.
 
The Lijadu Sisters - Life's Gone Down Low by KnittingFactoryRecords
  

miércoles, 27 de junio de 2012

...Y ellos se juntan #56


Herodes es un personaje histórico infravalorado, o al menos así opina Gog, quien también piensa que, en fin, puestos a tener que convivir con chiquillería alrededor, por qué leches los adultos tratan a los niños como a seres estúpidos, con un infantilismo enfermante (que no enfermizo), y no como a personas normales. 

Por eso Casi. Un musical (Narval, 2012) es una rareza extraordinaria que debemos recibir como se merece. Se trata de un cuento; de un cuento para niños; de un cuento para niños ilustrado; de un cuento para niños ilustrado y musicado. Un CD-libro, vaya. Sus tres creadores se han dedicado cada uno a su parcela antes de unir sus talentazos en el resultado final: el texto es creación de Blanca Lacasa, la música la ha compuesto Alberto Matesanz y las ilustraciones son obra y puño de Puño

El cuento es la historia de una niña llamada Casi. Un día se levanta y se da cuenta de que ha perdido un ojo, la nariz y una oreja, así que se pone a buscarlos. Y durante la búsqueda se hará amiga de una araña y tendrá que huir del Señor Rojo. Además de la originalidad de la historia y de lo requetebién escrita que está, un valor añadido es que tiene a los posibles niños lectores por seres inteligentes, capaces de discernir y de percatarse de las cosas. La música que ha hecho posible convertirlo en una ópereta infantil es exquisita, con el buen gusto que tiene "Mate" para los arreglos y la composición. Los dibujos de Puño son maravillosos. 


Blanca Lacasa y Alberto Matesanz eran los componentes del dúo indie Plastic d’Amour. Por la formación francófona de ella, autora de las letras, cantaban en lo que viene siendo el idioma galo. La aventura les duró tres estupendos discos, hasta que decidieron echar el cierre en 2006. Por suerte para todos nosotros, han decidido juntarse de nuevo para la historia de Casi, sólo que en esta ocasión Lacasa no canta. Lo hace en su lugar Irene Tremblay —conocida artísticamente como Aroah—, que ha asumido el papel de Casi. El malo malísimo del cuento es el Señor Rojo, interpretado por un espléndido Loquillo; para la voz del señor de los objetos perdidos han echado mano de Malcom Scarpa y de narrador hace Jabier Muguruza. Además, colaboran Yuri Méndez (de Lovemonk) con la trompeta, Guillermo Farré (Wild Honey, Mittens) al ukelele y Julián López (de Muchachada Nui) con la trompa. 


Desde el envoltorio al contenido, Casi. Un musical es brillante y muy recomendable regalo si conocéis niños que quieran ser tratados con sensibilidad e inteligencia.

domingo, 24 de junio de 2012

El arte de la versión #57: The Lost Fingers

The Lost Fingers es la típica banda dedicada exclusivamente a hacer versiones, en este caso archiconocidos temas de los 80 en clave gypsy jazz. 

Podemos discutir durante horas —incluso durante un par de minutos si se trata de no aburrirse demasiado— el mucho o poco valor que tenga versionear clásicos como, por ejemplo, «You Shook Me All Night Long» sin que apenas haya parecido con el original, y no será Gog quien deje zanjado aquí el debate. Lo indiscutible es el desparpajo y el sentido del humor que tiene este trío canadiense. 

A ver, un poco cabroncetes sí que son, porque ponerse de nombre artístico Los Dedos Perdidos en honor de su adorado Djiango Reinhard, quien «perdiera» el movimiento de tres dedos de su mano izquierda en un incendio... ¿o no? El caso es que con ese ritmo de guitarrilla alegre y cíngara llevan grabados cuatro discos donde caben Stevie Wonder o Samantha Fox:

 

viernes, 22 de junio de 2012

Grados de separación #8

Desde ayer, todos los posibles grados de separación que hubiera entre Tom Waits y Julio Iglesias se vieron fulminantemente reducidos gracias al mítico pintor Edward Hopper

Como es bien sabido, la influencia de Hopper en la cultura popular es inmensa. Hay toneladas de literatura bien versada y documentada sobre las huellas de la obra de Hopper en la propia pintura, el cine, la música, etc. Respecto al cine, por ejemplo, no hay que ser un científico de la NASA para reconocer de dónde sacó Alfred Hitchcock el modelo de la casa para Psicosis


Y respecto a la música, el título y la fotografía de la portada del tercer álbum de Tom Waits, por ejemplo, también resulta muy evidente: 

Nighthawks (1942)

Nighthawks At the Diner (Asylum, 1975)

El Museo Thyssen acaba de abrir una monumental e imprescindible exposición con 73 cuadros del pintor norteamericano. Entre los variados actos que dicho museo está organizando alrededor de este evento, ayer Francisco Nixon (cantante y compositor, entre otros, de Australian Blonde o La Costa Brava) dio un concierto en el hall del edificio principal, acompañado tan solo de una pequeña guitarra acústica. El recital fue un primor, sencillo, íntimo y de categoría, una exquisitez que dejó a todos con un saborcillo en la boca como de un fino salmorejo. El bis fue una versión de «La vida sigue igual», del últimamente muy reivindicado Julio Iglesias.

miércoles, 20 de junio de 2012

El arte de la versión #55 // Funkdamentos y soultanes #23: Charles Bradley


Charles Bradley arrejuntado con The Menahan Street Band en «Stay Away». Redoble de tambor para empezar (con el que también termina la pieza) y la voz de Bradley entre guitarras con wah-wah y otros efectos funkoides: Monkey see, monkey do…

  Charles Bradley & The Menahan Street Band - Stay Away

¡Eh, un momento!, pero ¿eso no era de Nirvana? Correcto, amigo. De hecho, es un tema interpretado expresamente para un tributo a la banda de Seattle. Gog, en estos instantes, no sabe quién más intervino en dicho álbum (lo publicó la web spin.com en 2011) ni quiere saberlo. Gog está tan sobrecogido por este tema, tan enganchado a él, que no hay nada ahora mismo que pueda importarle al respecto. 

Bradley, sesentón de edad, fue cocinero antes que fraile. Bueno, fraile no consta que de momento lo haya sido, pero sí cocinero. Fue su forma de subsistir, entre otras, mientras el mundo musical le daba la espalda a su soul-de-toda-la-vida, poderoso y jamesbrowniano (y perdonad el palabro). Pero volviendo a lo de fraile, lo cierto es que él se considera una persona muy «espiritual», hasta el punto, y esta es la anécdota del asunto, de que se negó a cantar la última línea de la letra de Kurt Cobain: God is gay.

Con el renacer que está viviendo el género ahora —desde Brooklyn principalmente—, su figura ha vuelto a subir a la superficie, como le ha ocurrido a Lee Fields o a Sharon Jones. Tanto Bradley, con esta versión de Nirvana, como los otros mencionados aparecen recogidos en el muy recomendable sampler que acompaña a la revista Rockdelux en su número de junio. Discazo total.

lunes, 18 de junio de 2012

Género chico #25: 7iete Pulgadas Records

Alejandro Sánchez —al que Gog no conoce de nada— tiene pinta de ser un tipo corriente al que la música le supone gran parte de su vida. Abrió un blog hace años al que llamó 7iete Pulgadas y cuya filosofía era «Un pequeño espacio donde encontrar, descubrir y recordar los mejores singles de indiepop editados entre 1985-1994». Con pasión sin límites y minuciosidad de arqueólogo fue poniendo en nuestro ordenador gemas de ese género que tanto le gusta que andaban escondidas en su colección de sencillos. Como suele ocurrir con los blogs, poco a poco fue distanciándose, escribiendo menos, porque, ay, hay días que cincelar una nueva entrada supone un esfuerzo titánico, quien lo probó lo sabe, y se hace necesario luchar a brazo partido con el hastío, la rutina y el pero-a-quién-coños-le-importará-esto. 

Alejandro Sánchez tiene pinta de ser un romántico. No puede explicarse de otra forma que, con la que está cayendo (malos tiempos para la lírica, etc.), haya decidido lanzarse a la aventura, que seguro le cuesta dinero, de abrir un sello discográfico para sacar, por supuesto, singles de 7’’ de indie pop actual. Lo ha bautizado, por supuesto, 7iete Pulgadas Records. La primera referencia del esperemos en un futuro largo catálogo es una banda canadiense llamada Thee AHs. Se titula Thee AHs AHttack, y son cinco temas en edición limitada de 300 ejemplares de color rosa. Lo dicho, un romántico, y no por el color. 


Por su parte, Thee AHs practican un indie pop de manual, juguetón, saltarín, efervescente y como de chuches. En el cuarteto mandan las chicas: Davinah (guitarra y voces), Mareesah (batería) y la cantante, Sarah; Ridley es el chico y lleva el bajo. Tienen un álbum autoeditado el año pasado. Precisamente el tema que lo inicia está incluido en el single de 7iete Pulgadas Records. La invasión de cebollas del vídeo es de pesadilla. Entrar en tu cocina y encontrarte los armarios llenos de ellas debe de acojonar. Ya se sabe, las cebollas unidas jamás serán vencidas.

 

En fin, Gog no ha dudado en encargar uno. Por romanticismo.


viernes, 15 de junio de 2012

Cosas de hermanos #28 // Hit instantáneo #18 // Debut #55: Wide Sea


Ya huele a verano. ¡Daaaaale!

  Marianna by Wide Sea

Este pedazo de hit instantáneo, con su solo de saxo incluido, debería sonar en todas las piscinas este verano, porque supura calorcillo y buen rollo por cada nota. Es el tema que abre A Place To Call Home (AED, 2011), el debut de los tres hermanos Ralla y su primo. Nada como la familia. 

La historia del cuarteto Wide Sea se deja contar: hartos de la ciudad alemana salchichera por excelencia, de donde proceden, decidieron hace unos pocos años mudarse a la infinita Londres en busca del profeta Edwyn Collins, quien les acogió en su estudio y los invitó a telonearle por Inglaterra. 

El disco, por su parte, salió editado en el sello del propio Collins, y es un tratado de pop lleno de harmonías y destellos exquisitos, un pop atemporal, acogedor y pegadizo. Para muestra otro clic:

  Sail Away - Wide Sea

En su web regalan una canción no incluida en el álbum.

jueves, 14 de junio de 2012

El monstruo de las galletas #2: Life's Too Good

Pasan los años y a Gog no se le olvida la impresión que le causaron, al sacar el vinilo de su funda por vez primera (1988), aquellos grandes números impresos en la galleta del debut de The Sugarcubes: 1-5 en la cara A, 6-10 en la cara B (lógica aplastante se le llama eso). Tampoco olvida aquellos muñecotes que los acompañaban; pero sobre todo esos números, la forma en que anunciaban una y otra cara. 

 



Por si hay alguien que no está al tanto, esta banda islandesa fue la cuna musical de la archifamosérrima Björk; desde el primer minuto de su nacimiento consiguieron llamar la atención, incluso poner de acuerdo a ingleses y a estadounidenses. «Birthday» fue un viento musical novedoso que se extendió por el mundillo alternativo y que puso a Islandia en el mapa. En realidad, los tres primeros temas eran un trallazo tras otro: 

> Traitor era deslumbrantemente poderosa y oscura. 
> Motorcrash narraba un sangriento accidente de tráfico con la voz infantil de Björk y a un ritmo paradójicamente feliz. 
> Birthday llevaba ya muy marcada la personalidad de ella, que es lo que le confería al tema ese toque diferente a los demás, con sus gorjeos y sus histrionismos vocales. (Por cierto, es de las pocos temas del disco que cantaba ella sola, pues en casi todas los demás aparecía también la voz de Einar Örn.) 

Escuchado hoy, el álbum ha aguantado muy bien el paso del tiempo. Nunca el hielo fue tan cálido. Ni los azucarillos cobraron tanto sentido, porque eso debe ser la canción pop perfecta: un pequeño azucarillo que endulce y se deshaga antes de pasar al siguiente.

Los coleccionistas tienen en él una codiciada pieza, pues además de la edición normal en verde, Life's Too Good (One Little Indian) se publicó en azul, amarillo, naranja y rosa. 


lunes, 11 de junio de 2012

A la tercera va la vencida #16: Los Punsetes


Una montaña es una montaña y un disco es un disco. Pero un disco de Los Punsetes puede ser una montaña, con su cumbre, sus faldas, sus escarpas y sus magníficos panoramas. Con su tercer disco, los madrileños han elevado una montaña imponente. Tal vez no hay canciones tan directas y deslumbrantes como en su debut, pero el conjunto de Una montaña es una montaña (Everlasting, 2012) es implacable, abrumador, sólido y poderoso. Los guitarrazos y la oscuridad tan post-punk siguen intactos, pero ahora amplificados por mor (a Gog le encanta esta absurda expresión) de una grabación más profesional en la que el productor, El Guincho, ha optado por hacer más de técnico de sonido que de productor al uso, confiriéndoles una rotundidad y una potencia sonora que antes no tenían. Si consiguen llevarla igual a sus directos… Por cierto, va a molar escuchar a la de por sí estática Ari cantar «¿Qué puede ser mejor que estarse quieto?», como, aseguran, recomendaba el músico y filósofo John Cage, a quien le dedican la canción. (Paréntesis: el quietismo es algo muy español, que para algo ya lo propuso hace siglos Miguel de Molinos). 

Y pocos grupos alcanzan a escribir letras tan lúcidas, inteligentemente trastornadas y llenas de humor existencial como Los Punsetes. 

Si me llenaras la casa de mierda de perro,
si cogieras los libros y los discos que tengo 
y los llevaras al monte y les prendieras fuego 
y lo grabaras en vídeo para enseñármelo luego 
no sería peor que lo que acabas de hacer. 

Actualidad pura en esdrújulas: Ya están aquí los tecnócratas / con estrategias asépticas / optimizando los gestos / los números avalan su gestión / la tuya no. («Los tecnócratas»). El riff de guitarra de este temazo es para volverte del revés. 

O esta otra línea que deja corta aquella célebre sentencia de Blade Runner: He estado en situaciones inauditas / He visto mezclar cerveza con Licor 43 («Tráfico de órganos de iglesia»).

Muy serio álbum, dicho esto en un sentido artístico rotundo.


1. Alférez provisional 
2. Tráfico de órganos de iglesia 
3. Un corte limpio 
4. 155 
5. Mis amigos 
6. Los tecnócratas 
7. Los glaciares 
8. Untitled 
9. Malas tierras 
10. Paraíso 
11. Flora y fauna 
12. John Cage

La edición en elepé es con vinilo morado.

 

sábado, 9 de junio de 2012

Ette aquí #34 // Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #6: Anisette


No era de Chinchón, pese al nombre. Era danesa, así que pronúnciese Anisette en idioma extranjero y no a la pata la llana. 

Anisette Hansen y su hermana Rudi —curiosamente de mismo apellido— comenzaron grabando música infantil hasta que el grupo Dandy Swingers, también danés, que hacían un folk-rock al uso, se fijó en Anisette como vocalista. Nació así la breve unión Anisette & Dandy Swingers, que escoraron su sonido hacia una cosa más decididamente pop en plan The Seekers, tan de moda en la segunda mitad de los años sesenta. Algo parecido a un ligero éxito fue la versión que hicieron en 1968 del spectoriano River Deep, Mountain High, que paradójicamente era la cara B del single «Stay With Me Baby» (Polydor, 1968).
 

Ese mismo año fundó Savage Rose con los hermanos Koppel (ambos con gafas), con uno de los cuales se casaría (Thomas. ¿Qué tomas? Una cerveza, gracias). Esta banda optó por un posicionamiento político público y evidente. A lo largo de sus numerosos discos fueron radicalizando sus intenciones, e incluso llegaron a tocar en un campo de refugiados de Palestina. En su país de origen fueron una banda muy estimada, exitosa y respetada. Musicalmente, Savage Rose practicaban una especie de rock progresivo ecléctico, pues lo mismo entremezclaban enseñanzas Pink Floyd con jazz o con folk, un órgano incandescente, muy a lo Doors y la voz de Anisette, tenue y sensual hasta que de repente rompía en un lamenteo casi histriónico cual una Janis Joplin de Dinamarca.
 

jueves, 7 de junio de 2012

Discos con portada con discos #43

 Ariel Pink's Haunted Graffiti: Worn Copy (Paw Tracks, 2005)

Andrés Calamaro: Salmonalipsis now (Warner, 2011)

miércoles, 6 de junio de 2012

La banda sonora de un libro #8


Dylan trajo la seriedad al pop; 
solo eso es ya razón para tenerle 
un poco de manía.

Los traspasados por la música, como Gog, son esos bichos raros que asocian cada época de su vida, cada año incluso, a una canción, un disco, una banda, un momento musical. Pueden explicar su propia biografía hablando de música que no han hecho ellos pero que llevan marcada a hierro en una esquina de su ser.

El escritor y periodista Kiko Amat es otro de esos tipos; ha expuesto la banda sonora de sus días en el libro Mil violines (Mondadori, 2011) comentándola con ardor y entusiasmo y explicándose de alguna forma a través de ella. Es tal su pasión por el pop que hasta está casado con una guitarrista (la de Los Fresones Rebeldes).

Cada uno de los 14 capítulos está dedicado a una canción —de ahí que el libro se haya comparado con el 31 canciones de Nick Hornby— y cada canción, obviamente, se asocia con un momento determinado de su vida. son importantes para él porque, si ellas no hubieran existido, Amat, sencillamente, hoy sería una persona diferente; ni mejor ni peor, distinta.

Sus filias y sus fobias las defiende cual espadachín fogoso. Tiene razón en todo aunque no estemos de acuerdo con él en nada. No importa que a Amat le parezcan sublimes The Dictators y a Gog no; lo esencial es que comprendemos la importancia que tuvo ese grupo para él, al igual que The Clash, por ejemplo, la tuvieron para Gog. Cambian los nombres, no la idea.

He aquí el canon personal de un verdadero amante de la música y cultura pop, la lista de las heridas que más le curtieron, la banda sonora que habría que escuchar leyendo ese libro:

> Mose Allison, I'm Smashed
> The Chords, Maybe Tomorrow
> The Dictators, Baby Let's Twist
> Alison Statton & Spike, "Tidal Blues"
> De La Soul & Teenage Fanclub, Fallin'
> Jimmy Webb, "Met Her On A Plane"
> The Headcoats, Girl of 62
> Snuff, Cricklewood
> REM, Pilgrimage
> Mega City Four, President
> Hurrah!, "Don't Need Food"
> Morrissey, Interesting Drug

La relación con la música puede volverse obsesiva, sin duda compulsiva, quien lo probó lo sabe. Te conviertes en un maniático, tus acciones pasan a girar al son que la música te toque. Gog, mismamente, si tiene que salir de casa pero está sonando algo en el reproductor (y siempre está sonando algo), jamás lo apaga hasta que termine la canción que esté saliendo por los altavoces en ese instante; luego ya se va. Y así con todo. Mucha de esta relación obsesivo-compulsiva con la música pop, y el efecto que causa esta en su estado de ánimo, es lo que describe Amat en Mil violines. Con su estilo espontáneo y un tanto sobrado de personalidad, contiene, al menos, cinco capítulos memorables.


Nota aparte: Se ruega al editor explique qué carajo pinta en el libro el anexo titulado "Manual de literatura para punks", que son unos consejos a la pata la llana del propio Amat para quien quiera ser escritor (¿?). El lector puede saltárselo sin cargo de conciencia, pues no hay en esas páginas ni una referencia musical.

domingo, 3 de junio de 2012

Preparados para un solo de órgano #11: The Walkabouts


Y aquí siguen entre nosotros The Walkabouts, sin desfallecer desde 1984. Más de quince discos en su haber desde que Carla Torgerson y Chris Eckman fundaran la banda (ya no están los hermanos de este, Curt y Grant, en la formación) y continúan ofreciendo quilates de calidad musical sin despeinarse. En 2011 —está a punto de salir álbum nuevo— fue Travels In The Dustland (Glitterhouse). Teóricamente se trata de un álbum conceptual, dividido en cuatro partes, y de fondo algo así como la travesía de un desierto a modo de metáfora de la vida, pero en realidad no son más que once magníficas composiciones: la infinita «The Diviner»; la trompeta final de «The Dustland»; la poderosísima «No Rhyme, No Reason»; la steel guitar formidable en «Long Drive in a Slow Machine» y en «Horizon Fade», conmovedora esta última acompañada por un contrabajo. Y por encima de todas ellas, «Soul Thief». Y es que teclados variados, moog y órgano son unos de los instrumentos que caracteriza el sonido de los de Seatle; en la destacada «Soul Thief», por ejemplo, el Hammond de Glenn Slater está desatado, y sólo este tema ya les hace candidatos a una medalla de oro.

  

Chris Eckman, que ya gasta gafas, es, por lo demás, un enorme letrista, un gran narrador subestimado en su propio país, tanto como la misma banda. 

It hasn’t rained much 
Out here this year 
It’s a new king of dry 
One that chokes on its fear 
Till it don’t cough 
(Primera estrofa de «The Diviner») 

Es uno de los más extraños misterios de la historia del rock: cómo este grupo nunca ha sido considerado más grande. Wilco, Giant Sand, The Jayhawks… Pero The Walkabouts casi nunca se citan a la primera cuando se habla de grandes bandas de rock americanas de raíces; como mucho, mención honorífica, pero jamás en el podio. Tal vez el carácter más cinemático de su música les aleja del resto. O que son tan buenos que hasta da pereza hablar de ellos.