Hay países donde el tratamiento que se da a la música independiente frente al mainstream y la música «adulta» no sufre una brecha tan abrupta como tal vez ocurre en España. Recientemente, en la polémica suscitada entre la revista Rockdelux y Diego A. Manrique a causa de las dichosas listas con lo mejor de lo mejor de lo mejor (en este caso los supuestamente mejores discos de los últimos 30 años), el crítico exponía en un artículo que «si algo caracteriza a nuestra crítica musical es la incapacidad para tratar el mainstream» y que «existe un abismo entre los gustos masivos y los de los prescriptores», algo que, asegura, no ocurre en otros países. No comentaremos aquí la raíz de la polémica aludida arriba, pero a Gog sí le parece interesante esa reflexión de Manrique puesto que, tratándose En Esta Quiero Humo de un espacio concebido sobre todo para hablar de música alternativa, que es lo que abrumadoramente escucha el autor de estas líneas, se ve ahora en la tesitura de querer diseccionar un proyecto musical de mayor audiencia de la acostumbrada.
Se trata de los hermanos Angus & Julia Stone, cuyos padres —John & Kim Stone— formaban también un combo de folk en su Australia natal. El éxito se alió con los retoños desde el primer momento, gracias a ese folk-pop adulto de fácil digestión, muy agradable de escuchar, así como a una imagen cool y fresca, todo lo cual consigue que lleguen a un amplio espectro de público. A Book Like This (Netwerk, 2007), el debut de los hermanos, fue tan popular que ese mismo año un combo multitudinario como Travis solicitó la colaboración de Julia Stone para los coros del disco que estaban grabando.
Para hacernos una idea de la liga en que juegan los hermanos Stone, su tercer álbum, de título homónimo (Virgin/EMI, 2014), téngase en cuenta que lo ha producido el archigigamegahíperafamado Rick Rubin (desde Neil Diamond y Mick Jagger, a Adele, Lana del Rey y Lady Gaga, pasando por Johnny Cash, AC/DC, Metallica, Weezer o Aerosmith) y está grabado en el estudio que este tiene en Malibú. El álbum mantiene esa estela del dúo de canciones compuestas con gusto, melodiosas, bonitas, sencillas y entrañables, alrededor de guitarra y teclado y las voces de ambos, con arreglos impecables que terminan de vestirlas con elegancia. Y el hit: se antoja difícil que una maravilla de tema como «Grizzly Bear» pueda dejar indiferente a alguien; tiene, además, lo que probablemente es el parapapeo del año y un leve solo de órgano (de Thomas Bartlett) para flotar ecuchándolos.
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