Lo bueno de irse es que siempre se puede volver. En el mundo de la música, este viaje de ida y vuelta se da en los últimos tiempos con tanta frecuencia que apenas quedan ya regresos que anotar. Bandas que decidieron agotar su andadura musical por la razón que fuera y que ahora ven la oportunidad de recoger réditos de nuevo. Y no importa si se trataba de grupos de contrastada notoriedad o algo menores en cuanto a acogida pública.
Tal es el caso de Blancmange, el dúo londinense formado por Neil Arthur (voz) y Stephen Luscombe (teclados). Pertenecientes a la época gloriosa del synth pop de los años ochenta, su nombre nunca saldrá a la primera a la hora de citar bandas señeras del género: Depeche Mode, Human League, OMD, Yazoo, Soft Cell… Tal vez pueda aparecer en una segunda ronda y siempre y cuando seas un conocedor del tema. En los ocho años de existencia (1979-1987) que tuvo esta banda con nombre de postre gelatinoso, publicaron tres álbumes; desde 2011, fecha de regreso, hasta hoy, llevan dos discos más.
Bueno, en realidad habría que precisar bastante respecto al segundo de ellos. Happy Families Too… The Story So Far (Cherry Red, 2014) es su album de debut —Happy Families (Island, 1982)— grabado de nuevo, con un tema extra que no estaba en el original más cuatro remixes (el mejor de ellos realizado por Vince Clark). Según Arthur, querían abordar de nuevo esas canciones pero utilizando la tecnología actual.
Esa idea de hacer “lo mismo pero diferente” está presente desde la portada. Aparentemente es igual, pero se ha modernizado: idénticos animales, idéntico paisaje, idéntica composición, pero ahora la casa es una construcción moderna, hay un cohete al fondo y los personales llevan escafandras espaciales; además, el gato que está pinchando música en la jira campestre maneja dos platos de DJ en vez de un gramófono.
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