Hay discos mágicos, dicho sea esto en el sentido de que destilan un algo intangible que los hace hipnóticos, que acaparan por entero tu atención, te sumergen en su sonido y te transportan allí dónde sólo la música puede llegar. No tienen por qué ser discos perfectos, ni por qué tener una producción estelar. De hecho, la imperfección a veces es más atractiva, más adictiva. Es el caso de Black Metal (Rough Trade, 2014), del geniecillo Dean Blunt, su tercer álbum en solitario tras las celebradas aventuras sónicas en Hype Williams. Black Metal es un disco irregular, a veces como a medio cocinar, con errores evidentes, desequilibrios en el minutaje, pero con un efecto turbador en quien lo escuche con demorada atención. Está lleno de ideas, desarrolla estructuras musicales llenas de personalidad, construye y deconstruye, tiene un tono monocromo engañoso y un fascinante aire desolador. Otro acierto es el contrapunto de la voz dulce y luminosa de Joanne Robertson para equilibrar la voz grave de Blunt y esa oscura desolación.
Como curiosidad final, en «100» Blunt samplea el tema «Over Your Shoulder» de The Pastels, y en «Lush», el «For You» de Big Star.
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