Nada tienen que ver musicalmente Field Music y The Haden Triplets. Sus puntos en común son que ambas bandas están formadas exclusivamente por hermanos (la primera) y hermanas (la segunda) y que este año han publicado sendos discos.
> Field Music, o sea, los ingleses David y Peter Brewis, lleva funcionando desde 2004. Curiosamente, ambos han tocado la batería alguna vez en el grupo de sus colegas The Futureheads. En Making a New World (Memphis Industries, 2020) ponen su art-rock —¿podríamos llamarlo rockocó?—, progresivo, de estructuras intrincadas y sofisticadas, al servicio de un álbum conceptual sobre los años posteriores a la Primera Guerra Mundial.
> That Dog fue una banda de Los Angeles que estuvo activa de 1991 a 1997 y que volvió a reunirse en 2011. Estaba compuesta por Tony Maxwell, Anna Waronker (también en Ze Malibu Kids, e hija de Lenny Waronker, productor y presidente de la Warner), y Petra y Rachel Haden. Estas dos son hijas del contrabajista de jazz Charlie Haden. Y hay una tercera hermana, Tanya. Las tres, como The Haden Triplets, han publicado su segundo álbum, The Family Songbook (Thirty Tigers, 2020). En él desarrollan un cancionero en clave folk y country con sus voces prístinas y armonías angelicales. Hay mucha clase en la docena de temas. Y en todos ellos flota una tristeza que sobrecoge, incluso en la versión que hacen "Say You Will" de Kanye West.
En estos tiempos en que la comunicación y la transferencia de información apenas son más complicadas que batir un huevo, no es de extrañar que surja una banda compuesta por gente no sólo de diferentes países, sino continentes. Es el caso de The No Ones, superbanda formada pese a que hay un océano de por medio entre los cuatro músicos. Conexión Estados Unidos con Noruega para un cuarteto que lo conforman ni más ni menos que Scott McCaughey, Peter Buck, Frode Strømstad y Arne Kjelsrud Mathisen, o dicho de otro modo, miembros de I Was A King, The Minus 5, The Baseball Project y REM (casi podría considerarse una entidad en sí misma a la unión McCaughey y Buck, una pareja de hecho musical metida desde hace unos años en múltiples proyectos).
Por si no bastara todo ese pedigrí, además se asoman en algunos cortes Andrew Rieger (de los demasiado ninguneados Elf Power), Debbi Peterson (de The Bangles; repito: ¡de las Bangles!) o Patterson Hood (de Drive-By Truckers).
El resultado ha sido The Great Lost No Ones Album (Yeproc Records, 2020). El irónico título corona un disco vibrante, enérgico, afianzado sobre sólidas raíces guitarreras. Las composiciones tienen nervio, transmiten saber y sudor. La portada es diferente según el formato; en la de edición en vinilo, los norteamericanos aparecen frente a lo que probablemente es su colección de discos.
El poeta que clamó que la rebelión no sería televisada había publicado su esperado regreso a un estudio de grabación en 2010: I’m New Here (XL Recordings). Al año siguiente, justo un mes antes de su muerte, Jamie XX colaboró con él remezclando aquel álbum, al que titularon We’re New Here (XL Recordings).
Para celebrar los diez años de aquel disco, ahora se publica de nuevo el álbum original, en una edición limitada que incluye un par de temas inéditos: una versión de "Handsome Johnny" de Richie Havens y un tema del propio Scott-Heron, "King Henry IV". Además, se acompaña de una selección de otras grabaciones de las sesiones originales previamente disponibles. Y al mismo tiempo, la misma discográfica ha publicado We're New Again de Makaya McCraven: A Reimagining, en el que el baterista y compositor de Chicago ofreció su propia interpretación del último álbum de Scott-Heron. La tipografía de la portada es muy reconocible.
A principios de los años ochenta, la onda siniestra proveniente del Reino Unido se extendió por nuestro país como marea negra. El afterpunk (o postpunk) lo hacían punks que ya sabían tocar los instrumentos que se cubrían de oscuro y se forraban con arreos góticos y estética cementerial. Bandas como Joy Division, The Cure, Siouxsie & The Banshees, Bauhaus, Killing Joke o Echo & The Bunnymen sirvieron de fuente de inspiración y motor vital a un enjambre de jóvenes españoles con ganas de modernidad. Y fueron muchos, más de los que puedan parecer echando un simple vistazo a los recuerdos. Así lo atestigua Pablo Martínez Vaquero en lo que probablemente sea el libro definitivo sobre la escena siniestra en España: Negro oscuro (Editorial Milenio, 2019).
El autor no se queda en los consabidos y archisabidos nombres por todos, ni en la manoseada Movida. Es un trabajo de investigación profundo; se ha molestado en indagar, en preguntar, en conocer y dar noticia de cuantas bandas de corte siniestro se formaron en España entre 1981 y 1985. Narra anécdotas relevantes y traza las relaciones que había entre ellas.
Llama la atención que para bautizarse artísticamente recurrían principalmente al cine (Gabinete Caligari, Décima Víctima, Alphaville, Polanski y el Ardor) y a la literatura, que es en lo que vamos a detenernos ahora. Los que siguen son los que hemos entresacado de la lectura de Martínez Vaquero.
> Agrimensor K: formados en San Sebastián en 1981, su líder, Nacho Goberna, era un entusiasta de Franz Kafka. El nombre viene del del protagonista de la novela El castillo, que además fue el título de la cara B de su primer single:
> Perspectiva Nevski: surgidos en Madrid en 1982, aunque sus miembros tenían diferentes procedencias. El nombre provenía directamente de un cuento de Nicolai Gogol.
> La Caída de la Casa Usher: de Madrid hacia mediados de 1983. Es casi innecesario señalar a Edgar Allan Poe y su cuento de terror homónimo.
> Donación Agnelli: grupo de la periferia de Barcelona creado en 1983. El nombre lo extrajeron del vodevil de Dario FoLa mueca del miedo, protagonizado por Gianni Agnelli, a la sazón presidente de Fiat. De lo más parecido que ha habido nunca a Siouxsie & the Banshees.
> Castillo Interior: grupo tinerfeño formado en 1984. Si su inspiración artística provenía de Joy Division, su inspiración literaria salió directamentede una obra de Santa Teresa Jesús conocida como Las moradas o Castillo interior.
Es de las bandas desconocidas más reivindicables de aquella época. Abrazaron el afterpunk y con él alcanzaron cotas que deberían haber merecido mayor atención. Afortunadamente, no hace mucho se publicó El sueño dorado: Castillo Interior y la escena musical de Tenerife en los 80 (Los 80 Pasan Factura, 2017), libro que recoge su historia y aporta numerosa memorabilia, y que se acompaña de un EP de 10'' y un CD/CDrom con el disco más un vídeo.
> El Primer Tercio: grupo mallorquín de 1985, cuyo nombre no alude a un tamaño de cerveza, sino que sale de la novela del escritor de la Generación Beat Neal Cassidy.
> Crénom 1867: valencianos con un más que curioso y rebuscado nombre. ‘Nom, crénom’ (contracción de ‘Sacre nom de Dieu’) fueron las últimas palabras que pronunció, a modo de blasfemia, el poeta Charles Baudalaire en el lecho de muerte en 1867. Un "Me cago en Dios" y la espichó. Un grande.
> La Náusea: de Benimanet (Valencia), en 1984 el cuarteto recurrió, obviamente, a Jean-Paul Sartre.
> Teatro Negro de Praga: del barrio de Moratalaz (Madrid) a comienzos de 1982. El nombre alude a un tipo de representación muda sobre un escenario a oscuras, cuya puesta en escena se dio principalmente en Praga.
> Farenheit 451 / Trópico de Cáncer: en una onda menos siniestra y más apegada al synth-pop (bastante luminoso) fue el cuarteto que tomó su nombre de la novela de Ray Bradbury y que estuvo en escena entre 1979 y 1982. Cuando el proyecto se deshizo, el cantante (Jorge Grundman) y el batería (Óscar Bergón) formaron otra banda también de literario nombre, esta vez bebiendo en las páginas de Henry Miller.
Larga vida a Pylon, ahora que New West Records reedita sus dos primeros discos. Gyrate (1980) y Chomp (1983) son documentos esenciales del nacimiento del rock independiente americano. Pero Pylon quedaron emparedados entre ese otro par de monstruos de Athens que fueron su colegas The B-52's y REM.
Athens era un sitio muy aburrido, así que si querías divertirte tenías que montar tus propias fiestas, en las que solían tocar grupos de la zona; si el grupo no hacía bailar a la concurrencia, nunca más volvían a tocar allí.
La voz exaltada de Vanessa Briscoe, un bajo implacable y el ritmo marcial fueron las señas de identidad musicales de Pylon, que habían aprendido bien las enseñanzas de Entertainment! de Gang of Four.
The Mighty Lemon Drops fueron una de las encarnaciones más visibles de aquel famoso casete C86 que puso en circulación el NME. Su “Happy Head” era el segundo de tema de la cara A. Y fue el que dio título a su primer álbum.
David Newton, el guitarrista y cantante que los fundó en su Wolverhampton natal, mantuvo la banda en activo hasta 1993. Desde entonces no es mucho lo que se ha sabido de él. Llegó a colaborar con The Blue Aeroplanes. De sus andadas por diferentes grupos, Fonda es el más sólido y duradero. También tiene un álbum a su nombre (Portrait of A Woman, 2007), que pasó muy desapercibido.
Asentado en California, ahora retoma las coordenadas musicales de sus inicios con un proyecto llamado David Newton & Thee Mighty Angels. Sólo por el tema que lo abre A Gateway To A Lifetime Of Dissapoinment (Parkfield Records, 2020) ya hay que maravillarse.
El resto del disco discurre con brillantez. Las guitarras marca de la casa, su cálida voz y unos estribillos apoteósicos. “Avoid It”, “My First Band”, “Paint The Town”… Así hasta el final. Una tremebunda sucesión de canciones bestiales.
Eddie Argos se le suma para cantar una de esas canciones homenaje llenas de referencias musicales, cuyo título lo dice todo: “The Songs That Changed Our Lives”. De Bob & Marcia hasta el “Spanish Stroll” de Mink DeVille:
Bob & Marcia, Young Gifted & Black
The Jackson 5, I Want You Back
Ambition by Subway Sect
The John Peel Sessions by The Prefects
These Are The Songs
The Songs That Changed Our Lives
Solid Gold Easy Action, Psychotic Reaction
These Are The Songs…
The Mekons, Where Were You
(Eddie &) The Hot Rods, Do Anything You Want To Do
Teenage Treats, Brickfield Nights, I Want To See The Bright Lights Tonight
These Are The Songs…
My Generation, Your Generation, (I Belong To The) Blank Generation
These Are The Songs…
Time Vision, Roadrunner by Jonathan Richman
Jimmy Radcliffe slows things down
You ask a girl to dance but you get turned down
Maybe it just wasn’t your day
Anyway
These Are The Songs...
Spanish Stroll, Spanish Stroll
Ojalá alguien saque una edición como se merece el disco, que de momento sólo tiene formato en CDr.