Perdonen a Gog que trague un poco de saliva antes de pronunciar el nombre de este galés, pero es que no quiere quedarse atascado a la mitad... Gruff Rhys, que parece más la onomatopeya de una cremallera cuando cierra que el nombre del líder de Super Furry Animals.
Los nueve discos de la banda madre reúnen más estrellas en el firmamento de las clasificaciones de discos que el cielo de una noche de verano. Conceptos de psicodelia renovada, la tendencia hacia una algarabía controlada y un cóctel de ideas musicales en ebullición permanente, abarrotan esos discos. La característica voz de Rhys contribuye a dar la personalidad definitiva al grupo.
De las giras que han ido haciendo a lo largo de los años, Rhys ha obtenido grandes réditos: una colección de botellitas de champú de los hoteles en los que se alojó, lo que le ha llevado hasta su reciente tercer álbum, Hotel Shampoo (Turnstile, 2011).
Suenan unas gaviotas, se oye un breve diálogo de lo que parece una peli italiana, el dial de una radio se mueve, arranca el primer corte, basado en un sampler del tema de Burt Bacharach «It Doesn't Matter Anymore». Y a su manera, el disco de Rhyss sigue esa línea del maestro: medios tiempos melódicos, trufados de violines, trompetas, piano, banjos, vibráfonos, coros femeninos y arreglos impecables, con algún momento de pop más enérgico, como «Christopher Columbus». En «Space Dust» colaboran El Perro y El Mar a la voz y Miles Kane a la guitarra. Y premio a un gran título de canción: «If We Were Words (We Would Rhyme)».
Por resumir y acabar, estimable paso de calidad en sus andanzas en solitario.
Por resumir y acabar, estimable paso de calidad en sus andanzas en solitario.
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