En una escena de la mítica High-Fidelity (S. Frears, 2000), uno de los empleados de Rob, viendo que la tienda está llena, le dice que va a aprovechar para vender unos cuantos cedés de The Beta Band. A continuación mete el disco en el reproductor y en cuanto comienza a sonar se ve a varios clientes seguir instintivamente el ritmo mientras se aplican a las cubetas de vinilos.
Si se rodara ahora la película, podría sustituirse The Beta Band por Django Django. Y es que así todo quedaría en casa no sólo porque el sonido de ambas bandas sea enormemente parecido, es que David Maclean, el batería de Django Django, es el hermano del teclista de The Beta Band.
Este nuevo cuarteto de Edimburgo acaba de publicar un álbum homónimo (Because, 2012) sumamente disfrutable, para no dejar de tamborilear los dedos o acompañar la música con los pies. Es una mezcla altamente contagiosa de efectos de sintetizador lunáticos (el encargado de manejarlos gasta gafas), ramalazos de psicodelia, ritmos tribales entre árabes y africanos, melodías pop pegadizas y armonías vocales impecables.
Se avisa que se trata de un disco diesel: según avanza, mejora. Y a partir del tercer corte se hace imparable. Esa «Default» le quitaría la depresión a los osos de un zoo. Y más adelante «Zumm Zumm», «Life's A Beach»...
En estos tiempos que corren, con la vista tan puesta en el pasado para construir el presente, este álbum, como tantos otros, es una reestructuración y una magnífica revalorización de todos aquellos lugares donde ya hemos estado. No es de extrañar, pues, que hayan incorporado una enorme lista de agradecimientos a bandas y artistas que les han influido:
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