Si hay un intervalo del día capaz de crear un ambiente especial para la música, es la noche. Fluye en ella un magma invisible que favorece la expansión de las ondas sonoras, por eso es el momento óptimo para masticar la música, para ramonearla. Quien sea el que se oculte detrás de Holy Other está, sin duda, por la nocturnidad; su Held (Triangle, 2012) sirve para teñirla aún más de oscuridad.
Es música ambient, electrónica oscura tejida con beats que se pliegan con elegancia y sigilo, vocalizaciones muy moduladas —agudas en su mayoría—, las consabidas densas líneas de bajo, ritmos abstractos y océanos de reverb. Texturas, lo llaman.
Álbum más para rumiantes que para carnívoros musicales, más para pacientes que para inquietos; y sin duda más para rapaces nocturnas que diurnas. A Gog se le acaba haciendo un poco largo, aunque le reconoce momentos inquietantes.
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