DILEMA MUSICAL.- ¿Cuántos grados de separación hay entre la sueca synth-popera Molly Nilsson y los escurialenses Los Directivos?
SOLUCIÓN.- El año pasado, el músico experimental, a la par que filósofo, John Maus armó cierto revuelo tanto por su muy interesante We Must Become the Pitiless Censors of Ourselves (Ribbon , 2011) como por su peculiar forma de entender los directos. En los créditos de aquel álbum apenas había escritas tres breves líneas. En una de ellas se mencionaba que «Hey Moon!» contenía un sample de una tal Molly Nilsson (en realidad, era el tema tal cual con Maus cantando encima). Maus ha colaborado en varios discos de Ariel Pink’s Haunted Graffiti, que actuaron en el reciente Primavera Club, el mismo festival donde dieron un conciertazo Los Punsetes, cuyo guitarrista, Anntona, compartió un split con Los Directivos.
De vuelta a Maus y a Nilsson, en el recopilatorio de rarezas que ha publicado él este año, uno de los cortes es «No Title (Molly)», que quizá sea la misma Molly de la que hablamos y que este año ha editado en vinilo History (Dark Skies Association, 2012). Es su cuarto álbum, y en este caso el posesivo se hace necesario para precisar que es ella sola la que se encarga de todo: música, portada, sello discográfico...
History es un manual de synth-pop. Cargada de teclados, de cajas de ritmo y de electrónica vintage, más una voz de timbre opaco, crea un ambiente sintético, decadente y narcotizante. Es de una sonoridad oscura, que te cala, te penetra, que se instala dentro de ti. Su principio activo causa adicción. Es como ver llover, no puedes dejar de mirar cómo cae la lluvia.
Chapotean con más fuerza que las demás «In Real Life», con reflexiones existenciales acerca de esta era internetaria nuestra —Online I never feel alone / I never feel alive— y «Hotel Home», triste y tierna como un juguete roto.
En un callejón en la trasera de la librería Falanster, en Wroclaw (Polonia).
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