Gales, país de castillos y dragones, de mineros, de Shane Williams (el bailarín de Ospreys), de Tom Jones, de los Super Furry Animals y de Cate Le Bon.
Al igual que hace su amigo Gruff Rhyss, ella lo mismo canta en inglés que en galés. De hecho, el primer trabajo que grabó fue el EP sonoramente titulado Edrych yn Llygaid Ceffyl Benthyg (Peski, 2008), lo que según parece se traduciría al inglés como «Looking in the Eyes of a Borrowed Horse». O sea, a caballo regalado, no le mires el diente. (En cuanto Gog se tope con un galés, le va a pedir que se lo enseñe a pronunciar para soltar el refrán en esa lengua.)
Le Bon, ese mismo año, había colaborado con Neon Neon —el proyecto paralelo de Rhyss, su primer valedor— interpretando el pletórico tema I Lust U. Su primer álbum salió al año siguiente, ya con el inglés como idioma dominante, al igual que en Cyrk (Ovni/Turnstile, 2012). Y aunque la chanteuse galesa ha espaciado su lengua materna, las letras siguen tejiéndose alrededor de consideraciones sobre la vida y la muerte y otras reflexiones existenciales. Y, sobre todo, sigue siendo esa música emocional, llena de personalidad, profunda y a ratos cruda. Y su talentosa voz.
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