—¿Has leído la última novela de Menganito?
—No; ya si eso espero a que salga la película.
Este mínimo y poco ingenioso diálogo pretende representar lo que suele ser el orden natural de los acontecimientos: un libro, de más o menos éxito, reconvertido en una cinta de celuloide. Como en un principio el libro se lo leyeron los justos, es ese el momento de reeditarlo y de hacerlo llegar masivamente. Con El hombre tranquilo (1952), la mítica y jamás suficientemente ponderada película de John Ford, también ocurrió algo parecido, como se detallará más adelante, eso sí, con una pequeña peculiaridad en lo que a nosotros atañe: jamás había sido editado el libro en España hasta ahora, sesenta años después del estreno de la película y casi ochenta del original impreso, defecto que acaba de reparar la editorial Reino de Cordelia, con enorme acierto, pues ya va por la segunda edición.
El escritor irlandés Maurice Walsh publicó un pequeño cuento titulado “El hombre tranquilo” en la revista americana The Saturday Evening Post en 1933. De inmediato llamó la atención de los lectores, entre ellos al también irlandés John Ford, quien rápidamente se puso en contacto con Walsh para comprarle una opción para el rodaje. El director tardó bastantes años en poder plasmar la película. Walsh incluyó ese relato como parte de la novela Green Rushes (1936) —traducida ahora aquí con lógico criterio comercial como El hombre tranquilo—. Cuando Ford estrenó la película, Walsh había ganado alrededor de seis mil dólares por ceder los derechos, cifra que le pareció escasísima dado el éxito del filme y, sobre todo, porque a su entender director y guionista habían desvirtuado demasiado su obra.
Este asunto es importante si algún admirador de la película se acercara ahora a la lectura del libro: en conjunto, el parecido con la historia filmada no es más que relativo. Vaya por delante lo que más nos interesa en estos instantes: El hombre tranquilo (Green Rushes), de Maurice Walsh, es una excelente novela. Respecto a la película, la obra original es un conjunto de relatos con varias líneas argumentales, diferentes en tiempo y en espacio, entrelazadas a través de los personajes, que no son exactamente los mismos en el libro, que nadie espere encontrarse con Sean Thorton; Ford cogió detalles de todas esas historias para construir la suya, y omitió otros muy importantes en el libro, como la presencia explícita del IRA. Todos los personajes aparecen en el primer relato, y después tiene lugar una especie de big bang que los dispersa por las sucesivas historias. La novela está construida con una técnica literaria precisa como el arte de un relojero; los personajes están maravillosamente caracterizados y el ambiente contiene toda esa esplendorosa evocación del paraje irlandés.
3 comentarios:
Pues nada... yo sólo quería saludar... que llevo un montón de tiempo sin hacerlo, aunque seguía por aquí pasándome, sólo que en silencio como las hemorroides... He estado un poco de no con la comunicación últimamente, desde que tengo mi otro blog en standby. Pero aun así quería decir hola. Así que queda dicho!
Alegría mayúscula de saberte ahí.
Alegría de que te alegres :D
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