Big Mama Thornton fue un ser colosal y portentoso. En lo físico y en lo espiritual. Su voz mismamente fue un chorro sonoro de proporciones torrenciales. Hija de predicador, Willie Mae Thornton aprendió a cantar góspel de oídas en la iglesia. Tampoco nadie le enseñaría a tocar la armónica y la batería, facetas musicales estas muy poco conocidas cuando se habla de ella.
En Houston, donde se estableció a partir de 1948, conoció a grandes músicos de blues, de los que aprendió por el instintivo método de la pura observación. Junior Parker, por ejemplo, fue su mayor influencia en la armónica. Firmó con el sello Peacock Records, y en su tercer trabajo, en 1952, arropada por la banda de Johnny Otis, se incluía por vez primera una interpretación del tema de Leiber y Stoller «Hound Dog». Esta canción tiende a asociarse de inmediato con Elvis Presley, sin embargo no puede obviarse que Big Mama Thornton estuvo antes con ella siete semanas de número uno en las listas de r&b de Billboard y que se vendieron casi dos millones de copias. Oigamos su majestuosa y perruna interpretación:
En su caso, ahí quedó todo. Nunca volvió a rozar siquiera el éxito, pese a otras extraordinarias interpretaciones. Su carácter temperamental, su querencia por las bebidas espirituosas, un grave accidente de tráfico… no la ayudaron demasiado en su carrera. Su voluminoso cuerpo le aguantó hasta los 57 años, y yace enterrado en el cementerio de Inglewood Park, en Los Angeles.
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