Hace algo menos de un mes, nos hacíamos eco aquí del fallecimiento de Jimmy Scott, dueño de una voz de contralto trémula y vibrante. Mostrábamos entonces su colaboración con David Lynch, un enorme degustador suyo.
Muchos años antes, un tal Ray Charles ya se había confesado admirador de Scott, hasta el punto de que en 1962 consiguió que este firmara un contrato con su propia compañía, Tangerine. Acompañado por el mismísimo Charles al piano y bajo su tutela y la de los enormes arreglistas Gerald Wilson y Marty Paich, grabó su tercer disco, Falling in Love Is Wonderful, un álbum de baladas a lo Frank Sinatra repletas de violines. Pero la compañía de Charles tuvo que retirar el disco del mercado cuando Savoy denunció que Scott aún tenía contrato discográfico con ellos. La decepción y las complicaciones legales lo llevaron a abandonar el mundo de la música; tuvo que ganarse la vida circunstancialmente como repartidor en el Sheraton Hotel de Cleveland.
Ese álbum permaneció, pues, en el limbo hasta su reedición ya en este siglo por parte de Rhino. La de vinilo de 2011, en la colección Rhino Handmade, recuperaba la cubierta original. Como puede verse, uno de los vinilos que aparecen en la fotografía es el Modern Sound de Charles, publicado aquel mismo año:
La edición en CD de 2002 tenía una portada diferente a la original, aunque el concepto artístico era muy parecido. El guiño estaba en que dos de los vinilos eran el de la edición del original, en un interesante juego de espejos, y otro de Ray Charles:
Por último, el reciente recopilatorio Great Classics (Tiger Nong, 2013) también presenta un disco en la portada:
No hay comentarios:
Publicar un comentario