A las monjitas de clausura del convento de Santa Lucía de Zaragoza les han robado. Mal; está muy mal eso de robar.
—¿Y cuánto ha sido? —le pregunta el policía a la abadesa.
—Oh, un millón y medio de euros. Los ahorros de toda nuestra vida —contesta llorosa.
—¡¿Y dónde lo guardaban?!
—En ese armario, en billetes de 500 € dentro de bolsas de plástico.
Los ahorros de toda nuestra vida, los demás los declaramos a Hacienda y los justificamos, buena mujer.
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