Emma era una banda compuesta por cuatro chicos de Rennes. Hacían un folk pop con leves adornos electrónicos, cuerdas y letras en inglés. Tras iniciarse con Demon Stories (1996) en un pequeño sello local, los fichó Lithium para publicarles el precioso e intimista Trade Winds In A Loft (1998).
Y ahí se acabó todo, con escasísima repercusión, e incluso ninguna. Talento ninguneado.
En ese álbum convivían las enseñanzas de Lloyd Cole y las de esos especialistas del ralentí emocional llamados Tindersticks, por la parte inglesa; unos Swell sin asperezas, por la parte americana; e iban subidos en la misma ola de sus paisanos The Married Monk y Da Capo.
El cuadro que despierta la escucha de ese disco: primera tarde tibia de primavera, un mar en calma y alguien en la playa con una cometa haciéndole cosquillas a un cielo fresco y azul cielo.
El Sr. Google apenas da noticias de páginas donde se vende el disco de segunda mano y muy poco más. Ese mismo mar se los tragó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario