Llámese voz o estilo propios, pero en cualquier caso el verdadero artista, sea cual sea su campo de acción, es quien posee algo inconfundible que lo diferencia de los demás, una identidad única que, si además va acompañada de talento, desemboca en la genialidad.
Esa identidad especial estaba presente desde sus inicios en los escoceses The Beta Band, sin duda debido en gran parte a la presencia, y esencia, de Steve Mason. A The Beta Band le faltó saber dominar la incontinencia de toda esa inspiración que eran capaces de desarrollar. Mason siguió en solitario tras la desintegración del grupo. Con Boys Outside (Domino/Double Six, 2010) aprendió a ser más conciso, a encauzarse. Ya era un álbum de quilates, y aunque el segundo se le fue un poco de las manos (en realidad, se trató de darle un barniz dub al anterior), ha vuelto pletórico con Monkey Minds In The Devil’s Time (Domino/Double Six, 2013), el mejor de los tres, si no la obra definitiva de un artista genial.
Y es que hay que estar muy por encima de la media para entretener citando a Dante, musicando la narración de una carrera de Ayrton Senna, reflexionando sobre la sociedad actual, llamando a la acción ("Get up/Fight them back/A fist, a boot and a baseball bat"), dándole al góspel, al dance electrónico o al hip hop si fuera necesario, etc., y además componer algunas de sus más logradas y hermosas melodías.
Y siempre esa forma suya de cantar, como en una letanía permanente. Por eso es un acierto haber recurrido a un fresco del Giotto para la portada de esta obra maestra, producida parte en Escocia (Mason en su estudio de Fife), parte en Londres (el midas Dan Carey). Este mismo año Carey ha puesto en marcha un sello discográfico propio, Speedy Wunderground, con el que sacar ediciones limitadas de 7’’ con temas grabados en un solo día entre varios artistas. Lleva tres referencias; la primera de ellas corrió a cargo de Steve Mason y Emiliana Torrini en febrero, y se trataba de esta barbaridad:
Y todo esto por hablar de Mason atendiendo sólo a su nombre propio, que sería pecado no citar aquel proyecto de synth pop que publicó en 2008 como Black Affair:
Si este tipo no es un genio…
No hay comentarios:
Publicar un comentario