En la fascinante historia de la imbricación que se dio en Rusia entre vanguardias artísticas, futurismo poético y revolución soviética, narrada por Juan Bonilla en Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral, 2013), la figura del poeta Vladimir Maiakovski surge inmensa y deslumbrante como un sol junto a la de su amante Lily Brik, musa de cuanto artista importante revoloteó en aquella época. El fotógrafo Alexander Rodchenko, por ejemplo, la retrató en 1924 de esta guisa:
Que se utilizó poco después para un póster soviet:
Que se utilizó poco después para un póster soviet:
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