El 0 y el 5 son las cifras mágicas para eso del celebrar. Según parece, no sirve conmemorar, por ejemplo, el 33 aniversario de la muerte de fulanito. Así las cosas y echando cuentas, acaban de cumplirse quince años desde la publicación del recopilatorio de electropop patrio Lujo y miseria (Acuarela, 1998). Allí se presentaron por vez primera gente como Astrud, Chico y Chica, Les Biscuits Salés o Hidrogenesse, abanderados del underground de final de siglo, una eclosión de creatividad, petardeo desenfadado y ganas de provocar que sirvió para oxigenar la escena musical y demostrar a las siguientes generaciones que algo se podía hacer. De hecho, hoy día se vive otra nueva oleada generacional underground para la que tal vez el modelo anterior fue importante.
El caso es que ahora Austrohúngaro reedita dicha compilación y además, entre otros productos de marketing relacionados, un flexi-disc de color azul piscina, firmado y numerado a mano, con una nueva remezcla del «Hidroboy» de Hidrogenesse, potente e irresistible. Temazo.
Hidroboy, siempre en la piscina,
es el mejor, siempre en bañador.
Y yo tumbado en mi toalla,
un libro y el bronceador,
mi walkman con Dinarama,
sonrisas y gafas de sol.
La mención del walkman —tan moderno entonces, tan obsoleto hoy—, nos resulta tierna y evidencia la enorme velocidad del paso de los tiempos. Y la mención de Dinarama también es muy reveladora, pues una de las características de todos estos grupos era haberse mirado musicalmente frente al espejo de la saga Pegamoides / Dinarama / Carlos Berlanga / Fangoria.
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