Hace tiempo que Gog quería hablar del arte para calzar palabras de Black Francis, muchas veces surrealistas y sinsentido pero siempre sonoras y evocadoras, como esos crustáceos tan resonantes de «Wave the Mutilation»:
Walked the sand with the crustaceans
O aquel grito espeluznante de «Debaser»:
I am un chien andalusia
Ahora la ocasión viene muy a cuento, pues se ha publicado Doolittle (Libros Crudos, 2010), el librito que el periodista musical Ben Sisario le ha dedicado al álbum homónimo de los bostonianos Pixies. Básicamente, es un canto de amor a un disco. En la primera mitad se dedica a situarlo en su contexto y transcribir las explicaciones que le aportaron los protagonistas (excepto Kim Deal, que declinó hacerlo); en la segunda disecciona minuciosamente (si esto no es una redundancia) cada una de las canciones, desde un punto de vista técnico y formal. Muy entretenido si eres fan del grupo, pero un ladrillo si estás más en la línea de que Pixies es una aplicación del iPhone.
Siendo Doolitle una pasada, Surfer Rosa es el disco de los Pixies que más le gusta a Gog.
> Por canciones, si Doolitle tiene «Debaser», «Monkey Goes to Heaven», «Here Comes your Man» y «Hey», Sufer Rosa cuenta con «Gigantic», «River Euphrates», «Where Is My Mind» —además, del tirón— y «Vamos».
> Tal vez la producción de Gil Norton sea más rica y oxigenante, pero la crudeza básica de Steve Albini en el primero es demoledora.
> Sufer Rosa, además, fue el encontronazo brutal con ellos, y ya se sabe que la primera vez, en casi todo, tiene más papeletas para marcarte.
> La voz de Kim Deal, en Sufer Rosa tuvo mucha más presencia que en el segundo álbum. Black Francis, con el tiempo, cometió el error fatal de ir relegando del micrófono a la bajista.
> Típico disco que Gog se compró en cuanto vio la portada. Más elaborada y sesuda la de Doolittle, sin duda, pero esa imaginería folclórica y, sobre todo, ese torso desnudo de una bailadora tuvo sobrecogido (más bien sobreexcitado) a Gog muchísimo tiempo.
Dos discos fundamentales, en cualquier caso.
Y respecto al texto de Sisario, no hubiera estado mal haber aportado algunas fotos de la época.
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