El poeta modernista Carlos Edmundo de Ory, muerto hace unos pocos meses, dejó escrito en su diario:
8 de diciembre de 1947
Han venido los húngaros. Leí, hace mil años, un poema que comenzaba: «Han venido los húngaros». Cada vez que vienen amigos a verme, digo que han venido los húngaros. Esta vez ha venido una húngara, además. La húngara era muy extraña. Estuvimos solos dos veces, antes y después. Antes de que vinieran los húngaros y luego que se marcharon.
(Se refiere al poema de Enrique Díez-Canedo «Han venido los húngaros», donde la imaginería se le desborda al poeta al paso de esos seres de una fuerza cuasi-mitológica. Y es que la simple palabra, 'húngaros', es un vendaval.)
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