Gente sensitiva, estos Feelies. Su nombre proviene de la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley, en la cual, los «feelies» eran unos cines que proporcionaban una experiencia audiovisual y olfativa con la que la población sustituía su falta de sentimientos humanos.
Su debut aparece con toda justicia en cualquier lista que se precie con los mejores álbumes de pop de la historia. Y para estos neoyorquinos supuso entrar a formar parte de la larga lista de bandas underground de culto. Crazy Rhythms (1980) vio la luz gracias al olfato de la discográfica inglesa Stiff, que dio así una toba en las narices a la adormilada industria alternativa norteamericana de por aquel entonces. Ya el título del disco decía a las claras lo que te podías encontrar dentro: un juego rítmico convulso, nervioso y agitado que creaban a base de guitarras secas, pocos acordes a gran velocidad y una batería siguiéndoles la corriente.
El siguiente, The Good Earth (1984), es de la época en que empiezan a relacionarse con REM (desde entonces no han dejado de hacerlo); el frenesí o la epilepsia inicial ya no está, y no volverá a aparecer exactamente igual, aunque esa pulsión rítmica nerviosa, en mayor o menor medida, siempre les acompañará como marca de la casa.
Llega la atención de las grandes discográficas: Only Life (A&M, 1988) y Time for a Witness (A&M, 1991). La disolución oficial en 1992 no les hizo desertar de la música. Todos ellos han continuado en variados y numerosos proyectos musicales; el batera, por ejemplo, entró en Luna. Su aura de banda de culto no se evaporó, y en los últimos años se les ha requerido para que tocaran juntos en festivales indies de pedigrí.
Y aquí están otra vez, 19 años más tarde, con su quinto disco: Here Before (Bar/None, 2011), un notición más importante que la muerte de Bin Laden. Sobre todo porque se trata de un regreso de calidad y con la banda al completo: los guitarristas y almas del asunto Glenn Mercer y Bill Million, la bajista Brenda Sauter, el batera Stanley Demeski y el percusionista Dave Weckerman.
Si hubiera que jugar a encontrar las diferencias, sólo se aprecian dos: por primera vez no aparecen en la portada y esta vez no han hecho ninguna versión. Por lo demás, siguen ese sonido suyo inconfundible y esas grandes y excitantes canciones.
Si hubiera que jugar a encontrar las diferencias, sólo se aprecian dos: por primera vez no aparecen en la portada y esta vez no han hecho ninguna versión. Por lo demás, siguen ese sonido suyo inconfundible y esas grandes y excitantes canciones.
1. Nobody Knows
2. Should Be Gone
3. Again Today
4. When You Know
5. Later On
6. Way Down
7. Morning Comes
8. Change Your Mind
9. Here Before
10. Time Is Right
11. Bluer Skies
12. On and On
13. So Far
Son ellos y han vuelto. Y no hay quien les iguale haciendo pop de guitarras.
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