Decía el personaje de Michael Corleone que nunca había que ponerse del lado de alguien que va contra la familia. Por lo que pueda ocurrir y porque su álbum Runts (Discos de Kirlian, 2015) se disfruta, no será aquí donde nos pongamos en contra de The Death of Pop, toda una familia al completo en ese quinteto londinense. Los tres James (Angus, Oliver y Thom) son hermanos, y los dos que quedan, Isaac Jones y George Abram, son primos de aquellos.
A la vista del pequeño póster que se incluye en el digipack, tienen pinta de gastar mucha sorna. Y si no, véase cómo describen los instrumentos que tocan: guitarra de gominolas, guitarra abizcochada, bajo de gelatina y batería cremosa. Unos cachondos. Pero engañan; tienen mucha más sustancia de la que podría pensarse de primeras. Runts recopila sus mejores temas, remasterizados de nuevo para la ocasión, y añade tres inéditos y una demo que deja constancia de los inicios del grupo. Así que hits & rarezas, de ahí que haya varios registros a lo largo del disco. Predomina el pop de guitarras pluscuamperfecto. «Kind Of Loving», por ejemplo, es una de esas canciones de melodía ensoñadora que te encuentras tarareando inconscientemente horas después de haberla escuchado. Hay algún corte de tendencia psicodélica (los temas inéditos principalmente) y un par de ellos van envueltos en varias capas de guitarras que para sí quisieran las cebollas.
Las dos opciones que ofrece una fotocopiadora resumen muy bien la condición humana: hay quien ve la vida en blanco y negro y hay quien la ve a color. Escuchado el primer single publicado por la banda Marine Life, es muy evidente que este quinteto de San Francisco opta, sin dudarlo, por el colorido vital. Practican un sunshine pop que de tan soleado uno acaba poniéndose moreno con sólo escucharlo. Las cuatro canciones de Marine Life (Elefant, 2014) sofocan bajonas y estados de ánimo ofuscados.
Desde el primer acorde, sabemos que Fool Of A Kind nos va a conquistar, y más adelante, cuando la empujan unos leves toques de trompeta, ya sólo queda chisporrotear de satisfacción.
Y si ese primer corte ya nos ha dejado con el cuerpo bien entonado, el siguiente nos hace levitar. La voz más aniñada de Des, un teclado precioso y una melodía llena de felicidad. ¡Qué le den a las miserias durante un rato, hombre ya!
En la cara B, Boy From B-612 tiene un aroma melancólico, pero es un entristecer alegre, a modo de reposo, de alto en el camino antes de continuar. Y las guitarras y el teclado que la sostienen son dolorosamente preciosos.
For the Camera Shy retoma el ritmo trotón y contagioso. Y vuelve la sección de viento a poner la fiesta.
Y para los amantes de los colorinchis y las ediciones especiales, el vinilo de 7'' es de color magenta —vamos, en rojo de toda la vida, para entendernos— y los ejemplares van numerados (edición de 500).
La historia de la música siempre habrá de tener un hueco para Boney M. O lo que es lo mismo, el proyecto del sagaz productor, compositor y arreglista alemán Frank Farian. Y ni que decir tiene la historia de la música disco. Boney M fueron campeones del euro dance a base de éxito tras éxito. Hay generaciones enteras que han oído esos temas alguna vez. Hits que estaban pensados para vender y hacer bailar, y consiguieron ambas metas con creces. Farian compuso casi todo el repertorio. Además, en los discos que grababa incluía siempre versiones. Imaginamos que el objetivo era completar, por la vía más rápida, el material del álbum, y en general a casi todas les animaba idéntica pretensión: buscarles el tirón comercial y hacerlas bailables. Sin embargo, en algunos casos también hizo con ellas adaptaciones alejadas de la línea discotequera del grupo.
A continuación se ofrece un listado por álbum y orden cronológico de casi todas las versiones que hicieron Boney M, aunque es más que posible que se nos haya escapado alguna. (El enlace en el título de la versión lleva a la versión de Boney M; para el original, el enlace en el nombre del artista.)
• Take the heat off me (BMG, 1976).
Es el disco de «Daddy Cool», su primer pelotazo, y ya contenía versiones pergeñadas para la pista de baile:
> Sunny, de Bobby Hebb, con violines y una elegancia discotequera que le encantaría a Tony Manero.
> No Woman No Cry, de Bob Marley. Interpretada con la alegría típica del grupo y no con el tono lastimero del original. Se les quedó algo plana.
> Fever. Uno de estos míticos temas de la historia de la música que es imposible que suene mal versionee quien lo versionee. Vientos, cuerdas y las voces demasiado individualizadas.
• Love for Sale (BMG, 1977)
Es el album de «Ma Baker» y «Belfast», y otro buen puñado de versiones.
> Love For Sale, que además dio título al disco, un clásico de Cole Porter convertido en un amenísimo y rítmico tema disco.
> Have You Ever Seen The Rain, de The Creedance Clearwater Revival, en el que la guitarra rockera se pasa por un tamiz funky y la voz áspera de Fogerty se sustituye por la de las chicas (aquí no canta Bobby Farrell) mientras un piano alegre juguetea a lo largo del tema.
> Still I’m Sad, de los Yardbirds. Balada para cerrar el álbum, con Farrell (luego se supo que quien cantaba en el estudio era el propio Farian) y las chicas muy contenidos. Realmente bonita.
• Nightflight To Venus (BMG, 1978).
Es uno de sus álbumes más extitosos, el de «Rasputin», «Rivers of Babylon» y «Brown Girl in The Ring» y además las versiones:
> Painter Man, de The Creation, aquí con un toque más ligero que la original, es menos densa.
> King of the Road, un tema de Roger Miller decenas de veces versioneado. El buen rollo que siempre desprende esta canción era ideal para la pista de baile.
> Heart of Gold, el mítico tema de Neil Young, aquí con una intro a capella de todo el grupo majestuosa y luego una armónica antes de despegar y dejar entrar a los violines. Quizá sea el tema de la banda con el trabajo vocálico más bonito; Liz Mitchell y Marcia Barrett lo bordan. Es una versión muy purista y Farian no le dio la vuelta para reconvertirla en discotequera.
> Del mismo año que el álbum, es el 7’’ navideño que publicaron: Mary’s Boy Child / Oh My Lord. La cara A era un clásico de Harry Belafonte.
• Oceans of Fantasy (BMG, 1979).
El de la portada con ellos haciendo equilibrio sobre una tabla de surf y el de «El Lute».
> Al álbum lo precedió un single con otro de sus hits: Hooray Hooray! It’s A Holi-Holiday, que era una adaptación del tema folk americano «Polly Wooly Doodle, que interpretó hasta Shirley Temple. No se incluyó en el disco.
> Two Of Us, de The Beatles. O lo que es lo mismo, el plácido tema de los de Liverpool aquí a trote de calypso y reggae.
• «Children of Gold» (1980) era el primer single destinado a lanzar el álbum Boonoonoonoos (1981), pero como este hubo que retrasarlo un año, decidieron lanzarlo en 7’’ y 12’’ (luego no se incluyó en el disco). Para la cara B grabaron una versión del afamado tema de Iron Butterfly, In A-Gadda-Da-Vida. Farian le puso unas bases más electrónicas, pero se duda mucho que estuviera grabada por alguno de los miembros originales; posteriormente formó parte del recopilatorio Kalimba de Luna (1984).
• Felicidad (Margueritta) (1980) fue otro single no incluido en ningún álbum. Es versión del famoso tema del italiano Pino Massara, que lo había convertido poco antes de canción del verano. Farian le puso arreglazos, vientos y atinado riff de teclado. Posteriormente también formó parte del recopilatorio Kalimba de Luna (1984).
• Boonoonoonos (BMG, 1981)
El comienzo del declive fue este irregular y conceptual álbum.
> That’s Boonoonoonos / Train To Skaville / I Shall Sing. Medley tratando de alargar la broma, cuya tercera parte es versión del tema de Van Morrison lleno de palmas.
> Ride To Aggadir, de Mike Batt. El tema original, sobre la Guerra colonial de Marruecos, le proporcionó mucho éxito. La versión de Boney M no aporta nada y es probablemente la peor de todas las que hicieron.
> Malaika, tema tradicional swahili. Cantado en ese idioma a ritmo de calypso.
• 10,000 Lightyears (BMG, 1984).
A grandes males, grandes remedios, debió de pensar Farian. Así que tres años después volvió con este suntuoso y arregladísimo disco, con guitarras a lo hard rock y la Orquesta Sinfónica de Munich por detrás.
> Dizzy es una muy fallida versión tecno que Farian preparó del famoso hit de Tommy Roe de finales de los años 60.
• Kalimba de Luna (MCI, 1984). Recopilatorio que recogió, entre otras cosas, algunas de las versiones diseminadas en singles.
En ambos temas es muy evidente que la voz masculina no era la acostumbrada de Farian, pues es muy sabido que Bobby Farrell nunca grabó y se limitaba a las apariciones públicas. Farrell ya ni aparecía con las chicas en esta época.
• Eye Dance (BMG, 1985), o el acabose. Farian optó definitavemente por la música electrónica, lo cual quitó mucha de la personalidad que tenía Boney M.
> Ma Cherrie Amour, de Stevie Wonder. Con una guitarra española dando el cante y muy poca convicción en toda la versión.
Se cuenta que las dos cabezas más visibles del quinteto londinense Cosines, esto es, Simon Nelson y Alice Hubley, se conocieron en el metro a la vuelta de un concierto de Stereo Total en 2009. Ha pasado tiempo hasta que han perfilado nítidamente su proyecto musical, que ha desembocado, un par de sínguels después, en su logradísima puesta de largo: Oscillations (Fika Recordings, 2014).
Desde que se le da al play, da la impresión de que has encendido un motor. Hay un ritmo repetitivo y sostenido en todo él, un traqueteo Motorik que te lleva de paseo. Lo consiguen a base de una variedad de instrumentos vintage: sintetizadores Roland, un viejo Moog, theremin, autoharp… y una batería exacta como un metrónomo, sin florituras, que marca ese ritmo sintético como si fuera una pulsación cardiaca, casi marcial. La cantante encaja las frases con precisión y claridad; y a veces uno cree estar escuchando a una Deborah Harry liderando un ejército de sintetizadores. Pop matemático, lo llaman ellos.
Por citar algunos de los cortes más sobresalientes, «Nothing More Than a Feeling» o «Walking Away» representan la parte más directamente pop y festiva, mientras que «Pop-In-Court» (que parece la melodía de alguna serie televisiva de los setenta) y «Binary Primary» muestran la capacidad de la banda para desarrollar estructuras musicales hipnóticas. Y si suena una trompeta en «Misguide Me» es un adorno que embellece aún más este encapsulado sónico que es Oscillations. Por cierto, dicha trompeta está tocada por Gary Olson, de los siempre añorados The Ladybug Transistor. Y sería injusto no acabar nombrando a los demás componentes del grupo, a saber: Daniel Chapman, Jonny Tansey y Kajsa Tretow.
Si el nombre artístico de Cosines remite al mundo de las matemáticas, también lo hace la portada del álbum, que muestra un gráfico de los polinomios de Legendre, matemático francés del siglo XVII, cuyo nombre es uno de los 72 inscritos en la Torre Eiffel.
Dadle a un japonés tiempo y clonará el mundo. Tal es la capacidad de mímesis que desarrollan en aquel país para reproducir modelos, para imitar algo hasta la identificación más absoluta. Lillies and Remains —sí, como la canción de Bauhaus— llevan desde 2006 reproduciendo con tiralíneas los esquemas del post punk y new wave. El quinto y hasta la fecha último álbum, Romanticism (Fifty One Records, 2014), continúa esa senda. Y encima los de Kyoto lo han llenado de ritmos embriagadores, contagiosos, de suma felicidad. Para no parar de bailar o de cantar a grito pelado en un karaoke.