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domingo, 4 de agosto de 2019

Género chico #80

Son de los renuevos más refulgentes del árbol indie nacional. Además, enriquecen la escena con bien dispares orígenes geográficos. Las tres bandas han publicado en 2019 grandes temas en pequeño formato. 

Banda hispano-inglesa en la que Stephen y Elisa alternan las voces. Ella, además, toca la batería. A ritmo trepidante, expresan nihilismo existencial, su malestar en un mundo que no parece convencerlos; aunque pueden ser poéticos cuando quieren, como en («Estrellas»): 

He vaciado mi cerebro 
y lo he llenado de estrellas, 
cuando quiero las contemplo 
sin que nadie se dé cuenta 

La primera cara está producida por Linda Guilala



> Faraón y Los Sarcófagos: La maldición (Caballito Records, 2019, 10’’) 
De Jaén vienen, misteriosos y esquivos, con este descollante recopilatorio de su cancionero (que hasta ahora sólo era digital) envuelto en vendas. Vaya por delante que la cubierta del disco es chula, pero pocas veces una portada llevará tanto a engaño. Si la silueta de los Ramones promete guitarras y racarraca, no será lo que se escuche; ya puestos, un dibujo de Los Pegamoides habría resultado mucho más aproximado. Pero «Ramona» se titulan dos cortes del disco, así que aceptemos sus querencias ramonianas. A la hora de componer, tienen una chispa única. Meten teclados y profesan un declarado amor por el pop entre costumbrista y chufletero, a veces un punto oscuro y siempre de fondo con una segunda intención más seria de lo que puede interpretarse a primera escucha. Los quiero tanto que pondría su nombre a una frutería. 



> Melenas: Ya no me importa b/w Si tú me quieres (Nebula Recordings/Snap! Clap! Club/Elsa Records, 2019, 7’’) 
Después de su elepé de debut de 2017, el cuarteto pamplonica ameniza la espera con un single en cuya cara A aparece uno de los mejores temas que han grabado hasta el momento. El sonido sale a propulsión de sus instrumentos, un chorro de ritmo lleno de vida y cohesión. Cuatro individualidades que hacen avanzar el tema como un todo sólido, compacto, inquebrantable. Hacía mucho que no se oía por aquí un cohete musical así. Y verlas en directo es aún más emocionante. 

sábado, 18 de noviembre de 2017

Ellas llevan el ritmo #76

> Katherine Lieberson en Teen: es una de las tres hermanas del grupo. Hay muchas esperanzas puestas en esta banda desde su primer disco, que produjo Sonic Boom. Parece que su expansión es muy evidente. 


> Sidonie Hand-Halford en The Orielles: lidera el grupo junto a su hermana Esmé. Llevan ya un buen puñado de singles; su salto a Heavenly promete un futuro interesante. 



 > Natalia en No Hay Dolor: no sólo le da a las baquetas, sino que canta al mismo tiempo. El guitarrista Marco y ella han pasado a trío sumando un bajista, para dar más cuajo a su rock underground cocido en los subsuelos madrileños.



> Amber Grimbergen en The Hinds: pese a que no lo parezca a priori, este cuarteto femenino también es madrileño de origen. Ahora mismo el mundo es suyo.


martes, 7 de junio de 2016

Ette aquí #67 // Productores #25 // ...Y ellos se juntan #98: Les Vampyrettes

Por estrambótico que parezca, apenas hay un grado de separación entre Marlene Dietrich y el Bono de U2. Ese punto de intersección que les une en la historia se llamaba Konrad «Conny» Plank


En puridad, es algo que pudo suceder pero que jamás llegó a consumarse, pues el productor e ingeniero de sonido alemán, que ya había trabajado en una grabación con Dietrich en los años cuarenta según se dice (no hay documentos que lo acrediten), se negó a producir un álbum de U2, cosa que sí aceptó después Brian Eno. La razón que esgrimió Plank fue escueta y tajante, e incluso podría afirmarse que resulta difícil encontrarla ambigua: «No puedo trabajar con ese sujeto», dicho esto en referencia al cantante de la banda. Y estamos hablando de alguien en cuyo currículo tenía haber puesto su mano mágica en discos como: Before and after Science (Brian Eno, 1978); Systems of Romance y Vienna (de Ultravox, 1978 y 1980); Die Kleinen und die Bösen, Alles Ist Gut y Gold und Liebe (la trilogía dorada de D.A.F., de 1980 a 1981); o Rita Mitsouko (el debut de Les Rita Mitsouko, 1984). Pero la lista se extiende prodigiosamente añadiendo por su mesa de mezclas los nombres de Devo, Echo & the Bunnymen, Einstürzende Neubauten, Ástor Piazzolla, The Damned, Nina Hagen… 

La muy merecida fama se la había ganado, fundamentalmente, a lo largo de los años setenta. Por describirlo de una forma un tanto rimbombante, el krautrock no habría sido lo que fue sin Conny Plank. Podría decirse que fue el alma de aquel sonido motorik desde su estudio de Colonia, su espíritu y su máximo valedor. Alentó a los grupos para que experimentaran y les facilitó equipo y cacharrería para ello. Su buen quehacer profesional empezó a hacerse notorio cuando produjo los primeros discos de Kraftwerk; cuando dos de los integrantes del combo de Dusserldorf —Klaus Dinger y Michael Rother— partieron peras con Florian Scneider y compañía para fundar Neu!, Plank les produjo a estos también los tres primeros elepés. La imbricación entre el dúo y el productor resultó tan sólida que tiende a considerársele a Plank el tercer miembro de la banda (igual que los veinte quinto-Beatle que existieron, que estas son cosas que le gusta mucho decir a la crítica musical). 

Con quien sí llego a formar parte oficial de un grupo (o algo parecido) fue con Holger Czukay, otrora fundador de Can. El proyecto se llamó Les Vampyrettes, con el cual sólo dejaron una grabación homónima en forma de 12’’, con un tema por cara: Biomutanten/Menetekel (Not On Label, 1980; reeditado en 2013 por Grönland Records en 10'').



Les Vampyrettes es un 12’’ radical, no sólo por su experimentalismo feroz, sino porque el primer corte ocupa únicamente 2 cm del total del espacio disponible en la cara A. En ambos temas la voz está muy tratada y se suceden multitud de inesperados sonidos que no sabes de dónde vienen, como si estuvieras en medio de un bosque sonoro en lo más oscuro de una oscura noche.



jueves, 8 de enero de 2015

Debut #93 // Ellas llevan el ritmo #65: Ex Hex


La sinergia, esto es, la suma de varios factores que juntos consiguen crear un efecto mayor que el que hubiera podido esperarse de cada uno en caso que hubieran operado independientemente, es un concepto capital en el rock. Cuántas veces no se habrá repetido la historia de una banda magnífica que, al disgregarse, sus miembros no consiguen ni por asomo aproximarse a las excelencias alcanzadas como grupo. 

Nada más darle al play al álbum de debut del trío washingtoniano Ex HexRibs (Merge, 2014)— se percibe una sinergia apabullante entre las tres componentes. La voz y la guitarra de Mary Timony (antes en Wild Flag), la monstruosa batería de la intuitiva Laura Harris y el bajo de Betsy Wright suenan con la solidez de una bola de acero y el ensamblaje de un motor; desprenden una energía excitante, son un generador sónico potente y veloz, sin tiempo que perder. Acción/reacción. Ya lo dicen ellas mismas en "Don't Wanna Lose": Come on, baby, come on, give me a little reaction.

Helas aquí en directo en los estudios de la emisora WVAU:


El productor Mitch Easter (Let’s Active) ha sabido encauzar el torbellino. Y la mejor forma de escucharse Ribs es a todo trapo (a ser posible dentro de un coche), que además tiene este contraportadón:

viernes, 2 de enero de 2015

Debut #92 // ...Y ellos se juntan #91 // Ellas llevan el ritmo #64: Pale Lights


O lo juran sobre un vinilo o no hay quien se crea que este cuarteto es de Brooklyn y no de alguna remota localidad de Australia o Nueva Zelanda. Su jangle pop tan extremadamente prístino y radiante es la condensación perfecta de The Go-Betweens, The Lucksmiths, The Bats, The Chills y Felt (que no eran de Oceanía, pero tampoco de Estados Unidos). Ni el más fervoroso seguidor de este sonido podría haber imaginado en sus sueños una réplica igual. 

Con los Lucksmiths guardan además una similitud curiosa: la batería de Lisa Goldstein es tan esquemática como la de los australianos, apenas una caja y un Tom (ni siquiera hay bombo). Y es igual de efectiva y rítmica, lo cual demuestra que muchas veces menos es más. Además de Goldstein, el resto de la banda aporta un ADN la mar de curioso: Philip Sutton (voz, guit.) viene de Comet Gain y Cinema Red and Blue (en los que curiosamente toca la batería), Andrew Adler (guit.) es el bajista de Crystal Stilts, pero aquí es Maria Pace la que lleva el bajo. 


Si alguien no es un conocedor de toda esta cascada de nombres y de interconexiones a modo de saga interminable, eso no impide un disfrute placentero, cabal y espontáneo de Before There Were Pictures (Calico Cat, 2014), que es como Pale Lights han titulado su álbum de debut y que lo produce Gary Olson, ni más ni menos, el líder los fantásticos The Ladybug Transistor.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Cosas de hermanos #64 // ¿Y tú de quién eres? #22: Angus & Julia Stone

Hay países donde el tratamiento que se da a la música independiente frente al mainstream y la música «adulta» no sufre una brecha tan abrupta como tal vez ocurre en España. Recientemente, en la polémica suscitada entre la revista Rockdelux y Diego A. Manrique a causa de las dichosas listas con lo mejor de lo mejor de lo mejor (en este caso los supuestamente mejores discos de los últimos 30 años), el crítico exponía en un artículo que «si algo caracteriza a nuestra crítica musical es la incapacidad para tratar el mainstream» y que «existe un abismo entre los gustos masivos y los de los prescriptores», algo que, asegura, no ocurre en otros países. No comentaremos aquí la raíz de la polémica aludida arriba, pero a Gog sí le parece interesante esa reflexión de Manrique puesto que, tratándose En Esta Quiero Humo de un espacio concebido sobre todo para hablar de música alternativa, que es lo que abrumadoramente escucha el autor de estas líneas, se ve ahora en la tesitura de querer diseccionar un proyecto musical de mayor audiencia de la acostumbrada. 


Se trata de los hermanos Angus & Julia Stone, cuyos padres —John & Kim Stone— formaban también un combo de folk en su Australia natal. El éxito se alió con los retoños desde el primer momento, gracias a ese folk-pop adulto de fácil digestión, muy agradable de escuchar, así como a una imagen cool y fresca, todo lo cual consigue que lleguen a un amplio espectro de público. A Book Like This (Netwerk, 2007), el debut de los hermanos, fue tan popular que ese mismo año un combo multitudinario como Travis solicitó la colaboración de Julia Stone para los coros del disco que estaban grabando. Para hacernos una idea de la liga en que juegan los hermanos Stone, su tercer álbum, de título homónimo (Virgin/EMI, 2014), téngase en cuenta que lo ha producido el archigigamegahíperafamado Rick Rubin (desde Neil Diamond y Mick Jagger, a Adele, Lana del Rey y Lady Gaga, pasando por Johnny Cash, AC/DC, Metallica, Weezer o Aerosmith) y está grabado en el estudio que este tiene en Malibú. El álbum mantiene esa estela del dúo de canciones compuestas con gusto, melodiosas, bonitas, sencillas y entrañables, alrededor de guitarra y teclado y las voces de ambos, con arreglos impecables que terminan de vestirlas con elegancia. Y el hit: se antoja difícil que una maravilla de tema como «Grizzly Bear» pueda dejar indiferente a alguien; tiene, además, lo que probablemente es el parapapeo del año y un leve solo de órgano (de Thomas Bartlett) para flotar ecuchándolos.

martes, 28 de octubre de 2014

Strano mondo di tanti nomi #32: Colorama


Hay quien vive la vida en blanco y negro y hay quien la vive a color, como el multi-instrumentista galés Carwyn Ellis. Quizá el hecho de nacer pelirrojo sea una nota de color indeleble para el resto de tus días que afecte de alguna manera tu percepción de las cosas. El caso es que a su banda la hace llamar Colorama, trabajo que alterna con la de ser fiel músico de acompañamiento de Edwyn Collins, quien a su vez co-produce el segundo álbum del grupo, Temari (AED, 2014). 


Practican un pop de cámara recubierto de exquisitas y variadas pinceladas, un pantone de matices y sutilezas que dan vueltas alredor del acid folk, la psicodelia y lo que ellos mismos llaman good music. Todo es de una belleza sosegada, fluye y empapa, y tiene el atractivo irresistible de la elegancia. 

Love Entropy

Y a ratos recuerdan a unos Flaming Lips sin estridencias ni voladuras, como en «Super Yoshida», ya desde el título, ni andan lejos su paisano Gruff Rhys.


Forgert Tomorrow

sábado, 27 de septiembre de 2014

A mí no hace falta que me cambies el plato #48: Kelis


Que el sexto álbum de la estrella neoyorquina Kelis lleve por título Food (Ninja Tune, 2014) y contenga temas de aparente inspiración culinaria como el bombástico «Jerk Ribbs», «Cobbler» (una tarta de frutas), «Friday Fish Fry» o «Biscuits n’ Gravy» no es nada extraño. En primer lugar porque ya avisó de su querencia gastronómica en esto de la música al titular Tasty (Star Track, 2003) a otro de sus discos o «Milkshake» a una de sus canciones más afamadas. En segundo lugar, porque su mayor periodo de silencio discográfico (2006-2010) se debió a que andaba graduándose como chef en la escuela de alta cocina Le Cordon Blue. Ahora vende salsas de elaboración propia y presenta el programa Saucy & Sweet del Canal Cocina estadounidense. Una foodie en toda regla: 

 

¿Y qué ingredientes musicales hay en Food? La base es la presencia de Dave Sitek, de TV On The Radio, que lo produce y también colabora con ella en la composición. El sabor se aleja algo de ese R&B a la moderna que mezcla UK garaje, urban, dubstep, hip hop… Y contra pronóstico, lo que le ha salido ahora a la cambiante, camaleónica y versátil Kelis es un disco de R&B clásico; parece algo así como una recopilación de rarezas de R&B del sello Soul Jazz. Claro que hay bases electrónicas, pero llaman mucho más la atención las macizas secciones de vientos y cuerdas preponderantes en muchos de los temas. Aunque también le quita todo el aliño en la versión desnuda que hace de «Bless The Telephone» de Labi Siffre

 

En cuanto a esas referencias gastronómicas aludidas, son más una forma de ayudar a ilustrar un conjunto que trata principalmente de las relaciones sentimentales.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Cosas de hermanos #63 // Ellas llevan el ritmo #60: The Callas


Callas es un apellido legendario en la música clásica griega. Fue con el que se bautizó artísticamente la soprano María Cecilia Sofía Kalogeropoúlou. No sabemos si es de ahí de donde proviene el nombre de The Callas que luce el joven cuarteto griego formado por dos chicos —los hermanos Aris y Lakis Ionas— y dos chicas —Chrysanthi Tsoukala (guit.) y Marilena Petridou (bat.)—, y que están asentados en Londres. El art rock que practican, no exento de un estimable empuje pop , ha convencido a su compatriota Jim Sclavunos —sí, el batería de Nick Cave & the Bad Seeds y Grinderman y que ha tocado con gentecilla como Sonic Youth, Tav Falco's Panther Burns, Lydia Lunch, The Cramps…— para producirles Am I Vertical? (Inner Ear, 2014), su segundo álbum. A los coros, una especie de subgrupo, The Callasettes, trío femenino de nombres bien sonoros: Theodora Malamou, Terpsichori Savvala y Vikki Paras.

 

¡Y cómo se nota la mano de Sclavunos! No sólo en esa percusión diríase marcial que hay en todo el disco (atención al trabajo de Petridou), sino también en la densidad sonora que consiguen plasmar a base de unas guitarras feroces y un bajo oscuro como un pozo. Einstürzende Neubauten estarían orgullosos si escucharan, por ejemplo, «East Beat» (no en vano su líder Blixa Bargeld tocaba con los Bad Seeds); es una pieza de krautrock formidablemente arrasadora: 



Sería demasiado sencillo entrar en el manido juego de mencionar otras influencias musicales. No merece la pena de puro evidentes; vale más cerrar los ojos y sentir las dentelladas que salen de las guitarras y toda esa energía y potencia que la banda desarrolla de manera tan compacta. 


Cuidado con el perro; muerde. Y cuidado con The Callas; queman.

domingo, 22 de junio de 2014

Ette aquí #57: The Bronzettes

Las raíces del nothern soul son profundas y sinuosas, tanto que a veces es difícil seguirles el rastro cuando empiezas a tirar de una. El caso de The Bronzettes lo demuestra. No parece haber muchos datos fidedignos por la red al respecto, así que lamentablemente lo que sigue a continuación son más suposiciones que verdades, a la espera de que algún lector más experto en la materia aporte la luz necesaria. 

En noviembre de 1962 el sello Parkway publicó uno de tantos 7’’ de la época con más probabilidades de pasar inadvertido que de llegar arriba en las listas de éxito. Era tal el aluvión discográfico de estos pequeños artefactos sonoros, que descollar se hacía muy complicado. Así pues, ahí tenemos a un cuarteto de chicas de color llamadas The Bronzettes desgranando esta barbaridad de nothern soul compuesta por E. Evans y J. Nelson


La cara B la ocupaba el tema «Run Run You Little Fool», compuesta por L. Campbell y A. Williams. En ambos casos, produjo «el rey del twist», Chubby Checker. (Chubby Checker, de nombre Ernest Evans, se casó en 1964 con la Miss Mundo holandesa Catharina Lodders. Checker aparece citado por Billy Joel en «We Didn’t Start A Fire» y más recientemente por Attack Decay en la tercera estrofa de Rockin’ Roll.) 

Asimismo, a nombre de The Bronzettes se conoce el 7’’ «(Beggin) Baby Don’t Leave Me» (Double Soul Records), compuesto y producido por J. Murray (Jerry-O). No sabemos fecha, pero el parecido vocálico y, fundamentalmente, el hecho de que tanto Checker como Jerry-O se movieran por los círculos de Chicago presagian que se trata del mismo grupo de chicas. 


También de Chicago era George McGregor. Sus primeros pasos musicales fueron junto al combo vocálico The Antennas —también conocidos como The Squires—. En 1967 McGregor obtuvo un gran éxito con una balada de nothern soul titulada «Temptation Is Hard To Fight», en la que se anunciaba como George McGregor & The Bronzettes. ¿Eran las mismas chicas? 

sábado, 26 de abril de 2014

Las nuevas aventuras del llanero solitario #38: Luke Temple


Luke Temple tiene nombre de detective de novela negra o de superhéroe camuflado de ciudadano normal. También podría pensarse que se trata de un imaginario vástago de Luke Skywalker y Shirley Temple

El caso es que Luke Temple suele andar escondido tras su grupo Here We Go Magic, que practica un pop suntuoso y a los que ha llegado a producir el mismísimo Nigel «Radiohead» Godrich. Pero a Luke Temple le da por salir del caparazón de vez en cuando publicando discos en solitario y a su nombre. En el último, con sus bien de oes en el título —Good Mood Fool (Secretly Canadian, 2013)— ha sacado un falsete en clave de soul y lo ha arropado de teclados ochenteros. Pero no se piense en un álbum decididamente retro, sino la plasmación de un compositor lleno de recursos. La vacilona «Those Kids» con coros de Binki Shapiro y «Love Won't Receive» son dos ases impepinables. Puede que al álbum le falten otros dos para convertirse en un pócker ganador, pero tener esos dos de primera mano ya es un buen comienzo.



viernes, 18 de abril de 2014

Como decíamos ayer #24 // ¿Y tú de quién eres? #19 // Cosas de hermanos #60: Neneh Cherry


«Soy Neneh Mariann Karlssson —Neneh Cherry—, hija del percusionista africano Ahmadu Jah, criada por mi padrastro Don Cherry, señor del jazz, heredera de su nombre, hermana de la cantante sueca Titiyo Jah, hermanastra de varios artistas de jazz, esposa del músico y productor Cameron McVey —también conocido como BoogaBear—, pionera del trip-hop y colaboradora de renombrados conjuntos: The The, Massive Attack, Pulp, Gorillaz… Hacía casi veinte años que no grababa un disco en solitario, pero aquí estoy de nuevo y muy orgullosa de ello.» 

Blank Project (Smallsound Supertown, 2014) es un espectacular paisaje sonoro de electrónica experimental, rap y algo parecido al soul (lo que sin duda brota a chorros es mucha alma), en el que unas percusiones duras y tribales se entremezclan con sintes penetrantes y oscuros (produce Four Tet). Las letras de Cherry, cantadas con apasionamiento, se muestran llenas de aplomo y confianza; Leave alone but don’t leave me lonely canta en «Blank Project», y dos cortes más allá no se cansa de repetir leave me alone, leave me alone. Esperemos que ella no nos deje de nuevo solos tanto tiempo.

martes, 12 de noviembre de 2013

...Y ellos se juntan #80: The Olms


Parece que al cantautor Pete Yorn le sientan bien los apareamientos musicales y que últimamente les tiene querencia. Tras grabar Break up (2009) con Scarlett Johanson, por fin consiguió llamar la atención de un público más amplio, algo desconocido para él pese a que ya llevaba unos cuantos álbumes en su haber. Como si empezara entonces de nuevo, el siguiente movimiento fue volver a grabar en solitario, pero esta vez le pusieron a Black Francis en la producción. El resultado de Peter Yorn (Universal, 2010) fue más eléctrico y nervudo, aunque difícilmente llegó a pasar de la consideración de un Tom Petty menor. Así que ha vuelto a unirse a otro artista de muy distinto pelaje al suyo, esta vez junto al multifacético J.D. King



El nuevo proyecto tiene nombre artístico común. Se hacen llamar The Olms. El folk vintage resultante tiene el encanto de unas guitarras rasgadas despreocupadamente, unos arreglos juguetones y, en general, la impresión de que se lo han pasado bien haciéndolo, aunque apenas aporten algo nuevo. Wanna Feel It, la más decorada con sintes y teclados, ha sido el single inicial. Más interesantes, en cambio, resultan la vacilona «On the Line», con ciertos aires stonianos, registrada con una grabadora mono de hace décadas, y compuesta y enlatada en un solo día; o «She Said No», perfecta para musicar un western, y que no le desagradaría a Lee Hazlewood.



viernes, 21 de junio de 2013

A la tercera va la vencida #19: Steve Mason

Llámese voz o estilo propios, pero en cualquier caso el verdadero artista, sea cual sea su campo de acción, es quien posee algo inconfundible que lo diferencia de los demás, una identidad única que, si además va acompañada de talento, desemboca en la genialidad. Esa identidad especial estaba presente desde sus inicios en los escoceses The Beta Band, sin duda debido en gran parte a la presencia, y esencia, de Steve Mason. A The Beta Band le faltó saber dominar la incontinencia de toda esa inspiración que eran capaces de desarrollar. Mason siguió en solitario tras la desintegración del grupo. Con Boys Outside (Domino/Double Six, 2010) aprendió a ser más conciso, a encauzarse. Ya era un álbum de quilates, y aunque el segundo se le fue un poco de las manos (en realidad, se trató de darle un barniz dub al anterior), ha vuelto pletórico con Monkey Minds In The Devil’s Time (Domino/Double Six, 2013), el mejor de los tres, si no la obra definitiva de un artista genial. 


Y es que hay que estar muy por encima de la media para entretener citando a Dante, musicando la narración de una carrera de Ayrton Senna, reflexionando sobre la sociedad actual, llamando a la acción ("Get up/Fight them back/A fist, a boot and a baseball bat"), dándole al góspel, al dance electrónico o al hip hop si fuera necesario, etc., y además componer algunas de sus más logradas y hermosas melodías. 


Y siempre esa forma suya de cantar, como en una letanía permanente. Por eso es un acierto haber recurrido a un fresco del Giotto para la portada de esta obra maestra, producida parte en Escocia (Mason en su estudio de Fife), parte en Londres (el midas Dan Carey). Este mismo año Carey ha puesto en marcha un sello discográfico propio, Speedy Wunderground, con el que sacar ediciones limitadas de 7’’ con temas grabados en un solo día entre varios artistas. Lleva tres referencias; la primera de ellas corrió a cargo de Steve Mason y Emiliana Torrini en febrero, y se trataba de esta barbaridad: 


Y todo esto por hablar de Mason atendiendo sólo a su nombre propio, que sería pecado no citar aquel proyecto de synth pop que publicó en 2008 como Black Affair


Si este tipo no es un genio…  

martes, 18 de junio de 2013

Ette aquí #46: Beatlettes

La beatlemanía es uno de esos árboles frondosos de laberínticas ramificaciones selváticas, en las que hasta un mono lo pasaría mal para desplazarse por ellas. Va a intentar Gog hacer un poco de Eduardo Manostijeras para dejar podado lo mejor que pueda y sepa el asunto de los grupos de chicas beatlemaniacas que al nombre de la banda de Liverpool le añadieron el sufijo -ette

> The Beattle-ettes. Empezamos mal, porque lo que se sabe de ellas es que apenas se sabe nada, ni siquiera quiénes fueron. Cierta teoría apunta a que entre ellas había alguna Shangri-La, porque lo único seguro es que tras este «Only Seventeen», temazo beat de 1964, estaba el mismo productor, Shadow Morton


En el libreto del reciente recopilatorio sobre Shadow Morton y sus labores productoras —The Shadow Morton Story (Ace, 2013)—, sólo se dice del quinteto que era un grupo de chicas local, es decir, de Nueva York, y que en 1964, en plena beatlemanía, a Morton se le ocurrió grabar un tema que incorporara elementos de «I Saw Her Standing There», «I Want To Hold Your Hand» y «She Loves You». En la foto que se acompaña, probablemente de las pocas instantáneas que existan de ellas, no parece que ninguna sea una Shangri-La.




> Les Beatlettes. En plena efervescencia Beatle, las montrealescas Denise Payette (voz), Claudette Faubert (guitarra solista), Claire Fugère (guitarra rítmica), Hélène Duguay (bajo) y Mimi Jourdan (batería) rindiendo pleitesía. Su primer single fue «Ce n'est plus qu'un rêve» / «Reste encoré» (Jeunesse Franco Rec., 1965). Salieron de gira por varias ciudades de Canadá. Cuando se dirigían hacia el lugar de su último concierto canadiense, justo antes de saltar de gira a Europa, Claudette y Mimi murieron en un accidente de coche. Existe otro single a su nombre grabado en 1968, «Une fille sans un garcon» / «C'est grâce a toi». La cara B es una versión del tema de The Supremes «You Can Hurry Love». No es fácil encontrar información sobre si lo grabaron las tres restantes o si se les sumó alguien más. 



> The Beatlettes. En la actualidad, aunque sin poder precisarse fecha exacta o si continúan en activo, las norteamericanas Cate (alias John Lennon), Jen (alias George Harrison) y Sara (alias Paul McCartney), rinden tributo a los Beatles en cedés que se autoeditan.

viernes, 12 de abril de 2013

¿Y tú de quién eres? #18 // Rock n' actor #27: Rashida Jones

El músico, compositor y productor Quincy Jones no era ningún niño cuando le produjo Off the Wall (Epic, 1979) a Michael Jackson. Y como esos actores que tienen un director fetiche, la colaboración entre ambos continuó en Thriller (Epic, 1982) y Bad (Epic, 1987). De los muchos discos propios de Jones, sobresale Back on the Block (Qwest, 1989), quizá el álbum de la historia del pop con más colaboraciones estelares que se hayan reunido jamás; entre ellas figuran las últimas grabaciones que realizaron en su vida Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan

Pero con todo y eso, estaremos de acuerdo en que la mejor obra de Quincy Jones es la que hizo junto a Peggy Lipton, su mujer, y se llama Rashida Jones


Graduada en Harvard, donde estudió historia de la religión, filosofía y artes escénicas, no parece que su carrera como actriz sea una prioridad para ella. Pequeños papeles en series de televisión y apariciones en alguna película de corte independiente, su papel más conocido lo realizó en La red social, precisamente ambientada en su universidad de origen. 

La música, como parece lógico pensando en sus ancestros, es otra ocupación que le interesa. Ha aparecido en vídeos de muy variado pelaje y condición: Aaliyah, The Foo Fighters (en los créditos figura como Racinda Jules) o The Boy Least Likely To:



Y canta. Entre sus pinitos vocales destaca haber hecho los coros en varios cortes en los dos primeros discos de Maroon 5, interpretar uno de los temas del álbum homenaje a Tupac Amaru y haber puesto voz para algún tema de las bandas sonoras de las películas en las que ha actuado.

Como no podía ser de otra forma, también es modelo. Ítem más, suele figurar en las listas de las mujeres mejor vestidas de su país.

miércoles, 27 de febrero de 2013

5 sobre... #24: grupos con Soft

No es lo mismo se avecina una tormenta que se atormenta una vecina. No es lo mismo el soft rock que grupos de rock que empiezan por soft

> Soft Machine. Canterbury es una ciudad inglesa que rezuma iglesia y Medievo con sólo oírla o leerla, pero que en la década de los sesenta disfrutó de una escena musical en la que a los músicos les dio por mezclar —llevados a saber de qué otros vapores— la psicodelia, el rock progresivo y el jazz. La banda de Robert Wyatt y Kevin Ayers es la que ha quedado para la historia como paradigma de aquello. Su nombre lo sacaron de la novela de William Burroughs, The Soft Machine. Y el futuro guitarrista de The Police, Andy Summers, pasó por sus filas, muy poco tiempo debido a desavenencias personales con Ayers. 

> The Soft Boys. Otra ilustre ciudad inglesa, Cambridge, y otra banda madre. En este caso, el vientre musical del que salieron Kimberly Rev (Katrina & the Waves) y el gran Robyn Hitchcock, que volvieron a intentarlo juntos en 2003 grabando Nextdoorland. Tenían un sonido y una personalidad artística únicas. Una pena que no tuvieran más suerte; nunca encontraron su sitio: demasiado exquisitos para ser considerados punks y demasiado crudos para el público en general. 


> Soft Cell. La sordidez en envoltorio de lujo. Famosísimos por su versión del «Tainted Love», sus letras narraban historias dramáticas y trágicas. Fueron algo más que un simple grupo de tecno-pop. 



Nos mudamos de continente y, además, nos venimos al presente con las dos últimas bandas. 

> The Soft Pack. Han pasado del sonido de canon garajero de sus inicios a un sonido mucho más elaborado y enriquecido, con estribillos de efecto más contundente que un ibuprofeno. Tienen cualidades para llegar a ser algo considerable dentro del rock alternativo indie; hace falta que se lo crean y que vayan a por todas de una vez (la desgana que mostraron en el concierto de hace unas semanas en Madrid no ayuda a la causa). En Strapped (Mexican Summer) se encuentra esta irresistible pieza con órgano. 



> The Soft Moon. Monte Vallier es el secreto mejor guardado de San Francisco. De Eric Arnaud a Magic Bullets, de Mark Eitzel a The Soft Moon, el que fuera bajista de Swell lleva camino de convertirse en reputado productor. A The Soft Moon le ha sacado en Zeros (Captured Tracks, 2012) una brillante oscuridad, una furia industrial, que podría ser la banda sonora del próximo apocalipsis. 

sábado, 23 de febrero de 2013

A la tercera va la vencida #18: Eugene McGuinness


Seguro que no es infrecuente encontrarse a Eugene McGuinness paseando junto a su amigo Miles Kane por Carnaby Street. Atildado, dandy, cara fina, frente despejada, repeinado, McGuinness tiene un aire que recuerda a Marc Almond. Incluso en lo musical: «Joshua» no desentonaría en el cancionero del cantante de Soft Cell. Y el resto de temas de The Invitation To The Voyage (Domino, 2012) anda muy próximo a la tradición ochentera. Hasta la forma de titular los temas recuerda a entonces: «Videogame», «Japanese Cars», «Harlequinade»… 


Que haya estado detrás de la mesa de grabación Clive Langer ha ayudado a que este tercer álbum del londinense suene brillante y seguro, y tenga ese toque de pop rock neoochentero. Está lleno de canciones para tararear y bailar despreocupadamente. Y mención especial para «Shotgun», que no es sino una adaptación del mítico tema instrumental de Henri Mancini «Peter Gunn», aunque en realidad es una relectura de la que ya hizo Tricky; sobre ambos samplers, McGuinness desarrolla encima la letra que le ha compuesto.

domingo, 17 de febrero de 2013

Ette aquí #43 // Imposturas #8: The Astronettes

> Parte I 

Ava Cherry (también conocida como Black Barbarella) se dedicaba a caminar por las pasarelas de moda cuando conoció a David Bowie. Fashionistas empedernidos los dos, no tardaron en entenderse. Bowie, de hecho, pasó a ser una especie de mentor y su amistad ha continuado a lo largo del tiempo. En la década de los 70, cogidos ambos del brazo, le pusieron color al glam. (En esta web pueden verse un buen puñado de instantáneas de los dos.) 


Cherry colaboró con Bowie entre 1974 y 1978. Formó parte del trío vocálico The Astronettes junto a Geoffrey MacCormack y Luther Vandross. Ella y Vandross interpretaron los afamados coros del Young Americans (1974); en los créditos aparecen con su propio nombre y no como The Astronettes. Como grupo, unos meses antes habían grabado, entre Londres y Nueva York y bajo la producción de Bowie, The Astronettes Sessions, un disco con seis versiones de lo más ecléctico —de Frank Zappa a Bruce Springsteen, de Annette Peacock a los Beach Boys— más cinco composiciones del propio Bowie: 

1. I am a laser [Bowie] 
2. Seven Days [A. Peacock] 
3. God Only Knows [Wilson / Ascher] 
4. Having a Good Time [Bowie] 
5. People from Bad Homes [Bowie] 
6. Highway Blues [R. Harper] 
7. Only Me [Bowie] 
8. Things Too [Bowie] 
9. How Could I Have Been Such A Fool [F. Zappa] 
10. I’m in the Mood for Love [Braun / Fields] 
11. Spirits in the Night [B. Springsteen] 



El album se rescató en 1995 con el título People from Bad Homes (Griffin); en 2008 Cherry publicó en su sello discográfico (Black Barbarella) una edición remasterizada, con el título original y un tema extra de Bowie, «I am Divine». 

> Parte II 

Ha habido otros The Astronettes, de muy diferente pelaje aunque efímeros como los anteriores. Tan efímeros que incluso hay dudas de quiénes pudieron ser. Según la información del interior del único álbum que se les conoce (Astro Records, 1990), serían cuatro chicas, pero a todas luces era un montaje, una impostura, y jamás existieron Mademoiselle X, Fifi, Carol y Patricia. La teoría más aceptada es que se trata de un disco de rarezas y caras b de The Astronauts, banda surfera de Colorado.




 
La otra teoría que circula mantiene que se trataba de las novias parisinas de las bandas francesas de punk Metal Urbain y Strychnine; siempre según esta segunda teoría, grabaron todo ellas salvo batería y alguna guitarra. Se llegó a decir que había documentación gráfica en prensa francesa.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Strano mondo di tanti nomi #22 // Cosas de hermanos #38: Kakkmaddafakka


La portada repele más que un antimosquitos; y no queráis ver las fotos del interior… Encima el nombre de la banda no lo pueden pronunciar correctamente ni en Noruega, patria de este trío. Pero a Gog le recomendó la escucha no hace mucho el amigo bruselense de este blog y, oye, es que además lo produce Erlend øye

Los hermanos Axel y Pål Vindenes o son unos cachondos mentales o es que, definitivamente, en su país hace un frío de calzón de cuello alto, porque Hest (Bubbles, 2011) es un álbum para sudar, para sudar bailando, para no parar de bailar, desenfadado, divertido, hedonista. Los fuegos artificiales nos maravillan, aunque cuando acaban desaparecen sin dejar rastro y no retenemos nada de ellos; hemos pasado un buen rato contemplándolos, después nos limitamos a esperar a la siguiente ocasión. Pues algo de eso tiene este álbum: una vez ha terminado, no nos deja ninguna huella trascendente, pero mientras duró, ¡qué bien nos lo pasamos! 

Aprovecha ahora que vienen fiestas y ponlo en las reuniones familiares o en los saraos de la oficina. Quedarás como el guay que eres, todos se lo pasarán bien (es infalible, garantizado) y aunque puede que a tu tía la soltera se le suelte el refajo de tanto «mover el esqueleto» (es expresión suya), a cambio volverá a darte un aguinaldo como cuando eras un chaval. Y tu conciencia de exquisito catador musical quedará tranquila porque, oye, recuerda, lo produce Erlend øye.