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viernes, 13 de mayo de 2016

La influencia del centeno en la cultura popular #28 // Cosas de hermanos #79: Airport Girl

Los aeropuertos y los aviones son espacios cerrados con mínimas opciones de distracción y están colmados de tiempo muerto, lo cual los convierte en lugares idóneos para la lectura. Aunque hoy día los objetos tecnológicos están copando el antiguo paisaje de lomos y portadas, no hay aeropuerto en que aún no se vendan libros y revistas. Suponemos que en el de Nottingham, patria chica de Airport Girl, sucederá lo mismo. 

Airport Girl es (o era) el combo de los hermanos Rob y Sean Price, pero el número de miembros oscila entre 6 y 8 en ocasiones, así que viajar juntos les saldrá siempre por un pico. En algún aeropuerto debieron de toparse con la chica que inspiró el nombre a la banda. Su breve obra discográfica está publicada en dos de los sellos más exquisitos a la hora de hablar de indie pop: Matinée —Honey, I’m an Artist (2001)— y Fortuna Pop —Slow Light (2007)—. En medio de ambos discos, grabaron un single para el sello Where It's at Is Where You Are (más conocido como WIAIWYA): el 7" Salinger Wrote / Emmaweg House (2004). 


La cara A narra una historia de amor indie entre chico y chica en la que el nombre JD Salinger pone una nota intelectual. Musicalmente, es una montaña rusa; en los tres minutos que dura, les da tiempo a desarrollar subidas y bajadas, acelerones y frenazos, remansos y acumulaciones, una sucesión de rasgueos delicados frente a muro de guitarras. 

La cara B es bien diferente. Se trata de un tema instrumental envuelto en una leve atmósfera reggae y comandado por una melódica, que podría sonar en cualquier tenderete del mercado de Portobello. 


Este single resultó un puente de transición entre el pop naíf de sus comienzos y el pop más barroco de una historia que a la postre no parece que vaya a tener continuación.

viernes, 16 de enero de 2015

Todo el mundo quiere a PJ Harvey #17


Hay dos cosas al menos que todo aficionado empedernido a la música ha deseado secretamente alguna vez: salir mencionado en los créditos de un álbum (aunque sólo sea en los agradecimientos) y poder asistir a una sesión de grabación de una banda en un estudio. Esto último se lo va a hacer realidad PJ Harvey —desde hoy al 14 de febrero— a los afortunados que hayan conseguido entrada para lo que ella llama Recording In Progress; o lo que es lo mismo, ver en directo cómo graba lo que será su noveno álbum. Ello tendrá lugar en Sommerset House, un palacio del siglo XVIII junto al Támesis, donde ha mandado construir una caja de cristal aislada herméticamente y que sólo admite la visión de afuera adentro.

sábado, 12 de julio de 2014

I'll see you in Londres #16: Baxter Dury

Baxter Dury ya tiene nuevo material. Saldrá a la vuelta del verano con el título de It’s a Pleasure (Le Label, 2014). De momento puede verse el vídeo que le ha hecho al que probablemente será uno de los temas más lucidos del álbum. En él se le ve cruzando el Millenium Bridge londinense, en dirección a la Tate y con St. Paul al fondo, con pinta de haberse escapado de un psiquiátrico. En lo que a nosotros respecta, hay que ser un orate para que a alguien no le guste tema y vídeo:

domingo, 26 de enero de 2014

Viaje a una portada #8 // Grafitis por el mundo #35: The Akron Compilation


Entre pinta y pinta, viendo tocar a bandas locales de pub rock, nació en 1976 el sello londinense Stiff Records, que si algo demostró de inmediato fue poseer el olfato de un sabueso y una cintura para moverse en el negocio musical digna del mismísimo Shane Williams. Muy pronto vio Stiff que al otro lado del Atlántico, en Akron (Ohio), empezaba una banda con enormes posibilidades: Devo. Así que fue la propia Stiff la que introdujo y dio a conocer a Devo en Europa publicándoles un ep colosal

La conexión Londres-Akron no quedó ahí para Stiff. Resulta que en la ciudad del caucho también se vivía entonces una eclosión musical, y Stiff encontró en esa escena una cantera en la que fichar bandas que a la postre fueron muy representativas del sello, como Rachel Sweet o Jane Aire & The Belvederes. De hecho, algo debía de cocerse en la zona de los lagos, pues de la misma ciudad era Chrissie Hynde, compañera de Mark Mothersbaugh en la universidad, y en Cleveland, a sólo 50 kilómetros, despuntaban, ahí es nada, Pere Ubu y The Dead Boys. (Hoy día, los representantes más afamados de Akron son The Black Keys.) 


El caso es que eran tantos los grupos, que Stiff publicó una recopilación en 1978 titulada The Akron Compilation. En ella se encontraban las mencionadas Sweet y Aire (foto superior), que de ese ramillete fueron las que llegaron a ser más conocidas junto a The Waitresses. En total eran catorce temas de rock alternativo, pop rock y new wave; escuchados de nuevo hoy, la cara B, más variada musicalmente, contiene momentos muy disfrutables, como el de Rachel Sweet chapurreando español en el estribillo de «Tourist Boy», el deje skalítico de Terraplane y el post punk tribal de Chi-Pig, quizá el mayor descubrimiento de la compilación desde una perspectiva actual. 


En la portada se ve una foto de un grafiti urbano, que probablemente fuese tomada en la propia ciudad. Desgraciadamente, no aparece referido el nombre de la calle, ni de las otras que aparecen fotografiadas en el interior. Sería una buena aventura visitar ese rincón desabrido que ilustra la cubierta de The Akron Compilation. Sobre dicha foto, arriba a la derecha, se sobrepone una tira de caucho a imitación de un neumático; en los créditos del álbum puede leerse al respecto: «Scratch ‘n’ sniff the tire on the front cover to experience the delightful fragance of Akron… the Rubber City». Quien haya conservado el álbum dentro de un plástico, aún hoy podrá percibir el olor del caucho.


Tracklist:
A1 Jane Aire & The Belvederes – When I Was Young
A2 Tin Huey – Chinese Circus 
A3 Rachel Sweet – Truckstop Queen
A4 The  Bizarros – Nova
A5 The Waitresses – The Comb
A6 Rubber City Rebels – Rubber City Rebels
B1 The Waitresses – Slide
B2 Jane Aire & The Belvederes – I'm An Actress
B3 Sniper – Love Is Making Me Bleed
B4 Idiots Convention – Mephistopheles' Passion
B5 Rachel Sweet – Tourist Boys
B6 Terraplane – A Beer And A Cigarette
B7 Chi Pig – Apu-Api (Help Me)
B8 The Waitresses – Clones

jueves, 26 de diciembre de 2013

Strano mondo di tanti nomi #29

Muere este 2013 con más pena que gloria en tantos aspectos. Por aquello de la falta de tiempo y de dar prioridad a otras cosas, se han quedado sin una entrada propia en este blog un puñado de discos notables a los que Gog ha prestado mucha atención durante los últimos meses, que le han proporcionado buenos ratos y para los que se hace este pequeño y rápido hueco. Para otros discos ya degustados y saboreados pero que tampoco han sido traídos aún hasta aquí, sí hay previsto que tengan espacio propio en En Esta Quiero Humo a lo largo de las próximas semanas. 

> Alex Bleeker & the Freaks, How Far Away (Woodsist)



> Caveman, Caveman (Fat Possum)


> Doble Pletina, De lo concreto a lo general (Jabalina)


> Edwyn Collins, Understated (AED)



> Eleanor Friedberger, Personal Record (Merge)

 
> Generationals, Heza (Polyvinyl)

 
> Karl Bartos, Off The Record (Bureau B)

 
> Lady, Lady (Truth & Soul)

 
> Lloyd Cole, Standards (Tapete)

 
> Marnie, Crystal World (PRS)

 
> Robyn Hitchcock, Love from London (Yep Roc)

 
> Telekinesis, Dormarion (Merge)

 
> Tricky, False Idols (False Idols) 

 
> Tullycraft, Lost In Light Rotation (Magic Maker)

martes, 13 de agosto de 2013

I'll see you in Londres #12 // Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #18: Denmark Street


El callejero de Londres es un enorme parque temático pop. Son incontables las canciones que hacen referencia a calles, barrios, plazas, personajes, etc., londinenses. Hoy nos detendremos en Denmark Street. Para ubicarla, bastan las dos primeras líneas que escribió Ray Davies en el tema que dedicó a dicha vía: 

Down the way from the Tottenham Court Road 
Just round the corner from old Soho 


Añadiremos que Denmark Street conecta con la fundamental Charing Cross Road. La relación de esta callejuela con la música se extiende a todos los ámbitos, no sólo a la canción de los Kinks, y es inversamente proporcional a su pequeña longitud. Allí estaban los Regent Sounds Studios, donde The Rolling Stones grabaron su primer álbum en 1964; allí compuso Elton John «Your Song», allí compró George Harrison la guitarra que suena en «Til There Was You», en la misma tienda que aparece en el vídeo de I Know You're Out There Somewhere de The Moody Blues; allí vivieron los Sex Pistols, en un sotano que tenía Malcom McLaren en el número 6…

viernes, 28 de diciembre de 2012

I'll see you in Londres #11 // Ellas llevan el ritmo #34


El metro de Londres es caro, fluctuante, tardón. El metro de Londres es tan inglés como el té. El metro de Londres es lo que primero suena en el álbum de Tender Trap Ten Songs About Girls (Fortuna Pop!, 2012). 



Es la banda de Amelia Fletcher —atrás quedan sus Heavenly, sus Marine Research, sus Talulah Gosh—, quien también es tan inglesa como el metro de Londres. Y tan fluctuante. Con Tender Trap: cuarto disco en cuarta discográfica y con una cuarta formación. Ahora parece haberse asentado un poco. En los dos últimos discos, por ejemplo, la acompaña a la batería Katrina Dixon, que ha potenciado mucho el sonido del grupo. De hecho, son los dos trabajos más compactos y logrados de la banda. 

 

En este disco concretamente, sigue con su pop atemporal, con esa facilidad suya para atinar con el estribillo infalible, el riff contagioso, la melodía redonda o el parapapeo garboso. Hay energía y decisión. Como el metro de Londres. 



Como curiosidad, en «MBV» citan al bueno de Edwyn Collins y a MBV, es decir, My Bloody Valentine, claro: 

He wears his fringe 
Just like Edwyn Collins 
[…] 
And we share our love of My Bloody Valentine

miércoles, 19 de septiembre de 2012

...Y ellos se juntan #61: AM & Shawn Lee



Tú en Londres (Shawn Lee) y yo en Los Angeles (AM). El uno, productor y multiinstrumentista; el otro, cantautor. En Celestial Electric (ESL, 2011) unen, mezclan, intercambian sus talentos en una especie de ósmosis musical, y el resultado es un híbrido de funk hippy, ritmos de inspiración setentera que abarcan desde el soul al disco, tamizados con dosis de psicodelia y soft rock (¡diávolo, qué culto se piensa Gog después de soltar tamaña descripción!). 

El caso es que es un álbum que quizá ha tenido/tuvo menor repercusión que la que cabría esperar por sus méritos. Es un disco muy rico musicalmente y está envidiablemente producido. Los temas empiezan mucho más desnudos de lo que acaban; los van vistiendo con parsimonia, engalanando como una reina de carnaval. 


Por señalar algunos aciertos evidentes: «Lonely Life» te atrapa con el compás mantenido de la batería y te eleva con los teclados y la voz aflautada; con «Jackie Blue» les ha quedado un clasicazo setentero; qué ritmo tiene y qué espléndidamente desarrollada está «Somebody like you»; y «The Signal» tiene cabida en el set de un DJ para ir calentando al personal bailón (y si le hicieran un remix...). 

Hala, a marcarse todos un karaoke o un baile, según se prefiera:

 

viernes, 15 de junio de 2012

Cosas de hermanos #28 // Hit instantáneo #18 // Debut #55: Wide Sea


Ya huele a verano. ¡Daaaaale!

  Marianna by Wide Sea

Este pedazo de hit instantáneo, con su solo de saxo incluido, debería sonar en todas las piscinas este verano, porque supura calorcillo y buen rollo por cada nota. Es el tema que abre A Place To Call Home (AED, 2011), el debut de los tres hermanos Ralla y su primo. Nada como la familia. 

La historia del cuarteto Wide Sea se deja contar: hartos de la ciudad alemana salchichera por excelencia, de donde proceden, decidieron hace unos pocos años mudarse a la infinita Londres en busca del profeta Edwyn Collins, quien les acogió en su estudio y los invitó a telonearle por Inglaterra. 

El disco, por su parte, salió editado en el sello del propio Collins, y es un tratado de pop lleno de harmonías y destellos exquisitos, un pop atemporal, acogedor y pegadizo. Para muestra otro clic:

  Sail Away - Wide Sea

En su web regalan una canción no incluida en el álbum.

lunes, 12 de diciembre de 2011

A mí no hace falta que me cambies el plato #21 // Con la boca #13

En 1971 Rita Gillian comenzó a trabajar de camarera en el primer Hard Rock Cafe que se fundó, en Hyde Park Corner (Londres). Y allí se quedó hasta su jubilación. Hoy día es una especie de embajadora de la empresa, y la tienen de aquí para allá celebrando en diferentes ciudades del mundo el 40º aniversario de la marca. Vestida de camarera y con más chapas en la solapa que un dictador, concede entrevistas en las que rememora los tiempos en que servía comidas a los famosos «de pelo largo» que se dejaban caer por allí.

Las comandas más excéntricas, según ella:

> Chuck Berry, que acompañado de una chica rubia pidió té y tostadas con mermelada. Los del HRC tuvieron que ir a Harrods a comprarlo todo.

> Paul McCartney pidió una hamburguesa vegetariana cuando entonces no se hacían.

En el primer caso, ¿sería mermelada de straw-berry? Y lo de llamar hamburguesa a un amasijo de lentejas es como decir que Garfield era un gato de raza.

Curiosidad para almacenadores de curiosidades: el nombre de Hard Rock Cafe era como se llamaba la cara A del disco Morrison Hotel (1970), de The Doors, y de ahí proviene.

lunes, 7 de noviembre de 2011

A mí no hace falta que me cambies el plato #20: Matthew Herbert

Del cerdo, hasta los andares. Parece que los ingleses tienen una opinión parecida al respecto. Algunos, incluso, creen que los cochinos pueden servir como materia musical. Quizá el caso más conocido sea el álbum de Pink Floyd Animals (1977), donde no sólo aparecía en la portada un cerdo volando entre las chimeneas de una fábrica (*) sino que al gorrino le dedicaban tres de los cinco temas.

Ahora ha sido el geniecillo de la electrónica Matthew Herbert el que ha hecho música partiendo de la temática porcina, en una gesta radical (experimental se queda corto) consistente en grabar el ciclo vital de un cerdo —desde que nació hasta que un año después 16 chefs lo cocinaron y un centenar de comensales se lo zamparon—, con sus gruñidos y oinks oinks capturados en la pocilga y entremezclados con pasajes musicales electrónicos compuestos para la ocasión por Herbert. Eso es One Pig (Accidental, 2011). Podríamos discutir si llamar música a esto no es una generosidad descabellada; lo que Gog puede asegurar después de escucharlo es que hay piezas emocionantes (el nacimiento, por ejemplo) y que hay algo fascinante en todo ello que te anima a prestar atención al menos una vez. Otro asunto es quién puede querer comprarse algo así.

Tranquilos los preocupados por los derechos de los animalillos: las estrictas leyes inglesas al respecto le prohibieron grabar la muerte. Eso sí, durante el banquete —cada uno de los chefs se encargó de guisar una parte; el experto porcino Fergus Henderson, por ejemplo, se encargó de la cola— quedó bien registrado cómo el personal le daba a las mandíbulas para triturar la carne del animal y deglutirla.

Parece que a partir de ahora habrá que distinguir entre música para carnívoros y para vegetarianos.

(*) Adenda: Una amable comentarista, mucho más sabia que Gog, ha precisado que la portada del álbum de Pink Floyd no es una fábrica, sino la central eléctrica de Battersea (Londres), que también sale en el Help! de los Beatles.

martes, 25 de octubre de 2011

Hubo un tiempo en que bastaba con una portada #10: hoy lo cuenta Miss Amanda Jones

Nunca me ha gustado mucho el rollo romántico, o mejor dicho lo que se supone que tiene que ser «romántico»: toda esa historia de cenas con velas, regalos de joyas e irte sola con tu pareja a pasar el fin de semana en el medio de la nada. De verdad, no puedo, todo eso me resulta un coñazo. Para que os hagáis una idea de cómo funciono, la mejor primera cita que recuerdo consistió en ir a comprar un tapón para un fregadero y después pasar la tarde sentados al sol en la acera de un bar, porque dentro ya no cabía más gente, hablando de biología y cantando canciones de los Sex Pistols y de Leonardo Dantés. Así que debe de ser por eso también que el regalo «de chicos» que recuerdo con más cariño y que más ilusión me hizo fue, hace ya unos cuantos cumpleaños, una camiseta del bar en el que trabajaba mi susodicho de entonces, más una copia del Ziggy Stardust en un CD regrabable, eso sí, una copia currada, con su CD decorado y su portada fotocopiada en color por ambos lados y todo. Esa fue la primera vez que la vi.

Probablemente no había escuchado nada de David Bowie, al menos a conciencia, hasta cinco o seis años antes; entonces decidí que David Bowie me gustaba, así en general pero sin profundizar, al estilo de la mayoría de gente que te dice que le gustan Elvis o los Beatles, porque resulta que a todo el mundo le gustan aunque luego no tengan ni un disco suyo ni pasen del «Love me tender» y del «Yellow submarine». Pues de la misma manera decidí yo que me gustaba Bowie: sus canciones más míticas sonaban bien por la radio y en casas ajenas, y con eso era suficiente.

Pero con aquella copia del Ziggy Stardust empecé a escucharlo como Dios manda, a conseguir sus discos uno detrás de otro, a comprármelos en vinilo, a flipar con sus letras, a descubrir sus versiones, a criticarlo si la situación lo requería.

Años después vine a vivir a Inglaterra y, no recuerdo muy bien cómo, di en internet con la calle que sale en la portada del Ziggy Stardust. Resultó ser real y no un decorado: está en Londres, se llama Heddon Street y es una perpendicular a Regent Street, del lado izquierdo si vas subiendo de Piccadilly a Oxford Street, a la altura de Carnaby pero del otro lado. Cuando fui a buscarla me encontré con que todo el pijerío de Londres está allí con sus modelazos de viernes por la tarde bebiendo cócteles. Camisas abiertas, sonrisas profidén descorbatadas, sesiones de solarium, tacones de diez centímetros, lentillas azules, Ricky Martin cantando en inglés, terrazas con sofás, brocados, antorchas. Hasta el famoso Ice Bar del que hablan en la sección de «lugares que no te puedes perder en Londres» de la Telva, ese que dentro está a veinte bajo cero y al que no sé qué gracia le ven, está en esa calle; la típica zona de treintañeros y cuarentañeros estupendos que hay en los centros de todas las ciudades. Ahí se hizo la foto de la portada, hace casi cuarenta años, cuando muchos de los que ahora se toman allí las copas aún no habían nacido y aquello sólo era un callejón trasero con mala pinta.

Y al fondo del callejón, tras atravesar dos terrazas, la segunda con dificultades y salvando todo tipo de obstáculos (taconazos que amenazan con clavarte al suelo, mesas de diseño chungo que se tambalean a tu paso, cócteles de quince libras…), y bajo la mirada extrañada de un par de seguratas con pinganillo, está la cabina de la contraportada. O mejor dicho, el sitio en el que estaba la cabina por la que un flipado pagó un pastón en una subasta y que fue sustituida por otra. Ni siquiera dejan estar las pintadas de los fans en la pared; periódicamente se cubren con pintura gris. No quedan bien en una calle con tanto nivel.

La única referencia que pude ver la última vez que estuve allí, no hace mucho, ya que forma parte de la ruta turística por Londres que hago con mis visitas, fue la frase «Ziggy played guitar», escrita tímidamente con boli azul y letra pequeñísima sobre una pegatina publicitaria que había pegada en el teléfono.

Y además, había alguien tirado en el suelo de la cabina, dentro de un saco de dormir.

[Autora del texto: Miss Amanda Jones]

martes, 18 de octubre de 2011

¿Y tú de quién eres? #12 // A mí no hace falta que me cambies el plato #18: Baxter Dury

Mirad al muchacho que posa junto al gran Ian Dury en su portada del enorme New Boots and Panties!!! (Demon, 1977). Era su hijo Baxter, que por entonces tenía 5 años.

Baxter Dury sorprendió al mundillo musical en 2002 surgiendo desde la aparente nada con un debut encantador, Len Parrot's Memorial Lift. Que el tipo ya estaba bien colocado se ve en que para ese primer álbum pudo contar con Richard Hawley y el tándem Utley/Barrow, que le dieron consistencia a un pop onírico que te envolvía, próximo a veces al sonido de Mercury Rev.

Para el-difícil-segundo-disco —Floor Show (Rough Trade, 2005)— el retoño de los Dury se deshizo de aquel plantel; a cambio, le pidió al hijo del Blockheads (la banda del padre) Mickey Gallagher que le echara una mano. Y es que Ben y Baxter probablemente corretearon juntos desde chiquilines y hay cosas que no se olvidan. Musicalmente el resultado fue bien diferente, incluso algo decepcionante. Para empezar ya no había todo aquel tratamiento de la voz del álbum inicial, y pudimos empezar a descubrir el enorme parecido que tenía su entonación con la paterna. Las composiciones tenían un cariz más tradicional, y la magia de los Portishead se había trasmutado en trucos más facilones.

Curiosamente, la reedición de 2004 de New Boots and Panties!!! incluía un descarte de las sesiones del original titulado «Apples». En ese tema, el frutero que regala una manzana a una bailarina del Soho también se llama Baxter. Y el Baxter Dury ha decidido definitivamente seguir la senda paterna y este año ha regresado con un tercer álbum plagado de aquella cotidianidad tan fresca del padre. E igual de nutritivo, porque lo ha titulado Happy Soup (Regal, 2011), incluye un tema titulado «Picnic On The Edge» y posa para el libreto con un plato de ensalada entre las manos.

En «Claire» parece un redivivo Ian, como un pub rock de ultratumba. Por lo demás, el disco contiene un par de temas gozosos, como el primero, «Isabel», o, sobre todo, «Trellic», una pieza del mejor pop que comienza con un llamativo redoble de caja durante cinco segundos, al que le sigue un punteo de guitarra cautivador y más adelante unos coros femeninos la mar de sugerentes (brillante contrapunto el de Madelaine Hart a lo largo de todo el álbum).



Happy Soup no alcanza las cotas artísticas del debut, pero ha remontado el vuelo de Baxter Dury. Quizá se trata simplemente de que nos acostumbremos y asimilemos de una vez que es hijo de quien es y que contra el ADN no se puede luchar.

lunes, 11 de julio de 2011

Gastan gafas #31 // Karaoke #13: Tom Vek

Tom Vek canta de una forma desmadejada y toca unos viejos teclados que parece se haya encontrado en la calle destripados y los haya reparado él mismo, todo para dar sensación de pretendidamente viejo y analógico. Es de los que piensa que la modernidad está en lo antiguo; no en lo retro, que no es lo mismo. Lo retro es una recreación, una imitación. Vek no imita ni recrea. Quiere que su sonido sea modernamente antiguo, o antiguamente moderno. Y consigue resultar hipnótico.

En este su segundo disco (Leisure Seizure, 2011), aunque sin los momentazos del primero (We Have Sound, 2005), insiste en esa idea de electrónica añeja, adobada con ritmos machacones a base de post-punk + baile e indie rock + new wave. Que el vídeo de «A Chore», una buena muestra de ese cóctel suyo, no engañe a nadie: él toca todos los instrumentos en el álbum y no hay chica que valga.



Gog se muere por ver en directo a este gafotas londinense, del que curiosamente recuerda con nitidez cómo lo descubrió: era una recomendación de Colin Newman (Wire) en una entrevista para Mondo Sonoro hace seis años.


Usa de gafas unas Anglo American Optical.

domingo, 10 de julio de 2011

I'll see you in Londres #2: George Orwell


George Orwell, el ojo que vio (y acertó) el futuro, nació en una colonia británica en India, estudió en Eton y vivió en Londres. Notting Hill fue su barrio. Prácticamente Portobello fue su calle. No es muy difícil suponer que hoy en día no viviría ahí ni loco, con esa romería de miles de turistas pasando por delante de su casa camino del famosity mercado que se llevó al cine.

miércoles, 22 de junio de 2011

Plataneces #24 // Instantes urbanos #6

El busto de una estatua y un ramo de plátanos a modo de naturaleza muerta; ningún tipo de relación entre ambas cosas. De Chirico tituló esta composición «La incertidumbre del poeta» (1913). Era la época en que quería unir pintura y metafísica. El arte surrealista ya está ahí.

Esta obra cuelga en una de las paredes dedicadas al Surrealismo de la Tate Gallery, en Londres, en la antigua fábrica reconvertida hoy en portentoso espacio de exhibición.

Tras la visita a los maestros surrealistas, reposaba Gog sus pensamientos a la vera de un té sorbido en la terraza del museo, cuando la tarde, alocada de lluvia y viento hasta ese instante, decidió abrir un fugaz y hermoso claro.