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domingo, 9 de octubre de 2022

Parecidos razonables #34

El retrato de Brian Eno, capturado por Shigeo Anzai en 1980, sintetiza los dos fotogramas siguientes, los del actor Ted Levine encarnando al villanísimo de El silencio de los corderos




En la segunda instantánea, se ve a Levine con el pelucón que se planta en la legendaria escena en la que se trasviste mientras suena «Goodbye Horses» de Q Lazzarus, alias artístico de Diane Luckey


La canción, que se convirtió en un éxito imperecedero a partir de entonces, ya había sonado tres años antes en otra película de Jonathan Demme, la simpática comedia Casada con todos. Luckey, muy amiga de Demme, interpretó en 1993 una versión de «Heaven», de Talking Heads, en Philadelfia. Y nada más se supo de ella. Siempre se le deberá la hipnótica interpretación de un tema muchas veces versioneado después sin ninguna trascendencia y que el director tan buen partido sacó en la angustiosa escena de una película también imperecedera. 

Por conjeturar, de haberse rodado hoy día, algún tema The XX habría encajado muy bien. Y si Demme no hubiese dado con Q Lazzarus entonces, podría haber funcionado en su lugar algo de Brian Eno, «Baby’s On Fire» o «Backwater», por ejemplo.

domingo, 20 de junio de 2021

Sales en mi canción #102: sobre ABBA

La A con la B y la B con la A, ABBA. Antes de que empezara la globalización tal y como la entendemos hoy día, hubo un pegamento de origen sueco que uniformó el gusto musical del mundo. Porque, no nos engañemos, no hay nadie que no se haya echado un baile con algún tema suyo, o haya tarareado uno de sus infalibles estribillos, o no conozca alguna de aquellas impecables tonadas. No tendrás discos suyos, pero no te cayeron mal nunca. Hicieron magia.

> Trembling Blue Stars - ABBA On The Jukebox (1996). Indies de manual —una de las muchas bandas por donde ha pasado Beth Arty—, desprendían en sus discos un aire entre melancólico y ensoñador, con querencia a regodearse en el sentimentalismo y la tristura, de esa gente que parece que sólo es feliz en la pena, o que en la lluvia encuentra el éxtasis su estado de ánimo:

Abba on the jukebox at Par Sands 

Y llueve.


> Los Fresones Rebeldes - Algo hay (1999). Otra banda indie al uso, esta de Barcelona y muy representativa de la década de los noventa por aquí. Sus rimas no están en el podio de las más brillantes de aquel pop naíf: 

Hay una canción sonando, / Me da igual "Chiquitita" o "Fernando" / Y eso que a mí ABBA / No me gustan nada 


> Las Escarlatinas - Dormir o morir (2008). Cavilaciones existenciales sobre lo que es hacerse mayor, pero anima como un rayo de sol. Al parecer era una adaptación de “Clear Skies” de la banda coreana Misty

Meteré esos discos de ABBA en el desván 

Tuturutú Tuturutú tuturu 



> Hot Chip: Night & Day (2012). Ritmos sintéticos para un bailoteo frenético, con las pulsaciones disparadas en la pista de baile. El párrafo de esta canción en el que se menciona a la banda sueca lo declama el actor Terence Stamp:

I don't got no Abba 
I don't play no Gabba 
I like Zapp not Zappa 


> The Goon Sax - Sweaty Hands (2016). El trío australiano haciendo de las suyas. La reconfortante batería, el rasgueo amistoso de la guitarra y la cálida voz de Foster que canta: 

Walk past an apartment and hear ABBA

sábado, 27 de febrero de 2021

El arte de la versión #110

Luché contra la ley, y la ley ganó. El espíritu rebelde que desde siempre ha palpitado en "I Fought The Law" ha hecho que sea fácil identificarse con esta mítica canción, sobre todo por parte de gentes proclives a andar fuera de la manada y outsiders con querencias reivindicativas. No es extraño, por tanto, que haya sido un tema muy versioneado por grupos punks (The Clash, Dead Kennedys, Ramones, Green Day). Un himno para ellos y para tantos otros.

Lo curioso es que es una composición de 1960, cuando las letras de las canciones no solían tratar temas así. Quizá los historiadores musicales podrían establecer en ella algún indicio de los posibles orígenes del punk, porque además de lo bien que se ajustaba el mensaje a la idiosincrasia del movimiento del imperdible, era puro rock & roll, y estaba cantando con la entraña. Tenía crudeza y actitud. Por supuesto, salió escondida originalmente en una cara B, la de la dulce y romanticona "A Sweet Love", de The Crickets, la primera banda de Buddy Holly antes de volar en solitario (y morir volando al poco tiempo, en 1959). The Crickets continuaron grabando discos. El tejano Sonny Curtis, uno de los miembros fundadores del grupo y que junto a Holly había teloneado a Elvis Presley en 1955, fue el compositor principal de los Crickets. Del mismo año que el 7'' es el álbum In Style With The Crickets (Coral, 1960), en el cual estaban ambas canciones de Curtis y otro de sus éxitos, "More Than I Can Say", sí, el que décadas después popularizase de nuevo Leo Sayer.


Una de las últimas versiones que se han hecho de "I Fought The Law" aparece en los créditos de cierre de la película Intermission, del muy recomendable director John Crowley. Esta adaptación está cantada por el actor Collin Farrell, uno de los protagonistas de la cinta: interpreta a un delincuente impenitente, un forajido sin solución. (Dadle una raqueta a Farrell y creeréis estar viendo a Andre Agassi.)

Para que se perciba aún más la importancia histórica de The Crickets, Los grillos traducido a la lengua cervantina, The Beatles se inspiraron en ellos para bautizarse artísticamente.

Larga vida a Sonny Curtis. El Salón de la Fama del Rock n' Roll preserva su nombre y el de su banda.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Cosas de hermanos #86: Field Music y The Haden Triplets

Nada tienen que ver musicalmente Field Music y The Haden Triplets. Sus puntos en común son que ambas bandas están formadas exclusivamente por hermanos (la primera) y hermanas (la segunda) y que este año han publicado sendos discos. 




> Field Music, o sea, los ingleses David y Peter Brewis, lleva funcionando desde 2004. Curiosamente, ambos han tocado la batería alguna vez en el grupo de sus colegas The Futureheads. En Making a New World (Memphis Industries, 2020) ponen su art-rock —¿podríamos llamarlo rockocó?—, progresivo, de estructuras intrincadas y sofisticadas, al servicio de un álbum conceptual sobre los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. 

> That Dog fue una banda de Los Angeles que estuvo activa de 1991 a 1997 y que volvió a reunirse en 2011. Estaba compuesta por Tony Maxwell, Anna Waronker (también en Ze Malibu Kids, e hija de Lenny Waronker, productor y presidente de la Warner), y Petra y Rachel Haden. Estas dos son hijas del contrabajista de jazz Charlie Haden. Y hay una tercera hermana, Tanya. Las tres, como The Haden Triplets, han publicado su segundo álbum, The Family Songbook (Thirty Tigers, 2020). En él desarrollan un cancionero en clave folk y country con sus voces prístinas y armonías angelicales. Hay mucha clase en la docena de temas. Y en todos ellos flota una tristeza que sobrecoge, incluso en la versión que hacen "Say You Will" de Kanye West.

lunes, 13 de abril de 2020

El arte de la versión #108

«Holiday Hymn» de Orange Juice es una versión que hicieron del tema de Subway Sect. Los escoceses, que eran grandes seguidores de Vic Godard, se la oyeron al grupo en un concierto y al poco los de Collins la registraron en estudio. Lo curioso es que los Subway Sect jamás llegaron a grabarla. Lo hizo el propio Godard en solitario tiempo después, pero en realidad la de Godard es a su vez una adaptación de la originaria, que no llevaría, entre otros detalles, el saxo que incluyó Godard. 

La de Orange Juice contiene toda la esencia de la banda: ese ligero toque soulero de fondo marca de la casa, los maravillosos ribetes que dibujaba la guitarra de James Kirk y la batería y el bajo convirtiendo todo en una fiesta.


En definitiva, podría decirse que existió antes la versión que el original; y que la adaptación posterior de Godard es muy inferior.

lunes, 6 de enero de 2020

Letras sin acordes #17 // ¿Y tú de quién eres?#32: Steve y Justin Townes Earle


No somos por En Esta Quiero Humo unos degustadores del country y del género de la Americana, dicho así en general. Por lo tanto, poco tenemos que añadir a lo que musicalmente de dedica Steve Earle, sobre todo por desconocimiento casi absoluto de quien esto escribe. Más interesantes nos resultan sus facetas de activista político (ya desde lo de Vietnam, y presente en bastantes composiciones suyas), actor (The Wire; también es suya la versión de "Way Down The Hole" de Tom Waits para la cabecera de varias temporadas) y de escritor. Pese a este interés, y con el libro comprado hace años, no ha sido hasta recientemente cuando hemos abierto No saldré vivo de este mundo (El Aleph, 2011). El título, realmente llamativo y brillante, sale de una canción de Hank Williams, personaje presente en la novela en forma de fantasma, que se le aparece al empedernido yonqui Doc cada vez que está de subida. 

Doc es un heroinómano que vive en el peor barrio de San Antonio ejerciendo como médico clandestino de la zona, aunque le retiraron la licencia. Todo cambia cuando llega una joven mexicana, Graciela, para que le practique un aborto. La chica acabará quedándose y ayundándolo; a Doc y a cuantos la rodean, porque empieza a manifestar curaciones y redenciones milagrosas con solo tocar a una persona. A Doc, por ejemplo, lo desengancha. Un cura irlandés se meterá por medio prevenido por los milagros de la chica, que además tiene un estigma en una muñeca. Y, mientras, Doc habla con el fantasma de Hank Williams. Esta historia se ambienta en la América profunda en 1963, año de la muerte de Kennedy. El retrato de la vida de un yonqui es implacable; y en general todos los personajes están muy bien perfilados. Hay cierta influencia literaria del realismo mágico hacia el final. 

Si existen o no las casualidades, o si son otra cosa, poco importa. El caso es que justo cuando acabábamos el libro, nos enteramos de la existencia de Justin Townes Earle, primer hijo de Steve Earle, fruto de uno de sus numerosos matrimonios. Lo llamó así en honor de su admirado Townes Van Zandt. Justin Townes también se dedica a la música desde hace años y a un palo similar al del padre. Su último álbum es The Saint of Lost Causes (New West Records, 2019), impecable y muy ortodoxo, pero sin la intensa herrumbe ni rugosidad de las canciones paternas.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca #40: Sue Lyon


Una mirada rebosante de tristeza, acumulación de sinsabores y bipolaridades. La foto del personaje probablemente sea irreconocible para casi todos. Era Sue Lyon, muy lejos de las iconográficas estampas de la película que tanto la hizo famosa como la enterró. Ha muerto a los 73 años. 

Deja un single grabado, con el que se acompañó a la legendaria cinta: Lolita Ya-ya w/b Turn Off The Moon (MGM, 1962). Dos canciones puro sixties, orquestadas con profusión y clasicismo, y con entrañables arreglos de vieja escuela. En la cara A Lyon se limita a un acompañamiento vocal repetitivo, ya-ya, ya-ya




La gema está en la cara B, en la que la voz surca entre la orquesta a base de modulaciones y con una calidez que reconforta



La versionearon mucho después The Primitives. Sigue teniendo sabor añejo, aunque lógicamente está pasada por un filtro más electrificado.


martes, 26 de noviembre de 2019

Arquitectura y moralidad #11

En la revista Architectural Digest han publicado un artículo sobre portadas de discos y edificios (alguna ya señalada en este blog). 


Por ese arte que tiene la casualidad para las casualidades, lo descubro justo un día antes de que me llegue el disco de Dragon Inn 3, con fotografía de Trevor Alexander, tomada probablemente en Japón.


El adverbio de duda utilizado en la frase anterior es fruto de una lógica aplastante, sin que se necesite de dotes sherlockholmescas: el disco se fue grabando entre 2011 y 2018 en diversas localidades estadounidenses y también, en algún momento, en el país nipón. Además, el autor de la fotografía tiene una serie colgada en su web que ha titulado “Japan by night”. No está exactamente la misma captura que la de la portada, pero… 

Dentro, tecnopop a todo color, bailable y disfrutable. Incluye versión de "Juliet" de los Bee Gees.

sábado, 16 de noviembre de 2019

5 sobre #41: cerveza

Lo bueno, lo mejor de la vida, está en cosas minúsculas que causan un placer extraordinario: ir a coger moras, el silencio de una mañana de domingo temprano, abrir el buzón y encontrarte la postal de alguien que se acuerda de ti, el olor de una pastelería al pasar por su puerta, el primer trago de una cerveza… 

Aaaaah, ese primer trago. Suelo acordarme de él cuando escucho alguna canción dedicada a las alabanzas del lúpulo. Vayan aquí un puñado que particularmente me causan enorme gozo escucharlas. Hay más, muchas más, como también hay multitud de variedades cerveceras. Para todos los gustos.

John Lee Hooker - One Bourbon, One Scotch, One Beer
El country está lleno de cervezas en las canciones. El blues, también, casi tantas como de bourbon; a veces, incluso van en compañía, como en este clasicazo


> The The - There's A Tear In My Beer
Lo dicho, el country es el territorio sonoro natural para la cebada líquida. Hank Williams la inmortalizó con uno de los títulos más taciturnos de la historia, aquí en versión con teclado de Matt Johnson

 

> Lambchop - The Man Who Loved The Beer
Y en el country alternativo. El bueno de Kurt Wagner debe de ser un asiduo degustador de cerveza, porque tiene varios temas dedicados a ella. Esta es, simplemente, preciosa. 


Animals That Swin - King Beer
Una cerveza para acompañar la bajona. No habrá nada más amargo que beberla en plena tristeza. And if you get to the bar please get me another beer.



> Marble Valley - Cerveza 
Las ganas que entran de levantar una jarra de birra bien tirada y unirse al exultante estribillo que canta el que fuera batera de Pavement, Steve West: Cerveisa, cerveisa, cervaiaiaiaiaiaiaiaiai, cerveisa.

 

> Los Trastos - Un botellín
Y una ronda extra, que invito yo. De cuando un botellín costaba 8 pesetas y uno se desgañitaba en los garitos berreando y bailando este tema. 

domingo, 20 de mayo de 2018

Preparados para un solo de órgano #41: Cherry Wainer

La maestría no siempre es compañera del reconocimiento masivo. A Cherry Wainer tampoco pareció importarle demasiado a tenor de lo feliz que se la veía siempre que actuaba. Había aprendido piano de niña en su Sudáfrica natal, una vena más jazzistíca que clásica. En Inglaterra entró a formar parte de la banda Lord Rockingham's XI, con la que logró su único #1 en las listas británicas con este tema: 


Wainer pronto empezó a trabajar por su cuenta, actuando en algunos programas de televisión. Se conoce la mayor parte de su carrera por álbumes instrumentales con su órgano Hammond, en los que la acompañaba su marido, Don Storer, a la batería. 



«Peter Gunn», uno de los mejores temas instrumentales de todos los tiempos, estaba en su repertorio: 


Esta es quizá una de sus actuaciones más estelares, acompañando a la cantante de jazz Ernestine Anderson en 1967. El tema estaba compuesto por el pianista Bobby Timmons, miembro del combo del baterista Art Blakey, The Jazz Messengers

sábado, 11 de noviembre de 2017

Género chico #77 // El arte de la versión #103: Juana Chicharro


Juana Chicharro sigue publicando con cuentagotas pequeños y efectivos artefactos que nos hacen desear pronto algo más copioso. Al 10'' de hace unos años, se le ha sumado en 2017 un explosivo EP de 7'' (Folc Records). Una breve intro y cuatro temas, a dos por cara y a 33 rpm. Las dos primeras son composiciones propias; por el otro lado, una adaptación libérrima de The Cramps, hilarante temazo sobre aquel vergonzante proyecto del megacasino que se quiso construir en la Comunidad de Madrid, y versión con voz y turuta del lorquiano "Anda jaleo". Y en todas ellas el torbellino marbellí, asentada en Vallecas, le da al garage-copla con una gracia y un arte sin par para engastar géneros tan alejados entre sí.




Es un espectáculo que habría que considerar ver en directo al menos una en la vida a esta peineta del underground y sus huestes (Ayuso/guit., Martín/bajo y Cecilia Jos/bat.). Vestida de flamenco, riñorera en ristre, la actitud y la entrega, la ironía y la mordacidad soterrada, garantizan que pasarás un buen rato con ellos y de nuevo se te hará corto.

 

Y volviendo al asunto de las versiones, atención a esta adaptación que hicieron, titulada "Carne mechada" y que como muy bien no se puede suponer es de un tema de The Go-Betweens

jueves, 29 de octubre de 2015

La cara oculta #17 // El arte de la versión #101: The Moog Cookbook


El casco es ese complemento que, más allá de a motoristas y pilotos varios, tan útil resulta a encausados que no quieren ser fotografiados a su entrada en los juzgados y a músicos que quieren mantener el anonimato. Ya sé que el nombre de Daft Punk os ha venido a la mente de inmediato. The Moog Cookbook fue otro dúo que también se cubrió las cabezas con estos yelmos modernos. 

Meco Eno y Uli Nomi fueron los seudónimos con que se bautizaron para ocultar asimismo su verdadera identidad, algo que no consiguieron del todo. Se llamaban Brian Kehew y Roger Manning y eran dos fanáticos de los sintetizadores analógicos. La idea con de The Moog Cookbook era hacer a la vez un tributo y una parodia de las grabaciones que se realizaron con moog a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta. Para ello recurrieron a material de rock clásico y alternativo, que versionearon sólo de forma instrumental; eso sí, se autoimpusieron utilizar exclusivamente sintes analógicos, principalmente moog, claro. En los créditos del primero de los dos álbumes que publicaron estamparon un aviso claro: “No MIDI”. 

Cuando se crearon estos sintetizadores modulares en 1963, su sonido estaba desligado de toda cultura o tradición musical. Los gorjeos y sonidos intermitentes que producían no eran una extensión de ninguna tradición anterior. Al aplicarlos The Moog Cookbook sobre piezas archiconocidas compuestas en una época posterior al nacimiento de estos sintetizadores modulares, consiguieron una curiosa secuencia temporal: les confirieron un toque futurista con instrumentos del pasado, es decir, desplazaron lejos el contexto de esas canciones. Una especie de regreso al futuro. 

Todo este lío del tiempo se enmadeja aún más teniendo en cuenta que los discos de The Moog Cookbook son de mediados de los años noventa, era digital: The Moog Cookbook (Restless, 1995) y Ye Olde Space Bande (Restless, 1997). Es casi delirante el repertorio de versiones sintetizadas que llevaron a cabo. En el primero, por ejemplo, REM, Neil Young, Weezer, Nirvana, Tom Petty, Lenny Kravitz… Y en el segundo: David Bowie, Led Zeppelin, Van Halen, Eagles, Ted Nugent, Kiss… y en el que echaron una mano Wayne Kramer y Mark Mothersbaugh.






Poco más. Volvieron a unirse para grabar una pista para la película Moog (2004) y después recopilaron material sobrante de las sesiones anteriores en el disco Bartell (2006). No hay visos de que volvamos a ver los cascos del par de lunáticos de The Moog Cookbook. 

Por cierto, a ver si localizo un ejemplar del libro de cocina en el que se inspiraron para ponerse nombre: Moog's Musical Eatery (1978), de Shirleigh Moog, primera esposa del inventor de estos cacharros sonoros, Robert Moog.

lunes, 24 de agosto de 2015

¿Qué se sabe de los belgas? #33 // Cosas de hermanos #73 // El arte de la versión #100: Scala & Kolacny Brothers

Los hermanos Kolacny, Steven y Stijn, belgas por más señas, pianista uno y director de coro el otro, adaptan afamados temas del pop y del rock y los ponen en boca de voces femeninas angelicales. 

De Radiohead a The Cure, pasando por Abba, The Knife o Leonard Cohen, ya llevan más de una decena de discos con, al parecer, notable éxito.



miércoles, 3 de junio de 2015

El arte del calzador #25: Dostoievsky

 

El célebre escritor ruso Fiodor Dostoievsky tenía un apellido difícil de encajar, aparentemente, en la letra de una canción, pero lo cierto es que una vez pronunciado no es tan duro como parece a la vista. Quizá en español sí resulte algo más complicado, sobre todo porque hay que encajarlo en un contexto apropiado sin hacer demasiado el ridículo. Sin embargo, más allá de nuestras fronteras no es raro encontrárselo citado, desde Finlandia a Australia, pasando por México o Estados Unidos. 


> Belaboris - Odotus, en …Olipa Kerrran (1984). Al parecer Finlandia tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Por su parte, Belaboris, banda finesa de electropop que sacó un disco tan formidable como muy poco conocido, demostraron haber hecho los deberes. Al menos el nombre del escritor ruso se entiende perfectamente cuando cantan. 


> Iggy Pop – Louie Louie, en American Caesar (1993). ¿Versión del clásico de Richard Berry? Sí. Pero en la letra no se citaba a Dostoievsky, ¿no? Ya, pero Pop, que sí siguió escrupulosamente el patrón musical, se desentendió de la letra original y la adaptó a su propio mundo, por el que acababan de pasar Bush y Gorbachev: ha caído el muro de Berlín, pero todo sigue lleno de corrupción, sida, mendigos… 

oh baby i gotta go 
a fine little girl is waitin for me 
but i 'm as bent as Dostoevsky 


> The Go-Betweens – Here Comes The City, en Oceans Apart (2005). Un viaje en tren; por la ventilla el protagonista ve pasar estaciones, iglesias, ríos… El tren le está alejando de su amante. Llega la noche y se acerca a la ciudad de destino. Y en el vagón alguien lee: 

And why do people who read Dostoevsky always look like Dostoevsky? 



> Einstürzende Neubauten - Ansonsten Dostoyevsky, en The Jewel (2008). Sesudos estos alemanes, de toda la vida. «Así Dostoievsky» titulan este tema, en plan cita de tesis doctoral. Claro que luego se les oye exclamar «¡Sangría!» y a saber ya por dónde van los tiros: 



> The Butcherettes – Mr. Tolstoi, en Sin Sin Sin (2011). En México, el nombre de León Trotski es casi tan famoso como el guacamole; sin embargo, el dúo de Guadalajara prefirió dedicarle una especie de rock garajero cosaco a otro León, aunque de apellido muy parecido; y ya de paso mientan a nuestro escritor: 

Give me pride, Dostoevsky 


> Wild Billy Childish & the CTMF - Punk Rock Enough For Me, en Acorn Man (2014). El nombre de Dostoievsky aparece entre la ristra de personajes que Childish tiene por auténticos punk rockers.


> Ezra Furman - Restless Year, en Perpetual Motion People (Bella Union, 2015). Su aspecto de joven pero suficientemente preparado casa con la personalidad musical que despliega en este tema, con memorable línea final: Dostoevsky, dime store copy. [Aportación de Jaime Cristóbal.]

  

> John Grant feat. Tracey Thorn - Disappointing (2015), en uno de los arrejuntamientos del año, y en clave electrónica bailable. 



Les Très Bien Ensemble se sentían como el personaje más afamado del escritor ruso en En Attendant Raskolnikov.

Por último, no se olvide que —de nuevo Australia— The Birthday Party tomaron el nombre de la novela Crimen y castigo.

domingo, 19 de abril de 2015

El arte de la versión #97: Boney M


La historia de la música siempre habrá de tener un hueco para Boney M. O lo que es lo mismo, el proyecto del sagaz productor, compositor y arreglista alemán Frank Farian. Y ni que decir tiene la historia de la música disco. Boney M fueron campeones del euro dance a base de éxito tras éxito. Hay generaciones enteras que han oído esos temas alguna vez. Hits que estaban pensados para vender y hacer bailar, y consiguieron ambas metas con creces. Farian compuso casi todo el repertorio. Además, en los discos que grababa incluía siempre versiones. Imaginamos que el objetivo era completar, por la vía más rápida, el material del álbum, y en general a casi todas les animaba idéntica pretensión: buscarles el tirón comercial y hacerlas bailables. Sin embargo, en algunos casos también hizo con ellas adaptaciones alejadas de la línea discotequera del grupo. 

A continuación se ofrece un listado por álbum y orden cronológico de casi todas las versiones que hicieron Boney M, aunque es más que posible que se nos haya escapado alguna. (El enlace en el título de la versión lleva a la versión de Boney M; para el original, el enlace en el nombre del artista.)

Take the heat off me (BMG, 1976). Es el disco de «Daddy Cool», su primer pelotazo, y ya contenía versiones pergeñadas para la pista de baile:

> Sunny, de Bobby Hebb, con violines y una elegancia discotequera que le encantaría a Tony Manero


> No Woman No Cry, de Bob Marley. Interpretada con la alegría típica del grupo y no con el tono lastimero del original. Se les quedó algo plana. 
> Fever. Uno de estos míticos temas de la historia de la música que es imposible que suene mal versionee quien lo versionee. Vientos, cuerdas y las voces demasiado individualizadas. 

Love for Sale (BMG, 1977) 

Es el album de «Ma Baker» y «Belfast», y otro buen puñado de versiones.

> Love For Sale, que además dio título al disco, un clásico de Cole Porter convertido en un amenísimo y rítmico tema disco. 

> Have You Ever Seen The Rain, de The Creedance Clearwater Revival, en el que la guitarra rockera se pasa por un tamiz funky y la voz áspera de Fogerty se sustituye por la de las chicas (aquí no canta Bobby Farrell) mientras un piano alegre juguetea a lo largo del tema. 



> Still I’m Sad, de los Yardbirds. Balada para cerrar el álbum, con Farrell (luego se supo que quien cantaba en el estudio era el propio Farian) y las chicas muy contenidos. Realmente bonita. 

Nightflight To Venus (BMG, 1978). Es uno de sus álbumes más extitosos, el de «Rasputin», «Rivers of Babylon» y «Brown Girl in The Ring» y además las versiones: 

> Painter Man, de The Creation, aquí con un toque más ligero que la original, es menos densa. 
> King of the Road, un tema de Roger Miller decenas de veces versioneado. El buen rollo que siempre desprende esta canción era ideal para la pista de baile. 
> Heart of Gold, el mítico tema de Neil Young, aquí con una intro a capella de todo el grupo majestuosa y luego una armónica antes de despegar y dejar entrar a los violines. Quizá sea el tema de la banda con el trabajo vocálico más bonito; Liz Mitchell y Marcia Barrett lo bordan. Es una versión muy purista y Farian no le dio la vuelta para reconvertirla en discotequera. 



> Del mismo año que el álbum, es el 7’’ navideño que publicaron: Mary’s Boy Child / Oh My Lord. La cara A era un clásico de Harry Belafonte

Oceans of Fantasy (BMG, 1979). El de la portada con ellos haciendo equilibrio sobre una tabla de surf y el de «El Lute». 
> Al álbum lo precedió un single con otro de sus hits: Hooray Hooray! It’s A Holi-Holiday, que era una adaptación del tema folk americano «Polly Wooly Doodle, que interpretó hasta Shirley Temple. No se incluyó en el disco. 
> Hold On I'm Coming, compuesta por Isaac Hayes para Sam & Dave. Farian le dio un imparable ritmo funkoide. 
> Two Of Us, de The Beatles. O lo que es lo mismo, el plácido tema de los de Liverpool aquí a trote de calypso y reggae. 



• «Children of Gold» (1980) era el primer single destinado a lanzar el álbum Boonoonoonoos (1981), pero como este hubo que retrasarlo un año, decidieron lanzarlo en 7’’ y 12’’ (luego no se incluyó en el disco). Para la cara B grabaron una versión del afamado tema de Iron Butterfly, In A-Gadda-Da-Vida. Farian le puso unas bases más electrónicas, pero se duda mucho que estuviera grabada por alguno de los miembros originales; posteriormente formó parte del recopilatorio Kalimba de Luna (1984). 

• Felicidad (Margueritta) (1980) fue otro single no incluido en ningún álbum. Es versión del famoso tema del italiano Pino Massara, que lo había convertido poco antes de canción del verano. Farian le puso arreglazos, vientos y atinado riff de teclado. Posteriormente también formó parte del recopilatorio Kalimba de Luna (1984). 



Boonoonoonos (BMG, 1981) El comienzo del declive fue este irregular y conceptual álbum. 
> That’s Boonoonoonos / Train To Skaville / I Shall Sing. Medley tratando de alargar la broma, cuya tercera parte es versión del tema de Van Morrison lleno de palmas. 
> Ride To Aggadir, de Mike Batt. El tema original, sobre la Guerra colonial de Marruecos, le proporcionó mucho éxito. La versión de Boney M no aporta nada y es probablemente la peor de todas las que hicieron. 
> Malaika, tema tradicional swahili. Cantado en ese idioma a ritmo de calypso. 
> Sad Movies (Make Me Cry), popularizada en los años sesenta por la cantante americana Sue Thompson. Aquí apenas aporta nada. 

Christmas Album (BMG, 1981). Típico producto para la época navideña, está lleno de versiones, desde el tamborilero (Little Drummer Day) a José Feliciano (Feliz Navidad) pasando por estándares de Irvin Berlin (White Christmas) o el compositor francés Tino Rossi (Petit Papa Noel). 

10,000 Lightyears (BMG, 1984). A grandes males, grandes remedios, debió de pensar Farian. Así que tres años después volvió con este suntuoso y arregladísimo disco, con guitarras a lo hard rock y la Orquesta Sinfónica de Munich por detrás. 
> Dizzy es una muy fallida versión tecno que Farian preparó del famoso hit de Tommy Roe de finales de los años 60. 

Kalimba de Luna (MCI, 1984). Recopilatorio que recogió, entre otras cosas, algunas de las versiones diseminadas en singles. 

> Se añadió la versión que daba título al disco. Esta se había grabado para el mercado alemán al poco de salir la original del cantante italiano Tony Esposito
> También contenía el Going Back West de Jimmy Cliff

En ambos temas es muy evidente que la voz masculina no era la acostumbrada de Farian, pues es muy sabido que Bobby Farrell nunca grabó y se limitaba a las apariciones públicas. Farrell ya ni aparecía con las chicas en esta época.

Eye Dance (BMG, 1985), o el acabose. Farian optó definitavemente por la música electrónica, lo cual quitó mucha de la personalidad que tenía Boney M. 

> Ma Cherrie Amour, de Stevie Wonder. Con una guitarra española dando el cante y muy poca convicción en toda la versión. 
> Dreadlock Holiday, de 10cc. Agradable pero sin trascendencia.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Ellas llevan el ritmo #63: Ana "Smogger" González


En muchas ocasiones, la música es una especie de religión, en la que, fieles a una Verdad, las bandas siguen con fervor los preceptos musicales estipulados en la biblia de su género idolatrado. Es el encomiable caso de los sevillanos The Smoggers, cuarteto entusiasta del rock garajero y el beat primitivo y cavernoso, pisando el pedal del fuzz hasta que echa humo. 

Como buenos creyentes, todos se hacen apellidar como el nombre del grupo. Así, Fernando Smogger y Jesús Smogger se encargan de las guitarras, crujientes y veloces como el rayo; Gusti Smogger saca notas bamboleantes y vacilonas del bajo; mientras que Ana Smogger golpea la batería como si no hubiera un mañana y toca el Farfisa en algunos cortes. Su compañía discográfica, Clifford Records, acaba de reeditar Join The Riot (2013), que andaba agotado y cuando era un clamor la demanda por parte de los devotos del género para hacerse con una copia. En él se suceden sin descanso una docena de temas enérgicos y rabiosos, en los que se alternan el español y el inglés en las letras. Dos de ellos son versiones de bandas ignotas si no eres un connoisseur del asunto: The Chob (“Sólo una vez más”) y The Tamrons (“Wild Man”). En esta última, es Ana la que lleva la voz principal:



También hay alguna pieza instrumental con toques surferos, como la que da título al álbum, en la que Ana vuelve a lucir sus colosales habilidades rítmicas: 



La ferviente escena garajera europea los tiene encumbrados y ya conoce sus eléctricos directos.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿Qué se sabe de los belgas? #29: The Chakachas


En principio, puestos a hablar de bandas belgas, parece casi imposible que pueda hacerse referencia a géneros tan alejados de la tradición galo-flamenca como el latin funk y toda una fusión de mambo, son, chachacha, soul, big band y jazz. El caso es que en la década de los años cincuenta andaba pululando por Bruselas el pianista y cantante cubano Nico Gómez, que se hizo compañero de correrías musicales del percusionista belga, este sí, Gaston Bogaert. En 1958 consiguieron ser número 1 de las listas belgas con «Eso es el amor». A mediados de la década se separaron y cada cual siguió su trayectoria. Bogaert montó The Chakachas (también conocidos como Los Chakachas o Les Chakachas, nombre variante dependiendo de en qué país se publicaran sus discos), junto a otros instrumentistas belgas y, atención al dato, la mujer de Tito Puente como cantante, Kari Kenton, que practicaban todo ese sonido latino enumerado más arriba. Para la grabación de su afamado álbum, Jungle Fever (Polydor, 1971), el productor belga Roland Kluger convenció a Gómez para que se enrolara en la banda. Por su parte, la compañía discográfica decidió, contra pronóstico, publicar como single el tema homónimo; el resto es historia. 


La canción fue un hit en las discotecas más sabrosonas de la época y vendieron más de un millón de copias en Estados Unidos. ¿Qué tenía de especial? Sexo principalmente, claro. Kenton, cual una Lupe desatada, más que cantar imita los gemidos y la respiración agitada propios de un orgasmo, mientras la banda marca un ritmo entrecortado —para-arranca, para-arranca— y la guitarra esboza uno de los riff funkys más sampleados de la historia (Public Enemy incluidos). La película Boogie Nights (1997), sobre la industria del porno, lo recuperó para su banda sonora. 


Como curiosidad, el segundo corte del álbum de Jungle Fever era una versión de Un rayo de sol, popularizado por Fórmula V

Nico Gomez continuó grabando en una banda propia llamada The Chicles. Pese al nombre, no consiguió ser tan pegadizo.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Ette aquí #60: The Rebelettes


Dejó escrito Balzac que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora. Esa idea —y esto ya es añadido personal ajeno al escritor galo— puede ser más o menos simple, más o menos excéntrica, lo importante es el componente original que tenga y que por no se sabe qué alineación de los astros sea lo que su época esté esperando. 

Un ejemplo: empléese la cuerda baja de la guitarra para la melodía en vez de hacerlo con las otras cinco y amplifíquese la reverberación hasta que el sonido suene a algo parecido a un twaaaang. En los años 50 se le ocurrió a Duane Eddy y resulta que aquella década estaba esperando ansiosamente algo parecido. Resultado: el twang, que así se denominó al nuevo sonido ideado por Eddy, causó furor y se extendió por todo el espectro del rock n’ roll hasta dejar una influencia considerable en el género. 

La mayor parte de los temas eran piezas instrumentales en las que Duane Eddy repetía incansablemente sus trucos cual mago con su baraja. Su versión de «Peter Gunn» —y muchos años después colaboró en la de Art of Noise— es una de las mejores interpretaciones del mítico y siempre impresionante tema: 


Para algunos temas pensó que estaría bien variar un poco incorporando voces femeninas. Y eso fueron The Rebelettes, el trío vocálico que acompañó en esos momentos a Duane Eddy. En 1962 el éxito de «Mr Guitar Man», co-escrita por Lee Hazlewood, se tradujo en un millón de discos vendidos y en su tercer disco de oro. He aquí actuando al completo a Duane Eddy & The Rebelettes en el programa Top of The Pops con otro de sus temas más conocidos: 




lunes, 8 de septiembre de 2014

No son hombres: son Devo #27 // El arte de la versión #94

La parodia siempre ha sido uno de los ingredientes más manejados por Devo. Hay que acudir a ella para poder interpretar los postulados, proclamas y desfases de estos adorables orates. Sin embargo, para los representantes legales de los asuntos artísticos de Jimi Hendrix con ciertas cosas no se juega; así, les parece que en el vídeo que grabaron Devo de su versión de «Are You Experienced?» aquello era una burla del bueno de Jimi que no debe consentirse. Y es que a los 3’27’’ hace su aparición, desde un ataúd, un actor que comienza a imitar los modos del afamado guitarrista. Eso es todo, aunque suficiente para que los leguleyos consiguieran vetarlo y no pudiera incluirse en la colección completa de los vídeos de la banda que se comercializó en DVD en 2003. 

El inconmensurable mar de youtube, en cambio, no es tan fácil de domeñar:

sábado, 5 de julio de 2014

Hit instantáneo #29 // Criaturas celestiales #43 // El arte de la versión #93: Roisin Murphy


La irlandesa Roisin Murphy, otrora vocalista de Moloko, musa de pasarelas, en un escorzo musical audaz y sorprendente, se ha pasado a la canción italiana, teñida de pop electrónico y la cosa balearic —está grabado entre Ibiza y Londres—, e incluso al ítalo-disco, como en esta “In sintesi”, fulgurante y más instantánea que el Nescafé: 



Sintetizzare, realizzare, aaaaaaaaaaaahhh
Sognare con te.

Es el cuarto corte de los seis que contiene su nuevo EP, Mi Senti (Vinyl Factory, 2014), al que le han hecho una breve edición en vinilo de color blanco y firmado por ella, pero a un precio más desorbitado que los ojos de Marty Feldman

Los otros cinco temas son conseguidas versiones en clave electrónica de canciones italianas de los años 60 y 70: Mina (‘Ancora Ancora Ancora’ y Non Credere), Patty Pravo (Pensiero Stupendo), Lucio Battisti (‘Acora Tu’) y Gino Paoli (‘La Gatta’).

El disco completo en streaming.