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viernes, 23 de noviembre de 2012

Gog, reportero #3: una mixtape de Jaime Cristóbal


Pensó Gog que para un nuevo capítulo de esta sección podría estar bien preguntarle a un músico por sus canciones predilectas en determinadas circunstancias. Pensó Gog que si hay un músico que sabe de canciones ese es Jaime Cristóbal, media naranja de Souvenir, capitán absoluto de J’aime, pinchadiscos ocasional y alma completa de Popcasting, su programa radiofónico en formato podcast. Pensó Gog que sí, que Jaime Cristóbal probablemente completaría esa lista. 

Para valorar como merece lo que viene a continuación, se hace necesaria una rotunda aclaración: Jaime Cristóbal no es un viejo amigo de Gog ni nada parecido; de hecho, ni siquiera se conocen personalmente, tan sólo mantienen una cordial y esporádica relación a través del correo electrónico para hablar sobre música. Así pues, todo el esfuerzo que ha realizado Cristóbal es fruto de su generosidad, de su amabilidad y de su desinteresada predisposición, llevado, sin duda, por lo que en él es un desmedido amor a la música, porque lo que jamás pensó Gog es que no se iba a limitar a contestar el cuestionario, que se implicaría así en las respuestas, crearía una mixtape con las canciones seleccionadas por él, las subiría a Internet y, atención, las grabaría en una casete, tuneada a mano a manera de collage, para regalársela al atónito Gog. Convendremos en que el mundo iría mejor con más gente así; ¿o no? 

Sobre su sapiencia musical y su maestría no hay más que leer y escuchar lo que viene a continuación. 

 
> Una canción de este año 

JAI PAUL • jasmine (demo) // una canción de este año debe sonar a este año, y uno de los pocos sonidos realmente característicos, nuevos, de la música contemporánea es esa cualidad amortiguada, como de música que se oye tras la pared, o de cinta de cassette que ha perdido todos los agudos... Jai Paul funde ese sonido hipnagógico tan ‘indie’ con una canción de música negra que suena a unos 80 distorsionados, con algodón en la boca y los oídos. Un refinamiento del viejo lo-fi para una canción que me parece soberbia y narcótica. 

> Una canción de los 80 

NADIA CASSINI • obsessed // «la» canción de los 80 habría sido imposible de elegir. “Una” canción de los 80 resulta un complicado placer. ¿Por qué esta maravilla de 1983 producida por Bobby O? Seguramente porque la descubrí en los 00s y por tanto no la he desgastado después de 30 años. O porque precede a «West End Girls» por unos meses, como un familiar oculto que nadie conocía. O porque synthpop y melancolía mezclados me derriten el alma. 

> Una canción para planear el atraco a un banco 

MINK DEVILLE • Gunslinger // con Willy DeVille sacando su lado más callejero y alardeando de ser más duro que Jesse James y de tener la pistola más peligrosa de la ciudad, ¿quién no atracaría un banco en su compañía? Una canción de rock rabioso de 1978, producida por Jack Nietzsche, magistral toda. Le dan ganas a uno de ponerse a pegar tiros... 

[Breve intervención de Gog: es una genialidad pensar en un tipo como DeVille para atracar un banco. Eso sí que sería una banda.] 

> Una canción para impresionar a una chica 

THE COUNTS • Enchanted Sea // los misteriosos Counts versionan el hit menor de los Islanders y le instilan un cierto veneno; es una canción romántica pero con algo también de bruma hipnótica y un punto de desasosiego... si consiguiese que una chica entendiera la belleza inherente a esa niebla sofocante que a veces puede envolver al amor, sería mía... o más bien yo sería suyo. 

> Tu canción francesa favorita 

LIO • baby lou // compartiría palmarés con otras 12 o 15, pero «Baby Lou» tiene algo que unifica todas las esencias en un solo frasco: mi canción favorita francesa tenía que ser de Serge Gainsbourg, y esta lo es, y además la grabó Lio: los 60 y los 80 en uno. Los arreglos son magistrales: orquesta, dibujos de guitarra. Su voz, la mejor. La melodía, de las mejores y peor conocidas de Gainsbourg. La melancolía, exquisita y a granel. 

> Una canción infalible cuando pinchas 

THE CRAMPS • Human Fly // tienen algo estas siete pulgadas de primitivismo rockanrolero que nunca falla. Será el simplismo máximo del riff, el ‘drone’ del fuzz de Bryan Gregory, o la batería troglodítica, pero es la canción que pinchando siempre funciona, no importa lo que venga después o lo que haya sonado antes. Curiosamente, el punk y rock entre 1976 y 1982 siempre funciona como transición entre las canciones más oldies y las más modernas. 

> Una canción mientras te vistes para salir de fiesta 

NICOLA ROBERTS • lucky day // la combinación perfecta de frivolidad comercial (Nicola R) y emoción propia de la música independiente (Dragonette, que firman y producen la pieza). Canción redonda, letra anticipatoria... ah, y pocas cosas dan más placer que cantar ese «are you gonna take this golden opportuniteeee?» mientras sacas a la veinteañera que todos tenemos dentro (yo al menos sí). 

> Una canción mientras conduces 

JOHN PHILLIPS • topanga canyon // Phillips es uno de los mejores compositores americanos, aunque no se le dé a veces toda la importancia que merece. Esta canción es pura languidez dorada, sacada del mejor disco crepuscular post-sixties. «Sometimes I drive out to Topanga / And I park my car in the sand». Vale, la canción es el bello lamento de un yonqui, pero es que a mí me gustaría coger mi coche y llegar hasta Topanga y recoger a John Phillips, y ayudarle a salvarse. «Oh Mary, I'm in deep waters / And it's way over my head / Everyone thought I was smarter / Than to be this dead». Dos razones más: a) oí la noticia de su muerte en 2001 mientras conducía; b) las pedal steel guitars son para escuchar mientras viajas. 

> Una canción para arrullar a un bebé 

VASHTI BUNYAN • rose hip november // de nuevo debo remitirme a la realidad. Sonó en casa recientemente mientras sostenía a mi bebé en brazos y funciona... puro placer exquisito. ¡Hasta la flauta me parece que queda bien, que ya es difícil! 

> Tu canción del verano 

KEN GRIFFIN • ebb tide // de este verano, desde luego. Casi un breve suspiro, comienza y ya está terminando, envolviéndote entre frescas olas de órgano, con la magia de la marea baja al amanecer. Este verano pasado ha sonado en mi reproductor, y sobre todo en mi cabeza, innumerables veces. 

> Una canción para cocinar 

THE KREW KATS • jack’s good // para cocinar, música instrumental o rock and roll. Es una de mis reglas. Así que si vienen dos por el precio de uno, mejor que mejor. Una gema de la recopilación «Phantom Guitars», recopilación beat instrumental y twang británico de los primeros 60, que he elegido porque siempre me recuerda a mi cocina cuando la escucho; hay un vídeo por alguna parte de Patricia y yo bailando esta canción allí. 


> Una canción mala que te guste o que te guste de tan mala 

BERT LOWRY • Portland Rose Song // dentro del paralelo multiverso de los Song Poems, también llamados Vanity Records, hay muchas delicias para amantes de lo bizarro con encanto. Pequeños lugares en los que las buenas intenciones fueron canalizadas por ineptos musicales que, si no ‘elevaron’, al menos sí ‘desviaron’ canciones destinadas a ser mediocres a una realidad extraña, grotesca a veces, pero con un ‘charme’ inimitable. A veces el arquero erra el tiro, sí. Pero, ¿cuántas además perfora su propio pie? En el espectáculo de los errores, lo extremo puede ser exquisito. 

> La canción que más veces has intentado que te guste pero que nunca acaba de gustarte 

GNARLS BARKLEY • Crazy // no tengo nada contra Dangermouse, pero nunca acaba de convencerme casi nada de lo que hace. Con Cee-Lo Green, tres cuartos de lo mismo. Esta canción es todo buenos exteriores, pero el interior está vacío... qué buen sample, sí, piensa uno... pero es que ahí empieza y termina la idea, ahí acaba la canción. Todo lo bueno lo aporta el original, «Nel Cimetero di Tucson», de Giancarlo Reverberi. Es la que suena, por tanto, en mi mixtape. 

> Una canción infravalorada 

LOS BICHOS • Wishin’ Shift // es posible que los que vivimos la explosión de rock, glam y pop de Los Bichos conforme sucedía en esta pequeña ciudad tengamos un recuerdo idealizado, y que ni Josetxo Ezponda fuese para tanto, ni sus canciones clásicos injustamente ignorados. Pero yo juro que desde que los oí en los 40 en 1989 (sí, sí, destacados como «disco rojo») incrédulo de que ese grupo pudiese ser de Pamplona, hasta la salida del Bitter Pink en 1991, un doble LP que marcó mi entrada en muchas cosas nuevas, los noventa entre otras, no dudé ni un instante de que eran el mejor grupo de España. El casi epitafio agridulce de Wishin’ Shift, la gran canción del disco que se quedó en nada, poesía y guitarra que muerde, sigue hechizándome como la primera vez que la escuché, solo en mi cuarto, en la oscuridad. Como él mismo solía firmar en sus dedicatorias, «Josetxo, keep on rockin’...» 

> La canción que todo el mundo debería conocer 

ERNEST RODGERS • Willie The Chimney Sweeper // de un viejo 78 rpm del año 27, aparece en numerosas recopilaciones dedicadas a canciones sobre drogas. Pero más allá de ese, digamos, MacGuffin musical, tenemos una canción que describe un sueño maravilloso y a la vez espeluznante, con ese punto que tienen con frecuencia estos viejos discos de pizarra entre la sicofonía y el canto primitivo capturado en una lámpara mágica. Una de las melodías más tristes que he oído nunca va narrando cómo Willie el deshollinador conoce en su trance a la reina de Saba, que le regala un coche con luces de diamante y un volante de oro, para seguir visitando a las bailarinas de hula en Honolulu, o guiñar a Cleopatra montado en un cocodrilo en las aguas del Nilo. «Poseyó un millón de vacas y un millón de ovejas, poseyó un millón de barcos en el profundo océano, y un millón de dólares en monedas pequeñas, lo sabía porque las había contado miles de veces». Una joya entre la canción infantil y el realismo mágico de las Basement Tapes de Bob Dylan que merecería ser un estándar. 

> La canción de tu vida 

THE GO-BETWEENS • Rock and Roll Friend // tantas alianzas musicales en mi vida que han desembocado en amistades hacen que esta hermosa cara B sea la banda sonora ideal. En un par de ocasiones lo fue literalmente, tocándola en concierto a dúo con Charlie Mysterio, hace ya demasiado tiempo. Y después, en la letra, tantas sensaciones familiares, el olor a tu música, los amigos, el reproche que se torna reconciliación... todo en nombre de la música.

[El enlace directo a la mixtape aquí.] 


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Gog, reportero #2: Blanca Lacasa


Gog se ha puesto en contacto con Blanca Lacasa, la mitad de los otrora Plastic d’Amour, para hablar sobre el nuevo proyecto llevado a cabo con su socio musical Alberto Matesanz. Y ella ha accedido muy amablemente a responder el siguiente cuestionario, más alguna que otra goguería, sobre Casi. Un musical (Narval, 2012): 

GOG— ¿Cuál fue el motivo que te llevó a ti a escribir un cuento infantil? Te lo pregunto porque las dos componentes del dúo The Crayonettes, una de ascendencia folky y otra punk, decidieron recientemente componer un disco para niños porque, en su opinión, lo que se hace para ellos es aburridísimo y ñoño. 

BLANCA LACASA— Lo cierto es que lo mío fue más azaroso. No decidí «voy a escribir un cuento para niños porque todo es muy ñoño», ni siquiera pensé «voy a escribir un cuento para niños», simplemente escribí un cuento que resultó ser para niños... 

G—¿Cómo surgió después la idea de convertirlo en opereta infantil? 
BL— Hablando con Alberto Mate... Nos pareció una idea bonita y ahí sí estaba la intención de hacer algo chulo y diferente para los niños. 

G—En el fondo, el mundo infantil ya estaba presente en Plastic. Nicolás, el protagonista de vuestro tercer álbum, era un niño. ¿Qué se dirían Casi y él si se conocieran? 
BL— A saber... Ambos son bastante imprevisibles. Probablemente se irían a dar una vuelta juntos y acabarían metiéndose en una historia fenomenal que daría para un cuento fenomenal... 

G— Casi. Un musical. El título transmite la impresión de que te gusta mucho jugar con las palabras. ¿A qué jugarías con las palabras mate, loquillo y puño
BL— Jugaría a ponerlos a cantar, dibujar y componer... Jajajaj... Pero sí, es cierto que la combinación del mate con la casa, el puño y lo loco da mucho juego... 

G— Como ya te habrán comentado repetidas veces, llama mucho la atención el elenco de colaboradores que os ha echado una mano. Personalmente, la intervención de Loquillo como el malo malísimo del Señor Rojo me parece acertadísima. ¿Recuerdas qué dijo cuando se lo propusisteis? 
BL— Fue muy fácil. Cuando contacté con Loquillo dijo que sí rápido, que nunca le habían propuesto algo para niños y que le apetecía. El día que grabamos recuerdo como si fuera ayer desde que fui a buscarlo al hotel hasta el estudio de grabación. Lo intuía ya, pero ahí me di cuenta de que era una leyenda... ¡Un honor haber contado con él para hacer de Señor Rojo! 

G— Eras la voz solista de Plastic d’Amour, pero aquí no haces ni unos coros. ¿Por qué? 
BL— Me apetecía tener otra perspectiva del proyecto y un acercamiento distinto, desmarcarme un poco de lo que era la simple interpretación. Por otro lado, la ejecución de un libro disco es una tarea titánica y con las labores de producción y demás cosas terrenales ya tenía suficiente :) 

G— ¿Qué harías si al levantarte una mañana te vieras ante el espejo que has perdido un ojo, la nariz y la oreja? Casi se lo toma con mucha filosofía. 
BL— Casi es mi heroína, ella es todo lo que yo no soy, me temo... Así que, imagina... 

G— ¿Vais a poner a Casi de nuevo sobre algún escenario este otoño? 
BL— Esperamos que sí. Hay algunas cosas por ahí, pero aún no están cerradas... Permanezcan atentos a nuestro facebook y a nuestra web... 

G— Para finalizar, una pregunta personal que si quieres no contestes: ¿quién ganó el campeonato de Europa de curling en 1975? 
BL— Es que yo de antropología no sé mucho...

domingo, 26 de febrero de 2012

Gog, reportero #1: Los Lagos de Hinault

Los Lagos de Hinault y sus Vidas ejemplares (Fikasound) fue un gozoso soplo de frescura en el indie español de 2011. Gog se quedó enganchado a él, así que ha decidido meterse a reporter poniéndose al habla (escrita) con ellos. Carlos Ynduráin se presta muy amablemente a responder estas pobres divagaciones de Gog. 

G.- ¿Montáis en bicicleta o se trata más bien de una pose de sofá? Lo pregunto porque lo de llamarse Los Lagos de Hinault más parece un referente nostálgico para vosotros. ¿Cómo surgió? 
CY.- Es más bien de las retransmisiones de la Vuelta de principios de los ochenta... Pero eso sí, desde hace unos meses he empezado a montar en bici. 

G.- Vuestra revisión de «Amor en frío», que escribió Santiago Auserón, ¿proviene de la versión de Las Chinas o de los propio Radio Futura? 
CY.- Conozco las dos desde hace mucho tiempo... No sé cuál escuche antes, la verdad. Cuando hicimos la versión teníamos ambas en la cabeza. 

G.- Aún no he tenido ocasión de veros en directo, pero según tengo entendido de momento os limitáis a Matilde y a ti más las bases pregrabadas. ¿Tenéis pensado llamar a alguien más para acompañaros en los conciertos o vais a seguir así? 
CY.- Matilde ahora no está en España, pero yo ya he empezado a ensayar con un batería y pronto se incorporará un teclista. Cuando vuelva Matilde espero que esté ya todo bastante avanzado y podamos ponernos a tocar rápidamente. Igual da tiempo a dar algún concierto con banda antes del verano. 

G.- Tanto en lo musical como por el contenido de las letras, entre melancólico y cínico, recodáis mucho a The Magnetic Fields. Supongo que es una tontería preguntarte si te gusta Stephen Merritt, quien, por cierto, viene a tocar por aquí dentro de poco. 
CY.- Me gusta mucho, pero todavía no tengo entrada... 

G.- ¿Hay algún grupo de la escena indie española que sigáis especialmente? 
CY.- Espanto nos gustan mucho tanto a Matilde como a mí. 

G.- ¿Por qué lado de los prismáticos miráis el panorama actual: es para echarse a temblar o tampoco parece para tanto? 
CY.- No sé, ahora hay muchas cosas que me gustan y que parece que gustan a más gente. Eso sí, también hay muchas cosas que no soporto y que gustan a mucha más gente todavía. Hay más de todo; tanto para bien como para mal. 

G.- He señalado con el dedo tres veces sobre diferentes partes de vuestras letras, he unido esos versos y ha salido lo siguiente en los dos experimentos que he realizado: 
Primer intento: "Lo ha dicho Radio Nacional, es más cuestión de orgullo, nunca llegaré a ministro". 
Segundo intento: "Llevan cámara de fotos y aprovechan para soltarse la melena, es efecto del prozac". 
¿Podrían tener algún sentido para ti? 
CY.- La verdad es que se me hace muy raro ver las frases descolocadas... Me pone un poco nervioso, de hecho. No, no tienen ningún sentido para mí.