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viernes, 3 de noviembre de 2017

Ette aquí #68: The Courettes



Flavia y Martin Couri —brasileña ella, danés él— le dan al garage desmelenado con crudeza y ganas de demolición. Flavia rasga con rabia una guitarra bien saturada a base de fuzz y grita que se las pela; Martin aporrea la batería como si quisiera abrir a mamporros la caja de caudales de un banco, y además canta en un tema. Sú único álbum tiene aroma clásico desde el título: Here Are The Courettes (Sounds Of Subterrania, 2015). Al fondo, ecos de las Ronettes ("The Boy I Love"), que algo habrán influido también en la elección del nombre del dúo, y Yoko Ono como legendario personaje de la cultura popular ("I Wanna Be Your Yoko Ono").

viernes, 12 de diciembre de 2014

Intangibles #5: Pretty Sad

La burbuja del ladrillo. 
La burbuja de los cigarrillos electrónicos. 
La burbuja de las hamburguesas. 
La burbuja de los discos de vinilo. 

Toda resurrección convertida después en moda acarrea un exceso —a la fábula bíblica nos remitimos—. Esta otra que se vive hoy con los vinilos no sólo tiene los precios sobrehinchadérrimos, sino que la producción no da abasto. Cuando explote se va a oír en Urano. 

Las discográficas han optado por sacar tiradas muy pequeñas de manera que eso facilite su venta total y en el menor tiempo posible, lo cual les permite seguir editando otros discos. Pero por muy pequeñas que sean las tiradas, la proliferación de sellos discográficos que ahora se dedican al vinilo es tal que, a cuatro meses vista del Record Store Day, muchas fábricas de vinilo ya no aceptan más encargos hasta entonces. Así pues, las discográficas se encuentran ahora mismo atrapadas: les gustaría publicar más pero no hay forma. Y la que no quiera esperar, tendrá que inclinarse por otras estrategias, como ha hecho la estadounidense Shelflife con la banda Pretty Sad

(...) due to the timeline challenges we're currently facing with vinyl production, we just couldn't justify the wait. So we instead decided to share these tracks digitally as a teaser to their full length album, to be released later in 2015. 

Una lástima, porque las tres canciones que se presentan digitalmente como adelanto hubieran conformado un precioso Pretty Sad EP, que así es como lo han titulado aunque sea de forma virtual. Pretty Sad es un trío de muy diferentes procedencias y asentamientos. Victoria (voz y guit.) Luke (bajo) Maxim (guit.) —desde Escocia, Inglaterra y Dinamarca, aunque no necesariamente en ese orden— intercambian sus ideas y archivos musicales por Internet. El resultado es un dream pop cálido, en el que las voces planean y las guitarras suenan como campanas celestiales.

martes, 12 de agosto de 2014

¿Qué se sabe de los belgas? #27: Arsenal

Bruselas es ciudad que suele asociarse con una especie de Babel, sí, pero de la cosa europea, cuando lo cierto es que la inmigración africana y árabe que pulula por las calles es casi igual de importante, si no más. Hay barrios totalmente copados por la cultura y las costumbres allende la Vieja Europa, calles llenas de olores, colores y sonidos venidos del Sur y del Oriente. 

Hendrik Willeyms y John Roan, belgas de sangre y afincados en Bruselas, supieron captar este ambiente étnico y adaptarlo a su pop electrónico pensado para la pista de baile. Formaron Arsenal y en 2003 recogieron un disco de oro en Bélgica con su Oyebo Soul (Kriztal). El éxito no ha dejado de perseguirlos desde entonces. Recientemente han publicado Furu (Sony BMG, 2014), que fue número 1 en iTunes en su país de inmediato. 


Para Furu han acudido a la inspiración de la música japonesa, que se saborea desde el título, hasta el punto de incorporar en algunos cortes el koto, instrumento japonés de percusión; pero todo esto es más anecdótico que relevante. Lo cierto es que es un álbum para reventar las suelas de quienes les guste bailar en una discoteca; un allegro risoluto permanente. Además, han invitado a un buen puñado de cantantes occidentales para que interpreten la parte vocálica. Lydmor, estrella rutilante de la música electrónica danesa, interviene en tres de ellos («Lovesongs» es tremenda), a la que se suman Shawn Smith (en Brad y Satchel), Tim Bruzon (en Wave Machines), la sueca Karin Dreijer Andersson y Gavin Friday (en Virgin Prunes), que lo peta en el megahit del disco: «Not Yet Free».



miércoles, 16 de julio de 2014

Ellas llevan el ritmo #58 // Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #22: Elisa Pérez


El nuevo álbum de Cosmen Adelaida tiene algo de reseteo, de volver a empezar. Algunos cambios en la banda y un sonido de mayor consistencia y más depurado hacen que casi pueda escucharse como un debut. Siguen sus querencias por el noise pop y por los picos de guitarras a saco; pero sobre todo, fundamentalmente, especialmente, destaca el enorme trabajo de la batería, Elisa Pérez. Esto se ha dicho poco hasta ahora en las reseñas del disco, así que conviene recalcarlo: en su mayor parte, el poderío de La foto fantasma (El Genio Equivocado, 2014) descansa sobre esa batería, que cambia de ritmo constantemente y lleva las riendas de los temas con firmeza y estilo. Compruébese, si no, en esta tremenda «Copenhague»: 


Y en el siguiente corte, «Dormancia», se permite el lujo de cantar al mismo tiempo. También toca la batería en Rusos Blancos. Además, ilustra, diseña, dibuja… Sus ilustraciones de afamados punks para la revista Mood están expuestas en la librería La Central. Las vende enmarcadas a precio muy asequible. Hay quien se ha hecho con su precioso Ian Dury:


Su web.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #21: Shit & Chanel


Es muy sabido que el pijama de Marilyn Monroe era más bien escaso y olía de maravilla. En los años setenta, en la fría Dinamarca, cinco chicas se unieron para formar una banda de rock clásico y recurrieron al mismo perfume que la actriz para bautizarse artísticamente, sólo que le antepusieron una fragancia menos glamurosa: Shit & Chanel. E incluso a uno de los cuatro discos que llegaron a grabar lo titularon Chanel nº 5 (1977). Pese a que el grupo sólo era popular en su país —Anne Linnet cantaba en danés—, a la marca no le hacía gracia que la usaran tan frívolamente; en 1981 consiguió por vía judicial que las chicas tuvieran que cambiar el nombre, que pasaron a llamarse Shit & Chalou, aunque esta nueva historia duró un año y lo dejaron. 

 

En 2012 se publicó un recopilatorio con lo mejor de sus cuatro álbumes y un cedé extra con tomas en directo. Eso sí, hubo que hacerlo como Shit & Chalou: Shit & Chalou 1974-1982 (Primary Artist).

lunes, 30 de diciembre de 2013

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #20 // Género chico #: Windsurfing

Es época de retirase a los cuarteles de invierno a curarse las heridas. Los días son más oscuros de lo habitual y piden recogimiento. Es el momento ideal, entonces, para escuchar a los daneses Windsurfing, que pese a ese nombre tan veraniego y soleado, llevan a nuestros oídos melodías reposadas, suaves y mecedoras, introvertidas y aptas para la reflexión. Hay en su sonido algo puro y limpio que tonifica. 


Cómo no flotar con ese silbido de «Never Too Late».

De momento solo tienen publicado un single con el sello español independiente Discos Garibaldi, aunque Caspar Bock y Bo Svenningsen no son unos recién llegados. El primero de ellos, por ejemplo, proviene de la estirpe de bandas adyacentes a los sellos Matinée y Shelfie, como Northern Portrait.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #19: Leæther Strip


Claus Larsen, de Aalborn (Dinamarca), siempre lo ha tenido claro en esto de la música. Su proyecto Leæther Strip data de 1989. Desde entonces ha sido un fiel plasmador de un synth-pop duro y oscuro, con el que ha caminado siempre muy de la mano de la música electrónica industrial; estéticamente, se mueve entre lo gótico y lo satánico, lo siniestro y lo truculento (la portada de Yes I’m Limited V, de 2010, lo dice todo). 

Ahora remasterizadas y por vez primera en elepé, se recogen en Teenage Demos (Dark Entries, 2013) nueve demos grabadas entre 1982 y 1986, cuando Larsen apenas era un quinceañero que luchaba contra el acné, armado con un Moog Prodigy, una caja de ritmos Yamaha y artilugios y pedales para crear efectos sonoros.



martes, 13 de agosto de 2013

I'll see you in Londres #12 // Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #18: Denmark Street


El callejero de Londres es un enorme parque temático pop. Son incontables las canciones que hacen referencia a calles, barrios, plazas, personajes, etc., londinenses. Hoy nos detendremos en Denmark Street. Para ubicarla, bastan las dos primeras líneas que escribió Ray Davies en el tema que dedicó a dicha vía: 

Down the way from the Tottenham Court Road 
Just round the corner from old Soho 


Añadiremos que Denmark Street conecta con la fundamental Charing Cross Road. La relación de esta callejuela con la música se extiende a todos los ámbitos, no sólo a la canción de los Kinks, y es inversamente proporcional a su pequeña longitud. Allí estaban los Regent Sounds Studios, donde The Rolling Stones grabaron su primer álbum en 1964; allí compuso Elton John «Your Song», allí compró George Harrison la guitarra que suena en «Til There Was You», en la misma tienda que aparece en el vídeo de I Know You're Out There Somewhere de The Moody Blues; allí vivieron los Sex Pistols, en un sotano que tenía Malcom McLaren en el número 6…

viernes, 7 de junio de 2013

Como decíamos ayer #20: The Ocean Blue


Esta persistente querencia de Gog en los últimos tiempos por los discos épicos y románticos —por ejemplo, Wild Swans— no quiere atribuirla a cuestiones de edad, que todo lo templa y suaviza, sino a que en su ADN perviven trazas imborrables de aquellas escuchas infinitas de Echo & the Bunnymen o los discos en solitario de Ian McCulloch. Gog ahora se encuentra subyugado con el regreso de The Ocean Blue, estadounidenses de origen, pero también con los genes petados de los Echo, los Smiths y toda esa cuerda mítica. De hecho, en sus años de instituto comenzaron versioneando a esas bandas, y a Cocteau Twins, New Order… Firmaron con Sire y, claro, se los llevaron a Londres grabar el primer álbum, The Ocean Blue (1989). Más ensoñador y atmosférico fue el siguiente, Cerulean (Sire, 1991), que contenía esa preciosidad titulada Ballerina Out of Control, que llegó a tener cierta repercusión en las emisoras de radio americanas justo antes de que el tornado del grunge se llevara por delante cualquier otra escena. La última grabación para Sire fue Beneath the Rhythm and Sound (1993); abducidos por algún dios polar, les entró una curiosa fascinación por el frío y viajaron hasta Islandia para rodar el vídeo de «Sublime»:


En 1996 Oed Ronne se unió a los dos miembros fundadores, David Schelzel y Rob Minning, lo cual impulsó de nuevo el sonido de las guitarras del principio y dejar algo aparcacados los sonidos de sintetizador. Aunque See (Polygram, 1996) apenas pudo dejar huella porque The Ocean Blue fue una de las numerosas bandas afectadas por las fusiones de las discográficas que se produjeron en aquella época, con las consecuentes purgas. Afortunadamente siempre ha habido pequeños sellos, nunca suficientemente ponderados, llenos de gusto y bienhacer, como March Records, que en 1999 recuperó a la banda con la grabación de Davy Jones Locker. La experiencia entre los hielos árticos de años atrás no debió de ser mala, porque en este álbum se incluía Denmark, densa pero nítida, supurando el estilo de los Echo por cada nota. 

Y poco más. El siglo XXI apenas ha producido noticias sobre ellos. La más llamativas son que Minning abandonó y que en 2010 ellos mismos subieron a Youtube la aún inédita «City Traffic», una canción que habían compuesto en 1993 expresamente para la banda sonora de la película Naked in New York (con Eric Stoltz y producida por Scorsese), que por motivos desconocidos se sustituyó en el último momento por dos temas del tercer disco.


Y aquí estamos ahora con Ultramarine (Korda, 2013), el primer álbum que graban en catorce años y que encima podría catalogarse como el mejor de su carrera. Schelzel, de nuevo más McCulloch que Morrissey, canta más profundo, vulnerable e intenso que nunca. Idéntico efecto se produce en el sonido: épico y embelesador, con guitarras trabajadísimas, pletóricas, llenas de emoción. 



Disco otoñal llegado en una primavera que no ha existido, que en verano refrescará nuestras siestas y en invierno nos caldeará el ánimo. Todo un océano para nosotros este año. 

Fa-Gog-ritas: «Sad Night, Where Is Morning?», «New York 6AM», «A Rose Is A Rose»

martes, 21 de mayo de 2013

...Y ellos se juntan #75: Ex Cops


A veces Gog siente unas ganas irrefrenables de estar empezando en esto de escuchar música, de tener los oídos y la mente aún vírgenes, de no estar reconociendo influencias a la vuelta de cada acorde, de que el último de Bowie sea el primero que escuchas suyo y te parezca lo más. Si tú, lector, también sientes ese peso del pasado sobre ti y vas a emprender la escucha de True Hallucinations (Other Music, 2013), de Ex Cops, intenta disfrutar del álbum sin prejuicios ni miradas atrás; está lleno de cosas reconocibles por todas partes, sí, pero también es un disco altamente entretenido si no juegas al trivial musical con él. Déjate llevar, porque ninguno de los once temas tiene desperdicio, de principio a fin, sobre todo la cara A (o las seis primeras canciones si es en formato digital). 

Por señalar aún más, «Ken» debería figurar entre las mejores canciones del año; «Spring Break (Birthday Song)» hará que cualquier indie no vuelva a cantar el «cumpleaños feliz» sin acordarse de este tema; «You are a Lion, I Am a Lamb» y «Billy Pressly» —qué de nombres propios en los títulos— harán felices las tardes de piscina del próximo verano, si es que llegamos a tener buen tiempo alguna vez este año. 


El núcleo de este quinteto de Brooklyn lo forman Brian Harding (también en Hyms), el cerebrillo de todo esto, y la danesa Amalie Bruun (en Minks). Él compone, canta, guitarrea y toca los teclados, mientras que ella pone una susurrante y melodiosa voz y embellece la imagen de la banda. 

lunes, 1 de abril de 2013

Ellas llevan el ritmo #38: Jola


Adam Ant —sí, el legendario Adam Ant— cada día se parece más al Johnny Deep de Piratas del Caribe. Lo curioso del caso es que este parecido ha sucedido en sentido inverso: Adam Ant replicando al corsario de Johnny Deep, quien imitó la estética de Adam Ant para su papel. La noticia es que Adam Ant ha vuelto. No grababa material nuevo desde 1995; para poner título a su regreso fonográfico no ha optado por la síntesis o el compendio: Adam Ant Is The Blueblack Hussar In Marrying The Gunner's Daughter Band (Relativity, 2013). Pese al a priori perezoso que pueda suponer un nuevo álbum de Adam Ant, es un trabajo bastante digno y al menos puede escucharse. E incluso ha salido de gira con él. Para la banda que lleva en los conciertos, cuenta con una baterista glamurosa y notable llamada simplemente Jola


Jola es también la percusionista de Sailplanes, cuarteto londinense que practica art rock, es decir, tendencia a la experimentación, largos y sinuosos desarrollos y una pátina de intelectualidad. Un género, en fin, susceptible las más de las veces de lindar con la brasa. En la web de Sailplanes permiten la descarga de algunos de sus trabajos. Y para muestra aquí, este tema inspirado en Copenhague:



miércoles, 30 de enero de 2013

Plataneces #38 // ...Y ellos se juntan #70


Rebuscando el otro día por sus cajas en busca de un recopilatorio de surf mexicano, se dio Gog de bruces con este otro sampler que iba con el Rockdelux en su número de junio de 2007. 

Reencontrarse con esa olvidada portada le llevó a Gog a meter ipsofactamente el también olvidado cedé en el reproductor. Y esa ilustración del plátano floating in the space se quedó en nada al escuchar esta barbaridad que el dúo Munk hicieron junto a James Murphy y Nancy Whang, la teclista de los añorados LCD Soundsystem


«Kick Out the Chairs» —guiño, revisión, adaptación, tributo o lo que se quiera del tema de MC5— muestra a todos los implicados más desatados que nunca; Murphy canta que se le van a salir los higadillos y los Munk le hacen hueco entre percusiones y un bajo pletórico. Y los daneses WhoMadeWho haciendo el remix. Vamos que lo tenía todo. 

Era imposible fallar ese penalti. 

Motherfuckers!

lunes, 21 de enero de 2013

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #13 // El arte de la versión #68: Slaraffenland

Es algo complicado dar con el tiempo verbal adecuado para hablar del grupo danés Slaraffenland. ¿Es o era? Después un tiempo prolongado de silencio, sus últimos escarceos, como crisálida que empieza a rebullir, hacen que podamos optar por el presente, que por otra parte es un tiempo que en español sirve para todo un poco. No hay álbum suyo desde 2009, pero en su web cada vez hay más noticias acerca de sus movimientos; el último de ellos, versionear el tercer corte del Rumours para el sampler de la revista Mojo en su número de enero. 


No es nuevo para Slaraffenland esto del versioneo; en su EP Sunshine (Hometapes, 2008) incluyeron lectura propia de Radiohead («Paranoid Android») y A-ha («Take on Me»). Suelen tejer sus composiciones a base de post-rock, noise pop, rock experimental y hasta algo de free jazz. Sin embargo, en «Never Going Back Again» se percibe cierto cambio; con un sonido más claro y directo, han llenado el tema de Fleetwood Mac de variedad de percusiones que danzan alrededor de las lógicas armonías vocales y de cálidos y tenues vientos. Es innovador a la par que mantiene la esencia.


Como curiosidad final, una traducción aproximada del nombre de la banda sería algo así como ‘tierra de leche y miel’, según cuentan ellos mismos.

miércoles, 2 de enero de 2013

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #12: Northern Portrait


Los 25 primeros segundos de «Happy Nice Day» no prometen gran cosa. Además, ese «Alone in Tokyo» con que inicia el tema el vocalista, con el deje llorón a lo Morrissey, no nos importa mucho. En el momento en que pronuncia el título de la canción, ahí sí, ahí el asunto cambia y se asoman prometedoras expectativas, cumplidas cuando a los 35’’ la batería toma carrerilla y luego los teclados se disparan. Es uno de los temas de Pretty Decent Swimmers 10'' EP (2013), de Northern Portrait. Típico y glorioso producto de la factoría Matinée Recordings, que no cambiará la historia de la música, pero que sí que te puede cambiar el día, y eso no es poco.

   Northern Portrait - Happy Nice Day by Matinée Recordings

Son de Copenhague. Tienen un álbum de hace unos años, pero ahora se les nota más hechos y decididos.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Género chico #39 // El arte de la versión #65

Cualquiera que se haya dedicado alguna vez a encajar las piezas de un puzle se habrá dado cuenta en seguida de que no todas las asociaciones son posibles entre ellas. Sin embargo, los seres humanos, aun teniendo más aristas que muchos objetos, somos capaces de establecer las más impensadas asociaciones entre nosotros. Y si no, intentad encajad a los disco-electrónicos WhoMadeWho con el rockero Mark Lanegan


El caso es que a comienzos de año el trío danés se puso en contacto con el americano para proponerle grabar un split en el que se versionearan mutuamente. Ellos elijieron «Deep Black Vanishing Train» (de Funeral Blues); él se aplicó a «Below The Cherry Moon» (de Brighter). Lo curioso del experimento es que parece haber salido ganando Lanegan. Los temas del rockero americano son oscuros, cavernosos, introvertidos; en cambio, los de los daneses son espirituosos, volátiles, expansivos. Así que estos, en el esfuerzo de interiorizar y comprimir el tema de Lanegan, se ven constreñidos, como a la señora que se le nota la faja, mientras que el de Ellensburg, al tener que explayarse, se ha oxigenado, como cuando se abre una ventana en una habitación llena de humo. 


Oído una vez más el resultado, no hay duda de que la versión de Mark Lanegan Band es un temazo, lleno de elegancia que engancha aún más según va avanzando.

Ambos temas se han editado en un 7’’ conjunto de color rojo en edición limitada de 1.111 copias numeradas a mano. Aseguran que cuanto recauden irá a parar a Amnistía International.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #10: Choir of Young Believers


La voz, la buena voz, no es el instrumento más importante en el rock o en el pop. Si lo fuera, Rod Stewart no se hubiera hecho millonario vendiendo discos ni Los Planetas gozarían del prestigio del que gozan. Es más, una voz inmaculada, capaz de moverse por las escalas, de modularse, no casa del todo con estos géneros. Se podrá cantar como los ángeles, pero los ángeles no emocionan. Energía, estribillos, riffs, etc., son algunos otros valores más considerados. 

La banda danesa Choir of Young Believers, en cambio, está hecha para el lucimiento de su cantante, Jannis Noya Makrigiannis (1/3 griego, 1/3 danés, 1/3 indio). El resto de la formación, asentada en Copenhague, es muy cambiante. En Rhine Gold (Ghostly International, 2012) sobresalen también el bajo y los arreglos electrónicos; pero sobre todo dejan espacio y le dedican tiempo a esa voz, que se explaye, que se pliegue y despliegue. El aire soñador del nombre de la banda se reproduce en su música. Es un sonido celestial, dicho sea en su sentido de grandiosidad y ensoñamiento, aunque quizá sería mejor llamarlo espacial; un pop orquestal —caben el piano y los violines— de largos desarrollos, algo petulante en ocasiones, pero con personalidad propia y con el marchamo de inclasificable. Sedated, con sus truenos incluidos, podría ser el perfecto resumen de todo ello. 

Este es su segundo asalto; en su país son un fenómeno.

martes, 30 de octubre de 2012

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #9 // Género chico #33: The Felines


Asta (bajo), Ditte (guit.) y Mei (bat.), copenhaguenses y residentes en el barrio de Nørrebro, son las tres deliciosas componentes de The Felines. Bjierre, Melgaard y Long Bao con sus respectivos apellidos. La primera le da al bajo; la segunda, a la guitarra; la tercera, a la batería. Concepto, pues, básico y esquemático, sin florituras que impidan demostrar su amor incondicional por el garaje sesentero, la música surf y el punk rock. 

Su primer concierto lo dieron en marzo del año pasado. Unos meses después grabaron sus primeros cuatro temas en la ciudad sueca de Mälmo, que ha publicado en forma de EP de 7’’ el sello español Hey Girl! Records (¡un aplauso bien fuerte, por favor!).



«Daddy Walk», «The Sneak», «Boots» y «Black Joe» son cuatro pildorazos descoyuntantes que nos hacen felices a nosotros y que harían sentirse orgullosos a The Pandoras, The Cramps, Link Wray y The Sonics

Qué ganas de verlas. Ya podían traerlas al PopFest. Y si no, habrá que ir pensando en una escapada a la tierra del queso Havarti.

domingo, 14 de octubre de 2012

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #8: Agnes Obel


A Gog, todo un profano en música clásica, se le hace que si Claude Debussy o Maurice Ravel vivieran hoy les agradaría el debut de Agnes Obel, Philharmonics (PIAS, 2010), copenhaguense, frente despejada —que delata inteligencia—, mirada dulce, muy estilosa (de sencilla sofisticación), con sólida formación clásica y admiradora del quehacer de PJ Harvey y Joni Mitchell. Es talentosa, compone al piano, canta con voz acogedora y pergeña pequeños pero cálidos arreglos para acompañar a su inseparable teclado. En su país, y en el norte de Europa en general, obtuvo un éxito inmediato que apenas se filtró por los riscos de los Pirineos. 


Al parecer se encuentra preparando el segundo álbum de estudio (tiene otro grabado en directo; sí, ya). En el primero, hizo suya «Close Watch», de John Cale


(Nota mental de Gog: recuerda mucho a lo que hacían las Azure Ray o incluso Maria Taylor en solitario.)

sábado, 25 de agosto de 2012

Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #7 // Hoy llego tarde #8: Galaxie 500


La separación del trío Galaxie 500 a comienzos de los noventa trajo la bifurcación de dos nuevas bandas: Damon & Naomi y Luna. Los primeros siguieron una senda muy parecida a la que practicaban en Galaxie 500: melodías pesimistas, tempos lentos, arreglos instrumentales minimalistas, desarrollos kilométricos y canto fúnebre como de ballena herida. Así que Gog con quien realmente disfrutó musicalmente fue con el otro proyecto, más vitaminado, el del guitarrista y cantante (Dean Wareham). Es curioso, tanto en su encarnación como Luna como en sus siguientes pasos junto a Britta Phillips (¡esa bajista!), quizá sea Wareham uno de los músicos que Gog haya visto más veces en directo, cuando el sopor que le causaban los Galaxie llegaba casi a la irritación; mucho Velvet Underground, sí, pero a desesperante cámara lenta. Paradójico que escogieran de nombre artístico el de un modelo de coche de Ford con pinta de veloz y célere, cuando lo de ellos era más el ralentí de tractor. 



No es de extrañar, pues, que Gog haya tardado tanto tiempo en descubrir Copenhagen, un álbum en directo grabado en la capital danesa en 1990, el último concierto de su gira europea, y publicado siete años después. Conocía sus tres discos de estudio e incluso atesora el tributo que les hicieron desde el sello Elefant (en doble cedé y en precioso 7’’), pero ahí se quedó todo.

 

Aunque en Copenhague se congregan todas las coordenadas descritas más arriba, sin duda revela las dotes instrumentistas del grupo y una brillante solidez (tal vez esta sí digna del modelo de Ford). Llaman la atención las tres versiones con que cerraron el show: «Listen, the Snow Is Falling» (Yoko Ono), «Here She Comes Now» (Velvet Underground) y «Don’t Let Our Youth Go to Waste» (Jonathan Richman).

sábado, 9 de junio de 2012

Ette aquí #34 // Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #6: Anisette


No era de Chinchón, pese al nombre. Era danesa, así que pronúnciese Anisette en idioma extranjero y no a la pata la llana. 

Anisette Hansen y su hermana Rudi —curiosamente de mismo apellido— comenzaron grabando música infantil hasta que el grupo Dandy Swingers, también danés, que hacían un folk-rock al uso, se fijó en Anisette como vocalista. Nació así la breve unión Anisette & Dandy Swingers, que escoraron su sonido hacia una cosa más decididamente pop en plan The Seekers, tan de moda en la segunda mitad de los años sesenta. Algo parecido a un ligero éxito fue la versión que hicieron en 1968 del spectoriano River Deep, Mountain High, que paradójicamente era la cara B del single «Stay With Me Baby» (Polydor, 1968).
 

Ese mismo año fundó Savage Rose con los hermanos Koppel (ambos con gafas), con uno de los cuales se casaría (Thomas. ¿Qué tomas? Una cerveza, gracias). Esta banda optó por un posicionamiento político público y evidente. A lo largo de sus numerosos discos fueron radicalizando sus intenciones, e incluso llegaron a tocar en un campo de refugiados de Palestina. En su país de origen fueron una banda muy estimada, exitosa y respetada. Musicalmente, Savage Rose practicaban una especie de rock progresivo ecléctico, pues lo mismo entremezclaban enseñanzas Pink Floyd con jazz o con folk, un órgano incandescente, muy a lo Doors y la voz de Anisette, tenue y sensual hasta que de repente rompía en un lamenteo casi histriónico cual una Janis Joplin de Dinamarca.