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sábado, 11 de febrero de 2023

Dime qué lees y te diré cómo se llama tu banda #37: Public Image Ltd.

Los Sex Pistols fueron necesarios. Alteraron su contexto social, lo zarandearon, lo perturbaron, lo incomodaron, lo despertaron. Fue el poder del arte aplicado a una situación social, económica y política podrida (he ahí el verdadero 'rotten') para espabilar conciencias. Y eso no lo puede decir la mayor parte de bandas que han existido. 




Si se tienen en cuenta criterios estrictamente musicales, Public Image Ltd., la banda que formó después Rotten, ya como John Lydon, tuvo (o tiene, que para algo sigue en activo)— muchísimo más valor. Y de nuevo resultó ser un precursor, esta vez con el post-punk, ya desde 1978 con su primer álbum, en el que, entre otras cosas, atizaba a la Iglesia con su saña habitual: 

Fat pig priest 
Sanctimonious smiles 
He takes the money 
You take the lies 

El nombre artístico lo tomó del título de la novela The Public Image (1968) de la escritora escocesa Muriel Spark. Y es que la percepción de la imagen pública que tienen los demás de ti ha sido algo en lo que Lydon, tan expuesto siempre a ella, ha reflexionado mucho.

Desde entonces no ha dejado de surgir y de resurgir; además, con hitos muy logrados: 

> Metal Box (1979), su segundo disco, un rodillo sónico que enlató para vender 
> Flowers of Romance (1981), en el que la imagen de la portada (la imagen, siempre la imagen) no tiene nada que ver con la aspereza y experimentación que contienen los surcos. 
> «This Is Not A Love Song» (1984), lo más cercano a un pelotazo pop que ha tenido. 
> La fabulosa «Rise» al año siguiente, nerviosa y trepidante: 

I could be wrong 
I could be right 

> Y al menos un par de discos más potentes: That What Is Not (1991), con portada que no deja indiferente, y This Is PIL (2012), lo mejor que lleva hecho en el nuevo siglo. 

Hace unos días, provocador nato, atizador formidable, incansable agitador, ha intentado representar a Irlanda en el festival de Eurovisión. No ha sido elegido finalmente. Es una canción de amor, muy sentida pero, la verdad, poco conseguida. No obstante, una lástima, porque habría sido algo digno de verse, o al menos realmente divertido, un giro más de su imagen pública.

 

sábado, 28 de enero de 2023

Sales en mi canción #103: Tom Verlaine y Television

Nada nuevo es contar que Thomas Miller adoptó el nombre artístico de Tom Verlaine en honor del poeta francés Paul Verlaine. El mismo Tom fue un poeta tocando la guitarra, con ese rasgueo lírico con el que conseguía sacar el alma del instrumento. No ha habido una guitarra eléctrica tan lírica y expresiva como la suya. 

Siguiendo con los nombres, tras empezar las andanzas musicales como The Neon Boys junto a Billy Ficca y Richard Hell, no mucho después, cuando se les unió Richard Lloyd, pasaron a llamarse como les recordará siempre la historia. Verlaine siempre ejerció de líder y compositor principal del grupo, al que tenía por propio y más que propio. No sería de extrañar que pasar a llamarse Television no fuera secretamente una artimaña suya, pues las iniciales de su nombre coinciden con las siglas internacionales del televisor: TV. 

Nada en su obra, ya sea como Television o como Tom Verlaine en solitario, alcanza la excelencia de Marquee Moon (1977). Es un disco emocionante, que es de los mejores apelativos que puede recibir cualquier obra artística. En casa suena muy a menudo, pero de forma regular lo hace también alguno de sus discos en solitario, sobre todo Cover (1984), que fue el que más me marcó. Y fue así no porque lo considere mejor que su obra suma, sino porque su publicación coincidió con mi tiempo y «Let's Go To Mansion», «O Foolish Heart» y, principalmente, «Swin» me arañaron por siempre. Descubrir Marquee Moon y admirarlo vino luego. 


Las muestras de respeto de ayer por su fallecimiento dejan ver cuánto influyó en otros músicos. Alguno llegó a bautizarse como The Verlaines en su honor. Otros le dedicaron canciones o lo mencionaron en sus letras. Valgan de ejemplo las cinco que siguen a continuación. 

> Family Cat: Tom Verlaine, que fue como se tituló su primer single (Bad Girl, 1989) 

April the 7th, 1979 
Didn’t we breakfast together? 
We celebrated my seventeenth 
And heard Tom Verlaine together 

> The Go-Betweens: Sang About Angels, en The Friends of Rachel Worth (Clearspot, 2000). ¡Hacen rimar Cobain con Verlaine! 

When she sang about a boy 
Kurt Cobain 
I thought what a shame 
it wasn't about Tom Verlaine 

> Alvvays: Tom Verlaine, de su reciente Blue Rev (Polyvinyl, 2022) 

You were my Tom Verlaine 
Just sitting on the hood 

> Tom Tom Club: Downtown Rockers (Earmusic, 2012), en la que citan toda una ristra de bandas cuya influencia fue determinante para ellos. 

> Una Sonrisa Terrible: Lecturas recomendadas, desde Valencia acordándose de ellos un grupo que mereció más.

sábado, 4 de abril de 2020

Sales en mi canción #100


Entendemos el amor, principalmente, como una manifestación sentimental que se siente por otra persona. Pero hay amores a todo y de todo. Existe un amor como pasión por algo que llena, colma, rebosa tu vida de tal manera que esta no sería la misma si no existiera ese objeto adorado, tal vez obsesivo. El que profesa Jaime Cristóbal por la música deja corto el de Romeo y Julieta, el de Dante y Beatriz, el de Narciso por Narciso, el de Ramón y Cajal (por la ciencia)... Cristóbal escucha música sin cesar, la colecciona, la compone, la interpreta, escribe sobre ella, habla sobre ella (su antológico Popcasting), la respira, la consume y le consume. 

Parece lógico, pues, que haya terminado componiendo una oda al amor por los discos, a su relación con ellos, a la música que tan feliz le hace. Seguirá amando a la persona con la que comparte su vida, pero es incapaz de desprenderse de ese otro amor. Así se lo declara a ella, y le ruega que lo entienda. Una preciosa y emocionante confesión: 

700,000 records couldn’t keep me away from you 
But 300 of those records are the songs that speak about you 
700,000 records could have sucked the life out of me 
But the fact is all those records are the things that set me free 
So that’s the matter with me; you can have me either way, oh baby 
But please consider the love I have for all these precious 



“700,000 records” es el tema que, además, ha servido como ariete de su primer álbum como J’aime, Love and Squalor (Jabalina, 2020). La canción, que lleva implícita su intención desde el título, rezuma, como el resto del álbum, esa clase y elegancia que Cristóbal siempre lleva pegada como una segunda piel. 

El telón de “700000 Records” lo levanta una caja de ritmos, a la que enseguida se le une un teclado. En ese momento aún no sabemos qué intenciones tiene: ¿es un teclado que está sonando alegre o triste? La voz de Cristóbal (más consistente y segura de sí misma que nunca) deshace la duda. En el estribillo nos aguarda una sorpresa: se le une la voz de Françoiz Breut y ya nada puede ir mal. Qué bien se imbrican las dos voces, cómo se acompasan y se acompañan. Cuando el tema se encamina hacia el final, Breut desgrana una retahíla de esos artistas que tanto significan para Cristóbal y que están presentes en su vida a través de sus discos, “all these precious":

The Pet Shop Boys, Ellie Greenwich, James Wilsey, Helen Merrill, Radio Futura, Iris DeMent, Sandy Denny, Gainsbourg, Johnny Thunders, Jacno, Tracey Keenan, Madonna, Eddie & The Hot Rods, Dolly Mixture, Tyrone Davis, The Shortcuts

Los nombres, explica el propio autor, son elección suya aunque los recite Breut, si bien metió a Helen Merrill como un guiño a la cantante francesa, ya que fue Breut quien se la descubrió a Cristóbal una mixtape que le grabó hace años. 

La canción ha terminado. Volvemos a darle al play, porque esas líneas nos parten el corazón pero hacen que amemos aún más de lo que ya amábamos la música.

jueves, 22 de agosto de 2019

Las nuevas aventuras del llanero solitario #53: Martin Frawley



Uno de los mayores pecados en las reseñas musicales es, como dejó escrito Boris Vian, liarse a describir a un músico comparándolo con otro u otros más o menos conocidos por el lector, pero al que puede que no le interese ni una nada. Dicho esto, que es máxima que intenta seguirse como un mandato en En Esta Quiero Humo, es imposible de toda imposibilidad escuchar el primer corte de Undone At 31 (Merge, 2019), el álbum de debut en solitario de Martin Frawley, sin que inmediatamente nos asalte la impresión de que ahí hay un deje demasiado evidente al Lou Reed de «Walking On The Wild Side». Pero pronto brota un teclado que nos engancha y nos eleva unos centímetros de felicidad del suelo.

El teclado. Los teclados. Incluso algunos sutiles sintes. Parece que es la nueva dirección musical emprendida por el que fuera uno de los fundadores de Twerps. Ya no se trata sólo de un ejercicio de guitarras jangle como la banda madre. Encima aquí la guitarra se somete, en algunos temas, a efectos que van más allá del jangle pop, por ejemplo a modo de ligeras distorsiones. Así que aquí está el nuevo Frawley terminada la fiesta de Twerps, tras la separación en todos los sentidos de la otra fundadora, Julia McFarlane. Él sigue viviendo en Melbourne; y le sigue acompañando Angus Lord, bajista del grupo. Los teclados del disco los comparten Stewart Bronaugh y el propio Frawley. La batería es cosa de Matthew Harkin.

El segundo corte del álbum, «End Of The Bar», es sin duda el más interesante. Lo conduce un piano que no deja de soltar riffs alocados y un intenso ostinato que casa con el tono chulesco, como amenazante, con que canta Frawley aquí. Todo ello predispone a pensar que se trata de un ajuste de cuentas; él sabrá con quién, aunque los demás nos hacemos una idea. Atendiendo a la letra, resulta casi imposible no pensar que los versos finales son una referencia a la canción de The Go-Betweens «Unkind and Unwise»

I’m at he end of the bar 
I am unkind 
I am unwise 
But I’m honest from the start 

El resto de la docena de canciones tiene detalles por todas partes para comentar. El aire rockanrollesco de «What’s On Your Mind»; esa batería seca y exacta de «Chain Reaction»; el paisaje country pintado en «Lo And Behold»; o la preciosidad que es «Something About Me», erigida solamente con sintes y violín. Termina el álbum con dos piezas ralentizadas, delicadas, intimistas, de un tono algo más apagado, como si hubiese llegado el final del día y Frawley se hubiese retirado a su casa para mecerse en un abandono apaciguador.

En definitiva, Frawley nos deja un sonido más variado que con Twerps, abre otros ángulos y otras perspectivas, nuevos caminos musicales por los que, esperemos, nos deje acompañarle.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Las nuevas aventuras del llanero solitario #52 // La cara oculta #19: Jonathan Bree

Jonathan Bree aparece con la cara totalemente cubierta en la portada de su nuevo álbum en solitario, Strewalking (Lil' Chief Records, 2018), y en los videoclips que lo acompañan. La máscaras no tienen orificios por los que ver o respirar, aunque los personajes fuman y cantan. Parece una perturbadora fiesta de maniquíes.



Pero conocemos muy bien el rostro de Bree. Como polifacético de manual que es, en realidad lo suyo son las caras y sus ángulos. Empezó su andadura musical hace dos décadas junto a Heather Mansfield en The Brunettes. Creó la discográfica Lil' Chief Records para dar salida a los trabajos del dúo (aunque el penúltimo de sus cinco discos se publicó en Sub Pop). En su propio sello, con base en Auckland, han salido delicias como la de The Icypoles. Además, produce asiduamente trabajos para otros artistas (el de Princess Chelsea fue uno de  los más notorios).

En Strewalking se muestra con voz profunda y un cantar demorado, como un crooner a cámara lenta. El disco se regodea en un ambiente espectral, inquietante. El tiempo carece de importancia porque todo parece deshabitado o inanimado. Los dos primeros temas podrían estar sonando en una noria abandonada, que gira y gira sin que nadie la atienda. "You're So Cool", el tema que les sigue, es la canción de amor de un fantasma. Y así sucesivamente. Sin embargo, en esta atmósfera exánime hay algo hipnótico que nos mantiene a la escucha.

sábado, 9 de junio de 2018

Las nuevas aventuras del llanero solitario #51

Las coincidencias sólo son coincidencias. En este caso, vienen bien para reunir en un único espacio a dos americanas que han publicado, el mismo año, su disco de debut en solitario sin la sombra de sus habituales y respectivos compañeros de banda, y no muy alejadas en las propuestas musicales que presentan. 

> Cindy WilsonChange (Kill Rock Stars, 2017) 
No hace falta tener un máster universitario, ni tan siquera regalado, para darse cuenta de que el título del álbum de una de las vocalistas de The B-52’s es una declaración de intenciones. Wilson ha tenido que esperar cuatro décadas desde que empezara con su grupo para plantar su solo nombre en una portada —Kate Pierson y Fred Schneider ya lo habían hecho tiempo atrás—, por lo tanto no era cuestión de repetir la fórmula. Tenía que ser algo personal y diferente; y lo que le ha salido es un sonido bastante etéreo y melancólico, en el que dominan los sintetizadores.  

 


> Annie Hart - Impossible Accomplice (Instant Records, 2017) 
Qué bien nos caen Au Revoir Simone; imposible no sentir simpatía por ellas. Eso sí, el trío lleva ya unos años sin destilar un latido de vida. Menos mal que Hart ha decidido continuar hacia adelante con un proyecto personal. El álbum con que se lanza tiene una vena más indie pop que el de Wilson, aunque también despuntan las texturas etéreas, las atmósferas creadas por sintetizadores y las percusiones secuenciadas, con un punto más bailable o al menos más vital. 


domingo, 6 de mayo de 2018

5 sobre... #39: Picasso

Cuenta la leyenda que Pablo Picasso pagaba las cuentas de los restaurantes de París firmando servilletas. Si se juntasen hoy todas esas firmas, veríamos el Guernika de los garabatos. En cualquier caso, llegar a ese grado de fama está al alcance de muy pocos. Y el pop tampoco se ha resistido a aclamar al pintor universal y a incorporarlo a sus canciones. 

1. Modern Lovers – Pablo Picasso (1976) 
Imposible no empezar una selección de temas dedicados a Picasso por esta. Es el tema por excelencia sobre el pintor. Ha sido muchas veces versioneado, y por los más grandes (por ejemplo, John Cale o David Bowie, tan artys ellos). Quizá una de las cosas que la hace más fascinante es esa mezcla de lenguaje culto y coloquial. Y, por supuesto, ese trote hipnótico que mantienen los instrumentos junto a la voz arrastrada de Richman

Oh well be not schmuck, be not obnoxious 
Be not bellbottom bummer or asshole 


2. Johnny And The Self Abusers - Pablo Picasso (1977-78) 
En 1977 los Simple Minds hacían punk, cómo no, pero se hacían llamar Johnny And The Self Abusers. El tema lo compuso John Milarky, que luego no sería parte de la banda de Jim Kerr, si bien se editó más tarde en una recopilación sobre los early years de los Simple Minds. 
No es una versión de la los Modern Lovers, aunque la influencia es evidente. De hecho, lo que hizo Milarky fue darle la vuelta a la de los norteamericanos, que en algo tenía que notarse el espíritu punk, y donde aquellos decían «And girls could not resist his stare, / Pablo Picasso never got called an asshole», estos otros: «Pablo Picasso, a lot of girls think you are an asshole» y también «all the girls think you're a fucking asshole», aunque al parecer la letra hacía referencia al hermano del propio Milarky. 


3. Adam & The Ants – Picasso visita el Planeta de los Simios (1981) 
Adam Ant dejó el punk para pasarse a esa otra enorme fiesta de disfraces como fue aquella de los new romantics. Lo curioso es que hoy día su propuesta sigue siendo reivindicable y no ha envejecido como cabría pensar al principio. Con este tema tuvieron la genialidad de unir al pintor malagueño y el mítico planeta de los simios. Y lo titularon en español. 


4. Lord Cut-Glass – Picasso (2009) 
Bajo ese abigarrado nombre artístico estaba Alum Woodward en solitario, ni más ni menos que uno de los miembros de los nunca suficientemente ponderados The Delgados. Aunque este tema no trata directamente de Picasso, es precioso y, además, mantiene ese sabor al añorado grupo de Emma Pollock y compañía. 


5. Michael Head & The Red Elastic Band – Picasso (2017) 
El último, hasta el momento, en dedicarle una escultura sonora a ese pintor universal. El otrora componente de los Pale Fountains, lleno de calma y sapiencia, la voz grave y la guitarra clara, sigue componiendo preciosidades pop de este calibre. (Hay un aire en ella que recuerda, levemente, a «Like Dylan In The Movies» de Belle & Sebastian).

jueves, 9 de noviembre de 2017

Sales en mi canción #94 // Letras sin acordes #15 // Las nuevas aventuras del llanero solitario #49: Viv Albertine


Hay que ser más inglés que el té con scones para discernir y descifrar toda la onomástica mencionada en "Still England". Canción río compuesta casi exclusivamente a base de una ristra de nombres tras otra, ya sean artistas de diversa índole, políticos, personajes populares y todo un compendio de referencias a la cultura inglesa. Exclusivamente relacionados con la música, se oyen los nombres de:

Dennis Bovell, Kate Bush, David Bowie, The Slits, Keith & Mick (sobran las presentaciones), Jah Shaka, Siouxsie Sioux, Sid Vicious, Johnny Rotten, Dusty Springfield, Poly Styrene, The Kinks, Jarvis Cocker, Brian Eno, Cosey Fanni Tutti, The Clash, Robert Wyatt, Ewan McColl, Sandy Denny, Lemmy, Syd Barrett, Lennon y T-Rex. Y no estamos seguros de si Whinehouse [sic] es Amy Winehouse. Finalmente, no era inglés, aunque allí se lo adoptó: Bob Marley.



El tema se encuentra en el único álbum que ha publicado en solitario quien fuese componente de las legendarias The Slits, The Vermilion Border (Cadiz Music, 2012). Tiene la particularidad de que colabora un bajista diferente en cada corte: Jack Bruce, Tina Weymouth, Glen Matlock, Dennis Bovell, Danny Thompson, Jah Wobble, Phil Oakley o Jim Barr (Portishead), entre otros. Y quien fuese su pareja en los incipientes años de germinación del punk, Mick Jones, toca la guitarra en el tema inicial.

A este respecto, la vida personal de Viv Albertine, conviene leer su autobiografía Ropa música chicos (Anagrama, 2017), que si no es una cima literaria, sí es un apoteósico viaje al centro del nacimiento del punk. Dividido en dos partes, que llama 'caras', la primera es un documento esencial sobre un momento musical histórico de alguien que estuvo allí, que lo vivió, que fue parte de él, que contribuyó a que rodara; en la segunda describe su vida después del punk, años de reubicación personal y un infierno médico.


lunes, 30 de octubre de 2017

Como decíamos ayer #28: Peter Perrett


Peter Perrett, otrora líder de los legendarios The Only Ones, ha regresado veinte años después. Vuelve para traernos paz, cordura, para reconfortarnos. Es como si hubiese estado todos estos años en busca de la piedra filosofal y hubiese vuelto recubierto de una sabiduría ancestral, que vierte ahora a través de su música no sin cierta socarronería, mucha lucidez y un temple entrañable. "How The West Was Won", "Hard To Say No" y "Troika" son los hitos más sobresalientes en ese camino:

Just like everybody else I'm in love with Kim Kardashian
She's taken over from J. Lo as my number one [How The West]

Some people they are writers
Others avid readers
Some absorb like vampires
And some are bleeders [Hard]

Then came the final test, she was different from the rest
Just like I said "This must be true love forever and ever"
An' you smiled mischievously as you introduced her to me
And said you wanted us to be one big happy family [Troika]

Entre la banda de cachorros que lo acompaña, figuran sus hijos Peter Jr (bajo) y Jamie (guitarra solista).

viernes, 27 de noviembre de 2015

Las nuevas aventuras del llanero solitario #47: Caliza

Nuestros pasos a través del espeso bosque llamado redes sociales van dejando un rastro a modo de migas garbanciteras con las que se podría recomponer un buen pan quien se molestara en ir recogiéndolas. Viene a cuento esta reflexión porque algo así me ha ocurrido por azar con Elisa Pérez, conocida principalmente por llevar las baquetas de Cosmen Adelaida. Y es que llamó la atención que a lo largo del año pasado recomendara vivamente por Twitter al menos dos temas que en principio poco tenían que ver con su labor a la batería. Los temas en cuestión eran «Anna» de Trio y uno de Oppenheimer Analysis, es decir, loops, krautrock, cajas de ritmo, electrónica fría… todo lo cual era extraordinario viniendo de una percusionista. ¿Se traía algo Elisa entre manos? 

Este año comenzó a extenderse a la velocidad ya no del rayo sino de Internet un nuevo y misterioso proyecto musical llamado Caliza. Los primeros temas colgados en la red nos pusieron tiesas las orejas —ese hit anti-verano llamado «Verano no» y después uno antinavideño, «Apuesta»—, y ante el entusiasmo suscitado (el entusiasmo que pueden llegar a generar los cuatro gatos que hay interesados en el indie patrio) y las ganas de conocer la identidad de la artista, se prefirió mantener el secreto de quién andaba por detrás, aunque pronto se rumoreó que era alguien conocido de la escena indie. Ahora podemos unir ambos puntos y cerrar el círculo.

Caliza es Elisa Pérez haciendo synthpop, o algo así como pop sintético industrial echando mano del garageband y un teclado. Su primer álbum no ha tardado en aparecer. No sólo eso; Medianoche/Mediodía (Discos Walden, 2015) es una enorme sorpresa. El año, sin él, no hubiera sido igual. 


Desde el primer corte, Caliza despliega esa capacidad suya para producirnos desconcierto y poner a prueba nuestra ambivalencia. Es como si sus canciones nos rodearan con una soga y tirasen de ambos lados en direcciones opuestas: mientras nos anima con ritmos sintéticos bailables, nos hiela el alma con unas letras donde vierte su pesimista visión de la existencia, demasiado real como para que no nos afecte. «Verano no», gélida como una estatua, con un martilleo machacón y una tristeza palpitante que te horada el ánimo hasta verte hecho un trapo con el bajón, es el mejor ejemplo: 



Y así al menos hasta «Schadenfreude». Después, en la segunda mitad, el disco se zambulle musicalmente en la placidez del ambient, sólo alterado por las nervudas pulsiones de la inquietante «Misterio», pero siempre con esas letras prestas para una pesadumbre honda y serena: 

Es el final, es el final, no parecía que fuera a llegar. 
Es el futuro, es el futuro, ¿quién iba a decir que estaría tan sucio? 
Este es mi hogar, este es mi hogar, sea lo que sea este lugar. 
Voy a dormir, voy a descansar, no hay nada que hacer en el futuro, en el final.

Tremendo disco. Lo lleva al directo acompañada por el bajo Laura, de Rusos Blancos. Ha sido Discos Walden el sello que se ha encargado de publicarlo. No podía haberse puesto Elisa en mejores manos, pues se trata discográfica más interesante del país para referencias nacionales, con un ya antológico catálogo de novedades que nos ha descubierto y que ha editado con un gusto inmejorable. Con ese buen gusto y el mejor hacer que tiene su capo, ha pergeñado para la ocasión un vinilo numerado que se acompaña de pegatinas para que cada cual tunee la portada a su antojo. 

jueves, 7 de mayo de 2015

Las nuevas aventuras del llanero solitario #46: Vadim Tudor

Corneliu Vadim Tudor fue un político rumano ultranacionalista, que lideró durante años el Partido de la Gran Rumania. Sobre él pueden leerse lindezas como que en su juventud ejerció de poeta de corte de los Ceausescu o que se le conoce como “el payaso de los Cárpatos”. No se encuentran más referencias a ningún otro Vadim Tudor, así que obviando la simple casualidad, cabría imaginarse que Javier Rincón se inspiró en el nombre del politicastro para bautizarse artísticamente. En caso de ser cierto, incluso tiene sentido. Por un lado, al sonido de synth pop y dark wave que desarrolla Rincón en este proyecto le sientan bien las reminiscencias de un estrafalario personaje salido de oscuros parajes transilvanos. Por otro, la mordacidad con la que Rincón se despacha en las letras encaja con la sorna y la ironía que supone apropiarse del nombre de un infecto fachón. 


Para lo que realmente nos interesa, o sea, la música, Vadim Tudor es el proyecto en solitario del que fuera integrante del dúo Ambilívebol, allá cuando el indie patrio de los noventa, y que luego ha sido un conocido pinchadiscos de la escena underground madrileña. Su primer disco como Vadim Tudor es un minielepé homónimo (Autoreverse, 2014) en una edición de 500 ejemplares numerada a mano. Y aunque las cinco canciones apenas sobrepasan los veinte minutos, acaba convirtiéndose en un doble o triple elepé de tantas veces como se vuelve a poner cada vez que termina. Porque son temas llenos de impulso bailable, de ritmos sintéticos y repetitivos a base de casiotones y demás artefactos electrónicos que te atrapan como un imán a un clip. La voz surte el mismo efecto por la forma de recitar las frases; son cortas, directas y claras, y deja hábilmente un silencio entre ellas de manera que da tiempo al oyente a retenerlas, a fijarlas, a sopesarlas.

Nos estamos muriendo 
No sabemos qué ponernos 
Si será en verano o en invierno 

Si te quedas sin cena 
Si tu vida da pena 
Si te tiras al Sena 
Si te cortas las venas 
Esta es la canción del dolor 

Como se ve, nihilismo, humor negro y existencialismo macabro son los aderezos principales. Si estas canciones fueran una bebida, serían té con lejía, por usar una imagen del propio autor: la música pone el efecto excitante del té; y las letras, el vitriolo de nuestros días. Y es que hay toneladas de personalidad y de saber hacer en Vadim Tudor. Este disco está llamado a ser un referente del synth pop que se hace por estos lares actualmente. Y sí, suena una guitarra en «La loba herida», interpretación de Ana Béjar (otrora en Usura, también de cuando el indie patrio noventero).

lunes, 16 de marzo de 2015

Las nuevas aventuras del llanero solitario #45: The Shifting Sands


La de The Shifting Sands en su álbum Feel (Fishrider, 2012) es música alegremente triste o tristemente alegre, tristelegre, y no decimos aletriste para no confundir con el famoso personaje literario español. Traer aquí una referencia tan literaria no ha sido baladí, sino, confesémoslo, truco narrativo para ahora poder añadir que The Shifting Sands podrían estar tomando el nombre del título del cuarto volumen de la serie de novelas fantásticas para niños de la australiana Emily Rodda. Si alguien lee ese dato en alguna parte, no se ajusta a la realidad, porque lo estrictamente cierto es que el nombre de The Shifting Sands proviene de la canción de la banda de los años sesenta The West Coast Pop Art Experimental Band, de los hermanos Shaun y Danny Harris.

Muy cerca de Australia, o al menos más cerca que desde aquí, las antípodas de aquel lugar del mundo, y más concretamente en la localidad de Dunedin, en Nueva Zelanda, hay tal hervidero de músicos del pop alternativo que aquello parece un un redoxón en un vaso de agua. Por supuesto, la etiqueta Dunedin Sound no tardó en presentarse para ese pop de guitarras tan característico en marcha desde la década de los años 80, pero que ahora mismo vuelve a tener una plétora efervescente de músicos [*]. 

Michael McLeod es uno de ellos. Otrora en The Alpha State, ha emprendido la aventura en solitario con el nombre mencionado. Es su proyecto personal, aunque el nombre aparente una pluralidad que no es tal, si bien a su cobijo han intervenido en la elaboración del disco glorias del pop underground de la zona; por citar algunos: David Kilgour (The Clean), Robert Scott (The Clean, The Bats) o Robbie Yeats (The Verlaines). Se dirá, y con razón, que con mimbres así es imposible que salga un mal cesto. 


Tiene Feel una ternura y una dulzura que te desarman; escucharlo es como darse un baño al final de un día agotador en una bañera con espuma: te quedas nuevo después. Es pop derretido, fundido, entendidos estos términos como una amalgama impecable de acordes, notas y melodías; nada sobresale, todo está perfectamente empastado. De la mitad en adelante, McLeod incorpora cierto toque psicodélico en algunos cortes, aunque sigue la misma línea reconfortante. El descanso del guerrero. En su bandcamp hay subidos dos temas nuevos, lo cual hace pensar, esperanzados, que McLeod anda trabajando en un nuevo disco. 

[*] Para quien quiera profundizar en la escena actual de Dunedin, o simplemente para el que quiera escuchar buena música, se hace imprescindible acudir al recopilatorio Temporary. Selections from Dunedin’s Pop Underground 2011-2014 (Fishrider, 2014). La edición en vinilo sólo admite el adjetivo ‘maravillosa’, tanto por su contenido como por su continente.

sábado, 7 de febrero de 2015

Las nuevas aventuras del llanero solitario #44: Dean Blunt


Hay discos mágicos, dicho sea esto en el sentido de que destilan un algo intangible que los hace hipnóticos, que acaparan por entero tu atención, te sumergen en su sonido y te transportan allí dónde sólo la música puede llegar. No tienen por qué ser discos perfectos, ni por qué tener una producción estelar. De hecho, la imperfección a veces es más atractiva, más adictiva. Es el caso de Black Metal (Rough Trade, 2014), del geniecillo Dean Blunt, su tercer álbum en solitario tras las celebradas aventuras sónicas en Hype Williams. Black Metal es un disco irregular, a veces como a medio cocinar, con errores evidentes, desequilibrios en el minutaje, pero con un efecto turbador en quien lo escuche con demorada atención. Está lleno de ideas, desarrolla estructuras musicales llenas de personalidad, construye y deconstruye, tiene un tono monocromo engañoso y un fascinante aire desolador. Otro acierto es el contrapunto de la voz dulce y luminosa de Joanne Robertson para equilibrar la voz grave de Blunt y esa oscura desolación. 


Como curiosidad final, en «100» Blunt samplea el tema «Over Your Shoulder» de The Pastels, y en «Lush», el «For You» de Big Star.

martes, 30 de diciembre de 2014

5 sobre... #34: Gente


Gente. «La hay donde quiera que vas», como decía la letra de la ñoña y popular «Viva la gente». Mucho más ácida e interesante toda esta gente de a continuación:


> Surfin’ Bichos – Gente abollada (La Fábrica Magnética, 1989). Un tema con un título que podría ser de Derribos Arias en el que Fernando Alfaro, rodeado de teclados y saxofón, saca toda su rabia habitual. 


> Hank – Conocer gente (DRO, 1999, CD-single). La misantropía en una pieza de pop rock para el proyecto en solitario del miembro de Del Tonos. Odio conocer a gente / y odio que me quieran conocer a mí.


> Kiko Veneno – Dice la gente (Elemúsica, 2010). El maravilloso tercer corte del álbum homónimo. La letra es otra obra cumbre del gran Kiko; se te clava suavemente como un puñal afilado. Y además cuenta con la guitarra flamenca infinita de Javier Mas


> Los Ginkas – Viva la gente guapa condescendiente (Birra y Perdiz, 2010). Desde su feudo pamplonica, los hipervitaminados Ginkas se muestran aquí más reposados que de costumbre en este tema breve que adquiere un brillo especial cuando entra el teclado al final. 



> The Hills Around – Gente rara (Discos de Kirlian, 2014). Los de Castedefells dejan el inglés en este estupendo tema. Arranca con una guitarra distorsionada, que deja paso a la acústica y a la voz de Luis González. Y poco a poco la melodía se te va metiendo y te encuentras bailando como la gente rara de la que hablan. Otro acierto es que el estribillo cambie parte de la letra cada vez. 

domingo, 23 de noviembre de 2014

5 sobre... #33: novedades

Discos de temporada con cosas interesantes. Tres de ellos comparten la peculiaridad de que son proyectos paralelos a su banda nodriza. 

> By The Sea - Endless Days Crystal Sky (Piccadilly Records, 2014). Pop melódico de guitarras con un punto oscuro muy influenciado por el ambiente ochentero de ese mismo palo tan en boga hoy. Tiende a una cierta épica cargada de melancolía que lo hace enternecedor y emocionante por momentos. Provienen de cerca de Liverpool y su fundador, Bill Ryder-Jones, es guitarrista de The Coral



> Literature - Chorus (Slumberland Records, 2014. Optimistas, efusivos, festivos. Precisamente por eso, no se les tendrá muy en cuenta, lamentablemente, cuando resulta que la seriedad está sobrevalorada; es sabido que tendrás más opciones de que te hagan caso en cuestiones artísticas si te muestras tristón o depresivo, incluso llorón. Son de Filadelfia y Kevin Attics, Nathaniel Cardaci, Chris Schackerman y Seth Whaland saben qué es el pop. 



> Music Go Music - Impressions (Secretly Canadian, 2014). La pista de baile adora a este trío comandado por la cantante Gala Bell por su mezcla de los Abba más discotequeteros y los Fleetwood Mac de Tango In The Night, con los que además comparten californidad. 

  

Y si el contenido es un festín para el baile, en la portada ofrecen uno gastrónomico. 


> Erlend Oye - Legao (Bubbles, 2014). Componer canciones sencillas y bonitas porque sí, sin más pretensión ni más ganas de epatar y, sin embargo, calar hondo. La mitad de los noruegos The Kings of Convenience —el de las gafas— está tocado por ese don. 



> Gulp - Season Sun (Sonic Cathedral, 2014). Son los galeses Guto Pryce (de Super Furry Animals) y Lindsey Leven. Hacen un pop etéreo pero cálido, de mucha construcción y elaborados arreglos a base de sintes principalmente. La voz de ella es embriagadora. 

lunes, 20 de octubre de 2014

Las nuevas aventuras del llanero solitario #41 // Hit instantáneo #31: The Rentals

«Song of Remembering» es un tema nacido para triunfar a lo grande, estadios incluidos. Tiene un toque épico majestuoso, es sólido, triunfal, sabe dónde quiere llevar al oyente desde el primer momento y no deja que este se distraiga ni un segundo; para remate, posee un estribillo de los que te hace volar. Su autor es el otrora bajista de Weezer, Mark Sharp, que desde 1995 se encarna musicalmente bajo la piel de The Rentals. Se encuentra en el álbum Lost In Alphaville (Polyvinyl, 2014).

lunes, 6 de octubre de 2014

Una pequeña historia del rock a través de una sola portada #6: Sylvain Sylvain


El guitarrista de origen egipcio Sylvain Sylvain, disueltos The New York Dolls, intentó, con escasísima fortuna, continuar la aventura junto a una banda de acompañamiento bautizada como The Criminals

...In Teenage News (Fishead, 2000) recogió algunas de aquellas canciones grabadas hacia 1977, incluida la que da título al disco, que incluso habían llegado a tocar los Dolls en directo.

viernes, 30 de mayo de 2014

Las nuevas aventuras del llanero solitario #39: Bart Davenport


Qué poco hace falta a veces para conseguir mucho. Ahí tenéis a Bart Davenport, vestido de superhéroe de barrio, afinando la guitarra de la que extrae esas sencillas melodías que consiguen hacer agradable cualquier momento y circunstancia. Apenas necesita algo de acompañamiento: un bajo y una batería y, a ratos, unos teclados y unos coros femeninos, todo muy elemental y diáfano. 

En realidad ese disfraz podría ser más bien el de un trovador de otro tiempo. De hecho, su bagaje musical viene de otra época; concretamente, alterna el pop de FM de los setenta con ese ochentero con matices soul que se hacía entonces. A ello le añade, con su toque personal, una pincelada de ese sol californiano que tan buen rollo da y un poco de ralladura de limón, que tan buen gusto deja siempre en cualquier receta. Physical World (Lovemonk, 2014) hace su media docena de discos en solitario; atrás queda ya la década en que tocaba con The Loved Ones y The Kinetics.



Tiene edición en vinilo, formato que le sienta muy bienpor su aroma clásico.

sábado, 26 de abril de 2014

Las nuevas aventuras del llanero solitario #38: Luke Temple


Luke Temple tiene nombre de detective de novela negra o de superhéroe camuflado de ciudadano normal. También podría pensarse que se trata de un imaginario vástago de Luke Skywalker y Shirley Temple

El caso es que Luke Temple suele andar escondido tras su grupo Here We Go Magic, que practica un pop suntuoso y a los que ha llegado a producir el mismísimo Nigel «Radiohead» Godrich. Pero a Luke Temple le da por salir del caparazón de vez en cuando publicando discos en solitario y a su nombre. En el último, con sus bien de oes en el título —Good Mood Fool (Secretly Canadian, 2013)— ha sacado un falsete en clave de soul y lo ha arropado de teclados ochenteros. Pero no se piense en un álbum decididamente retro, sino la plasmación de un compositor lleno de recursos. La vacilona «Those Kids» con coros de Binki Shapiro y «Love Won't Receive» son dos ases impepinables. Puede que al álbum le falten otros dos para convertirse en un pócker ganador, pero tener esos dos de primera mano ya es un buen comienzo.



martes, 25 de febrero de 2014

Las nuevas aventuras del llanero solitario #37: Steve Cradock


He ahí a Steve Cradock: montado en una scooter, una parka tres cuartos como abrigo y un faro al fondo. No puede haber una iconografía más mod. Y es que la ascendencia del otrora guitarrista de The Ocean Colour Scene es tan evidente que casi da pudor reiterarlo. Cradock siempre ha alternado su guitarreo en la banda madre con una asidua colaboración con el puto amo, Paul Weller, otro que tal. Y fue tarde, en 2009, cuando se decidió a correr en solitario. Recientemente ha plastificado su tercer álbum, Travel Wild – Travel Free (Proper, 2013).

El primer corte llama inmediatamente la atención: un guitarreo psicodélico, una batería firme y una voz femenina que entra a la par de un teclado sostenido. La voz es la de su mujer Sally, que a lo largo del disco hace los coros y segundas voces. 



Hay otros temas potables entre la docena que sigue. En todos se destila psicodelia y pop soleado sixtie, y se alternan con otras piezas más ensoñadoras y tiernas. Y aunque las madres digan que es de mala educación señalar, apuntemos que dos de las mejores son las rítmicas «Sheer Inertia» y «Doodle Book», que recuerdan a los mejores de Ocean Colour Scene pero templados aquí con el saber hacer del puto amo.