jueves, 25 de enero de 2018

Últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca #38: Mark E. Smith

Ha sido sorprendente la cantidad de manifestaciones de pesar que ha conllevado la muerte de Mark E. Smith. La revista Mojo lo ha tildado de «radical genius» y una banda en principio tan alejada musicalmente de The Fall como Saint Etienne ha afirmado que «The Fall taught us so much when we started out - about humour, modernity, anti-fashion, geography, DIY, urban folk». Ambas recogen muy bien la esencia de tan peculiar personaje. 

No es extraño que haya influido en muchos artistas. Tenía estilo propio, una personalidad descomunal (para lo bueno y para lo malo) y una imagen que emanaba un peligro atrayente. Distinto, iconoclasta, mordaz, admirablemente inconformista hasta el final y nada muelle. Su cara esquinada probablemente fue, y perdonadme la frase hecha, el espejo de su alma, lo cual también se reflejó en su música, porque The Fall eran absolutamente arrolladores en sus mejores momentos, demoledores, una apisonadora sónica. Y cuando se dice The Fall se está diciendo Mark E. Smith. The Fall fue su banda, su vida; por ella pasaron muchos músicos, pero siempre se mantuvieron firmes sus parámetros: potentes líneas de bajo y un ritmo detonante sobre el que Smith fraseaba. 

El primer disco suyo con el que me hice fue Perverted By Language. Hoy tendré más de una veintena, lo cual me ha servido para llegar a la conclusión de que The Fall no tiene ninguna obra magna, pero tampoco ni un disco malo. En las carreras ciclistas por etapas suele otorgarse un premio especial a la regularidad para aquel corredor que día tras día cruza la meta entre los primeros. No tiene por qué coincidir con el ganador absoluto de la carrera; se trata de un corredor constante, lo que no siempre viene a ser lo mismo. En esto de la música, si existiera tal galardón, se lo llevaría Mark E. Smith. Los discos publicados a lo largo de la carrera musical de The Fall tienen la mejor media aritmética en cuanto a calidad. Como he dicho hace un momento, tal vez no tengan una obra definitiva y sobresaliente, pero todos ellos son discos notables. 

Eso sí, Smith compuso tal cantidad de temas espectaculares que probablemente muchos otros artistas matarían por conseguir sólo la mitad de ellos. No sé si en la playlist que sigue a continuación —en riguroso orden cronológico— están sus mejores canciones; sí son algunas de las que a mí más me han llegado siempre y con las que Mark E. Smith me ha volado la cabeza tantas veces.

viernes, 5 de enero de 2018

Cosas de hermanos #82 // En Re de reedición #10: Animals That Swim

Podría ser una pregunta del Un, dos, tres… responda otra vez: «Por 25 pesetas, diga animales que nadan». Hoy día, algún concursante con gafas, barbas, pantalones de pitillo, camisa tipo leñador y en general pinta de sabelotodo respondería Hugh Barker, o Al Barker, o Hank Starrs (Jeffrey Barker para su padre y su madre). Los Supertacañones se aprestarían rápido a tocar la campana y a componer un pareado sancionador. El entendido musical protestaría, manotearía para esgrimir que no ha habido más Animals That Swim que esos tres hermanos londinenses. 


 Vale, la introducción puede parecer algo forzada y poco conseguida (incluso nada). La otra opción que teníamos era haber jugado con el número 3 y sus múltiplos: tres hermanos, tres palabras en el nombre artístico y tres álbumes y nueve singles publicados. Animals That Swim comenzaron en 1992 sacando ellos mismos 300 copias de «King Beer» y repitieron el movimiento meses después publicando otro 7’’, este de reminiscencias orbisonianas, pues «Roy» trata sobre una supuesta conversación con el fantasma de Orbison. Ambos temas entraron en lo que fue su primer LP —Workshy (Elemental Records, 1994)—, que llegó a rozar levísimamente cierto reconocimiento popular gracias al NME. Pero, pese a sacar dos discos más, Animals That Swim no cuajaron lo suficiente. Quizá lastró su progresión que se movieran por ese magma de transición entre el indiepop clásico y el brit pop, sin identificarse definitivamente ni con unos u otros; o que las letras, tan cuidadas, y algunos temas eran demasiado exigentes para el oyente medio; o que el uso de la trompeta ya no estaba de moda. 


Hoy día su elegancia y su fina intensidad nos siguen pareciendo arrebatadoras. Algo similar debe de pensar el sello One Little Indian, que últimamente ha reeditado en vinilo aquel maravilloso debut, que se acompaña con un segundo vinilo, que incluye dos de las caras B de la época —«Impossible» y «Me & Cpt. America»— y un increíble puñado de demos grabadas entre el segundo y tercer discos, y que sólo ahora salen a la luz. Según cuenta en el inserto Hank Starrs, el propósito de estas grabaciones era simplemente demostrarle a la compañía discográfica que tenían potencial. Y vaya si lo tenían, porque ahora no es sólo la oportunidad de volver a escuchar gemas como «Smooth & Steps», «Pink Carnations», «King Beer» o «Vic», sino que te sientes el más feliz de los piratas por descubrir tesoros como «Hidden Stars».

lunes, 1 de enero de 2018

Discos con portada con discos #81

 Varios - Break From the Norm [2001]

Boa Constrictor - On My Way To Die [2011]


When Nalda Became Punk - Indiepop Or Whatever! EP [Shelflife Records, 2014]

The Scool - Wasting Away And Wondering [Elefant Records, 2015]