domingo, 28 de junio de 2015

Cosas de hermanos #71 // Faropedia #22 // Dime qué lees y te diré cómo se llama tu banda #32: The Steinbecks

Cuando uno va a comenzar a escribir un texto, el problema no es el del papel en blanco en sí, tan desafiante e inmenso, sino no contar con un poderoso detonante de partida. Para ponerse a hablar de Kick To Kick (Matinée, 2014), de los australianos The Steinbecks, sucede todo lo contrario: hay muchos puntos que tratar, de manera que se pueden atascar las ideas como en un embudo. Y es que parece un álbum pensado especialmente para En Esta Quiero Humo. Quede claro que el disco es tan bueno que eso bastaría para que Gog se pusiera a teclear sobre él. Si encima es la obra de una banda formada por hermanos, que toman el nombre del apellido de un famoso escritor norteamericano, le ponen la foto de un faro a la portada y componen una canción repleta de nombres de otros músicos y otra con un sublime fondo de órgano… 

La historia de The Steinbecks tiene un origen mítico, como todo lo que tenga que ver de alguna manera con Sarah Records, si bien a veces sea todo algo desproporcionado. En 1989, Josh y Joel Meadows eran unos jovenzuelos de Melbourne que habían decido formar un grupo de indie pop, The Sugargliders. Como tales grabaron seis singles y un elepé para el mentado sello inglés, hasta que en 1994 lo disolvieron para, según sus propias palabras, comenzar algo nuevo, esta vez como The Steinbecks. 

Desde entonces no ha sido un grupo lo que se dice prolífico: media docena de discos, teniendo en cuenta que habían transcurrido siete años de sequía discográfica hasta que vio la luz Kick To Kick. Es un álbum que desprende esa maestría australiana para el indie pop de guitarras, especialmente en la juerga de las seis cuedas que son temas como "We Cannot Hop To Complete With Such Colours" y "Trying To Be Someone". El álbum no se queda en ahí; contiene una sabiduría musical y una delicadeza todo él que lo hace crecer a cada escucha. Está la ternura de "At Arkaroo Rock" o el goce físico y emotivo que transmite la voz de Joel en "Below The Limen" (con un órgano Vox Continental supurando por detrás) y en "Cold Little Bones" (acompañada de un frágil rasgueo de mandolina). 

Y también está "I, radio", que rememora los días en que descubrieron la música alternativa a través de las emisoras de FM y cómo se engancharon a ella para siempre. En inglés las canciones en las que se cita una ristra de nombres se llaman, con mucha propiedad, list song; en esta, The Steinbecks cuentan que eran unos chavales que escuchaban a The Police y a John Cougar Mellemcamp hasta que un día descubrieron un puñado de bandas que les cambiaron la vida: Jonathan Richman, Billy Bragg, REM, The Smiths, The Stams, The Chills y The Moles. Tal vez The Steinbecks no te cambien la vida, pero sí te pueden cambiar un mal día.



El faro de la portada es el del Cape Nelson, cerca de Portland (Australia). Quede anotado aquí el sueño de ir a verlo algún día.

jueves, 25 de junio de 2015

No son hombres: son Devo #31


En el 8760 de Sunset Boulevard, muy cerca del mítico club Whisky A GoGo, hay un extraño edificio circular, de un verde tan chillón que hace que no pueda pasar inadvertido. Se trata del Mutato Muzika, y ese nombre ya puede dar una pista de que tal vez los Devo, los mutantes musicales por excelencia, tengan que ver con él. Más concretamente, el Mutato Muzika fue fundado por Mark Mothersbaugh para albergar su impresionante colección de sintes. Se antoja visita obligada si alguien viaja a Los Angeles.

viernes, 19 de junio de 2015

Ette aquí #64 // Funkdamentos y soultanes #33: The Turquinettes

Uno se imagina aquella época gloriosa del soul —de los años cincuenta a finales de la siguiente década— como una especie de hormiguero con una cantidad ingente de cantantes, instrumentistas, productores, compositores, arreglistas… en constante y ferviente movimiento, sin cesar de crear y grabar un tema tras otro. Fue una eclosión musical única y probablemente nunca volverá a darse otra igual. Surgió una miríada de sellos discográficos por todo Estados Unidos; algunos de ellos terminarían convirtiéndose en emporios, como Motown o, en menor medida, Stax. Muchas de las piezas que publicaron estas factorías alcanzaron el éxito y aun la gloria. Otras, la mayoría, fueron víctimas de su propia avalancha: quedaron sepultadas entre tanto oleaje, prematuramente malogrados. 

Como todo género de éxito, no tardó en bastardizarse. Empezó a fusionarse con algo de jazz, con algo de ritmos latinos y con algo de R&B. El resultado fue un ritmo imparable que el mundo conoce como funk. Y como ocurriera con su hermano el soul, se vio sometido a una producción masiva para intentar aliviar el hambre del insaciable público. De nuevo surgieron afamados mitos y un sinfín de oscuros e ignotos don nadie: de los que vendieron millones de copias y de los que se quedaron olvidados en los cajones sin ver la luz. 


El recopilatorio The Birth of Funk: Low Down & Dirty (HoS Records, 2014) muestra precisamente eso. Ahí aparecen figuras gigantes como James Brown, otras algo menos portentosas, como Eddie Bo o Huey “Piano” Smith y un buen puñado de nombres que nada dirán ni a tercera vista, como The Turquinettes. En los créditos del disco se lee que nadie sabe a ciencia cierta quiénes fueron The Turquinettes y al parecer todo apunta a que «Tell Me The Truth» es su única grabación. Se trata de una estupenda pieza de NOLA funk o funk de Nueva Orleans, respaldado por el combo de AFO Studios. Las voces femeninas la conducen como una locomotora a un tren, e incluso sus coros semejan el pitido de la máquina, mientras los espectaculares músicos de acompañamiento echan el carbón con sus intrumentos. El tema permaneció 31 años inédito, hasta que el sello Ace rescató el catálogo de AFO en 1993. Se sabe que lo compuso Elaine Coubrais; de ahí puede elucubrarse que también fuera una de las cantantes. 

 

viernes, 12 de junio de 2015

Debut #99: Mihassan

Mihassan 
Con ellos se pasa bien 

Mihassan 
Con ellos se pasa bien
No les falta de nada: 
ni máquinas ni guitarras 

Mihassan 
Con ellos se baila bien 
El poder de la repetición 
Las letras iluminadas 

Mihassan 
Son mejores que las vitaminas 

Mihhassan 
Son mejores que las vitaminas 
Póntelos a todo trapo 
En directo te fulminan

Mihassan 
Todo les sale bien 

(Especie de reseña de Mihassan LP [La Resistencia, 2014] adaptando la letra de “Señorito”.)

jueves, 11 de junio de 2015

El porqué de mis peinados #23


La chica de la izquierda, chupa negra de cuero con chapa en la solapa y tachuelas en los hombros, collar con crucifijo cayendo sobre el escote y erizadas crestas punkies, era «Spanish Lisa», de quien poco más se sabe aparte de haber sido la protagonista del vídeo que hicieron The Stranglers para «Strange Little Girl» en 1982 y a la que pagaron 100 libras para que se dejara rapar el pelo al final:

miércoles, 3 de junio de 2015

El arte del calzador #25: Dostoievsky

 

El célebre escritor ruso Fiodor Dostoievsky tenía un apellido difícil de encajar, aparentemente, en la letra de una canción, pero lo cierto es que una vez pronunciado no es tan duro como parece a la vista. Quizá en español sí resulte algo más complicado, sobre todo porque hay que encajarlo en un contexto apropiado sin hacer demasiado el ridículo. Sin embargo, más allá de nuestras fronteras no es raro encontrárselo citado, desde Finlandia a Australia, pasando por México o Estados Unidos. 


> Belaboris - Odotus, en …Olipa Kerrran (1984). Al parecer Finlandia tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Por su parte, Belaboris, banda finesa de electropop que sacó un disco tan formidable como muy poco conocido, demostraron haber hecho los deberes. Al menos el nombre del escritor ruso se entiende perfectamente cuando cantan. 


> Iggy Pop – Louie Louie, en American Caesar (1993). ¿Versión del clásico de Richard Berry? Sí. Pero en la letra no se citaba a Dostoievsky, ¿no? Ya, pero Pop, que sí siguió escrupulosamente el patrón musical, se desentendió de la letra original y la adaptó a su propio mundo, por el que acababan de pasar Bush y Gorbachev: ha caído el muro de Berlín, pero todo sigue lleno de corrupción, sida, mendigos… 

oh baby i gotta go 
a fine little girl is waitin for me 
but i 'm as bent as Dostoevsky 


> The Go-Betweens – Here Comes The City, en Oceans Apart (2005). Un viaje en tren; por la ventilla el protagonista ve pasar estaciones, iglesias, ríos… El tren le está alejando de su amante. Llega la noche y se acerca a la ciudad de destino. Y en el vagón alguien lee: 

And why do people who read Dostoevsky always look like Dostoevsky? 



> Einstürzende Neubauten - Ansonsten Dostoyevsky, en The Jewel (2008). Sesudos estos alemanes, de toda la vida. «Así Dostoievsky» titulan este tema, en plan cita de tesis doctoral. Claro que luego se les oye exclamar «¡Sangría!» y a saber ya por dónde van los tiros: 



> The Butcherettes – Mr. Tolstoi, en Sin Sin Sin (2011). En México, el nombre de León Trotski es casi tan famoso como el guacamole; sin embargo, el dúo de Guadalajara prefirió dedicarle una especie de rock garajero cosaco a otro León, aunque de apellido muy parecido; y ya de paso mientan a nuestro escritor: 

Give me pride, Dostoevsky 


> Wild Billy Childish & the CTMF - Punk Rock Enough For Me, en Acorn Man (2014). El nombre de Dostoievsky aparece entre la ristra de personajes que Childish tiene por auténticos punk rockers.


> Ezra Furman - Restless Year, en Perpetual Motion People (Bella Union, 2015). Su aspecto de joven pero suficientemente preparado casa con la personalidad musical que despliega en este tema, con memorable línea final: Dostoevsky, dime store copy. [Aportación de Jaime Cristóbal.]

  

> John Grant feat. Tracey Thorn - Disappointing (2015), en uno de los arrejuntamientos del año, y en clave electrónica bailable. 



Les Très Bien Ensemble se sentían como el personaje más afamado del escritor ruso en En Attendant Raskolnikov.

Por último, no se olvide que —de nuevo Australia— The Birthday Party tomaron el nombre de la novela Crimen y castigo.