El nuevo álbum de Cosmen Adelaida tiene algo de reseteo, de volver a empezar. Algunos cambios en la banda y un sonido de mayor consistencia y más depurado hacen que casi pueda escucharse como un debut. Siguen sus querencias por el noise pop y por los picos de guitarras a saco; pero sobre todo, fundamentalmente, especialmente, destaca el enorme trabajo de la batería, Elisa Pérez. Esto se ha dicho poco hasta ahora en las reseñas del disco, así que conviene recalcarlo: en su mayor parte, el poderío de La foto fantasma(El Genio Equivocado, 2014) descansa sobre esa batería, que cambia de ritmo constantemente y lleva las riendas de los temas con firmeza y estilo. Compruébese, si no, en esta tremenda «Copenhague»:
Y en el siguiente corte, «Dormancia», se permite el lujo de cantar al mismo tiempo. También toca la batería en Rusos Blancos. Además, ilustra, diseña, dibuja… Sus ilustraciones de afamados punks para la revista Mood están expuestas en la librería La Central. Las vende enmarcadas a precio muy asequible. Hay quien se ha hecho con su precioso Ian Dury:
Herodes es un personaje histórico infravalorado, o al menos así opina Gog, quien también piensa que, en fin, puestos a tener que convivir con chiquillería alrededor, por qué leches los adultos tratan a los niños como a seres estúpidos, con un infantilismo enfermante (que no enfermizo), y no como a personas normales.
Por eso Casi. Un musical (Narval, 2012) es una rareza extraordinaria que debemos recibir como se merece. Se trata de un cuento; de un cuento para niños; de un cuento para niños ilustrado; de un cuento para niños ilustrado y musicado. Un CD-libro, vaya. Sus tres creadores se han dedicado cada uno a su parcela antes de unir sus talentazos en el resultado final: el texto es creación de Blanca Lacasa, la música la ha compuesto Alberto Matesanz y las ilustraciones son obra y puño de Puño.
El cuento es la historia de una niña llamada Casi. Un día se levanta y se da cuenta de que ha perdido un ojo, la nariz y una oreja, así que se pone a buscarlos. Y durante la búsqueda se hará amiga de una araña y tendrá que huir del Señor Rojo. Además de la originalidad de la historia y de lo requetebién escrita que está, un valor añadido es que tiene a los posibles niños lectores por seres inteligentes, capaces de discernir y de percatarse de las cosas. La música que ha hecho posible convertirlo en una ópereta infantil es exquisita, con el buen gusto que tiene "Mate" para los arreglos y la composición. Los dibujos de Puño son maravillosos.
Blanca Lacasa y Alberto Matesanz eran los componentes del dúo indie Plastic d’Amour. Por la formación francófona de ella, autora de las letras, cantaban en lo que viene siendo el idioma galo. La aventura les duró tres estupendos discos, hasta que decidieron echar el cierre en 2006. Por suerte para todos nosotros, han decidido juntarse de nuevo para la historia de Casi, sólo que en esta ocasión Lacasa no canta. Lo hace en su lugar Irene Tremblay —conocida artísticamente como Aroah—, que ha asumido el papel de Casi. El malo malísimo del cuento es el Señor Rojo, interpretado por un espléndido Loquillo; para la voz del señor de los objetos perdidos han echado mano de Malcom Scarpa y de narrador hace Jabier Muguruza. Además, colaboran Yuri Méndez (de Lovemonk) con la trompeta, Guillermo Farré (Wild Honey, Mittens) al ukelele y Julián López (de Muchachada Nui) con la trompa.
Desde el envoltorio al contenido, Casi. Un musical es brillante y muy recomendable regalo si conocéis niños que quieran ser tratados con sensibilidad e inteligencia.
Joaquín Reyes ha hecho unas tiras cómicas sobre el mundo del famoseo y se las publica ahora la editorial Mondadori con el título de Ellos mismos. Así que empieza la promoción y el entrevistaje. En el EP3 de hoy suelta esta genialidad, de una agudeza y un tino poco comunes:
-EP3: ¿Es cierto que Sarah Palin le pone un poco? -JR: Sí, porque es como la maestra mala. Sustituye en algunos aspectos a Condoleeza Rice con ese aire de "este mundo necesita unos azotes y yo tengo la mano bien dispuesta". Tiene esa belleza de los colonos: rotunda y decidida a conquistar.
Gog no es muy ducho (aunque sí muy limpio) en el mundo de las historietas dibujadas. Al parecer lo que para él toda la vida ha sido «el cómic», ahora se llama novela gráfica. O al menos parece que hay algún distingo entre aquel y esta.
Así las cosas, Duelo de caracoles (Sinsentido, 2010) es una novela gráfica. Las ilustraciones (la narración dibujada) son obra de Sonia Pulido y el texto (la narración escrita) de Pere Joan.
Gog no es muy ducho (aunque sí muy limpio) en la penetración de una obra de este estilo, pero se atreve a opinar que la parte de la narración ilustrada destila calidad, y le llama la atención la cantidad de perspectivas diferentes que desarrolla, si es que esto se puede decir así.
La historia es muy simple: un grupo de amigos treintañeros se reúnen en una casa a comer una caracolada (no puede ser más catalán el asunto gastronómico). Bueno, en realidad, se reúnen a comer sus dos buenos perolos rebosantes de caracoles, cada uno de ellos preparados por manos cocineras diferentes, a ver cuál sabe mejor. Comen, beben, hablan, y dan un paseo por la playa tras la sobremesa. En los diálogos se pronuncian sentencias bastante agudas:
Jamás como placenteramente cuando estoy solo.
La mesa puesta parece un campamento abandonado y habitado a la vez.
El humor, así, en grupo, es como un magma, un líquido que une lo propio con lo ajeno, una forma de contemporizar y, a veces, de esconder lo íntimo… o mostrarlo vestido de risas.
Somos esclavos de nuestros órganos. Ese sistema, esa ciudad orgánica (…), bien pensado, niega nuestra libertad individual, pues no somos más que la suma de esos órganos funcionando conjuntamente.
El sidecar, a medio camino entre el individualismo de la moto y el gregarismo y la magnitud excesiva del coche, es el cruce tranquilo entre una moto y un sillón orejero.
Para aquel que guste, en el libro se incluye una receta para preparar caracoles. Gog, que sí es algo más ducho (además de limpio) en cosicosas culinarias, no se muestra muy partidario de seguirle el rastro a este plato, porque tiene más de hurgar que de comer. Y porque eso no es ni carne ni pescado.
Bueno, pues se encontraban ante el-difícil-segundo-disco y Los Punsetes han conseguido superarse. Todo el universo personal de esta muchachada madrileña, pulido y amplificado en ese tesoro indie que ya es LP2 (Everlasting Records, 2010).
El primer sínguel con que promocionarlo es «Tus amigos», que tiene un estribillo (famoso dentro de muy poco) con una falta de concordancia gramatical que a nadie importa: «Que le den por culo a tus amigos», cuando debería ser «Que les den por culo a tus amigos». En fin, que les den por culo a las faltas de concordancia (por si aquí hubiera alguna).
Por lo demás, siguen lozanos sus puntos fuertes: unas letras originales, lúcidas y próximas, el juego de guitarras y la puesta en escena de la cantante, Ariadna, esa efigie que no mueve un músculo en todo el concierto ni aunque le eches un billete de 500 €.
Respecto a las letras de las nuevas canciones, sería un no parar de copiar los hallazgos. Resumamos con unas cuantas líneas de lo que va a ser otro de sus himnos, «Estilo»:
Sin duda alguna la belleza está en el interior, pero a algunos les asoma y a otros no.
Yo no es que gane desnudo, es que pierdo vestido.
(Estribillo) Las formas y colores de esas camisetas, a las chicas los Ramones se les pegan a las tetas.
Y para rematar la modernidad del asunto, la portada y todas las ilustraciones del interior son obra de Joaquín Reyes.
Lista de cortes en la edición de vinilo:
1A. Los Cervatillos 2A. De Moda 3A. Tus Amigos 4A. Por el vicio 5A. Dinero 6A. El artista
1B. Estilo 2B. Yo creo que creo en Satanás 3B. Hospital Alchemilla 4B. Mono y galgo 5B. La manera de acertar 6B. Cien metros para el cementerio
Cualquier motivo es bueno para acordarse de Boris Vian.
El de este año es que han pasado cincuenta desde que la palmara, y eso que a él, como a otros muchos mortales, no le gustaría haberla palmado.
Ese deseo suyo lo dejó expresado con bastante claridad en el poemario titulado No me gustaría palmarla, que edita ahora exquisitamente la editorial Demipage: traducciones de los poemas a cargo de muy variopinta y conocida gente (desde Fernando Savater a Santiago Auserón, por poner dos ejemplos extremos), acompañadas de otras tantas preciosas ilustraciones.
Han llamado «Chansons probables» al primer disco y «Chansons improbables» al segundo, basándose en un oscuro criterio que tal vez sólo pueda comprenderse bien si uno es de estirpe gala, porque igual de probable como de improbable, o al revés, parece la versión de, por ejemplo, Katerine, como la de Daniel Darc.
Algunos de los intérpretes de este recopilatorio son actores franceses, con más bien poca experiencia en eso del cantar, aunque que los actores galos se lancen al canturreo es muy de ellos. En este disco están: Jeanne Moreau, Carole Bouquet, Trintignant, Jaoui, Antoine de Caunes, Jean-Claude Dreyfus y Lambert Wilson.
Lo cuenta muy bien Alejandra Pizarnik en el bello y turbador relato La condesa sangrienta: Erzsébet Báthory (1560-1614), poderosa condesa húngara, mandó asesinar a más de 600 muchachas tras infligirles las más truculentas y horribles torturas hijas de las más truculentas y horribles perversiones sexuales: mandaba desnudarlas y torturalas de la forma más atroz e inimaginable, abusaba sexualmente de ellas con brutalidad, se regodeaba con su dolor (se le quitaban sus fuertes jaquecas con los gritos de las jóvenes) y se bañaba con su sangre.
El Marqués de Sade (curioso, otro noble) inventó poca cosa un siglo después.
La condesa sangrienta está recién reeditado por la editorial Libros del Zorro Rojo en maravilloso libro ilustrado por Santiago Caruso.
Recomendación musical como fondo lector: algún disco de Einstürzende Neubauten quedaría muy bien de banda sonora.
Con eso de que se cumplen 40 años desde que el hombre pisó la Luna, los periódicos, y los medios de comunicación en general, han conseguido fácilmente material para rellenar el noticiero estival. Por ejemplo, en un artículo titulado «Cuando la musa es la Luna», se repasa por encima algunos hitos culturales inspirados por la Luna (literatura, cine y música, principalmente).
Por completarlo sólo un poco, se podría añadir lo que sigue.
En cine
No podemos olvidar la mítica imagen de E.T. volando en bicicleta con la luna al fondo.
O la secuencia de una nube que atraviesa la luna en paralelo al ojo cortado con una navaja de Un perro andaluz.
En literatura
En general, los poetas suelen contemplarla a menudo, son peritos en luna, como dijera Miguel Hernández.
Y ahí están el Lunario sentimental del poeta Leopoldo Lugones, o el romance que le dedicó Francisco de Quevedo:
porque ya en mí reverberan / los rayos del sol inmenso. / Y aunque me miráis tan niña, / soy más antigua que el tiempo
También están las decenas de greguerías que Gómez de la Serna le dedicó al satélite:
¿Qué está haciendo en realidad la luna? La luna está tomando el sol.
En cómic
El humorista Mordillo se fijó mucho en la Luna para alguno de sus geniales chistes.
Incluso nuestros mejores agentes secretos viajaron hasta ella:
En música
Nombres de banda: los Luna de Dean Wareham y el de los ochenteros patrios.
También mirando a los cielos teníamos a los bilbaínos Cancer Moon y a los leoneses Jupiter Moon, aunque esta era otra luna.
Y no nos olvidemos de Moon Martin.
Ni de que Michael Jackson inventó el moonwalking.
De los discos, el citado en el artículo de Pink Floyd es un clásico que viene rápidamente a la memoria. A Gog le gustan además estos: Marquee Moon (Television, 1977), Full Moon Fever (Tom Petty, 1989), Me & the Monkey On The Moon (Felt, 1989), Yellow Moon (The Neville Brothers, 1989), Harvest Moon (Neil Young, 1992), The Moon & Antarctica (Modest Mouse, 2000), Rock It To The Moon (Electrelane, 2001), Waiting For the Moon (Tindersticks, 2003). (¿Qué pasó en 1989, es que hubo algún eclipse lunar y todos quedaron alunados?) Hay otro bien famoso — Pink Moon (Nick Drake, 1972)—, pero Gog no es un entusiasta suyo.
En cuanto a las canciones, de las propuestas en el artículo, sin duda las de REM, Ramones, The Police y Frank Sinatra podrían estar en una selección de fa-gog-ritos. Sin contar, pues, con esas, otras cinco que escogería Gog son:
1. Paul Weller: «Moon In Your Pyjamas». Maravillosa nana que deberían enseñar todos los padres a sus hijos.
2. Louis Armstrong: «Moon River». Qué triste y estremecedora.
3. Echo & The Bunnymen: «The Killing Moon». Los Echo como nunca.
4. !!!: «Must Be The Moon». La luna en las pistas de baile.
5. Television: «Marquee Moon». Diez minutos de poesía hecha con guitarras eléctricas.
Un amigo de Gog, sabedor de su afición conciertera y su querencia a irse siempre en mayo a Barcelona para el Primavera Sound, le ha enviado esta parodia sacada de Asterix (pinchar sobre la imagen para poder leer el texto):