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viernes, 2 de agosto de 2019

Cosas de hermanos #83: los Amador

Los Amador, Raimundo y Rafael, se unieron brevemente con Kiko Veneno para formar uno de esos grupos cruciales, que a manera de un big bang posterior dan lugar a múltiples y esenciales encarnaciones para la historia de la música: Veneno. Los hermanos lo intentaron después con Pata Negra, pero las relaciones personales son siempre difíciles aunque se lleve un buen porcentaje de la misma sangre por las venas. Raimundo luego ha sido un icono de la guitarra flamenca. Kiko continuó una muy bien reconocida carrera en solitario, además de colaborar con numerosos artistas y de producir a a alguno de ellos.

De Veneno más algunas cavilaciones sobre el gazpacho he escrito algo en el blog de La Fonoteca.


domingo, 4 de noviembre de 2018

El arte del calzador #29: Perapertú


El debut de Perapertú se titula igual que la novela del escritor egipcio Naguib Mahfuz: Miramar (El Genio Equivocado, 2018). La calidad que hay en todo él se encuentra tanto en la música como en las letras, y además le acompaña un diseño fresco y llamativo. He utilizado el disco para acompañar uno de los platos que comento en La Gastroteca de La Fonoteca. Copio aquí los párrafos relativos a las cuestiones musicales del álbum: 

Las letras de las canciones evidencian que Moussa es un asiduo de los libros. Las referencias literarias y artísticas son constantes (Cézanne, Art Decó, la ínsula Barataria, el poeta Drummond de Andrade) y es capaz de encajar sin despeinarse palabras como obituario, sinople, ostracismo, pericardio, clorofila o cian. Su mérito, claro, está en incluir todo eso y que el conjunto se resulte natural, que no chirríe ni asome un ápice de pedantería por ninguna esquina. Eso cuando el texto no es directamente pura poesía, como ocurre en “Dibújalo antes”. 

En lo musical, la gama de matices que aportan principalmente los sintes y los teclados confieren a los diez cortes un toque alucinado y fantástico. Hay un punto de animada extravagancia en las atmósferas que recrean, como de fondo marino, canciones como peces que palpitan entre los restos de antiguos naufragios. A veces suena tribal; otras, una pincelada tropical, y siempre colorista como un cuadro de Cézanne. Y la alucinación alcanza el culmen con la ayuda de un bombardino y una trompeta desenfrenados en “Amor de Java”.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Una pequeña historia del rock a través de una sola portada #8: Fudge


El canadiense Lee Rosevere se guarda este otro proyecto más rockero, juguetón e irónico, Fudge, para liberarse de su yo experimental, ambient y electrónico con el que suele convivir.

La portada del primer disco de Fudge era parodia del Wish You Were Here de Pink Floyd, y lo tituló Have a Brownie (2006). Para el tercero, reutilizó la portada del London Calling, aunque para el título juega con el de Sandinista. Y siempre añade en ellas la imagen de un dulce de azúcar al que hace referencia su nombre artísitico.

En realidad los discos de Fudge sólo existen en formato digital, aunque la descarga van acompañadas de estas portadas; suponemos que serían las mismas llegado el caso de publicarlos.

jueves, 29 de octubre de 2015

La cara oculta #17 // El arte de la versión #101: The Moog Cookbook


El casco es ese complemento que, más allá de a motoristas y pilotos varios, tan útil resulta a encausados que no quieren ser fotografiados a su entrada en los juzgados y a músicos que quieren mantener el anonimato. Ya sé que el nombre de Daft Punk os ha venido a la mente de inmediato. The Moog Cookbook fue otro dúo que también se cubrió las cabezas con estos yelmos modernos. 

Meco Eno y Uli Nomi fueron los seudónimos con que se bautizaron para ocultar asimismo su verdadera identidad, algo que no consiguieron del todo. Se llamaban Brian Kehew y Roger Manning y eran dos fanáticos de los sintetizadores analógicos. La idea con de The Moog Cookbook era hacer a la vez un tributo y una parodia de las grabaciones que se realizaron con moog a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta. Para ello recurrieron a material de rock clásico y alternativo, que versionearon sólo de forma instrumental; eso sí, se autoimpusieron utilizar exclusivamente sintes analógicos, principalmente moog, claro. En los créditos del primero de los dos álbumes que publicaron estamparon un aviso claro: “No MIDI”. 

Cuando se crearon estos sintetizadores modulares en 1963, su sonido estaba desligado de toda cultura o tradición musical. Los gorjeos y sonidos intermitentes que producían no eran una extensión de ninguna tradición anterior. Al aplicarlos The Moog Cookbook sobre piezas archiconocidas compuestas en una época posterior al nacimiento de estos sintetizadores modulares, consiguieron una curiosa secuencia temporal: les confirieron un toque futurista con instrumentos del pasado, es decir, desplazaron lejos el contexto de esas canciones. Una especie de regreso al futuro. 

Todo este lío del tiempo se enmadeja aún más teniendo en cuenta que los discos de The Moog Cookbook son de mediados de los años noventa, era digital: The Moog Cookbook (Restless, 1995) y Ye Olde Space Bande (Restless, 1997). Es casi delirante el repertorio de versiones sintetizadas que llevaron a cabo. En el primero, por ejemplo, REM, Neil Young, Weezer, Nirvana, Tom Petty, Lenny Kravitz… Y en el segundo: David Bowie, Led Zeppelin, Van Halen, Eagles, Ted Nugent, Kiss… y en el que echaron una mano Wayne Kramer y Mark Mothersbaugh.






Poco más. Volvieron a unirse para grabar una pista para la película Moog (2004) y después recopilaron material sobrante de las sesiones anteriores en el disco Bartell (2006). No hay visos de que volvamos a ver los cascos del par de lunáticos de The Moog Cookbook. 

Por cierto, a ver si localizo un ejemplar del libro de cocina en el que se inspiraron para ponerse nombre: Moog's Musical Eatery (1978), de Shirleigh Moog, primera esposa del inventor de estos cacharros sonoros, Robert Moog.

sábado, 27 de septiembre de 2014

A mí no hace falta que me cambies el plato #48: Kelis


Que el sexto álbum de la estrella neoyorquina Kelis lleve por título Food (Ninja Tune, 2014) y contenga temas de aparente inspiración culinaria como el bombástico «Jerk Ribbs», «Cobbler» (una tarta de frutas), «Friday Fish Fry» o «Biscuits n’ Gravy» no es nada extraño. En primer lugar porque ya avisó de su querencia gastronómica en esto de la música al titular Tasty (Star Track, 2003) a otro de sus discos o «Milkshake» a una de sus canciones más afamadas. En segundo lugar, porque su mayor periodo de silencio discográfico (2006-2010) se debió a que andaba graduándose como chef en la escuela de alta cocina Le Cordon Blue. Ahora vende salsas de elaboración propia y presenta el programa Saucy & Sweet del Canal Cocina estadounidense. Una foodie en toda regla: 

 

¿Y qué ingredientes musicales hay en Food? La base es la presencia de Dave Sitek, de TV On The Radio, que lo produce y también colabora con ella en la composición. El sabor se aleja algo de ese R&B a la moderna que mezcla UK garaje, urban, dubstep, hip hop… Y contra pronóstico, lo que le ha salido ahora a la cambiante, camaleónica y versátil Kelis es un disco de R&B clásico; parece algo así como una recopilación de rarezas de R&B del sello Soul Jazz. Claro que hay bases electrónicas, pero llaman mucho más la atención las macizas secciones de vientos y cuerdas preponderantes en muchos de los temas. Aunque también le quita todo el aliño en la versión desnuda que hace de «Bless The Telephone» de Labi Siffre

 

En cuanto a esas referencias gastronómicas aludidas, son más una forma de ayudar a ilustrar un conjunto que trata principalmente de las relaciones sentimentales.

sábado, 6 de julio de 2013

Plataneces #40: Joyce

Las frutas adoran el verano. El mercado se convierte en esta época en un pantone de mil colores. Y en Brasil, lo del asunto frutícola ya debe de ser de éxtasis. Joyce lo cantaba así en «Banana»:

Manga, caju, maracujá, sapoti 
Fruta-de-conde, jenipapo, graviola, açaí 
Jaca, pitanga, amora e abacaxi 
Ah! não há terra generosa como as terras daqui


Esa virtuosa guitarra era de la propia Joyce, historia viva de la música brasileña. Cuenta una leyenda bufa que la samba nació en una pelea entre dos matones: tú me cutucas, yo no te cutuco. Cuando se escriba la historia definitiva de la samba, el nombre de Joyce Silveira Moreno siempre figurará en mayúsculas. Para muestra de su obra, este enlace.

sábado, 29 de junio de 2013

A mí no hace falta que me cambies el plato #42

El comer y el rascar, todo es empezar. El comer y publicarlo en internet, últimamente también (Gog el primero). Dos ejemplos muy recientes, la mar de vistosos y suculentos:  

> Casa Pletina, el tumblr Doble Pletina 






miércoles, 6 de febrero de 2013

A mí no hace falta que me cambies el plato #38: Yo La Tengo


Yo La Tengo: primera persona de la conjugación verbal del indie. Treinta y cinco años de gramática rockera alternativa. Trece álbumes de presente continuo.

A lo largo de esas tres décadas, con tantas idas y venidas a España de gira, hasta han aprendido a hacer la tortilla de patatas. James McNew muestra, incluso, mucha desenvoltura en la cocina. En el vídeo, además, la receta de una spicy tortilla soup:



Fade (Matador, 2013), más claro, más diáfano, más bonito que nunca, no es que sea breve, es que se te hace corto. 

Tú la llevas.

lunes, 24 de diciembre de 2012

A mí no hace falta que me cambies el plato #35: Sergio Algora


En 2004 Mondosonoro comenzaba una nueva sección en su revista a la que llamaron «Cocina Pop». Se trataba de que algunos músicos que les gustara cocinar compartieran sus recetas favoritas con los lectores. Para ese primer capítulo, eligieron al gran Sergio Algora, que destapó la olla de su buen gusto con una sepia estofada con setas. Por si alguien quiere sacar ideas para estos días de tanto recogimiento (se come y se recoge, se cena y se recoge, etc.), aquí va la receta con sus propias palabras: 

Ingredientes (para 4 personas).- 1 kg de sepia, 300 g de setas, 200 g de salsa de tomate, una pastilla de caldo de pescado, 2 dientes de ajo, 2 rebanadas de pan de barra, 1 vaso de vino blanco, 1 cebolla para guisar, 2 hojas de laurel, aceite, sal y pimienta. 

Preparación.- En una cazuela, ponemos un fondo de aceite y rehogamos la cebolla previamente picada; cuando empiece atomar color, añadimos la sepia cortada en tiras y freímos entre 10 y 15 minutos. Añadimos entonces el tomate frito, las setas cortadas en trozos, las hojas de laurel y la pastilla de caldo disuelta en medio litro de agua caliente. Salpimentamos y añadimos el vaso de vino blanco. Cocemos a fuego lento hasta que la sepia esté tierna (alrededor de hora y media). Freímos los ajos y las rebanadas de pan y lo machacamos todo en un mortero. Lo añadimos al guiso y lo dejamos cocer 10 minutos más. Y después a disfrutar… Se puede acompañar con un buen tinto a pesar de ser sepia. 

Consejo.- No lavar las setas, limpiarlas con un trapo húmedo. Si al sofreír la sepia suelta mucha agua, es mejor retirarla y luego continuar. 

Por su parte, Gog recomendaría preparar este plato mientras suena Llamadas perdidas (Mushroom Pillow, 2004), el disco de aquel año de LA COSTA BRAVA.

lunes, 19 de noviembre de 2012

5 sobre... #22: pizzas

Las pizzas son universales, tienen algo de viejas amigas, se encuentran casi en cualquier parte, gustan prácticamente a todos, son baratas y nos divierten que jueguen con la geometría, porque son redondas pero se comen en triángulos (ya, ya, existen pizzas cuadradas, pero a esas pobres les falta el alma de la pizza genuina). Algunos músicos, incluso, han compuesto canciones en su honor:

> Ariel Rot: «Confesiones de un comedor de pizza». Pieza instrumental del ex Tequila que se incluyó en su disco Hablando solo (Dro East West, 1997). A ritmo de swing, con un bajo y un órgano inmensos dándolo todo; claro que se trataba de Bruce Thomas y Steve Nieve, es decir, dos de los Attractions de Elvis Costello.



> Nick Heyward: «Pizza Tears». Uno más que decidió cabalgar en solitario, el otrora líder de los simpáticos Haircut One Hundred, aquellos de «Love Plus One» en los ochenta. Este era un tema mucho menor que grabó con su nombre en 1988. 



> The Cannanes: «Pizza Addict». Tema paradigmático del sonido lo-fi indie —yo me lo guiso, yo me lo como—, sin mayores pretensiones que pasarlo bien un rato los dos miembros fijos del grupo en las múltiples variaciones que tuvo la formación, Stephen O'Neil (voz, guitarra) y Frances Gibson (bajo). Tal vez su síndrome amateur tan elevado les impidió ser grandes; nunca grabaron en un sello medianamente importante en sus dos décadas de historia y seguir su dilatada pero dispersa discografía es un ejercicio de paleontólogo. Este delicioso «Pizza Addict», tan Beat Happening, fue uno de los dos temas de la cara B del single «Broken Bottles» (Bi-Joopiter, 1992). Para quien desee más información sobre la banda australiana, se recomienda este completísimo artículo


> Las Hermanas Benítez: «Sole, pizza, amore». Eran Beatriz, Beba, Petry, Carmen y Juanita y luego Hadee, hijas del ministro de Trabajo cubano Francisco Benítez, quien creara la primera ley para que no se trabajara más de 40 horas semanales. Comenzaron a grabar en los años cincuenta; en 1958 su famoso «Corazón de melón» se utilizó en la peli Sube y baja del gran Cantinflas. Al llegar a España en los sesenta, comenzaron a disgregarse y quedaron como trío Petry, Juanita y Hadee, que grabaron a la italiana esta definitiva canción sobre pizzas. 


> Para cerrar la serie, una fotografía sacada por el grupo Caveman durante su última gira. A su paso por Delawere, se vieron en un restaurante ante esta Banana Dessert Pizza, a base de plátanos, canela y azúcar morena. (Gog la ha cocinado hace poco reconvirtiéndola en una tarta tatin.)

viernes, 19 de octubre de 2012

Las nuevas aventuras del llanero solitario #27 // A mí no hace falta que me cambies el plato #32: Joe Goddard


 

Hoy día es menos frecuente que antes encontrarse temas instrumentales en los discos de pop y de rock; así, sin pensarlo mucho, The Clash o The Police, por ejemplo, grabaron algún corte sin voz. En fin, tal vez sea una mera cuestión de percepción y resulta que hay más de lo que Gog se percata. De lo que no hay duda es de que la electrónica es género abonado para el desarrollo de la música instrumental. Así Harvest Festival (Greco Roman, 2009), de Joe Goddard, uno de los cabecillas de los exitosos Hot Chip

Por ser un poco respetuosos con la exactitud, habrá que señalar que de la docena de temas que contiene este álbum, en tres de ellos sí hay interpretación vocálica: en [5], [7] y [12], es decir, convenientemente repartidos. De hecho, en la primera de ellas se trata de una repetición vocálica más encaminada a crear una sensación que a transmitir un mensaje al uso. En [7], sí hay una letra cantada; el resultado es un delicioso juguete de pop electrónico en la línea de la factoría Hot Chip. El álbum se cierra con la tercera de las piezas cantadas, tal vez de lo más interesante del álbum, una extraña letanía construida con electrónica. 

El resto del álbum es un despliegue de tecno, house y electro orientados hacia la pista de baile. A su favor, que Goddard no parece tomarse demasiado en serio esto del clubbing, o al menos esa es la aliviadora sensación que nos transmiten los temas, como con un cierto tono de distanciamiento, perceptible pero difícil de describir. Deja para el final las piezas más experimentales, sobre todo [9] y [10]. Y mención aparte para el puro Kraftwerk que es [2]. 

A ese no tomarse demasiado en serio el asunto contribuye el hecho de que parece que Goddard se hubiera dado un garbeo por una frutería, con sus plataneces incluidas, a la hora de titular las canciones: 

[1] Apple Bobbing 
[2] Tinned Apricot 
[3] Pear-Shaped 
[4] Strawberry Jam 
[6] Half-Lime Oranges 
[8] Tropical Punch 
[9] Sour Grapes 
[10] Pineapple Chunk 
[11] Mango Chutney 
[12] Coconut Shy 

Nota para gourmets: en el interior de la portadilla viene la receta de un chutney de tomate preparado por Rosie Lovell, propietaria del Rosie’s Deli Cafe de Brixton.

sábado, 7 de julio de 2012

A mí no hace falta que me cambies el plato #29 // La banda sonora de un libro #9


¿Se te pega la cebolla? ¿Nunca aciertas con los granos de sal que van en un pizco? ¿Los bocadillos de chorizo no te salen como a tu madre?

Mario Suárez y Ricardo Cavolo son de la opinión de que no hay nada como mezclar música y comida. Lo demuestran con su libro Cocina indie. Recetas, dibujos y discos para gente diferente (Lunwerg, 2012), que queda gigacool junto a los fogones si eres un indie-cocinillas. Las recetas que contiene no serán candidatas a obtener estrellas Michelín, pero resulta un vademécum absolutamente recomendable para sacar ideas culinarias y, lo que tal vez sea más importante, ideas musicales para pinchar mientras estás con las manos en la masa. 

El volumen lo han dividido en tres partes: 1. EP: picoteo (tapas, entrantes), 2. LP: platos fuertes (primeros y segundos) y 3. Singles: postres y cócteles. Cada receta va acompañada de una propuesta musical, a la que se hacen referencias mientras se explica la elaboración del plato. Algunas de las recetas a modo de ejemplo: 

> «Trío de champiñones rellenos» / Portishead, Third 
> «Mojo picón sobre la mesa de mezclas» / El Guincho, Pop negro 
> «Bullabesa con corazonada» / The Pains Of Being Pure At Heart, Belong 
> «Cous Cous Remember When» / Au Revoir simone, Still Night, Still Light 
> «Manzanas con carne para la paz mundial» / Klaus & Kinski, Tierra, trágalos 
> «Berenjenas rellenas de cariño y queso» / Camera Obscura, Tears For Affairs 
> «Salchichas con pisto y borsalino» / Kraftwerk, Electric Café
> «Brownie tributo a David (Bowie)» / Warpaint, The Fool 

Es entre muy probable y casi seguro que Gog ya haya escrito antes por aquí lo siguiente: uno de sus mayores placeres es cocinar escuchando música, y su disco favorito cuando se pone a preparar una cena para los amigos es un recopilatorio con los hits de The B-52’s. No hay suflé que se niegue a subir si está sonando, por ejemplo, Rock Lobster.

¿Cuál es vuestro disco o canción favoritos para cocinar? Si queréis comentarlo, Gog promete hacer un post con vuestras sugerencias.

sábado, 26 de mayo de 2012

A mí no hace falta que me cambies el plato #26


Mmmm, interesante plato de pasta con garbanzos. Así lo explica la propia Amy Ray, de las Indigo Girls

Dish.- Laura and Tracey’s Pasta Ceci, A Ray Family Tradition! 

Description.- My sister Laura and her partner Tracey concocted this hot pasta recipe and gave it me in a cookbook, It has become a tradition in my house. Chickpeas, olive oil, onions, garlic, and Parmesan cheese—perfect combo and easy! 

Ingredients.- 3 16 oz. cans of chickpeas (or prepare your own from 2 cups dried chickpeas), 5 medium yellow onions (coarsely chopped), 6 cloves of garlic (finely minced), 2 tbs. of olive oil, freshly ground pepper, Parmesan cheese (shaved) 

Recipe.- 
– Heat olive oil in large skillet (with lid) on medium. 
- Add chopped onions to sauté, stir frequently until onions are translucent and sweet. 
- Turn Heat to low, add garlic and stir (add more olive oil if it’s too dry at this point). Cook for about 5 more minutes. 
- Add chickpeas and enough cooking liquid until liquid is even with the surface of other ingredients in skillet. Simmer covered on low for 15 minutes. 
- To thicken sauce, use a fork to mash up some of the chickpeas. Add pepper and salt as needed. 
- Prepare pasta. Farfalle and Penne are great for this, but use what you want. Serve chickpeas over warm pasta and most importantly—add plenty of shaved parmesan cheese.

[Más recetas elaboradas por músicos indies aquí.]

sábado, 14 de abril de 2012

A mí no hace falta que me cambies el plato #24

The Black Keys poniéndose hasta arriba de costillas a la BBQ en compañía del gran Anthony Bourdain (por cierto, muy recomendable la lectura de Confesiones de un chef):

 

martes, 9 de agosto de 2011

A mí no hace falta que me cambies el plato #15: Finger Magazine

Cualquier momento del día, cualquier estado de ánimo, todo quehacer, toda actividad por minúscula que sea, puede ir asociada a una canción. Es algo parecido lo que piensan en Finger Magazine, publicación electrónica y en papel couché dedicada, ¡¡¡exclusivamente!!!, a hacer listas de canciones favoritas preguntando a cientos de músicos por ellas.

En su web, se pueden buscar por artista o por pregunta concreta, y encima las canciones tienen enlace a Spotify. Bendita locura. Desde a priori se advierte que la consulta puede resultar tan entretenida como peligrosamente adictiva.

El tipo de preguntas abarca desde cuál es la primera canción que recuerdas hasta cuál es tu canción favorita cuando te das un baño de espuma; la que gustaría que sonara en tu funeral o la que pones antes de ir a una cita… A modo de ejemplo, he aquí algunas de las canciones elegidas para cocinar.


JAMES MURPHY: Terry Reid - Sweater
ANNIE: Madonna - Into The Groove
BLOC PARTY: MC5 - Sister Anne
DAVID HOLMES: Sly & The Family Stone - Sing A Simple Song
ESG (Renee Scroggins): Abba - Voulez Vous
GRIZZLY BEAR: Nina Simone
KID LOCO: The Beach Boys – Vegetables
MAX ROMEO: Jacob Miller - Tenement Yard
SEÑOR COCONUT: Enrico Caruso
SAINT ETIENNE (Bob Stanley): Burt Bacharach - Pacific Coast Highway
SONS & DAUGHTERS (David Gow, drums): Hasil Adkins - Chicken Walk
SPINTO BAND: The Buena Vista Social Club - Pueblo Nuevo
TOM VEK: Gonzales - Gogol

Y si se le preguntara a Gog qué disco suele ponerse cuando va a aplicarse en los fogones, sin duda elegiría The Best of The B’52’s. Dance this Mess Around.

O este otro tema suyo muy gastronómico:

The B-52's - Quiche Lorraine

viernes, 11 de marzo de 2011

Dime qué lees y te diré cómo se llama tu banda #10 // A mí no hace falta que me cambies el plato #8: Patrullero Mancuso

Murky López (guitarra), Guillermo Monje (batería) y los hermanos Jaime (guitarra) y Manuel (bajo) Godino, de la localidad madrileña de Villaviciosa de Odón, siempre fueron unos cachondos mentales. Cómo si no adoptar el nombre de uno de los personajes secundarios de La conjura de los necios, la hilarante, disparatada y brillantemente patética novela de J. K. Toole. (Angelo «el patrullero» Mancuso es un incompetente policía de la ciudad.)

Como el cachondeo mental no está suficientemente considerado, Patrullero Mancuso no duraron ni una década.

En los primeros 90, empezaron haciendo un noise pop con Los Planetas, Penélope Trip o El Inquilino Comunista. Ellos combinaban sus raíces de música distorsionada con puntos kitsch y temas descacharrantes, porque las letras siempre fueron su fuerte. Con el cambio de discografía les llegó algo de reconocimiento, gracias a un sonido más sencillo y limpio y una evidente mejor producción.

> El trabajo de odiar (Munster, 1991)
> Fantasía (Munster, 1993)
> ¡Viva bonito! (Munster, 1993), alguna de sus primeras grabaciones peinadas y acicaladas de nuevo
> Tortilla estatal (Elefant, 1997). Despegaron levemente con su afamada «El Halcón Milenario».
> Bodegón musical (Elefant, 1998)


Y eso fue todo.

Irónicos y satíricos, quizá nacieron demasiado pronto, como una especie de sietemesinos del indie patrio. En su haber, contribuyeron a desarrollar el indie español cuando aquello era un largo y soporífero secarral. Pero hubieran cuajado mejor en estos tiempos más posmodernos de los Joe Crepúsculo, Manos de Topo, Ornamento y Delito, Ginkas, Punsetes, Directivos

Si «Mi vida va bien» no es adelantarse a los tiempos... Hoy, en este ambiente de crisis apocalíptica, también hubiera quedado niquelada con todo ese sarcasmo que rezuma:



En la segunda parte de su discografía, parece que comieron un poco mejor, o tal vez no, y por eso recurrieron más al asunto gastronómico.

Si un «bodegón» podría remitir, sin duda, a una mesa cubierta de viandas, además frieron «Bienmesabe» en ese mismo álbum; si cuajaron una «tortilla estatal», también se reconocieron «Adictos al gazpacho» (incluida en el ep de «Mi vida va bien»):

Agradecidos a Colón
por descubrirnos el tomate.
Adictos al gazpacho.

Por fín colgamos los abrigos,
nos deshicimos ya del frío.
De nuevo un gazpacho.

También me gusta el salmorejo,
pero no importa un pepino
disuelto en el gazpacho

Voy a invitar a mis amigas
a la piscina de mi tía
que prueben su gazpacho
gazpacho
gazpacho


miércoles, 15 de septiembre de 2010

A mí no hace falta que me cambies el plato #6 // ...Y ellos se juntan #23: Sonia Pulido & Pere Joan

Gog no es muy ducho (aunque sí muy limpio) en el mundo de las historietas dibujadas. Al parecer lo que para él toda la vida ha sido «el cómic», ahora se llama novela gráfica. O al menos parece que hay algún distingo entre aquel y esta.

Así las cosas, Duelo de caracoles (Sinsentido, 2010) es una novela gráfica. Las ilustraciones (la narración dibujada) son obra de Sonia Pulido y el texto (la narración escrita) de Pere Joan.

Gog no es muy ducho (aunque sí muy limpio) en la penetración de una obra de este estilo, pero se atreve a opinar que la parte de la narración ilustrada destila calidad, y le llama la atención la cantidad de perspectivas diferentes que desarrolla, si es que esto se puede decir así.

La historia es muy simple: un grupo de amigos treintañeros se reúnen en una casa a comer una caracolada (no puede ser más catalán el asunto gastronómico). Bueno, en realidad, se reúnen a comer sus dos buenos perolos rebosantes de caracoles, cada uno de ellos preparados por manos cocineras diferentes, a ver cuál sabe mejor. Comen, beben, hablan, y dan un paseo por la playa tras la sobremesa. En los diálogos se pronuncian sentencias bastante agudas:

Jamás como placenteramente cuando estoy solo.

La mesa puesta parece un campamento abandonado y habitado a la vez.

El humor, así, en grupo, es como un magma, un líquido que une lo propio con lo ajeno, una forma de contemporizar y, a veces, de esconder lo íntimo… o mostrarlo vestido de risas.

Somos esclavos de nuestros órganos. Ese sistema, esa ciudad orgánica (…), bien pensado, niega nuestra libertad individual, pues no somos más que la suma de esos órganos funcionando conjuntamente.

El sidecar, a medio camino entre el individualismo de la moto y el gregarismo y la magnitud excesiva del coche, es el cruce tranquilo entre una moto y un sillón orejero.

Para aquel que guste, en el libro se incluye una receta para preparar caracoles. Gog, que sí es algo más ducho (además de limpio) en cosicosas culinarias, no se muestra muy partidario de seguirle el rastro a este plato, porque tiene más de hurgar que de comer. Y porque eso no es ni carne ni pescado.

sábado, 22 de mayo de 2010

Ovejas negras #15 // A mí no hace falta que me cambies el plato #5

El bueno e iconoclasta de Javier Krahe anda metido en líos judiciales. Comienza ahora un juicio oral contra él porque en 2004 se emitió en un programa de Canal + un cortometraje que rodó Krake en la segunda mitad de los años 70. Este es el corto (como se ve, disponible sin problemas en el yotuve):



Le acusa el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro, que según consta en su web "tiene como fines la defensa de la dignidad de la persona, de la familia y de los derechos humanos" (cita extraída de esta noticia), por atentar contra los sentimientos religiosos. Y según la misma noticia en otro medio, en su día "la plataforma ultracatólica Hazte Oir promovió acciones jurídicas".

Gog está de acuerdo con que acusen a Krahe. Es una vergüenza: ¡se le olvidó echar patatas en la receta!

viernes, 4 de diciembre de 2009

Húngaros #7 // A mí no hace falta que me cambies el plato #3: el goulash


La palabra goulash viene de Gulyás, que en húngaro quiere decir 'pastor' o 'vaquero'.

Es muy interesante tener en cuenta que originariamente se hacía con nata agría, pero desde que los españoles llevaron al imperio austro-húngaro el tomate y el pimentón, ya nadie se imagina este plato sin ese peculiar sabor, lo que ellos llaman tomatenpaprika.

Más información sobre esta especialidad culinaria húngara que puede resultarle relevante a alguien es que el goulash se prepara tradicionalmente en un caldero especial llamado bogracs (ruega Gog se le traiga uno si alguien visita Hungría cualquier día de estos).





Por último, fiándonos con fe ciega de lo que se cuenta aquí, hay que decir que «los húngaros consideran al goulasch vienés (ortografía alemana) como una versión edulcorada del auténtico goulash, que en su país va acompañado de tarhonya (granos de pasta con huevos, secados y luego salteados en manteca de cerdo con cebollas y perejil) o bien con csipetke (especie de pasta con huevos, escalfadas en caldo)».




Quizá aquí podemos pasar muy bien con lo que viene siendo un estofado de carne de toda la vida.

lunes, 29 de diciembre de 2008