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sábado, 11 de febrero de 2023

Dime qué lees y te diré cómo se llama tu banda #37: Public Image Ltd.

Los Sex Pistols fueron necesarios. Alteraron su contexto social, lo zarandearon, lo perturbaron, lo incomodaron, lo despertaron. Fue el poder del arte aplicado a una situación social, económica y política podrida (he ahí el verdadero 'rotten') para espabilar conciencias. Y eso no lo puede decir la mayor parte de bandas que han existido. 




Si se tienen en cuenta criterios estrictamente musicales, Public Image Ltd., la banda que formó después Rotten, ya como John Lydon, tuvo (o tiene, que para algo sigue en activo)— muchísimo más valor. Y de nuevo resultó ser un precursor, esta vez con el post-punk, ya desde 1978 con su primer álbum, en el que, entre otras cosas, atizaba a la Iglesia con su saña habitual: 

Fat pig priest 
Sanctimonious smiles 
He takes the money 
You take the lies 

El nombre artístico lo tomó del título de la novela The Public Image (1968) de la escritora escocesa Muriel Spark. Y es que la percepción de la imagen pública que tienen los demás de ti ha sido algo en lo que Lydon, tan expuesto siempre a ella, ha reflexionado mucho.

Desde entonces no ha dejado de surgir y de resurgir; además, con hitos muy logrados: 

> Metal Box (1979), su segundo disco, un rodillo sónico que enlató para vender 
> Flowers of Romance (1981), en el que la imagen de la portada (la imagen, siempre la imagen) no tiene nada que ver con la aspereza y experimentación que contienen los surcos. 
> «This Is Not A Love Song» (1984), lo más cercano a un pelotazo pop que ha tenido. 
> La fabulosa «Rise» al año siguiente, nerviosa y trepidante: 

I could be wrong 
I could be right 

> Y al menos un par de discos más potentes: That What Is Not (1991), con portada que no deja indiferente, y This Is PIL (2012), lo mejor que lleva hecho en el nuevo siglo. 

Hace unos días, provocador nato, atizador formidable, incansable agitador, ha intentado representar a Irlanda en el festival de Eurovisión. No ha sido elegido finalmente. Es una canción de amor, muy sentida pero, la verdad, poco conseguida. No obstante, una lástima, porque habría sido algo digno de verse, o al menos realmente divertido, un giro más de su imagen pública.

 

sábado, 28 de enero de 2023

Sales en mi canción #103: Tom Verlaine y Television

Nada nuevo es contar que Thomas Miller adoptó el nombre artístico de Tom Verlaine en honor del poeta francés Paul Verlaine. El mismo Tom fue un poeta tocando la guitarra, con ese rasgueo lírico con el que conseguía sacar el alma del instrumento. No ha habido una guitarra eléctrica tan lírica y expresiva como la suya. 

Siguiendo con los nombres, tras empezar las andanzas musicales como The Neon Boys junto a Billy Ficca y Richard Hell, no mucho después, cuando se les unió Richard Lloyd, pasaron a llamarse como les recordará siempre la historia. Verlaine siempre ejerció de líder y compositor principal del grupo, al que tenía por propio y más que propio. No sería de extrañar que pasar a llamarse Television no fuera secretamente una artimaña suya, pues las iniciales de su nombre coinciden con las siglas internacionales del televisor: TV. 

Nada en su obra, ya sea como Television o como Tom Verlaine en solitario, alcanza la excelencia de Marquee Moon (1977). Es un disco emocionante, que es de los mejores apelativos que puede recibir cualquier obra artística. En casa suena muy a menudo, pero de forma regular lo hace también alguno de sus discos en solitario, sobre todo Cover (1984), que fue el que más me marcó. Y fue así no porque lo considere mejor que su obra suma, sino porque su publicación coincidió con mi tiempo y «Let's Go To Mansion», «O Foolish Heart» y, principalmente, «Swin» me arañaron por siempre. Descubrir Marquee Moon y admirarlo vino luego. 


Las muestras de respeto de ayer por su fallecimiento dejan ver cuánto influyó en otros músicos. Alguno llegó a bautizarse como The Verlaines en su honor. Otros le dedicaron canciones o lo mencionaron en sus letras. Valgan de ejemplo las cinco que siguen a continuación. 

> Family Cat: Tom Verlaine, que fue como se tituló su primer single (Bad Girl, 1989) 

April the 7th, 1979 
Didn’t we breakfast together? 
We celebrated my seventeenth 
And heard Tom Verlaine together 

> The Go-Betweens: Sang About Angels, en The Friends of Rachel Worth (Clearspot, 2000). ¡Hacen rimar Cobain con Verlaine! 

When she sang about a boy 
Kurt Cobain 
I thought what a shame 
it wasn't about Tom Verlaine 

> Alvvays: Tom Verlaine, de su reciente Blue Rev (Polyvinyl, 2022) 

You were my Tom Verlaine 
Just sitting on the hood 

> Tom Tom Club: Downtown Rockers (Earmusic, 2012), en la que citan toda una ristra de bandas cuya influencia fue determinante para ellos. 

> Una Sonrisa Terrible: Lecturas recomendadas, desde Valencia acordándose de ellos un grupo que mereció más.

domingo, 20 de junio de 2021

Sales en mi canción #102: sobre ABBA

La A con la B y la B con la A, ABBA. Antes de que empezara la globalización tal y como la entendemos hoy día, hubo un pegamento de origen sueco que uniformó el gusto musical del mundo. Porque, no nos engañemos, no hay nadie que no se haya echado un baile con algún tema suyo, o haya tarareado uno de sus infalibles estribillos, o no conozca alguna de aquellas impecables tonadas. No tendrás discos suyos, pero no te cayeron mal nunca. Hicieron magia.

> Trembling Blue Stars - ABBA On The Jukebox (1996). Indies de manual —una de las muchas bandas por donde ha pasado Beth Arty—, desprendían en sus discos un aire entre melancólico y ensoñador, con querencia a regodearse en el sentimentalismo y la tristura, de esa gente que parece que sólo es feliz en la pena, o que en la lluvia encuentra el éxtasis su estado de ánimo:

Abba on the jukebox at Par Sands 

Y llueve.


> Los Fresones Rebeldes - Algo hay (1999). Otra banda indie al uso, esta de Barcelona y muy representativa de la década de los noventa por aquí. Sus rimas no están en el podio de las más brillantes de aquel pop naíf: 

Hay una canción sonando, / Me da igual "Chiquitita" o "Fernando" / Y eso que a mí ABBA / No me gustan nada 


> Las Escarlatinas - Dormir o morir (2008). Cavilaciones existenciales sobre lo que es hacerse mayor, pero anima como un rayo de sol. Al parecer era una adaptación de “Clear Skies” de la banda coreana Misty

Meteré esos discos de ABBA en el desván 

Tuturutú Tuturutú tuturu 



> Hot Chip: Night & Day (2012). Ritmos sintéticos para un bailoteo frenético, con las pulsaciones disparadas en la pista de baile. El párrafo de esta canción en el que se menciona a la banda sueca lo declama el actor Terence Stamp:

I don't got no Abba 
I don't play no Gabba 
I like Zapp not Zappa 


> The Goon Sax - Sweaty Hands (2016). El trío australiano haciendo de las suyas. La reconfortante batería, el rasgueo amistoso de la guitarra y la cálida voz de Foster que canta: 

Walk past an apartment and hear ABBA

domingo, 13 de diciembre de 2020

Sales en mi canción #101: David Newton & The Mighty Angels

The Mighty Lemon Drops fueron una de las encarnaciones más visibles de aquel famoso casete C86 que puso en circulación el NME. Su “Happy Head” era el segundo de tema de la cara A. Y fue el que dio título a su primer álbum. 

David Newton, el guitarrista y cantante que los fundó en su Wolverhampton natal, mantuvo la banda en activo hasta 1993. Desde entonces no es mucho lo que se ha sabido de él. Llegó a colaborar con The Blue Aeroplanes. De sus andadas por diferentes grupos, Fonda es el más sólido y duradero. También tiene un álbum a su nombre (Portrait of A Woman, 2007), que pasó muy desapercibido. 

Asentado en California, ahora retoma las coordenadas musicales de sus inicios con un proyecto llamado David Newton & Thee Mighty Angels. Sólo por el tema que lo abre A Gateway To A Lifetime Of Dissapoinment (Parkfield Records, 2020) ya hay que maravillarse. 

El resto del disco discurre con brillantez. Las guitarras marca de la casa, su cálida voz y unos estribillos apoteósicos. “Avoid It”, “My First Band”, “Paint The Town”…  Así hasta el final. Una tremebunda sucesión de canciones bestiales. 

Eddie Argos se le suma para cantar una de esas canciones homenaje llenas de referencias musicales, cuyo título lo dice todo: “The Songs That Changed Our Lives”. De Bob & Marcia hasta el “Spanish Stroll” de Mink DeVille

Bob & Marcia, Young Gifted & Black 
The Jackson 5, I Want You Back 
Ambition by Subway Sect 
The John Peel Sessions by The Prefects 

These Are The Songs 
The Songs That Changed Our Lives 

Solid Gold Easy Action, Psychotic Reaction 

These Are The Songs… 

The Mekons, Where Were You 
(Eddie &) The Hot Rods, Do Anything You Want To Do 
Teenage Treats, Brickfield Nights, I Want To See The Bright Lights Tonight 

These Are The Songs… 

My Generation, Your Generation, (I Belong To The) Blank Generation 

These Are The Songs… 

Time Vision, Roadrunner by Jonathan Richman 

Jimmy Radcliffe slows things down 
You ask a girl to dance but you get turned down 
Maybe it just wasn’t your day 
Anyway 

These Are The Songs...

Spanish Stroll, Spanish Stroll 


 

Ojalá alguien saque una edición como se merece el disco, que de momento sólo tiene formato en CDr. 

sábado, 4 de abril de 2020

Sales en mi canción #100


Entendemos el amor, principalmente, como una manifestación sentimental que se siente por otra persona. Pero hay amores a todo y de todo. Existe un amor como pasión por algo que llena, colma, rebosa tu vida de tal manera que esta no sería la misma si no existiera ese objeto adorado, tal vez obsesivo. El que profesa Jaime Cristóbal por la música deja corto el de Romeo y Julieta, el de Dante y Beatriz, el de Narciso por Narciso, el de Ramón y Cajal (por la ciencia)... Cristóbal escucha música sin cesar, la colecciona, la compone, la interpreta, escribe sobre ella, habla sobre ella (su antológico Popcasting), la respira, la consume y le consume. 

Parece lógico, pues, que haya terminado componiendo una oda al amor por los discos, a su relación con ellos, a la música que tan feliz le hace. Seguirá amando a la persona con la que comparte su vida, pero es incapaz de desprenderse de ese otro amor. Así se lo declara a ella, y le ruega que lo entienda. Una preciosa y emocionante confesión: 

700,000 records couldn’t keep me away from you 
But 300 of those records are the songs that speak about you 
700,000 records could have sucked the life out of me 
But the fact is all those records are the things that set me free 
So that’s the matter with me; you can have me either way, oh baby 
But please consider the love I have for all these precious 



“700,000 records” es el tema que, además, ha servido como ariete de su primer álbum como J’aime, Love and Squalor (Jabalina, 2020). La canción, que lleva implícita su intención desde el título, rezuma, como el resto del álbum, esa clase y elegancia que Cristóbal siempre lleva pegada como una segunda piel. 

El telón de “700000 Records” lo levanta una caja de ritmos, a la que enseguida se le une un teclado. En ese momento aún no sabemos qué intenciones tiene: ¿es un teclado que está sonando alegre o triste? La voz de Cristóbal (más consistente y segura de sí misma que nunca) deshace la duda. En el estribillo nos aguarda una sorpresa: se le une la voz de Françoiz Breut y ya nada puede ir mal. Qué bien se imbrican las dos voces, cómo se acompasan y se acompañan. Cuando el tema se encamina hacia el final, Breut desgrana una retahíla de esos artistas que tanto significan para Cristóbal y que están presentes en su vida a través de sus discos, “all these precious":

The Pet Shop Boys, Ellie Greenwich, James Wilsey, Helen Merrill, Radio Futura, Iris DeMent, Sandy Denny, Gainsbourg, Johnny Thunders, Jacno, Tracey Keenan, Madonna, Eddie & The Hot Rods, Dolly Mixture, Tyrone Davis, The Shortcuts

Los nombres, explica el propio autor, son elección suya aunque los recite Breut, si bien metió a Helen Merrill como un guiño a la cantante francesa, ya que fue Breut quien se la descubrió a Cristóbal una mixtape que le grabó hace años. 

La canción ha terminado. Volvemos a darle al play, porque esas líneas nos parten el corazón pero hacen que amemos aún más de lo que ya amábamos la música.

sábado, 11 de enero de 2020

5 sobre... #42: el paracetamol

Tiempo de rebajas y gripes. Bajan los precios, suben las fiebres. Y aunque no hay mayor ahorro que no comprar, ni mejor remedio que meterse en la cama a sudar y beber agua, nos echamos a la calle en busca de supuestas gangas y nos atiborramos de analgésicos. ¿Dolor de cabeza, unas décimas, mal cuerpo, más mocos que un cesto de caracoles? Chutazo de paracetamol. 

> Fischer Z - Pretty Paracetamol (1979) 
El tema del que siempre, siempre, indefectiblemente, me acuerdo cada vez que tengo que tomarme un pastillazo de paracetamol, sobre todo si es de 1 gr. Fischer Z fueron un grupo más interesante de lo que la historia les ha otorgado finalmente. Sus tres primeros discos tuvieron cierta repercusión en su época, pero el tiempo se ha empeñado en enterrarlos bajo capas y capas de olvido. 

Pretty paracetamol you soothe my aching brow, 
I need you when my heard is spinning round 


> Distractions - Paracetamol Paralysis (1980) 
Temazo de estos punks mancunianos, aquí ya más cerca de la new wave. El tema fue cara B del single de presentación del álbum, aunque el corte se incluyó también en el LP. Una joya muy poco conocida. 



> The Moles - Tendrils and Paracetamol (1991) 
Apabullante. Para acompañar una marcha militar que termina en una explosión nuclear. 



> Catatonia - Goldfish and Paracetamol (1998) 
La voz tan peculiar de Cerys Matthews y una percusión metálica de fondo. Corte de su álbum más acertado. 


> Muph & Plutonic - Paracetamol 
Hip-hop y Australia no suelen ser palabras que coexistan en una misma frase. El dúo Muph & Plutonic lo consiguieron, y además con bastante naturalidad. Flow cadencioso, suaves cuerdas; rap de seda. 

It's like Panadol, Paracetamol 
These things, they clear in my brain



sábado, 21 de diciembre de 2019

A mí no hace falta que me cambies el plato #51: Mattiel

Foto tomada en 5180 S Atlanta Road, Smyrna, Georgia.

Las licuadoras lo aceptan todo. No tienen ningún problema en pasar por sus hélices apios con arándanos, o brécol con plátanos, o apios con arándanos, brécol y plátanos. No les importa porque saben que el producto resultante no depende de ellas, sino del arte de equilibrar sabores de quien se pone a echar ingredientes al vaso de la batidora. 

Mattiel Brown es una de esas personas capacitadas para mezclar lo que le salga de la gana y encima obtener un resultado muy original y genuino. Ella es el núcleo principal sobre el que se asienta la banda de Atlanta que lleva su nombre a secas, Mattiel, y que van ahora por su segundo álbum, el maravillosamente ecléctico y enriquecido Satis Factory (Heavenly, 2019). 

¿Qué es lo que combina para su batido musical? Pues en la receta hay que poner, entre otras cosas, spaghetti western, blues narcótico, aromas de pop sixtie francés, psychobilly, rock alternativo, espíritu garagero, imitaciones velvetundergroundianas, power pop melódico y energético, country, rockabilly… No lo revuelve todo a la vez, claro, sino que posee la sabiduría del druida que sabe la cantidad exacta de muérdago y de baba de sapo que hay que poner en una poción o de la chef que sabe hasta dónde puede llegar el sabor del cardamomo o el jengibre en un plato. Como ellos, Mattiel conoce el secreto. 

Además, desborda actitud y personalidad, y contiene cierta excentricidad lírica cargada de un humor muy peculiar. “Gonna marry myself and get a divorce” es una de las líneas más afortunadas del disco (en “Je Ne Me Connais Pas”, con estribillo también en francés). O cuando se pregunta para qué pensar en comida cuando todo lo que tienes es algo para regurgitar, como canta en “Food For Thought”. 


Acompañan a tan singular personaje, Jonah Swilley (batería) y el extraordinario músico Randy Michael. Los palpitantes dibujos de guitarra que traza en el tema inicial (“Til the Moment of Death”) entusiasman; como lo que hace con el órgano en otro de los cortes más vitalistas y memorables (“Berlin Weekend”). 

Para rematar, voz especial, toneladas de temperamento, un estilo propio, todo es afortunadamente entretenido y original aunque a veces las referencias sean muy evidentes.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Sales en mi canción #99: Desmond Dekker

Según se lee en la mastodóntica novela del jamaicano Marlon James, los Beatles sólo mencionaron a otro músico en sus canciones. Ellos, tan citados hasta la saciedad. Fue a Desmond Dekker en «Ob-La-Di, Ob-La-Da». Era la época en que el reggae y el ska empezaban a calar en la isla; de isla a isla.

Desmond has a barrow in the marketplace 
Molly is the singer in a band 
Desmond says to Molly, girl, I like your face 
And Molly says this as she takes him by the hand

La línea siguiente —«ob la di ob la da, life goes on, bra»— era una expresión frecuente del conguero nigeriano Jimmy Scott, un conocido de Paul McCartney. Scott llegó a demandar a McCartney por el uso de la frase en la letra y el título de la canción. Las pupilas se le debieron de llenar de fajos de libras al bueno de Jimmy en cuanto oyó la canción y ya se veía dado a la gran vida para siempre. Sin embargo, McCartney alegó que «Ob-La-Di, Ob-La-Da» era simplemente un dicho común de la tribu yoruba y que Scott se había limitado a enseñárselo. 

Ob-la-di ob-la-da.
Life goes on.
La vida sigue.


sábado, 14 de septiembre de 2019

Sales en mi canción #98 // Últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca #39: Daniel Johnston

La muerte esta semana de Daniel Johnston ha sido un acontecimiento luctuoso para muchos. Soy de los que le gustan mucho un puñado de sus canciones, memorables alguna de las veces, pero no me sucede igual con sus discos, que me resultan demasiado irregulares, deslavazados de más. También me ha pesado siempre la idea, no digo que no fuera equivocada, de que sus trastornos mentales hacían de él un personaje de culto más allá de sus verdaderas cualidades musicales. Con todo, le reconozco su sensibilidad artística y me rindo ante la admiración que le profesaban muchos de sus colegas musicales. Para honrar el nombre de Daniel Johnston, vayan aquí no temas propios o versiones ajenas de sus temas, sino tres loas de bandas que lo han citado en sus letras o directamente le han dedicado una canción:

> Peter Parker Experience - Danny (2004)

Danny, it's not easy
Danny, say I love you


> Deastro - Daniel Johnston Was Stabbed In The Heart With The Moondagger By The King Of Darkness And His Ghost Is Writing This Song As A Warning To All Of Us (2009):

The ghost of Daniel Johnston
Sings a song for you to cut your teeth
As a solitary dagger
Steals the sights that would have set you free



> Car Seat Headrest - Hey Space Cadet (2014)

I got a little drunk before I came here 
frozen margaritas in Austin 
the birthplace of Daniel Johnston

jueves, 22 de agosto de 2019

Las nuevas aventuras del llanero solitario #53: Martin Frawley



Uno de los mayores pecados en las reseñas musicales es, como dejó escrito Boris Vian, liarse a describir a un músico comparándolo con otro u otros más o menos conocidos por el lector, pero al que puede que no le interese ni una nada. Dicho esto, que es máxima que intenta seguirse como un mandato en En Esta Quiero Humo, es imposible de toda imposibilidad escuchar el primer corte de Undone At 31 (Merge, 2019), el álbum de debut en solitario de Martin Frawley, sin que inmediatamente nos asalte la impresión de que ahí hay un deje demasiado evidente al Lou Reed de «Walking On The Wild Side». Pero pronto brota un teclado que nos engancha y nos eleva unos centímetros de felicidad del suelo.

El teclado. Los teclados. Incluso algunos sutiles sintes. Parece que es la nueva dirección musical emprendida por el que fuera uno de los fundadores de Twerps. Ya no se trata sólo de un ejercicio de guitarras jangle como la banda madre. Encima aquí la guitarra se somete, en algunos temas, a efectos que van más allá del jangle pop, por ejemplo a modo de ligeras distorsiones. Así que aquí está el nuevo Frawley terminada la fiesta de Twerps, tras la separación en todos los sentidos de la otra fundadora, Julia McFarlane. Él sigue viviendo en Melbourne; y le sigue acompañando Angus Lord, bajista del grupo. Los teclados del disco los comparten Stewart Bronaugh y el propio Frawley. La batería es cosa de Matthew Harkin.

El segundo corte del álbum, «End Of The Bar», es sin duda el más interesante. Lo conduce un piano que no deja de soltar riffs alocados y un intenso ostinato que casa con el tono chulesco, como amenazante, con que canta Frawley aquí. Todo ello predispone a pensar que se trata de un ajuste de cuentas; él sabrá con quién, aunque los demás nos hacemos una idea. Atendiendo a la letra, resulta casi imposible no pensar que los versos finales son una referencia a la canción de The Go-Betweens «Unkind and Unwise»

I’m at he end of the bar 
I am unkind 
I am unwise 
But I’m honest from the start 

El resto de la docena de canciones tiene detalles por todas partes para comentar. El aire rockanrollesco de «What’s On Your Mind»; esa batería seca y exacta de «Chain Reaction»; el paisaje country pintado en «Lo And Behold»; o la preciosidad que es «Something About Me», erigida solamente con sintes y violín. Termina el álbum con dos piezas ralentizadas, delicadas, intimistas, de un tono algo más apagado, como si hubiese llegado el final del día y Frawley se hubiese retirado a su casa para mecerse en un abandono apaciguador.

En definitiva, Frawley nos deja un sonido más variado que con Twerps, abre otros ángulos y otras perspectivas, nuevos caminos musicales por los que, esperemos, nos deje acompañarle.

domingo, 4 de agosto de 2019

Género chico #80

Son de los renuevos más refulgentes del árbol indie nacional. Además, enriquecen la escena con bien dispares orígenes geográficos. Las tres bandas han publicado en 2019 grandes temas en pequeño formato. 

Banda hispano-inglesa en la que Stephen y Elisa alternan las voces. Ella, además, toca la batería. A ritmo trepidante, expresan nihilismo existencial, su malestar en un mundo que no parece convencerlos; aunque pueden ser poéticos cuando quieren, como en («Estrellas»): 

He vaciado mi cerebro 
y lo he llenado de estrellas, 
cuando quiero las contemplo 
sin que nadie se dé cuenta 

La primera cara está producida por Linda Guilala



> Faraón y Los Sarcófagos: La maldición (Caballito Records, 2019, 10’’) 
De Jaén vienen, misteriosos y esquivos, con este descollante recopilatorio de su cancionero (que hasta ahora sólo era digital) envuelto en vendas. Vaya por delante que la cubierta del disco es chula, pero pocas veces una portada llevará tanto a engaño. Si la silueta de los Ramones promete guitarras y racarraca, no será lo que se escuche; ya puestos, un dibujo de Los Pegamoides habría resultado mucho más aproximado. Pero «Ramona» se titulan dos cortes del disco, así que aceptemos sus querencias ramonianas. A la hora de componer, tienen una chispa única. Meten teclados y profesan un declarado amor por el pop entre costumbrista y chufletero, a veces un punto oscuro y siempre de fondo con una segunda intención más seria de lo que puede interpretarse a primera escucha. Los quiero tanto que pondría su nombre a una frutería. 



> Melenas: Ya no me importa b/w Si tú me quieres (Nebula Recordings/Snap! Clap! Club/Elsa Records, 2019, 7’’) 
Después de su elepé de debut de 2017, el cuarteto pamplonica ameniza la espera con un single en cuya cara A aparece uno de los mejores temas que han grabado hasta el momento. El sonido sale a propulsión de sus instrumentos, un chorro de ritmo lleno de vida y cohesión. Cuatro individualidades que hacen avanzar el tema como un todo sólido, compacto, inquebrantable. Hacía mucho que no se oía por aquí un cohete musical así. Y verlas en directo es aún más emocionante. 

domingo, 3 de junio de 2018

Sales en mi canción #96


Qué mayor reconocimiento a una vida que que alguien componga una oda en tu honor. El poeta Mike Garry y el músico Joe Duddell pensaron que Anthony H. Wilson, más conocido como Tony Wilson, merecía una. Wilson tuvo la suerte de estar en el lugar preciso (Manchester) en el momento justo (el nacimiento del punk), sí, pero eso no es suficiente si además no posees el instinto para captar que estás viviendo un momento histórico y que debes actuar para formar parte de él. 

"St Anthony: An Ode To Anthony H. Wilson" (Skinny Dog, 2015) es muy sencilla musicalmente, se sostiene sobre la base de "Your Silent Face" de New Order, a la que se superponen emocionantes cuerdas (un chelo y un violín), una animada percusión y un muy sentido recitado. Muy pocos elementos pero un resultado conmovedor. 



La versión en vinilo es un maxi que en la cara B contiene un remix de Andrew Weatherall. La versión en CD añade una versión instrumental y otra sólo con la voz. En la letra, entre otros personajes, se citan los siguientes músicos:

Joy división 
Ian Curtis
New Order
Peter Hook
Morrissey 
The Smiths
OMD 
Vini Reilly 
Durutti Column
Johnny Rotten 
Shaun Ryder 
Sex pistols 
The Fall
Mark E. Smith 
Stone Roses 
Oppenheimer Analysis
Martin Hannett
Bez
Buzzcocks
Kurt Cobain
Howard Devoto
Xray Spex
The Jesus & Mary Chain (probable alusión)

Quizá hay más, pero no tan fácilmente identificables (aquí letra completa).

Y el vídeo que se hizo para la ocasión contó con la participación de toda una ristra de celebridades que quisieron rendir tributo a la figura de aquel agitador cultural.


domingo, 6 de mayo de 2018

5 sobre... #39: Picasso

Cuenta la leyenda que Pablo Picasso pagaba las cuentas de los restaurantes de París firmando servilletas. Si se juntasen hoy todas esas firmas, veríamos el Guernika de los garabatos. En cualquier caso, llegar a ese grado de fama está al alcance de muy pocos. Y el pop tampoco se ha resistido a aclamar al pintor universal y a incorporarlo a sus canciones. 

1. Modern Lovers – Pablo Picasso (1976) 
Imposible no empezar una selección de temas dedicados a Picasso por esta. Es el tema por excelencia sobre el pintor. Ha sido muchas veces versioneado, y por los más grandes (por ejemplo, John Cale o David Bowie, tan artys ellos). Quizá una de las cosas que la hace más fascinante es esa mezcla de lenguaje culto y coloquial. Y, por supuesto, ese trote hipnótico que mantienen los instrumentos junto a la voz arrastrada de Richman

Oh well be not schmuck, be not obnoxious 
Be not bellbottom bummer or asshole 


2. Johnny And The Self Abusers - Pablo Picasso (1977-78) 
En 1977 los Simple Minds hacían punk, cómo no, pero se hacían llamar Johnny And The Self Abusers. El tema lo compuso John Milarky, que luego no sería parte de la banda de Jim Kerr, si bien se editó más tarde en una recopilación sobre los early years de los Simple Minds. 
No es una versión de la los Modern Lovers, aunque la influencia es evidente. De hecho, lo que hizo Milarky fue darle la vuelta a la de los norteamericanos, que en algo tenía que notarse el espíritu punk, y donde aquellos decían «And girls could not resist his stare, / Pablo Picasso never got called an asshole», estos otros: «Pablo Picasso, a lot of girls think you are an asshole» y también «all the girls think you're a fucking asshole», aunque al parecer la letra hacía referencia al hermano del propio Milarky. 


3. Adam & The Ants – Picasso visita el Planeta de los Simios (1981) 
Adam Ant dejó el punk para pasarse a esa otra enorme fiesta de disfraces como fue aquella de los new romantics. Lo curioso es que hoy día su propuesta sigue siendo reivindicable y no ha envejecido como cabría pensar al principio. Con este tema tuvieron la genialidad de unir al pintor malagueño y el mítico planeta de los simios. Y lo titularon en español. 


4. Lord Cut-Glass – Picasso (2009) 
Bajo ese abigarrado nombre artístico estaba Alum Woodward en solitario, ni más ni menos que uno de los miembros de los nunca suficientemente ponderados The Delgados. Aunque este tema no trata directamente de Picasso, es precioso y, además, mantiene ese sabor al añorado grupo de Emma Pollock y compañía. 


5. Michael Head & The Red Elastic Band – Picasso (2017) 
El último, hasta el momento, en dedicarle una escultura sonora a ese pintor universal. El otrora componente de los Pale Fountains, lleno de calma y sapiencia, la voz grave y la guitarra clara, sigue componiendo preciosidades pop de este calibre. (Hay un aire en ella que recuerda, levemente, a «Like Dylan In The Movies» de Belle & Sebastian).

jueves, 9 de noviembre de 2017

Sales en mi canción #94 // Letras sin acordes #15 // Las nuevas aventuras del llanero solitario #49: Viv Albertine


Hay que ser más inglés que el té con scones para discernir y descifrar toda la onomástica mencionada en "Still England". Canción río compuesta casi exclusivamente a base de una ristra de nombres tras otra, ya sean artistas de diversa índole, políticos, personajes populares y todo un compendio de referencias a la cultura inglesa. Exclusivamente relacionados con la música, se oyen los nombres de:

Dennis Bovell, Kate Bush, David Bowie, The Slits, Keith & Mick (sobran las presentaciones), Jah Shaka, Siouxsie Sioux, Sid Vicious, Johnny Rotten, Dusty Springfield, Poly Styrene, The Kinks, Jarvis Cocker, Brian Eno, Cosey Fanni Tutti, The Clash, Robert Wyatt, Ewan McColl, Sandy Denny, Lemmy, Syd Barrett, Lennon y T-Rex. Y no estamos seguros de si Whinehouse [sic] es Amy Winehouse. Finalmente, no era inglés, aunque allí se lo adoptó: Bob Marley.



El tema se encuentra en el único álbum que ha publicado en solitario quien fuese componente de las legendarias The Slits, The Vermilion Border (Cadiz Music, 2012). Tiene la particularidad de que colabora un bajista diferente en cada corte: Jack Bruce, Tina Weymouth, Glen Matlock, Dennis Bovell, Danny Thompson, Jah Wobble, Phil Oakley o Jim Barr (Portishead), entre otros. Y quien fuese su pareja en los incipientes años de germinación del punk, Mick Jones, toca la guitarra en el tema inicial.

A este respecto, la vida personal de Viv Albertine, conviene leer su autobiografía Ropa música chicos (Anagrama, 2017), que si no es una cima literaria, sí es un apoteósico viaje al centro del nacimiento del punk. Dividido en dos partes, que llama 'caras', la primera es un documento esencial sobre un momento musical histórico de alguien que estuvo allí, que lo vivió, que fue parte de él, que contribuyó a que rodara; en la segunda describe su vida después del punk, años de reubicación personal y un infierno médico.


lunes, 30 de octubre de 2017

Como decíamos ayer #28: Peter Perrett


Peter Perrett, otrora líder de los legendarios The Only Ones, ha regresado veinte años después. Vuelve para traernos paz, cordura, para reconfortarnos. Es como si hubiese estado todos estos años en busca de la piedra filosofal y hubiese vuelto recubierto de una sabiduría ancestral, que vierte ahora a través de su música no sin cierta socarronería, mucha lucidez y un temple entrañable. "How The West Was Won", "Hard To Say No" y "Troika" son los hitos más sobresalientes en ese camino:

Just like everybody else I'm in love with Kim Kardashian
She's taken over from J. Lo as my number one [How The West]

Some people they are writers
Others avid readers
Some absorb like vampires
And some are bleeders [Hard]

Then came the final test, she was different from the rest
Just like I said "This must be true love forever and ever"
An' you smiled mischievously as you introduced her to me
And said you wanted us to be one big happy family [Troika]

Entre la banda de cachorros que lo acompaña, figuran sus hijos Peter Jr (bajo) y Jamie (guitarra solista).

sábado, 2 de septiembre de 2017

A la tercera va la vencida #23 // El arte del calzador #25: Los Lagos de Hinault


Avanzar y culminar, y a ser posible intentando escabullirse de la mediocridad, esa debería ser siempre la línea argumental de aquel que quiera dedicarse al arte de la creación. Quien sepa aferrarse al trazo de esa línea podrá dejar una obra más perdurable. Hace falta genio para destacar, no hay duda, pero también voluntad de diferenciarse del resto. 

Carlos Ynduráin, por ejemplo, no dice las cosas como los demás. Acaba de publicarse su tercer álbum con Los Lagos de Hinault. Llegar hasta ahí no se antoja fácil; hacerlo de forma tan pletórica, menos; no dejarse alguna astilla en el camino, casi imposible. En Escenas de caza (Fikasound, 2017) despliega un dominio absoluto sobre la escritura, exhibiendo definitivamente su enorme talento escritor; y ya no está Matilde al bajo. 

Habrá quien diga que al álbum le falta algún tema señero, de esos que los seguidores de LLH reconocen al instante y corean de principio a fin al desgañite, pero no sólo sería una afirmación discutible, sino que además sería obviar que Escenas de caza es su disco más completo e inteligente. Acompañado por Andrea Gasca en los teclados y en las voces (muy mejoradas), en la docena de minúsculas estampas que lo componen Ynduráin vierte esa fascinante capacidad suya para atravesar lo cotidiano con finas y agudas puntadas. 

La urbanidad y la templanza 
como atributos destacados. 
Y nunca piden esas cosas 
en las ofertas de trabajo. 
[…] 
Y los recursos que ellos quieren 
no son recursos tan humanos. 

Sería ingenuo pensar que la casualidad está detrás de que cada uno de esos versos sea eneasílabo. Y qué gusto ver recuperada toda esa riqueza léxica que gasta, palabras precisas y sonoras metidas sin chirriar, con naturalidad y sentido común (polisemia, glaciación, Perseidas, dejadez, arrogancia, franqueza etc.). 

«Corcel colorado» nos parece su cénit, el punto cumbre de toda su obra. Mezcla brillantemente, sin un adarme de pedantería, figuras retóricas, gotas de lirismo, referencias literarias y se despacha con un elegante e inesperado giro en la historia; además, da la impresión de que ha alcanzado ese punto en la vida —llámese madurez en caso de que se quiera vulgarizar la idea— en que uno empieza a pensar que tal vez no hay seguir buscando indefinidamente un amor estelar, que basta con uno sencillo y bueno. No hace falta complicarse la vida. 

Son sólo veintitrés minutos y pico, y si bien es cierto que se echa de menos un poco más de desarrollo musical en algún tema, se hace irremediable escucharlo varias veces seguidas porque se mantiene intacto su poder de seducción. 

lunes, 26 de diciembre de 2016

Como decíamos ayer #27 // Sales en mi canción #92: Wreckless Eric

Wreckless Eric pertenece a una generación de talentos que quizá no hayan cambiado el devenir de la música, pero le han aportado un poso y una personalidad que algún día habrá que calibrar convenientemente. Décadas después de sus primeros pasos y sostenidos desde entonces por una cohorte de fieles seguidores, el mentado Wreckless Eric, Nick Lowe, Elvis Costello, Graham Parker y Robyn Hitchcock continúan haciendo discos infalibles, preñados de clase, templanza y dominio. Nacidos todos ellos en Inglaterra entre 1949 y 1954, los cuatro primeros comenzaron en el legendario sello Stiff; por su parte, Hitchcock pertenecía a un círculo más cultivado y exquisito, pero por edad y similitudes musicales es compañero de estirpe. Representan la quintaesencia de lo británico; sin embargo, es curioso que todos hayan sentido en algún momento la llamada de las sirenas estadounidenses y allá que se ha ido. De hecho, la mayoría vive allí.

Wreckless Eric, afincado en Nueva York, ha publicado un soberbio álbum titulado amERICa (Fire Records, 2016), en el que traza una mirada crítica desde su atalaya de inglés emigrado. Por supuesto, es un disco ajeno a modas, personal, construido con sabio clasicismo y a la vez lleno de detalles en cada uno de sus cortes. Llaman especialmente la atención los efectos de los coros o las líneas de teclado (piano, órgano, etc.) que surcan los temas, como en «Several Shades of Green» o «Property Shows». 


El álbum —de portada desplegable en su edición en vinilo— se cierra con un paisaje conmovedor de unos Estados Unidos de trenes que lo cruzan y el panorama de sus típicos chalets, mientras resuenan en la memoria melodías de algunos de sus artistas a modo de paisaje musical:

Have a great day they say 
hope you like snow they say 
these colours don’t run they say 
fun fun fun 

Chuck Berry  
the Velvet Underground 
Jimmy Reed 
the Beach Boys and the Gold Star sound 

Judy In Disguise [tema de John Fred & His Playboys
Bobby Gentry’s Mississippi sky 
trains rolling by 
Sears bungalow homes