Mostrando entradas con la etiqueta A la tercera va la vencida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta A la tercera va la vencida. Mostrar todas las entradas

sábado, 2 de septiembre de 2017

A la tercera va la vencida #23 // El arte del calzador #25: Los Lagos de Hinault


Avanzar y culminar, y a ser posible intentando escabullirse de la mediocridad, esa debería ser siempre la línea argumental de aquel que quiera dedicarse al arte de la creación. Quien sepa aferrarse al trazo de esa línea podrá dejar una obra más perdurable. Hace falta genio para destacar, no hay duda, pero también voluntad de diferenciarse del resto. 

Carlos Ynduráin, por ejemplo, no dice las cosas como los demás. Acaba de publicarse su tercer álbum con Los Lagos de Hinault. Llegar hasta ahí no se antoja fácil; hacerlo de forma tan pletórica, menos; no dejarse alguna astilla en el camino, casi imposible. En Escenas de caza (Fikasound, 2017) despliega un dominio absoluto sobre la escritura, exhibiendo definitivamente su enorme talento escritor; y ya no está Matilde al bajo. 

Habrá quien diga que al álbum le falta algún tema señero, de esos que los seguidores de LLH reconocen al instante y corean de principio a fin al desgañite, pero no sólo sería una afirmación discutible, sino que además sería obviar que Escenas de caza es su disco más completo e inteligente. Acompañado por Andrea Gasca en los teclados y en las voces (muy mejoradas), en la docena de minúsculas estampas que lo componen Ynduráin vierte esa fascinante capacidad suya para atravesar lo cotidiano con finas y agudas puntadas. 

La urbanidad y la templanza 
como atributos destacados. 
Y nunca piden esas cosas 
en las ofertas de trabajo. 
[…] 
Y los recursos que ellos quieren 
no son recursos tan humanos. 

Sería ingenuo pensar que la casualidad está detrás de que cada uno de esos versos sea eneasílabo. Y qué gusto ver recuperada toda esa riqueza léxica que gasta, palabras precisas y sonoras metidas sin chirriar, con naturalidad y sentido común (polisemia, glaciación, Perseidas, dejadez, arrogancia, franqueza etc.). 

«Corcel colorado» nos parece su cénit, el punto cumbre de toda su obra. Mezcla brillantemente, sin un adarme de pedantería, figuras retóricas, gotas de lirismo, referencias literarias y se despacha con un elegante e inesperado giro en la historia; además, da la impresión de que ha alcanzado ese punto en la vida —llámese madurez en caso de que se quiera vulgarizar la idea— en que uno empieza a pensar que tal vez no hay seguir buscando indefinidamente un amor estelar, que basta con uno sencillo y bueno. No hace falta complicarse la vida. 

Son sólo veintitrés minutos y pico, y si bien es cierto que se echa de menos un poco más de desarrollo musical en algún tema, se hace irremediable escucharlo varias veces seguidas porque se mantiene intacto su poder de seducción. 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Ellas llevan el ritmo #72 // El batería es el cantante #18: Steph Hughes, de Dick Diver


La esquizofrenia es tal desorganización neuropsicológica que acaba con el pobre que la padece viviendo una realidad paralela, una realidad alterada por el propio individuo a base de alucinaciones y psicopatías. Debe de ser terrible vivir en un mundo lleno de sombras que no existen, verse acechado por lobos de humo que nadie más ve. 

F. Scott Fitzgerald supo de sus consecuencias, pues su mujer, Zelda Sayre, fue hospitalizada por esquizofrenia en un sanatorio en Baltimore en 1932. Para estar cerca de ella, el escritor alquiló una villa en la zona residencial de Towson, al norte de la ciudad. Allí escribió Suave es la noche (Tender Is The Night, 1934). La novela tiene ciertas similitudes autobiográficas; narra la historia del ascenso y caída de Dick Diver, un joven y prometedor psicoanalista, y su mujer, Nicole, quien al mismo tiempo era una de sus pacientes. 

A quince mil kilómetros de distancia, en Melbourne, existe una realidad paralela de mismo nombre. La banda Dick Diver —que se bautizó así por el personaje de Fitzgerald, evidentemente— tiene la virtud de sanarte. El título de su tercer disco es Melbourne, Florida (Chapter Music, 2015), que como se ve traza en parte la misma línea cartográfica que acabamos de dibujar. Escuchando la algo claustrofóbica «Competition», con esos teclados lúgubres y ácidos, el precipicio para caer en la locura y la neurastenia estaría servido. Pero Dick Diver es básicamente una banda de jangle, como se aprecia desde el primer corte, la impecable «Waste the Alphabet». Le sigue una pieza delicada, en la que la batería de Stepnanie Hughes marca una senda por la que la voz y las líneas de guitarra pasean plácidamente hasta que al final entra una trompeta memorable. Y por si no hubiera sido lo suficientemente bonita, le sigue «Leftlovers», ahora con la voz solista de la propia Steph, que también cerrará el álbum. En «Beat Me Up» ya hay una presencia seria del sintetizador. Tras una especie de interludio —«Resist»— las guitarras y el bajo de Rupert Edwards, Alistair McKay y Al Montfort trenzan otra emocionante pieza llena de sentimiento y delicadeza. Como en «Private Number» (qué piano), o como el ritmo contagioso de «Tearing the Posters Down» o como cualquiera de los doce cortes que componen este vergel

En las letras hay referencias constantes a la televisión, sobre todo a la tele vista por la noche, cuando la soledad se hace más presente e inevitable y se necesita más que nunca de la compañía de una voz que nos aletargue. Apaguémosla; con Melbourne, Florida no la necesitamos, nos sentiremos bien acompañados y a salvo de la locura.

sábado, 10 de octubre de 2015

Sales en mi canción #91

Mike Scott lleva publicando discos desde 1983 bajo el nombre de The Waterboys. Al tercer intento consiguió uno de esos temas que acaban convirtiéndose en legendarios. Así que han pasado tres décadas desde aquel The Whole of the Moon y ahí sigue Scott componiendo y grabando de forma bastante regular. 

Modern Blues (Harlequin & Clown, 2015), su reciente retoño, es un álbum adulto, con lo bueno y lo malo que eso implica; o sea, el poso del buen hacer y la sabiduría de quien conoce el oficio permanece inalterado, pero por lo mismo el impecable sonido nos remite a una época pretérita algo manida y encorsetada. El vino de Rioja está bien, pero hoy día se hacen caldos más vigorosos e interesantes en muchas otras partes. 

Los mejores sorbos de Modern Dance los saboreamos en el órgano que tapiza «Destinies Entwined» y «Rosalind», en el sentimiento con que interpreta «The Girl Slept For Scotland» y, sobre todo, en la preciosa «I Can See Elvis», que suena como un Robyn Hitchcock pletórico. La letra es una mirada retrospectiva a través de la figura de Elvis Presley

I can see Elvis 
Skinny like he was back in '57 
(…) 
With Hendrix, Dean and Marley
(…) 
Keith Moon behind him banging drums 
Charlie Parker all thumbs 
John Lennon doing handstands 
(…) 
Showing Crazy Horse and Marvin Gaye 

lunes, 23 de diciembre de 2013

A la tercera va la vencida #20: The Baptist Generals

The Baptist Generals. Hummm… Si el nombre de la banda realmente se aviene con su estética y su sonido, entonces parecería lógico que se tratara de una banda de barbudos de alguna parte cuasi ignota del sur de Estados Unidos haciendo una especie de folk rock indie. Veamos y escuchemos… ¡Bingo! Y eso que en lo de las barbas nos hemos quedado cortos. 


El cantante y compositor Chris Flemmons y el batera Steve Hill empezaron a tocar juntos en 1998 como músicos callejeros en su ciudad de origen, la tejana Denton. Hill abandonó diez años después. Y diez años después de su anterior álbum, se publica uno nuevo de la banda, Jackleg Devotional To The Heart (Sub Pop, 2013), más consistente, brillante y claro, con las hechuras mejor cosidas. De hecho, una de las razones por las que ha transcurrido tanto tiempo entre uno y otro es que a Flemmons le ha salido un carácter perfeccionista y puntilloso que lo ha llevado a grabar y regrabar el nuevo material, desechando una vez tras otra los retales menos afortunados.

Tras una pieza instrumental de inicio y la aparentemente festiva «Dog That Bit You», la banda se dispone a cruzar un paraje poético y doliente, narcoléptico —en el buen sentido—, un punto fúnebre en otros, de manera que a veces no estamos seguros de si asistimos a una fiesta o a un entierro. «My O My» es sobrecogedora, intensa, y está tan llena de desesperación que reconforta.

viernes, 21 de junio de 2013

A la tercera va la vencida #19: Steve Mason

Llámese voz o estilo propios, pero en cualquier caso el verdadero artista, sea cual sea su campo de acción, es quien posee algo inconfundible que lo diferencia de los demás, una identidad única que, si además va acompañada de talento, desemboca en la genialidad. Esa identidad especial estaba presente desde sus inicios en los escoceses The Beta Band, sin duda debido en gran parte a la presencia, y esencia, de Steve Mason. A The Beta Band le faltó saber dominar la incontinencia de toda esa inspiración que eran capaces de desarrollar. Mason siguió en solitario tras la desintegración del grupo. Con Boys Outside (Domino/Double Six, 2010) aprendió a ser más conciso, a encauzarse. Ya era un álbum de quilates, y aunque el segundo se le fue un poco de las manos (en realidad, se trató de darle un barniz dub al anterior), ha vuelto pletórico con Monkey Minds In The Devil’s Time (Domino/Double Six, 2013), el mejor de los tres, si no la obra definitiva de un artista genial. 


Y es que hay que estar muy por encima de la media para entretener citando a Dante, musicando la narración de una carrera de Ayrton Senna, reflexionando sobre la sociedad actual, llamando a la acción ("Get up/Fight them back/A fist, a boot and a baseball bat"), dándole al góspel, al dance electrónico o al hip hop si fuera necesario, etc., y además componer algunas de sus más logradas y hermosas melodías. 


Y siempre esa forma suya de cantar, como en una letanía permanente. Por eso es un acierto haber recurrido a un fresco del Giotto para la portada de esta obra maestra, producida parte en Escocia (Mason en su estudio de Fife), parte en Londres (el midas Dan Carey). Este mismo año Carey ha puesto en marcha un sello discográfico propio, Speedy Wunderground, con el que sacar ediciones limitadas de 7’’ con temas grabados en un solo día entre varios artistas. Lleva tres referencias; la primera de ellas corrió a cargo de Steve Mason y Emiliana Torrini en febrero, y se trataba de esta barbaridad: 


Y todo esto por hablar de Mason atendiendo sólo a su nombre propio, que sería pecado no citar aquel proyecto de synth pop que publicó en 2008 como Black Affair


Si este tipo no es un genio…  

sábado, 23 de febrero de 2013

A la tercera va la vencida #18: Eugene McGuinness


Seguro que no es infrecuente encontrarse a Eugene McGuinness paseando junto a su amigo Miles Kane por Carnaby Street. Atildado, dandy, cara fina, frente despejada, repeinado, McGuinness tiene un aire que recuerda a Marc Almond. Incluso en lo musical: «Joshua» no desentonaría en el cancionero del cantante de Soft Cell. Y el resto de temas de The Invitation To The Voyage (Domino, 2012) anda muy próximo a la tradición ochentera. Hasta la forma de titular los temas recuerda a entonces: «Videogame», «Japanese Cars», «Harlequinade»… 


Que haya estado detrás de la mesa de grabación Clive Langer ha ayudado a que este tercer álbum del londinense suene brillante y seguro, y tenga ese toque de pop rock neoochentero. Está lleno de canciones para tararear y bailar despreocupadamente. Y mención especial para «Shotgun», que no es sino una adaptación del mítico tema instrumental de Henri Mancini «Peter Gunn», aunque en realidad es una relectura de la que ya hizo Tricky; sobre ambos samplers, McGuinness desarrolla encima la letra que le ha compuesto.

jueves, 27 de septiembre de 2012

A la tercera va la vencida #17: Peaking Lights


Son tan abundantes las novedades que se publican a diario que a uno ya hasta le bailan los nombres: ¿es un álbum de unos tal Lucifer titulado Peaking Lights o son unos tal Peaking Lights con un álbum titulado Lucifer? Convendremos en que pertenecerían a géneros diferentes: el primero podría tratarse de un disco de una banda de metal, mientras que el segundo estaría más en la línea de una banda indie tirándole de la cola al diablo. Como regla mnemotécnica parece que funciona, así que va a ser que estamos ante el segundo caso, sí: Lucifer (Mexican Summer, 2012), de Peaking Lights, que no vemos a Gog muy por la labor metalera y hardrockera. 

Bien, pues estos Peaking Lights son un dúo chico chica (esposo y esposa para más señas) que le dan al buclerío cósmico combinando elementos del krautrock, dub y psicodelia electrónica. Si se escuchara en aquel bar lleno de extraterrestres de La guerra de las galaxias, se montaría rápidamente una pista de baile improvisada porque les haría mover el esqueleto (o la materia de que estén hechos) irresistiblemente. 

«Beautiful Son» podrían firmarla sin miramientos Stereolab; y «Live Love» te hace sentir que estás flotando en algún punto del espacio exterior. Ambas son dos de los puntales de este su tercer álbum. Escuchados posteriormente los dos anteriores, uno se da cuenta de que han alcanzado cumbre.

  Peaking Lights - Live Love

lunes, 11 de junio de 2012

A la tercera va la vencida #16: Los Punsetes


Una montaña es una montaña y un disco es un disco. Pero un disco de Los Punsetes puede ser una montaña, con su cumbre, sus faldas, sus escarpas y sus magníficos panoramas. Con su tercer disco, los madrileños han elevado una montaña imponente. Tal vez no hay canciones tan directas y deslumbrantes como en su debut, pero el conjunto de Una montaña es una montaña (Everlasting, 2012) es implacable, abrumador, sólido y poderoso. Los guitarrazos y la oscuridad tan post-punk siguen intactos, pero ahora amplificados por mor (a Gog le encanta esta absurda expresión) de una grabación más profesional en la que el productor, El Guincho, ha optado por hacer más de técnico de sonido que de productor al uso, confiriéndoles una rotundidad y una potencia sonora que antes no tenían. Si consiguen llevarla igual a sus directos… Por cierto, va a molar escuchar a la de por sí estática Ari cantar «¿Qué puede ser mejor que estarse quieto?», como, aseguran, recomendaba el músico y filósofo John Cage, a quien le dedican la canción. (Paréntesis: el quietismo es algo muy español, que para algo ya lo propuso hace siglos Miguel de Molinos). 

Y pocos grupos alcanzan a escribir letras tan lúcidas, inteligentemente trastornadas y llenas de humor existencial como Los Punsetes. 

Si me llenaras la casa de mierda de perro,
si cogieras los libros y los discos que tengo 
y los llevaras al monte y les prendieras fuego 
y lo grabaras en vídeo para enseñármelo luego 
no sería peor que lo que acabas de hacer. 

Actualidad pura en esdrújulas: Ya están aquí los tecnócratas / con estrategias asépticas / optimizando los gestos / los números avalan su gestión / la tuya no. («Los tecnócratas»). El riff de guitarra de este temazo es para volverte del revés. 

O esta otra línea que deja corta aquella célebre sentencia de Blade Runner: He estado en situaciones inauditas / He visto mezclar cerveza con Licor 43 («Tráfico de órganos de iglesia»).

Muy serio álbum, dicho esto en un sentido artístico rotundo.


1. Alférez provisional 
2. Tráfico de órganos de iglesia 
3. Un corte limpio 
4. 155 
5. Mis amigos 
6. Los tecnócratas 
7. Los glaciares 
8. Untitled 
9. Malas tierras 
10. Paraíso 
11. Flora y fauna 
12. John Cage

La edición en elepé es con vinilo morado.

 

sábado, 19 de noviembre de 2011

A la tercera va la vencida #15: The Donkeys

The Donkeys han descubierto el pop y la psicodelia; o al menos, si no se trata de un descubrimiento per se, de lo que sí se trata es de que ahora han incorporado estos elementos a esa línea de sus dos primeros discos que iba a través de los parajes sonoros a lo Creedence y The Band.

Hay un ciento de detalles en Born With Stripes (Dead Oceans, 2011) que merecen la atención. Ese auuuuu de los coros en el primer tema secundando un punteo de guitarra feliz:

The Donkeys - Dont Know

O ese otro riff felicísimo que baña el siguiente corte («I Like The Way You Walk»), tema que si lo hubieran firmado unos tal Wilco el mundillo musical que tanto los ensalza estaría con la baba caída. La pandereta de «Bloodhound». «Born With Stripes» suena a unos The Faces redivivos; aquí con un solo de guitarra exaltado y un teclado vacilón sosteniendo la melodía. En «Kaleidoscope» aparecen los primeros síntomas de psicodelia, desatados definitivamente en el último corte de la cara A –«West Coast Raga»– y en el que cierra el álbum –«East Coast Raga»–, ambos con su bien de sitar y doce cuerdas. E idénticos patrones disfrutables en la cara B, con otra enorme canción incrustada en medio («Oxblood»), o la preciosa «Valerie», en la que parecen Ray Davies cantando con The Eagles.

La portada del álbum tal vez no es demasiado afortunada. Estos cuatro chicos de San Diego no son cool, ni atienden a patrones moderniquis. No les mueve otra cosa que hacer música disfrutando ellos mismos. Son unos clásicos. Tocan con exquisitez y sapiencia. Es su tercer y más afortunado intento. Y el mundo no se enterará.

jueves, 21 de julio de 2011

Faropedia #8 // A la tercera va la vencida #14: John Maus

Colaboraborador habitual de Ariel Pink en el proyecto Ariel Pink's Haunted Graffiti y también en Panda Bear, el teclista John Maus es de los que suele ir a su bola. Le gusta retorcer para crear. Un excéntrico.

Para los provenientes de una educación musical de los años ochenta, no hay nada en su reciente Must Become the Pitiless Censors of Ourselves (Ribbon, 2011) que no sea familiar. Para Maus es su tercer y más accesible esfuerzo artístico. No se negará aquí que se trata de un disco que puede llegar a cargar; Gog, misteriosamente, le ha pillado el punto, e incluso le hacen gracia esos teclados suntuosos y enfáticos, las voces épicas, la percusión a lo Joy Division... Son innegables el exceso y la ampulosidad que rezuma. A cambio, el minutaje total y el de los temas en concreto es corto y llevadero.

Desconcertantemente gozoso.

1. Streetlight
2. Quantum Leap
3. …And the Rain
4. Hey Moon
5. Keep Pushing On
6. The Crucifix
7. Head for the Country
8. Cop Killer
9. Matter of Fact
10 We Can Breakthrough
11 Believer

Fa-Gog-ritas: 2, 5 y 11

John Maus - Quantum Leap by RibbonMusic

domingo, 3 de julio de 2011

Ellas llevan el ritmo #14: Anna Prior en Metronomy


La portada The English Riviera (Because, 2011) y sus 37 segundos iniciales de graznar de gaviotas y rumor de olas anuncian que tal vez el indie-disco de Metronomy se ha serenado y que Joseph Mount ha decidido relajarse. Además, ha convertido en cuarteto al combo sumando definitivamente al bajista Gbenga Adelekan (más conocido por su proyecto como Lightspeed Champion) y a la batería la magnífica percusionista Anna Prior.

Siguen los ritmos electrónicos de club espolvoreados con suaves guitarras y ligeras percusiones exóticas. Las melodias son sedosas. El sonido rezuma clase, y ninguna estridencia vendrá a enturbiarlo, de ahí la falta de músculo vocal, el falsete lánguido e inexpresivo.

Con los sintetizadores estilosos de «The Look» (uno de los momentos del año) y el bajo vacilón y galopante de «The Bay» lo han clavado. Funk de salón de británicos blanquitos, pero que sienta rebién bajo una sombrilla mientras tomas un ronchito.

domingo, 26 de junio de 2011

A la tercera va la vencida #12 // Últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca #20: Poly Styrene

Ocurre con tanta frecuencia que se podría abrir un blog sólo para este tema: un artista publica su mejor obra y justo a continuación va y se muere. Es como si en esta gente su naturaleza hubiera intuido inconscientemente un final inminente que les hubiera desbordado la creatividad. En música, por ejemplo y sin pensar demasiado, Roy Orbison, Rowland S. Howard o, recientemente (ayer hizo dos meses), Poly Styrene, que es/era uno de los mejores alias musicales que han existido (a la altura de Lux Interior o Ali WahWah).

En el caso de Marianne Joan Elliott-Said —fundadora de la banda punk X-Ray Spex tras asistir a un concierto de los Sex Pistols en 1975 el día de su cumpleaños—, con Generation indigo (Future Noise Music, 2011) le ha salido un disco hedonista y bailongo, como unos Blondie rejuvenecidos (algo que no están sabiendo hacer los auténticos Blondie, qué pena), o los Clash de Sandinista, con esos toques reggae de todo buen punk que se precie.

Después de los perecederos Translucence (United Artists, 1980) y Flower Aeroplane (2004), a la tercera fue a la vencida para Poly Styrene, la vencida en todos los sentidos. Pero la pista de baile aguarda a ser pisoteada con alegría cuando suene «I Luv Our Sneakers». Y a la pisci con él este verano. ¡Daaaaaaaale!

viernes, 3 de junio de 2011

Las nuevas aventuras del llanero solitario #12: Gruff Rhys

Perdonen a Gog que trague un poco de saliva antes de pronunciar el nombre de este galés, pero es que no quiere quedarse atascado a la mitad... Gruff Rhys, que parece más la onomatopeya de una cremallera cuando cierra que el nombre del líder de Super Furry Animals.

Los nueve discos de la banda madre reúnen más estrellas en el firmamento de las clasificaciones de discos que el cielo de una noche de verano. Conceptos de psicodelia renovada, la tendencia hacia una algarabía controlada y un cóctel de ideas musicales en ebullición permanente, abarrotan esos discos. La característica voz de Rhys contribuye a dar la personalidad definitiva al grupo.

De las giras que han ido haciendo a lo largo de los años, Rhys ha obtenido grandes réditos: una colección de botellitas de champú de los hoteles en los que se alojó, lo que le ha llevado hasta su reciente tercer álbum, Hotel Shampoo (Turnstile, 2011).

Suenan unas gaviotas, se oye un breve diálogo de lo que parece una peli italiana, el dial de una radio se mueve, arranca el primer corte, basado en un sampler del tema de Burt Bacharach «It Doesn't Matter Anymore». Y a su manera, el disco de Rhyss sigue esa línea del maestro: medios tiempos melódicos, trufados de violines, trompetas, piano, banjos, vibráfonos, coros femeninos y arreglos impecables, con algún momento de pop más enérgico, como «Christopher Columbus». En «Space Dust» colaboran El Perro y El Mar a la voz y Miles Kane a la guitarra. Y premio a un gran título de canción: «If We Were Words (We Would Rhyme)».

Por resumir y acabar, estimable paso de calidad en sus andanzas en solitario.

jueves, 2 de junio de 2011

Como decíamos ayer... #10: The Human League y The Cars

Es sabido que el tiempo, en el fondo, no pasa ni transcurre y que a la postre todo siempre permanece en su mismo cauce.

Claro que en el caso de The Human League debemos precisar que «mismo» se refiere a la segunda etapa de su historia musical, la que arrancó con el para siempre feliz Dare (A&M, 1981), la «versión consumista de Kraftwerk» según el propio Philip Oakey. Fue su tercer y mejor álbum, el que los identifica y define para los restos. Antes de él, dos interesantes y experimentales oscuridades (Reproduction y Travelogue); después de él, cinco intentos desesperados por frenar la caída hacia un declive asegurado.

Diez años más tarde de su último chasco (Secrets), vuelven a intentarlo con toda la dignidad posible: sí, son ellos y han regresado para demostrar que, en lo suyo, maestros.

Gente tan dispar como Fangoria o LCD Soundsystem (ay, qué dolor), no los han olvidado.


Rik Ocasek, líder de The Cars, tras la última gran bronca con sus colegas en 1987, juró sobre la biblia de la new wave que jamás de los jamases, ahí se acabara el mundo si lo hacía, volvería a reunirse con ellos. Veintitrés años después, ha sucedido, porque, por supuesto, los juramentos están para hacerlos añicos. Y porque debió de tocarle mucho el bullerengue que sus colegas se unieran a Todd Rundgren bajo el nombre de The New Cars sin contar con él.

Estos son los viejos Cars, los de siempre, haciendo muy bien lo de siempre: temas melódicos, pegadizos, con esa comunión de guitarras eléctricas y teclados tan suya.

Y se permiten temazos de este tipo:



(Repárese en el curioso y azaroso parecido ortográfico Ocasek / Oakey.)

martes, 22 de febrero de 2011

A la tercera va la vencida #9: The Modern Skirts

Este cuarteto de Athens está en la onda de esos grupos que han optado por dar un salto cualitativo en su carrera (The Morning Benders, Grizzly Bear, The Salteens...) haciendo evolucionar su sonido hacia mayores cotas de calidad musical: estructuras más osadas, ricos arreglos, variedad instrumental, melodías primorosas, armonías vocálicas... Y es que no hay nada como creerse uno que le ha llegado la hora de algo importante.

The Modern Skirts, en este su tercer intento —Gramahawk (2010)—, han apostando por jugar aún más con las voces y arroparse con toques electrónicos. El resultado, por ejemplo, la sencillez de «Jane Child» (teclados y una cálida superposición de voces) o la maravillosa «Under Bridges and Overpasses» (un claveteo machacón, una batería insistente y unas voces repetitivas, todo en crescendo).

Atrás quedan el prometedor debut Catalogue of Generous Men (Go To Your Room, 2005) y el menor All of Us in Our Night (2008).

lunes, 27 de diciembre de 2010

A la tercera va la vencida #8: The Salteens

Claro, te llamas Scott Walker y no te queda otra que montar una banda y dedicarte a la música. Algo así debió de pasarle al Scott Walker de The Salteens, que desde Vancouver han conseguido a la tercera la pirueta necesaria para llamar la atención definitivamente.

Han pasado siete años desde su álbum anterior, así que alguna diferencia debe haber en este Grey Eyes (Boompa, 2010). En efecto: aquel indiepop agradable no pasaba de lo correcto, uno de tantos, pero ahora el sonido ha crecido, está más cuajado, transmite más sensaciones. Suponemos que el productor escogido, Todd Simko, algo habrá tenido que ver. Y luego también ese desfile de vientos que hay por todo el álbum: trombones, trompetas, saxos, flautas, clarinetes, tubas y hasta fliscorno, lo que quiera que sea eso. De hecho, hay un tema —«If Love Is Gone, Where Do We Go From Here»— que parece The Smiths con acompañamiento de flauta.

El comienzo es exultante. Termina con un suave piano. Justo en medio, «Hallowed Ways». Todo bonito y animado. Brillante, ahora sí.

Cortes:

01 – Last Train From London
02 – You’re Taking All Of This Too Far
03 – Everything They Know About Us
04 – Weird Times
05 – Hallowed Ways
06 – Savings And Loans
07 – If Love Is Gone, Where Do We Go From Here
08 – Go On
09 – You Stayed Up With The Lights On
10 – Don’t Break My Heart

jueves, 2 de diciembre de 2010

A la tercera va la vencida #7: Blank Dogs

Blank Dogs es la máscara artística de Mike Sniper. Desde su Brooklyn actual, percusiones electrónicas ochenteras, su puntito de oscuridad post-punk y una ristra de influencias de aquella época que, por totalmente imaginables por los versados y excesivamente aburridas para los legos, no se transcribirán aquí.

Land and Fixed (Captured Tracks, 2010) es su tercer intento. Nada nuevo que no haya sido musicado ya, pero debería valerle aunque solo fuera por la presencia del temazo «Out the Door».



Lista de cortes:

1. Goes By
2. Collides
3. Longlights
4. Northern Islands
5. Insides
6. Blurred Tonight
7. Languages
8. Elevens
9. Out the Door
10. All Around
11. Through the Wall
12. Treelines

lunes, 16 de agosto de 2010

A la tercera va la vencida #6: Someone Still Loves You Boris Yeltsin

Hay dos formas de tomarse la espera de un aeropuerto: como una sala de tortura o como una sala de estar. Pertrechado de un libro y un aparatejo que contenga un buen número de canciones, a Gog no le cuesta demasiado abtraerse e intentar la segunda opción. Y a ello se dispuso unos días atrás. El libro estaba elegido de antemano, por lo que ahí no había nada que considerar. La cuestión, nada baladí, estaba en decidir con qué música acompañaría la lectura. El viaje estaba empezando, las ganas de curiosear aún seguían intactas, así que optó por un disco nuevo de un grupo totalmente desconocido para él, bajado el día anterior para terminar de rellenar el equipaje musical. Y en cuanto sonaron los primeros acordes se percató de que iban a ser muy buenos amigos durante aquel viaje.

Estamos hablando de una banda de Missouri con el curioso nombre de Someone Still Loves You Boris Yeltsin, que ya es capricho recurrir a aquel mandatario ruso para ponerse un nombre artístico. Y de Let It Sway (Polyvinyl, 2010), plagado de melodías y guitarras contagiosas, que no ha parado de sonar desde entonces en los auriculares de Gog. Pop mayúsculo de principio a fin. (En este caso se recomienda la edición digital, que contiene tres temas extra también de altura.)

A la vuelta no le quedó otra a Gog que investigar y profundizar en el asunto. Resulta que se trata de su tercer trabajo, sin duda el más completo después de escuchar Broom (Polyvinyl, 2006) y Pershing (Polyvinyl, 2008). Ahora les ha producido el omnipresente Chris Walla (el cabeza-buque de Death Cab For Cutie), que ha conseguido que cuajen como deben las ideas de este cuarteto. «In Pairs» es infalible; o «Slink/Let It Sway», «My Terrible Personality» (titulazo), «Cardinal Rules»... Está a rebosar de temas formidables.

Debería haber llegado su momento.

jueves, 18 de marzo de 2010

A la tercera va la vencida #5 // ...Y ellos se juntan #17: Gorillaz

Blur se le había escapado de las manos a Damon Albarn. Demasiados focos cegadores sobre él. Y unas gafas de sol no eran suficientes.

Así que se inventó un proyecto/divertimento conceptual junto al productor Dan "The Automator" Nakamura con muñecotes al frente. El caso era no tener que figurar. Resultado: millones de discos vendidos. Ni el rey Midas; este Albarn está condenado a convertir en oro cuanto toque. ¿Puro márquetin? No exactamente. Lo cierto es que en su cancionero tienen unos cuantos hits memorables. Y encima ahora pueden presumir de haber hecho un disco completo.

Musicalmente, se trataba de mezclar pop, bases electrónicas y hip hop. Para esto último se necesitaban hip hoperos al cante. Y ya de paso aprovechaban para llamar a otras voces estelares.


Para Gorillaz (2001), la colaboración aparentemente contranatura de Ibrahim Ferrer quedó niquelada en el tema «Latin Simone (¿Qué pasa contigo?)»; y Tina Weymouth (Talking Heads) intervino en «19-2000».


Para Demon Days (2005) lo de las colaboraciones ya fue un despiporre. Entre otros:

Neneh Cherry en «Kids With Guns»
De La Soul en «Feel Good Inc»
Martina Topley-Bird en «All Alone»
Shaun Ryder (Happy Mondays) en «Dare», el temazo
Dennis Hopper (el actor, sí, pero haciendo spoken word) en «Fire Coming Out of the Monkey's Head»


Para el reciente Plastic Beach (2010), la orgía de featurings alcanza cotas abrumadoras e inimaginables:

Bobby Womack en «Stylo» (T.E.M.A.Z.O. lleno de la clase del poeta del soul) y en «Cloud Of Unknowing»
Mark E. Smith (The Fall) en «Glitter Freeze»
Lou Reed (esa gárgola) en «Some Kind of Nature»
Mick Jones & Paul Simonon (The Clash) en «Plastic Beach»
Gruff Rhys (Super Furry Animals) y De La Soul en «Superfast Jellyfish»

Pero es que además de este desfile, es un disco estupendo de principio a fin. Midas lo ha vuelto a hacer.

La lista de cortes al completo:

1. Orchestral Intro (featuring Sinfonia ViVA)
2. Welcome To The World Of The Plastic Beach (feat. Snoop Dogg and Hypnotic Brass Ensemble)
3. White Flag (feat. Kano, Bashy and The National Orchestra For Arabic Music)
4. Rhinestone Eyes
5. Stylo (feat. Bobby Womack and Mos Def)
6. Superfast Jellyfish (feat. Gruff Rhys and De La Soul)
7. Empire Ants (feat. Little Dragon)
8. Glitter Freeze (feat. Mark E Smith)
9. Some Kind Of Nature (feat. Lou Reed)
10. On Melancholy Hill
11. Broken
12. Sweepstakes (feat. Mos Def & Hypnotic Brass Ensemble)
13. Plastic Beach (feat. Mick Jones & Paul Simonon)
14. To Binge (feat. Little Dragon)
15. Cloud Of Unknowing (feat. Bobby Womack and Sinfonia ViVA)
16. Pirate Jet

Fa-Gog-ritas: 5, 6, 7, 9, 10 y 14

La edición especial con deuvedé cambia a portada nocturna y añade un faro:

lunes, 8 de febrero de 2010

A la tercera va la vencida #4: The Very Most

Si el flamenco sólo lo admites como ave exótica, y ni siquiera te gusta en un disco de Los Planetas, porque eres un indie de pura cepa y tus gafas de pasta se nublan al menor ole, te vas a llevar un buen susto, que ni gato mojado, cuando al comienzo de A Year With The Very Most (2010) lo primero que oigas sean unas castañuelas.


Si además te aseguran que en siguientes canciones aparecerán trinos de pajaritos y hasta fuegos artificiales (se oyen claramente, sí), y que podría decirse que es un disco conceptual (el paso de un año) tal vez hayas dejado de leer estas líneas y que ya estés bien lejos. Pero si aun sigues ahí, corre, sí, pero a escucharlo.

Pop pluscuamperfecto, con un juego de coros primoroso, parapapeos, arreglos sustanciosos e impecables (imposible llevar la cuenta de toda la instrumentación que llega a sonar) y exultante entusiasmo a raudales. Sin duda, The Very Most, desde Idaho (esas barbas, ese estilismo), han alcanzado su cima.

Fa-Gog-rita: «You're In Love With The Sun»

Atrás quedan Making The Case For Me (2004) y Congratulations Forever (2008).