jueves, 2 de junio de 2011

Como decíamos ayer... #10: The Human League y The Cars

Es sabido que el tiempo, en el fondo, no pasa ni transcurre y que a la postre todo siempre permanece en su mismo cauce.

Claro que en el caso de The Human League debemos precisar que «mismo» se refiere a la segunda etapa de su historia musical, la que arrancó con el para siempre feliz Dare (A&M, 1981), la «versión consumista de Kraftwerk» según el propio Philip Oakey. Fue su tercer y mejor álbum, el que los identifica y define para los restos. Antes de él, dos interesantes y experimentales oscuridades (Reproduction y Travelogue); después de él, cinco intentos desesperados por frenar la caída hacia un declive asegurado.

Diez años más tarde de su último chasco (Secrets), vuelven a intentarlo con toda la dignidad posible: sí, son ellos y han regresado para demostrar que, en lo suyo, maestros.

Gente tan dispar como Fangoria o LCD Soundsystem (ay, qué dolor), no los han olvidado.


Rik Ocasek, líder de The Cars, tras la última gran bronca con sus colegas en 1987, juró sobre la biblia de la new wave que jamás de los jamases, ahí se acabara el mundo si lo hacía, volvería a reunirse con ellos. Veintitrés años después, ha sucedido, porque, por supuesto, los juramentos están para hacerlos añicos. Y porque debió de tocarle mucho el bullerengue que sus colegas se unieran a Todd Rundgren bajo el nombre de The New Cars sin contar con él.

Estos son los viejos Cars, los de siempre, haciendo muy bien lo de siempre: temas melódicos, pegadizos, con esa comunión de guitarras eléctricas y teclados tan suya.

Y se permiten temazos de este tipo:



(Repárese en el curioso y azaroso parecido ortográfico Ocasek / Oakey.)

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