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domingo, 24 de abril de 2022

Ovejas negras #21

Salvador Dalí y Fernando Alfaro guardan en común esa querencia suya por vivir fuera del rebaño. Y que el manchego se fijara y de alguna manera se viera reflejado en el catalán resulta de lo más natural. 

En el Museo Ludwig, en Colonia, puedes toparte con el impresionante “La estación de Perpignan” (1965) de Dalí. Es una obra llena de simbolismo, todo el que cabe en sus magnas dimensiones. La pared en la que cuelga se ve sobrecogida por el peso físico y metafísico. El visitante, abrumado, se sienta ante él para extasiarse y poder tomar un respiro ante la epifanía que lo contempla. Porque uno parece ser mirado por el cuadro y no al revés, como es costumbre:



Sobreimpresionado al fondo se ve la figura del Cristo crucificado con una corona de espinas. A los lados, más perfilados, hay personajes reconocibles del cuadro ”Angelus", de Jean-Francois Millet. En el centro, cómo no, la figura del propio Dalí, que con los brazos y las piernas extendidas parece estar en caída libre absorbido por la luz.

Este motivo central es el que nos lleva de vuelta a Fernado Alfaro, que lo retoma para la portada de La vida es extraña y rara (Marxophone, 2011), según la ilustración de Pedro Herraiz.

 

Además, el tema que lo abre, "Extintor de infiernos", contiene un buen número de referencias religiosas simbólicas y surrealistas (la identificación ángel/huevo) que probablemente hubieran sido del gusto del pintor:

domingo, 4 de noviembre de 2018

El arte del calzador #29: Perapertú


El debut de Perapertú se titula igual que la novela del escritor egipcio Naguib Mahfuz: Miramar (El Genio Equivocado, 2018). La calidad que hay en todo él se encuentra tanto en la música como en las letras, y además le acompaña un diseño fresco y llamativo. He utilizado el disco para acompañar uno de los platos que comento en La Gastroteca de La Fonoteca. Copio aquí los párrafos relativos a las cuestiones musicales del álbum: 

Las letras de las canciones evidencian que Moussa es un asiduo de los libros. Las referencias literarias y artísticas son constantes (Cézanne, Art Decó, la ínsula Barataria, el poeta Drummond de Andrade) y es capaz de encajar sin despeinarse palabras como obituario, sinople, ostracismo, pericardio, clorofila o cian. Su mérito, claro, está en incluir todo eso y que el conjunto se resulte natural, que no chirríe ni asome un ápice de pedantería por ninguna esquina. Eso cuando el texto no es directamente pura poesía, como ocurre en “Dibújalo antes”. 

En lo musical, la gama de matices que aportan principalmente los sintes y los teclados confieren a los diez cortes un toque alucinado y fantástico. Hay un punto de animada extravagancia en las atmósferas que recrean, como de fondo marino, canciones como peces que palpitan entre los restos de antiguos naufragios. A veces suena tribal; otras, una pincelada tropical, y siempre colorista como un cuadro de Cézanne. Y la alucinación alcanza el culmen con la ayuda de un bombardino y una trompeta desenfrenados en “Amor de Java”.

domingo, 6 de mayo de 2018

5 sobre... #39: Picasso

Cuenta la leyenda que Pablo Picasso pagaba las cuentas de los restaurantes de París firmando servilletas. Si se juntasen hoy todas esas firmas, veríamos el Guernika de los garabatos. En cualquier caso, llegar a ese grado de fama está al alcance de muy pocos. Y el pop tampoco se ha resistido a aclamar al pintor universal y a incorporarlo a sus canciones. 

1. Modern Lovers – Pablo Picasso (1976) 
Imposible no empezar una selección de temas dedicados a Picasso por esta. Es el tema por excelencia sobre el pintor. Ha sido muchas veces versioneado, y por los más grandes (por ejemplo, John Cale o David Bowie, tan artys ellos). Quizá una de las cosas que la hace más fascinante es esa mezcla de lenguaje culto y coloquial. Y, por supuesto, ese trote hipnótico que mantienen los instrumentos junto a la voz arrastrada de Richman

Oh well be not schmuck, be not obnoxious 
Be not bellbottom bummer or asshole 


2. Johnny And The Self Abusers - Pablo Picasso (1977-78) 
En 1977 los Simple Minds hacían punk, cómo no, pero se hacían llamar Johnny And The Self Abusers. El tema lo compuso John Milarky, que luego no sería parte de la banda de Jim Kerr, si bien se editó más tarde en una recopilación sobre los early years de los Simple Minds. 
No es una versión de la los Modern Lovers, aunque la influencia es evidente. De hecho, lo que hizo Milarky fue darle la vuelta a la de los norteamericanos, que en algo tenía que notarse el espíritu punk, y donde aquellos decían «And girls could not resist his stare, / Pablo Picasso never got called an asshole», estos otros: «Pablo Picasso, a lot of girls think you are an asshole» y también «all the girls think you're a fucking asshole», aunque al parecer la letra hacía referencia al hermano del propio Milarky. 


3. Adam & The Ants – Picasso visita el Planeta de los Simios (1981) 
Adam Ant dejó el punk para pasarse a esa otra enorme fiesta de disfraces como fue aquella de los new romantics. Lo curioso es que hoy día su propuesta sigue siendo reivindicable y no ha envejecido como cabría pensar al principio. Con este tema tuvieron la genialidad de unir al pintor malagueño y el mítico planeta de los simios. Y lo titularon en español. 


4. Lord Cut-Glass – Picasso (2009) 
Bajo ese abigarrado nombre artístico estaba Alum Woodward en solitario, ni más ni menos que uno de los miembros de los nunca suficientemente ponderados The Delgados. Aunque este tema no trata directamente de Picasso, es precioso y, además, mantiene ese sabor al añorado grupo de Emma Pollock y compañía. 


5. Michael Head & The Red Elastic Band – Picasso (2017) 
El último, hasta el momento, en dedicarle una escultura sonora a ese pintor universal. El otrora componente de los Pale Fountains, lleno de calma y sapiencia, la voz grave y la guitarra clara, sigue componiendo preciosidades pop de este calibre. (Hay un aire en ella que recuerda, levemente, a «Like Dylan In The Movies» de Belle & Sebastian).

miércoles, 27 de mayo de 2015

Hubo un tiempo en que bastaba con una portada #17: hoy lo cuenta Álex 7iete Pulgadas

El caso es que siendo vinilómano 100% y adicto a la compra de discos, no es frecuente que compre un disco simplemente por que me guste su portada. En el 99% de los casos, los discos que compro son de grupos/canciones que me gustan o al menos conozco. Algunas veces se trata también de puro coleccionismo para completar discografías; en otras, por recomendaciones de amigos. Y sobre todo me encanta darle veinte vueltas a la carpeta buscando algún detalle que me impulse a comprarlo, bien sea por un sello que me guste, una primera referencia, una colaboración, una edición rara... pero creo que casi todos los discos que he comprado con bonita o llamativa portada los conocía de antemano. 

Sin embargo, al igual que Federica Pulla, soy adicto a las cubetas polvorientas de todo a 1 € (o 100 pts. antiguamente). Ahí es raro encontrarse discos que reúnan buenas condiciones y además sean discos predilectos míos y entonces entra otra de mis “pasiones”: mi colección de discos petardos (o bizarros, si preferís). Todo empezó hace mucho tras alguna visita a La Metralleta, de esas en la que no pescas nada y te da por mirar lo más escondido y de saldo, pensando "hoy me llevo lo que sea, no me voy a casa con las manos vacías"; es cuando apareció ante mí un single de Los Hermanos Calatrava, no recuerdo ahora mismo cuál fue el primero que compré, pero fácilmente pudo ser el La, la, la o el Aleluya. El caso es que cada portada que veía me parecía más ridícula y a la vez desternillante con lo que me aficioné a comprar sus discos y a estas alturas creo que sólo me faltan 5 o 6 singles para tener todos. Ni que decir tiene que algunas de sus canciones son míticas ya que su filosofía de hacer versiones cómicas a veces daba con originales cojonudos que ya ellos se encargaban de destrozar, si acaso. No sólo su archifamosa «Space Oddity», sino otras maravillas como «O quizá simplemente te regale una rosa» de Leonardo Favio, «Honey» de Bobby Rusell, «Aleluya» de Aute, «El chico de la harmónica» de Micky, y tantas otras. 


Hurgar entre basura me ayudó muchas veces a no irme a casa sin compra y siempre encontraba alguna portada patética que se venía conmigo, como las incalificables portadas de Emilio el Moro, Manolo Escobar (con mi favorita «Horóscopo» en gatefold sleeve), Los 3 Sudamericanos, Pablo Abraira, Las Trillizas o mi favorita e indescriptible del grupo mallorquín La Pera, compuesto por un combo que incluye tanos, afros, hippies, calós... Menudo circo. Pero seamos serios, lo que mola es que te gusten las portadas de tus grupos favoritos, y cuando yo era adolescente uno de ellos eran The Pogues. Si ya flipaba con sus canciones, cuando descubrí sus portadas, sus historias y anécdotas (gracias sobre todo al libro de Ann Scanlon) flipé. Desde su primer LP Red Roses for me (1984) en el que Andrew Ranken figura “recortado” en una esquina ya que se fue de vacaciones antes de la sesión de fotos mientras el resto posan desafiantes tras el retrato de Kennedy, y la contraportada con Shane escayolado, James Fearnley liándose un porro con su botella de whisky en el bolsillo, Cait O'Riordan con su lata de cerveza y todos orgullosos estrenando abrigo. El segundo, Rum, Sodomy and the Lash (1985), tampoco tiene desperdicio (al igual que la contra), con todos los miembros del grupo incrustados en el cuadro «La balsa de la medusa» (Le Radeau de la Méduse) de Théodore Géricault. Luego vinieron la preciosa de If I Should Fall From Grace With God (1988), la curiosa de Peace and love (1989) con su boxeador de seis dedos, o la enigmática de Hell's Ditch (1990). 

Pero probablemente mi favorita, ya que también junta su pasión por el fútbol, es su single «Jack Heroes» junto con The Dubliners en el que recrean el increíble recibimiento que recibió la selección de fútbol irlandesa tras llegar hasta cuartos de final en la Copa del Mundo de Italia 90, donde únicamente pudieron ser derrotados por los anfitriones por un mínimo 1-0. 


Y ya si nos vamos a mis favoritos del indiepop no pueden faltar los cuatro vinilos de los fabulosos James Dean Driving Experience, que rinden homenaje a otras tantas musas del celuloide como son Audrey Hepburn, Claudia Cardinale, Rita Hayworth y Sofia Loren. Perfectas. 


El mundo de las portadas de discos es una maravilla, independientemente de que luego te guste el vinilo o no, pero disfrutar de la carpeta en la mano, acercártela, darle la vuelta, ver los detalles, escudriñarla, olerla... es un placer que en mi caso supera al de disfrutar de cualquier otra obra de arte. 

Autor del texto: Álex
Blog: 7iete Pulgadas 
Twitter: @alexbummer

viernes, 20 de marzo de 2015

¿Qué se sabe de los belgas? #32: Paul Delvaux

Esta primavera anda expuesta en el Museo Thyssen una antología de la obra del pintor belga Paul Delvaux. Es una ocasión única para emocionarse con su surrealismo en tonos azulados, su desnuda reinterpretación del mundo clásico y sus atmósferas inquietantes y plácidas a la vez. 

Un descubrimiento no menor ha sido saberlo un apasionado de los trenes. Una de las salas de la exposición está dedicada a esa temática, ya que Delvaux incorporó el motivo del ferrocarril a un buen número de cuadros. Él mismo coleccionaba vagones en miniatura y maquetas ferroviarias. 


Vaya, pues, en su honor la siguiente playlist con cerca de 60 canciones sobre trenes, una por cada obra que compone dicha exposición. Acotado y explicado su número, los dos criterios fundamentales que ha seguido Gog para elaborarla pasaban por que la palabra ‘tren’ figurase en el título y que la canción estuviera presente en su discoteca, porque si no hacer una lista de canciones sobre un tema es muy fácil e impersonal, sólo hay que escribir un término en un buscador y voilá; se conozcan o no, ahí están, y eso cualquiera puede hacerlo. Gog ha pretendido además que la selección tuviera cierto equilibrio, así que no tenían cabida los diez minutos instrumentales del «Blue Train» de John Coltrane ni la aceleración metalera de Motörhead. El orden en que están dispuestas no es al azar, hay cierta secuenciación intentando que fluya toda la escucha. Como es sabido, en Spotify no está disponible todo, así que Gog siente enormemente la ausencia de algunos temas, sobre todo el de The The


Hay un par de canciones cantadas en francés, la lengua materna del pintor, pero ninguna en español porque se rompía demasiado el tono. Eso implica que no pueda estar una de las mejores canciones sobre trenes jamás compuesta. Sí, la de Mermelada


Y así ha quedado la playlist Delvaux, de tren en tren.

miércoles, 14 de enero de 2015

Hit instantáneo #33 // Qué se sabe de los belgas #30

Apenas una percusión y unos rasgueos de guitarra aparentemente destartalados, y de repente entran dos preciosas voces acopladas y lo iluminan todo, lo inundan de emoción y sentimiento. Y de remate ese estribillo interpretado de manera sublime, en el que, con sólo dos breves líneas, expresan todo su dolor y se muestran fuertes y decididas a ser libres. 


Se puede escuchar sin parar una vez tras otra, hasta la obsesión. Es el tercer corte del único álbum hasta la fecha del quinteto de Brooklyn Lucius, que como buen quinteto consta de cinco miembros, si bien son mucho más visibles las dos formidables cantantes, Jess Wolfe y Holly Laessig


A ese universo femenino reafirmado y poderoso se adscribe la artista pop Evelyne Axell, a quien se debe la ilustración de la portada de Wildewoman (Mom+Pop, 2013). Axell nació en Namur (Bélgica), en el seno de una familia arrasada por la II Guerra Mundial. Fue discípula de Rene Magritte y su renombre como artista lo consiguió en la década de los años sesenta. (En este enlace puede verse una galería de su asombrosa obra.) El cuadro original, como puede comprobarse, es mucho más sugerente y parece que la banda, al cortarlo, no ha querido llevar las cosas tan lejos:

miércoles, 16 de julio de 2014

Ellas llevan el ritmo #58 // Comerse un cocodrilo (en Dinamarca) #22: Elisa Pérez


El nuevo álbum de Cosmen Adelaida tiene algo de reseteo, de volver a empezar. Algunos cambios en la banda y un sonido de mayor consistencia y más depurado hacen que casi pueda escucharse como un debut. Siguen sus querencias por el noise pop y por los picos de guitarras a saco; pero sobre todo, fundamentalmente, especialmente, destaca el enorme trabajo de la batería, Elisa Pérez. Esto se ha dicho poco hasta ahora en las reseñas del disco, así que conviene recalcarlo: en su mayor parte, el poderío de La foto fantasma (El Genio Equivocado, 2014) descansa sobre esa batería, que cambia de ritmo constantemente y lleva las riendas de los temas con firmeza y estilo. Compruébese, si no, en esta tremenda «Copenhague»: 


Y en el siguiente corte, «Dormancia», se permite el lujo de cantar al mismo tiempo. También toca la batería en Rusos Blancos. Además, ilustra, diseña, dibuja… Sus ilustraciones de afamados punks para la revista Mood están expuestas en la librería La Central. Las vende enmarcadas a precio muy asequible. Hay quien se ha hecho con su precioso Ian Dury:


Su web.

martes, 18 de marzo de 2014

El monstruo de las galletas #4: Ginnels


Irlanda ganó el sábado el torneo del 6 Naciones de rugby, el día en que su dios Brian O’Driscoll jugaba su último partido con la selección. Ayer fue el día de San Patricio. Es evidente que hoy tocaba hablar de algún irlandés. 

Mark Chester es una especie de Juan Palomo. Suele componer, tocar y grabar todo él solo. Lo ha vuelto a hacer en su cuarto álbum, a excepción de las baterías, trabajo de Ruan Van Vliet. A Ginnels, que es el nombre artístico bajo el que se acaparazona Chester, se los conoció aquí el año pasado gracias al recopilatorio que el pequeño sello madrileño Tenorio Cotobade plastificó con los mejores temas de sus tres discos anteriores. Aquello resultó una buena forma de abrir el apetito, así que este reciente A Country Life (Tenorio Cotobade, 2014) entra de un bocado. En lo que parece ser una alabanza de aldea y menosprecio de corte, hay puro y fresco pop de guitarras, trenzadas con gusto y adornadas con algún levísimo toque noise («God Botheres») y tecladillos (especialmente en «Not For Moving» o en el tema inicial). A lo largo de los 14 temas va alternando momentos enérgicos y acelerados con cortes más reposados. En general, resulta muchísimo más arrebatador cuando acelera, y el álbum está repleto de esos temas instantáneos y contagiosos, sobre todo la primera cara. 



Por eso, a veces apetece posar la aguja directamente sobre el segundo corte, la exultante «Car’s Parked», para que el álbum arranque desde ahí. Y si lo que requiere el ánimo es un poco de sosiego y quietud, mejor darle la vuelta y empezar por la preciosa y emocionante canción que da título al álbum, y dejar que llegue hasta el final. 

Para ilustrar la portada, han escogido la obra de Jan Dirksz Both Italianate Landscape with an Artist Sketching from Nature, que se muestra en todo su esplendor en la edición en vinilo. Especialmente logradas han quedado las galletas, elgantes y serenas; tipografía clásica sobre un fragmento de cartografía también clásica


sábado, 23 de noviembre de 2013

Artes gráficas #6 // Portadas #118: Surrealismo

En la exposición temporal El Surrealismo y el sueño que ha abierto el Museo Thyssen, abundan, como no podía ser de otra forma, una amplia y variada gama de cuadros, de autores muy conocidos (Magritte, Miró, Dalí…) a otros tal vez menos transitados por el gran público (por ejemplo, la siempre sorprendente Remedios Varo, Delvaux, Óscar Domínguez…), si bien la muestra también incluye esculturas, fotografías y audiovisuales surrealistas, desde cortometrajes como El perro andaluz o de Max Ernst a fragmentos de la película Recuerda, de Alfred Hitchcock, para la cual el mismísimo Salvador Dalí realizó los decorados de las escenas más oníricas.


De la obra pictórica de Dalí hay colgados dos de los bocetos que realizó para Recuerda y siete lienzos, entre ellos "Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar". La visión de ese pez que sale de la fruta y del que a su vez sale un tigre, trae a la memoria la portada del álbum de otro surrealista como era el Captain Beefheart. No es casualidad que, además, en Trout Mask Replica (Reprise, 1969) haya un tema titulado Dali's Car. Y por seguir con las asociaciones, algo bastante surrealista por otra parte, ese álbum es el favorito de todos los tiempos de David Lynch, otro muy evidente surrealista; asimismo, ese tema mencionado sirvió para bautizar la banda que formó Peter Murphy una vez disuelto Bauhaus

Diseño y fotografía: C. Shenkel

Sigamos un poco el rastro de la influencia del Surrealismo en la historia de la música pop –entendida esta en su sentido más amplio– a través de las portadas de los álbumes. 

Podría apostarse casi con total seguridad que en la década de los años 50 no hay ni una sola portada que presente una imagen surrealista; y si la hubiera, sería una minusculérrima excepción. Es la época en que comenzaba a desarrollarse el concepto de álbum. Las ilustraciones solían ser fotografías de los artistas y el diseño gráfico no tenía demasiada complicación. Hay que tener en cuenta que el vehículo de expresión y consumo principal entonces era el single. El álbum, al comienzo, era básicamente una recopilación de los éxitos de los artistas. Fue más adelante cuando se vio en ese formato las posibilidades comerciales que tenía.

Tampoco en la primera mitad de la siguiente década se hallan muchos ejemplos. Sólo a partir de 1967, con el advenimiento de las sustancias alucinógenas y la psicodelia, comienzan a aparecer motivos surrealistas en las cubiertas de los discos. 

Diseño: Ed Trasher (1968)

Diseño: Phillip Travers (1968)

 Diseño: Bob Cato (1968)

Fotografía: Roland Diehl (1968)

Diseño: Milton Glaser // Pintura: Bob Dylan (1968)

La década de los años 70 fue, sin duda, la etapa gloriosa del Surrealismo en las portadas discográficas. El álbum pasa a ser, definitivamente, un producto integral y las portadas se llenan de composiciones artísticas. Mucho tuvo que ver en la eclosión del Surrealismo los diseños de Hipgnosis, responsable de algunas de las cubiertas más legendarias de la época. Solamente con los trabajos gráficos de este estudio londinense podría hacerse una exposición surrealista. La mítica de los álbumes de Pink Floyd debe mucho a Thorgerson y Powell, los fundadores de Hipgnosis en 1968 [en este enlace pueden verse todos sus trabajos]. Recordemos, por ejemplo, aquel cerdo volando sobre una fábrica en Animals (Capitol, 1977) o el hombre ardiendo estrechando la mano a otro tranquilamente en Wish You Were Here (EMI, 1975). Después, todas aquellas bandas de rock progresivo introdujeron el Surrealismo en sus portadas. Los discos de Yes, Camel, Genesis… En líneas generales, podría afirmarse que el Surrealismo formó parte del ambiente de la época en la industria musical en lo que hace a las artes gráficas durante la década de los 70. Seleccionar sólo un puñado representativo es harto complicado. 

 Diseño y fotografía: Jim Franklin (1970)
 
Pintura: M.C. Escher (1970)

Diseño: Bruce Steinberg (1973)

Diseño y fotografía: John Lennon (1973)

 Idea: Janson, Eding, Clapper // Ilustración: Arthur Wood (1973) 

 Diseño: Hipgnosis (1977)


 Diseño e ilustración: Hugh Syme y Bob King (1978)
  
Hacia finales de los años 70 se va calmando la fiebre surrealista. El excesivo uso de imágenes oníricas recargadas conduce a unas cubiertas de composición algo más sencilla, con predominio de un esteticismo refinado, y poco a poco se van volviendo más sobrias. En los años 80 cambió el concepto artístico para las ilustraciones de las portadas. El cuidado plástico de las cubiertas se mantiene, el dibujo sustituye en gran parte a la fotografía, pero los ejemplos de Surrealismo son muy escasos en comparación con la década anterior, a excepción del heavy metal (portadas de Def Leppard, Rainbow, Megadeth, etc.), que en su afán por epatar desarrolló unos diseños a cual más, más... en fin, a cual más. En géneros musicales como el punk, la new wave, el synth pop o el pop y el rock de estirpe indie apenas se percibe; Robyn Hitchcock sí es uno de sus frecuentadores.

Diseño: Alan Schmidt & Pat Carroll // Ilustración: Chris Moore (1981)

Diseño: Hugh Syme (1982)

 Diseño: Lumel Whiteman Studio // Ilustración: Stan Watts (1983)

Diseño: Michael Hodgson // Ilustración: Jim Warren (1983)

Diseño: Andy Dog (1986)
 
Dibujo: Robyn Hitchcock  (1989)

La misma escasez de producción surrealista continuó en general durante los años 90. En la actualidad, con el renacimiento del vinilo, un formato con más prestaciones para el desarrollo de las artes plásticas, la huella del Surrealismo sigue presente, aunque ni mucho menos con la fuerza de antaño. Hay bandas eminentemente surrealistas en sus propuestas estéticas, como The Flaming Lips y los siempre excesivos Of Montreal, o la psicodelia, como The Warlocks, y en general el rastro del Surrealismo parece extenderse levemente. 

Diseño: CLUST.TM (2003)

Diseño: Soap Design Co. (2005)

Diseño: David Barnes (2005)

Diseño: J. Schmidt (2008)

Diseño: Poccuo // Ilustración: Elzie Sexton (2008)

Cuadro de Terry Rowlett "Through the Garden" (de 2003; álbum de Vic Chesnutt y Elf Power, de 2008)

Diseño: George Salisbury (2009)

Diseño: Mike Sportes (2011)

 Diseño: Tim DeLaughter (2013)

Y en lo que se refiere a la industria fonográfica española actual, se percibe, en cambio, un mayor interés por los planteamientos surrealistas. Es muy sabido que el arte español, tradicionalmente y exceptuando determinados periodos artísticos más vanguardistas y determinados autores muy personales, ha tenido siempre muy hundidas sus raíces, sea el campo artístico que fuere, en el Realismo. Y si no hay muchos ejemplos que sacar a la luz echando la vista atrás —de nuevo habría que acudir a una banda de conceptos surrealistas, como El Niño Gusano—, podría decirse que hoy día el Surrealismo tiene más cabida que nunca en las portadas españolas.

Diseño: Óscar Sanmartín y Jesús Saiz (1996)

 

Diseño: Víctor Gomollón (2004)

 
Diseño: Paco Fuentes (2005)

Diseño: Alcázar y Núñez (2007)

Ilustración: Gonzalo Rueda (2009)

Diseño: Artica (2009)


 
Collage: Carlos Ballesteros (2012)


En resumen, podría concluirse que, si bien la evolución de la producción de portadas con motivos surrealistas a lo largo de la historia tiene forma de campana de Gaus, hoy día, quizá debido en parte a la vuelta del formato grande del vinilo, que permite un mayor desarrollo plástico, la influencia del Surrealismo sigue vigente e incluso llega a detectarse un cierto incremento.

[Son todas las que están pero no están todas las que son. Tenemos anotadas muchísimas más, aunque cualquier aportación que se haga al tema para completarlo será bienvenida.]