jueves, 7 de mayo de 2015

Las nuevas aventuras del llanero solitario #46: Vadim Tudor

Corneliu Vadim Tudor fue un político rumano ultranacionalista, que lideró durante años el Partido de la Gran Rumania. Sobre él pueden leerse lindezas como que en su juventud ejerció de poeta de corte de los Ceausescu o que se le conoce como “el payaso de los Cárpatos”. No se encuentran más referencias a ningún otro Vadim Tudor, así que obviando la simple casualidad, cabría imaginarse que Javier Rincón se inspiró en el nombre del politicastro para bautizarse artísticamente. En caso de ser cierto, incluso tiene sentido. Por un lado, al sonido de synth pop y dark wave que desarrolla Rincón en este proyecto le sientan bien las reminiscencias de un estrafalario personaje salido de oscuros parajes transilvanos. Por otro, la mordacidad con la que Rincón se despacha en las letras encaja con la sorna y la ironía que supone apropiarse del nombre de un infecto fachón. 


Para lo que realmente nos interesa, o sea, la música, Vadim Tudor es el proyecto en solitario del que fuera integrante del dúo Ambilívebol, allá cuando el indie patrio de los noventa, y que luego ha sido un conocido pinchadiscos de la escena underground madrileña. Su primer disco como Vadim Tudor es un minielepé homónimo (Autoreverse, 2014) en una edición de 500 ejemplares numerada a mano. Y aunque las cinco canciones apenas sobrepasan los veinte minutos, acaba convirtiéndose en un doble o triple elepé de tantas veces como se vuelve a poner cada vez que termina. Porque son temas llenos de impulso bailable, de ritmos sintéticos y repetitivos a base de casiotones y demás artefactos electrónicos que te atrapan como un imán a un clip. La voz surte el mismo efecto por la forma de recitar las frases; son cortas, directas y claras, y deja hábilmente un silencio entre ellas de manera que da tiempo al oyente a retenerlas, a fijarlas, a sopesarlas.

Nos estamos muriendo 
No sabemos qué ponernos 
Si será en verano o en invierno 

Si te quedas sin cena 
Si tu vida da pena 
Si te tiras al Sena 
Si te cortas las venas 
Esta es la canción del dolor 

Como se ve, nihilismo, humor negro y existencialismo macabro son los aderezos principales. Si estas canciones fueran una bebida, serían té con lejía, por usar una imagen del propio autor: la música pone el efecto excitante del té; y las letras, el vitriolo de nuestros días. Y es que hay toneladas de personalidad y de saber hacer en Vadim Tudor. Este disco está llamado a ser un referente del synth pop que se hace por estos lares actualmente. Y sí, suena una guitarra en «La loba herida», interpretación de Ana Béjar (otrora en Usura, también de cuando el indie patrio noventero).

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