domingo, 30 de noviembre de 2014

Cosas de hermanos #64 // ¿Y tú de quién eres? #22: Angus & Julia Stone

Hay países donde el tratamiento que se da a la música independiente frente al mainstream y la música «adulta» no sufre una brecha tan abrupta como tal vez ocurre en España. Recientemente, en la polémica suscitada entre la revista Rockdelux y Diego A. Manrique a causa de las dichosas listas con lo mejor de lo mejor de lo mejor (en este caso los supuestamente mejores discos de los últimos 30 años), el crítico exponía en un artículo que «si algo caracteriza a nuestra crítica musical es la incapacidad para tratar el mainstream» y que «existe un abismo entre los gustos masivos y los de los prescriptores», algo que, asegura, no ocurre en otros países. No comentaremos aquí la raíz de la polémica aludida arriba, pero a Gog sí le parece interesante esa reflexión de Manrique puesto que, tratándose En Esta Quiero Humo de un espacio concebido sobre todo para hablar de música alternativa, que es lo que abrumadoramente escucha el autor de estas líneas, se ve ahora en la tesitura de querer diseccionar un proyecto musical de mayor audiencia de la acostumbrada. 


Se trata de los hermanos Angus & Julia Stone, cuyos padres —John & Kim Stone— formaban también un combo de folk en su Australia natal. El éxito se alió con los retoños desde el primer momento, gracias a ese folk-pop adulto de fácil digestión, muy agradable de escuchar, así como a una imagen cool y fresca, todo lo cual consigue que lleguen a un amplio espectro de público. A Book Like This (Netwerk, 2007), el debut de los hermanos, fue tan popular que ese mismo año un combo multitudinario como Travis solicitó la colaboración de Julia Stone para los coros del disco que estaban grabando. Para hacernos una idea de la liga en que juegan los hermanos Stone, su tercer álbum, de título homónimo (Virgin/EMI, 2014), téngase en cuenta que lo ha producido el archigigamegahíperafamado Rick Rubin (desde Neil Diamond y Mick Jagger, a Adele, Lana del Rey y Lady Gaga, pasando por Johnny Cash, AC/DC, Metallica, Weezer o Aerosmith) y está grabado en el estudio que este tiene en Malibú. El álbum mantiene esa estela del dúo de canciones compuestas con gusto, melodiosas, bonitas, sencillas y entrañables, alrededor de guitarra y teclado y las voces de ambos, con arreglos impecables que terminan de vestirlas con elegancia. Y el hit: se antoja difícil que una maravilla de tema como «Grizzly Bear» pueda dejar indiferente a alguien; tiene, además, lo que probablemente es el parapapeo del año y un leve solo de órgano (de Thomas Bartlett) para flotar ecuchándolos.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿Qué se sabe de los belgas? #29: The Chakachas


En principio, puestos a hablar de bandas belgas, parece casi imposible que pueda hacerse referencia a géneros tan alejados de la tradición galo-flamenca como el latin funk y toda una fusión de mambo, son, chachacha, soul, big band y jazz. El caso es que en la década de los años cincuenta andaba pululando por Bruselas el pianista y cantante cubano Nico Gómez, que se hizo compañero de correrías musicales del percusionista belga, este sí, Gaston Bogaert. En 1958 consiguieron ser número 1 de las listas belgas con «Eso es el amor». A mediados de la década se separaron y cada cual siguió su trayectoria. Bogaert montó The Chakachas (también conocidos como Los Chakachas o Les Chakachas, nombre variante dependiendo de en qué país se publicaran sus discos), junto a otros instrumentistas belgas y, atención al dato, la mujer de Tito Puente como cantante, Kari Kenton, que practicaban todo ese sonido latino enumerado más arriba. Para la grabación de su afamado álbum, Jungle Fever (Polydor, 1971), el productor belga Roland Kluger convenció a Gómez para que se enrolara en la banda. Por su parte, la compañía discográfica decidió, contra pronóstico, publicar como single el tema homónimo; el resto es historia. 


La canción fue un hit en las discotecas más sabrosonas de la época y vendieron más de un millón de copias en Estados Unidos. ¿Qué tenía de especial? Sexo principalmente, claro. Kenton, cual una Lupe desatada, más que cantar imita los gemidos y la respiración agitada propios de un orgasmo, mientras la banda marca un ritmo entrecortado —para-arranca, para-arranca— y la guitarra esboza uno de los riff funkys más sampleados de la historia (Public Enemy incluidos). La película Boogie Nights (1997), sobre la industria del porno, lo recuperó para su banda sonora. 


Como curiosidad, el segundo corte del álbum de Jungle Fever era una versión de Un rayo de sol, popularizado por Fórmula V

Nico Gomez continuó grabando en una banda propia llamada The Chicles. Pese al nombre, no consiguió ser tan pegadizo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

5 sobre... #33: novedades

Discos de temporada con cosas interesantes. Tres de ellos comparten la peculiaridad de que son proyectos paralelos a su banda nodriza. 

> By The Sea - Endless Days Crystal Sky (Piccadilly Records, 2014). Pop melódico de guitarras con un punto oscuro muy influenciado por el ambiente ochentero de ese mismo palo tan en boga hoy. Tiende a una cierta épica cargada de melancolía que lo hace enternecedor y emocionante por momentos. Provienen de cerca de Liverpool y su fundador, Bill Ryder-Jones, es guitarrista de The Coral



> Literature - Chorus (Slumberland Records, 2014. Optimistas, efusivos, festivos. Precisamente por eso, no se les tendrá muy en cuenta, lamentablemente, cuando resulta que la seriedad está sobrevalorada; es sabido que tendrás más opciones de que te hagan caso en cuestiones artísticas si te muestras tristón o depresivo, incluso llorón. Son de Filadelfia y Kevin Attics, Nathaniel Cardaci, Chris Schackerman y Seth Whaland saben qué es el pop. 



> Music Go Music - Impressions (Secretly Canadian, 2014). La pista de baile adora a este trío comandado por la cantante Gala Bell por su mezcla de los Abba más discotequeteros y los Fleetwood Mac de Tango In The Night, con los que además comparten californidad. 

  

Y si el contenido es un festín para el baile, en la portada ofrecen uno gastrónomico. 


> Erlend Oye - Legao (Bubbles, 2014). Componer canciones sencillas y bonitas porque sí, sin más pretensión ni más ganas de epatar y, sin embargo, calar hondo. La mitad de los noruegos The Kings of Convenience —el de las gafas— está tocado por ese don. 



> Gulp - Season Sun (Sonic Cathedral, 2014). Son los galeses Guto Pryce (de Super Furry Animals) y Lindsey Leven. Hacen un pop etéreo pero cálido, de mucha construcción y elaborados arreglos a base de sintes principalmente. La voz de ella es embriagadora. 

martes, 18 de noviembre de 2014

Género chico #65: Hazte Lapón

La paz consiste en olvidar que existes.
(De «Salta la liebre»)


Afirman Hazte Lapón en el inserto incluido en el EP El traje del emperador (Discos de Kirlian, 2014) que los cuatro cortes de este 7'' son cuatro sencillas canciones de pop sobre querer y ser querido. En el fondo, reconozcámoslo, la vida consiste básicamente en eso, en un camino a lo largo del cual queremos y queremos ser queridos, con la peculiaridad de que no siempre coinciden ambos planos en el tiempo o en la dirección, de ahí el drama. Para tranquilidad de Hazte Lapón, hay que decir que después de escuchar esos cuatro temas sólo puede querérseles y que nos hemos sentido queridos mientras los escuchábamos. 

Es imposible que no sea así, por ejemplo, si acaba de sonar «Copla de amor del perro de Pavlov». Afirma Gog categóricamente que es de los mejores temas que se han hecho en la última década en España; cien veces la oigas, cien veces te emocionarás. Es una especie de habanera-pop con una letra brillante e inteligente en la que se traza un símil entre los experimentos caninos de Pavlov sobre el reflejo condicional y una relación sentimental. Y quien les acusara antes de que no había ni una semicorchea de silencio en sus composiciones, que presten atención aquí al manejo del tempo: 


La evolución del sonido de Hazte Lapón en este trabajo es tan evidente como creativa. La mezcla de cierto folclore con fundamentos de pop es un acierto absoluto. Si la «Copla» coquetea con la habanera, «Piensan bien de ti» lo hace con algo parecido a un fandango, lo que según el propio Lolo se conoce como ‘verdiales’ en su Málaga natal. Además, engarzan con habilidad en las letras frases hechas salidas de la sabiduría popular («sólo Dios dirá», «salta la liebre», «muerto el perro, se acabó la rabia») y echan mano de recursos como la repetición o el paralelismo para causar un efecto más inmediato. 

Para rematar todo ello, la producción de David Rodríguez amplía el registro con arreglos electrónicos que terminan de configurar ese maravilloso retablo de pop original, fresco, inteligente, irónico, lúdico y lleno de personalidad que es El traje del emperador. La escucha pasa volando; no llega a la docena de minutos. Algunas canciones se hacen incluso un poco cortas, cuando quizá a las composiciones de Hazte Lapón les sienta mejor un minutaje algo mayor (entre 3'30''-4'00''); y por una cuestión de gusto personal, Gog se decanta por la cara B porque las letras tienen más elaboración, son algo más barrocas o exigentes, que es donde Lolo y Saray lo bordan. La última nota de buen gusto la pone María Gómez (Klaus & Kinski) con el diseño de la portada.

Han anunciado que están trabajando en un próximo álbum, que saldrá bien andado 2015. Quienes tenemos una fe ciega en los postulados musicales de esta banda tendremos que avenirnos con la paciencia. Mientras llega, queramos a El traje del emperador y dejémonos querer por él. 

viernes, 14 de noviembre de 2014

Ette aquí #60: The Rebelettes


Dejó escrito Balzac que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora. Esa idea —y esto ya es añadido personal ajeno al escritor galo— puede ser más o menos simple, más o menos excéntrica, lo importante es el componente original que tenga y que por no se sabe qué alineación de los astros sea lo que su época esté esperando. 

Un ejemplo: empléese la cuerda baja de la guitarra para la melodía en vez de hacerlo con las otras cinco y amplifíquese la reverberación hasta que el sonido suene a algo parecido a un twaaaang. En los años 50 se le ocurrió a Duane Eddy y resulta que aquella década estaba esperando ansiosamente algo parecido. Resultado: el twang, que así se denominó al nuevo sonido ideado por Eddy, causó furor y se extendió por todo el espectro del rock n’ roll hasta dejar una influencia considerable en el género. 

La mayor parte de los temas eran piezas instrumentales en las que Duane Eddy repetía incansablemente sus trucos cual mago con su baraja. Su versión de «Peter Gunn» —y muchos años después colaboró en la de Art of Noise— es una de las mejores interpretaciones del mítico y siempre impresionante tema: 


Para algunos temas pensó que estaría bien variar un poco incorporando voces femeninas. Y eso fueron The Rebelettes, el trío vocálico que acompañó en esos momentos a Duane Eddy. En 1962 el éxito de «Mr Guitar Man», co-escrita por Lee Hazlewood, se tradujo en un millón de discos vendidos y en su tercer disco de oro. He aquí actuando al completo a Duane Eddy & The Rebelettes en el programa Top of The Pops con otro de sus temas más conocidos: