Con el reciente segundo disco de
Throw Me The Statue ya disponible (
Creaturesque) y con el ambientillo caldeado y de holganza que aún anda dando coletazos, le han entrado a Gog ganas de verse dentro de la portada del que fuera el primer álbum de los de Seattle (
Moonbeams, 2008). Y más concretamente reencarnarse en la persona cuyo dedo gordo del pie asoma abajo a la izquierda, el testigo, espectador probablemente feliz, de la escena fluvial.
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