En Out of the Blue, de Dennis Hopper (1980; increíblemente traducida aquí como Caído del cielo), el grupo punk sin acreditar que toca en directo era The Pointed Sticks.
Se ha dicho que con la peli Hopper pretendió dinamitar una época, los últimos estertores del punk. Pero en realidad más parece que Hopper quisiera dinamitar toda una sociedad, podrida como una caries, miserable, desnortada, irresponsable en su desesperanza.
Emocionante. Mejor dicho, doblemente emocionante. Por el lado musical y por el lado humano.
¡Qué concierto anoche de Edwyn Collins! Memorable. Acompañado de una banda impresionante interpretando un impresionante repertorio. Y eso que a primera vista, dada la mezcla de pintas que llevaban, los miembros de la banda hacían pensar en un remedo de los Village People pero en músicos: un rockabilly, un heavy, un grunge, un mod y un punk (auténtico, pues se trataba de Paul Cook, otrora batera de los Sex Pistols). Sonó gran parte de su último glorioso álbum, otros éxitos grandiosos del tipo «A Girl Like You» y hasta el primer single que publicó en su vida con Orange Juice, «Falling & Laughing». Y todo a todo trapo, sin concesiones, one-two-three-four-ya. Hicieron bailar, botar y cantar al público, y consiguieron lo que siempre debería ser un concierto: una celebración en la que pasárselo bien todo el mundo.
Y por el lado humano, espeluznante. Edwyn Collins, tras el ictus cerebral que lo asoló hace unos pocos años, apenas se puede mover, camina un poco ladeado, sosteniéndose con un bastón, y tiene totalmente incapacitado un brazo, que ni puede abrir esa mano, convertida en puño permanente. Cuando habla, tiene lagunas y se traba a veces, pero cuando canta la mente no le falla ni una vez. ¡Pero qué hostias hay en un cerebro humano! Él asegura que toda su vida se la ha pasado pensando música; tal vez sea eso lo que le ha salvado. Y qué ganas de superarse, de seguir adelante, sin miserias ni misericordias. Con humor, ironía, entrañable hasta el dolor. Fue despedido con una ovación torera. Y su mujer, al final, desde una esquina del escenario, dando las gracias al público por el cariño dispensado.
«You make me feel again», cantaba en un tema de Gorgeus George. Pues eso: Edwyn, you always make me feel again.
(...) la total destrucción de las barreras entre distintas subculturas juveniles acaecida durante el advenimiento de la cultura digital y sus 15 megas de fama, la democratización de la moda y la conversión de la ideología en accesorio de temporada. (...) un universo juvenil en el que los góticos han sufrido una OPA hostil por parte de los fans emo de Crepúsculo, los skaters parecen fresas, Zara vende ropa rocker y hasta los punkis se han vuelto marquistas. (Xavi Sancho en el EP3 de hoy.)
Gog sospecha, no obstantemente, que la gente es igual en todas partes, no importa cuál sea el palo que toquen o de lo que vayan, y así ha sido siempre. Por lo tanto, a estas alturas carece de relevancia que ni por el atuendo el personal quiera ser diferente.
Eso sí, lo de la ideología como accesorio de temporada es una genialidad.
Comienzan a aparecer noticias sobre ella. Publicará nuevo disco en febrero, que se titulará Let England Shake. Y ya anda presentando alguna de las nuevas canciones por ahí:
Hace unos pocos días pasaron por la ciudad Primal Scream, y allí que se fue Gog con los amigos a ver el concierto. Concierto que una amiga se encargó de amargar nada más salir la banda al escenario: «Joder, cómo se parece Bobby a Mario Vaquerizo». Risas a kilos.
Nunca podremos «agradecerle» lo suficiente la visión que nos proporcionó para la hora y media siguiente: fue imposible mirar al Gillespie sin que a uno se le pusiera gesto de estar mordiendo un limón.
Tal vez sea ese parecido lo que haya visto Alaska en su pareja, un como Gillespie en chungo.
Las mejicanas Ceci Bastida y Julieta Venegas se han juntado para versionear un tema de Rita Indiana en el recopilatorio Fonogramáticos, vol. 10.
Letra básica de estructura paralela y llena de referencias a otros músicos. Tiene algo. Uuuuuuuuuhhhhhh.
Tengo un disco de la Sofi,
lo quiero poner
(x2)
En mi casa no me dejan,
lo quiero poner
(x2)
tengo un disco de La Lupe,
lo quiero poner
(x2)
El muchacho no me deja,
lo quiero poner
(x2)
Uuuuuuhhhh
Tengo un disco de Iron Maiden,
lo quiero poner
(x2)
Los muchachos no me dejan,
lo quiero poner
(x2)
tengo un disco de Daniel Santos,
lo quiero poner
(x2)
Los muchachos no me dejan,
lo quiero poner
(x2)
Uuuuuuhhhh
Tengo un disco de La Fania,
lo quiero poner
(x2)
Los fanistas no me dejan,
lo quiero poner
(x2)
tengo un disco de Daniel Santos,
lo quiero poner
(x2)
Los muchachos no me dejan,
lo quiero poner
(x2)
Uuuuuuhhhh
Tengo un disco de la Sofi,
Tengo un disco de la Lupe,
Tengo un disco de la Fania,
Tengo un disco de Rita Indiana
El misterioso Banksy, un como Darth Vader urbano armado con un spray-láser, deja por un momento paredes y tejados para pasarse al celuloide con Exit Through the Gift Shop.
Con la excusa de tratar la vida y obra del artista inglés, se acaba convirtiendo en un falso documental sobre la vida y obra de otro artista urbano, ficticio, un delirante personaje un tanto grillado. En definitiva, una profunda crítica sobre el arte moderno y su sobreexplotación, y una sátira sobre la efímera celebridad, hecha con ingenio y kilos de sentido del humor. Fascinante.
Nada. Ya lo tienes si lo quieres. La editorial Rey Lear, con el gusto que le caracteriza, acaba de reeditar esa obra de Giovanni Papini que tanto gusta a Gog: Gog.
No es sencillo acotar qué había realmente en la cabeza de Papini, que dio más bandazos que un péndulo: anarquista, ateo beligerante, polemista radical (dejaría en pañales hoy día a los interecónomos), para pasarse al final a un catolicismo militante y el deslumbramiento mussolianiano y facistoide.
Su gran obra es Gog —nombre del príncipe que, según el Apocalipsis, encarna al personaje demoniaco que pretenderá el fin del mundo—, y pertenece a la primera etapa. Es el diario de un excéntrico millonario que, empeñado en averiguar qué mueve a la humanidad que él tanto detesta, hace propuestas descabelladas y lleva a cabo proyectos absurdos, para acabar trazando un panorama de una sociedad enferma y enloquecida, egoísta y cruel, como él mismo. Una profunda reflexion acerca de la civilizacion y su destino.
Cuatro perlas:
¿Y si la única cosa que creemos verdaderamente nuestra —el Yo— fuera, tal vez, como todo lo demás, un simple reflejo, una alucinación del orgullo?
Hay dos mil millones de personas y cada una tiene cuatro metros de intestinos. Cada día es preciso llenar ocho mil millones de kilómetros de tripas.
Temo que, al fin, mi vida no haya sido más que un pésimo negocio.
Batir un récord es hoy el ideal de todos; el de los antiguos era la sabiduría, la paz, la renuncia.
En el post anterior, un amable colaborador dio rienda suelta a su devoción stereolabiana. Por una de esas casualidades, anda Gog estos días enganchado a We Wish You Well on Your Way to Hell, de Computer Perfection. Por dos de esas casualidades, Stereolab acaba de sacar el que al parecer será su testamento final (esperemos que solo de momento) mientras que estos hijos musicales suyos empiezan en el asunto, algo así como una recogida del testigo, dicho con bastante vulgaridad. Y por tres de esas casualidades, todo esto viene a ocurrir o concurrir meses después de que Computer Perfection editaran el álbum, pues es de finales de 2009 y Gog no se había detenido en él hasta ahora. Casuales casualidades.
Computer Perfection son de Detroit. Mencionar esa ciudad y adosarle la palabra 'electrónica' puede hacer recular a más de uno, porque es como el jevi del género, pero ya ha quedado establecido que están directamente influenciados por los preceptos de Stereolab, si bien resultan incluso mucho menos enrevesados que estos y sin tanto buclerío. Eso sí, los extraordinarios diez minutos de «Sweetie Pie» son épicos. Sintetizadores vintage, cosa experimental pero no tanto, dream pop...
Lista de cortes:
1. Able Archer 2. Silence Is A Shadow’s Dream 3. The Fool Is Hurt 4. Domestic Amusements 5. Maurice on the Water 6. How I Won the War 7. O Your Blue Blood 8. Sans Soleil 9. The Strange Echo (Part One) 10. The Strange Echo (Part Two) 11. Sweetie Pie 12. Planck’s Lullaby
Diciembre de 1993, apartamento en Kensington de mi querido amigo Jeremy, que por fin tiene televisión. En uno de esos magníficos programas musicales de la BBC aparece un grupo formado por un baterista, un bajista, una guitarrista rubia, un teclista, otro guitarrista y una cantante desgarbada con un inglés un poco raro. Hasta aquí todo normal, un grupo indie, británicos con pinta de escoceses o hasta continentales, con dos chicas (siempre era, es y será un plus), más bien estáticos, pero con un estilazo insuperable. No conseguí enterarme de quienes eran, pero me fui a la calle con su melodía adictiva, sus ritmos repetitivos y sus adorables coros en la cabeza. Había escuchado por primera vez a Stereolab.
Días más tarde en Candem, mientras miraba cassettes piratas de sonido terrible, topé con ELLA: una aguja a punto de caer sobre el vinilo, en amarillo y morado, y el nombre del grupo impreso sobre el plato. ¿Era y es correcta la traducción del título en mi escuálido inglés? Ráfagas transitorias de ruido al azar con anuncios, ahí es nada. ¿El sonido? Estaban Kraftwerk, The Velvet Undergound, Spiritualized, la C-86, My Bloody Valentine, Suicide, Simple Minds (Empires & Dance o Sons & Fascination, no las mierdas posteriores) y hasta el Bowie berlinés, pero también las chanteuses francesas de los 60, y Os Mutantes, y Tom Zé, y por supuesto mis adorados Tom Jobim y João Gilberto. Al día siguiente en una tienda del centro cayeron Peng y Switched on.
A partir de ese día me enteré que la Sadier era francesa, y que a veces también cantaba en su idioma (minipunto), que los preciosos contrapuntos vocales eran obra de la australiana Mary Hansen (minipunto), de sus influencias situacionistas y marxistas (minipunto), su pasión por el retrofuturismo y los instrumentos analógicos, o la conexión McCarthy (minipunto). Además he tenido el placer de vivir algunos de sus magníficos y eufóricos directos en diversos lugares y variada pero estupenda compañía.
Sólo me queda jurar sobre el Libro de Apolonio que jamás había oído hablar de ellos, pero ese día fue el comienzo de una profunda admiración que todavía hoy continúa. Transient random-noise… nunca ha sido mi disco favorito de Los Fabulosos Reyes del Bucle, pero sí fue el primero.
El genial último Mingotes de hace unos días le lleva a Gog a recomendar de nuevo su blog: Coses míes. El artista gijonés hace una especie de fotomontajes, acompañados de un breve texto en 'asturianu', con los que muestra una forma de ver la realidad muy particular, y que recuerdan a unas como greguerías o unos como haikus visuales.
The Japanese Popstars es un trío de música electrónica; irlandeses, como el propio nombre indica. Han conseguido este rompepistas, muy bien acompañado, además, por el vídeo.
No es que se haya muerto un grande del cine, sino un enorme.
Míticas y celebérrimas son muchas de las frases de sus películas. Vayan aquí en su honor un ramillete de ellas, a ser posible un poco al margen de las archiconocidas, que tanto van a abundar en los próximos días.
En Patrimonio nacional:
—Desengáñate, el Mediterráneo ha sido siempre un mar de pobres.
—En castellano, Solans. —En castellano me duele la garganta.
—Los duelos no se llevan porque os faltan huevos.
En Nacional III:
—En Miami no hay más que hamburguesas, caimanes y negros.
—Pero, ¿vosotros esperando un niño como los pobres?
Por fin un álbum suyo compuesto para la ocasión —el primero que no es de versiones desde 1994, aunque en este se incluyen dos— y retoma para la portada su seña de identidad a modo de declaración de intenciones. Es decir, recupera su habitual costumbre de fotografía de modelo (esta es Kate Moss), pero ahora sobre un fondo blanco purísima, más casto, porque este baño de blancura frena un poco el erotismo de la cosa.
Para enfrentarse a un disco de este pelaje —el regreso de una vieja gloria— debe llevarse a cabo un complicado, por esforzado y voluntarioso, ejercicio de abstracción y olvidarse de cuanto hayan hecho antes estos artistas.
Así las cosas, ¿merece la pena o no Olympia (Virgin, 2010), el álbum de un tal Bryan Ferry? Pues si tenemos en cuenta que todo suena moderno y elegantoso y que contiene tres temazos, concluiremos con el pulgar hacia arriba y aseveraremos que se trata en general de un muy buen disco. Aunque es probable que en cualquier momento nos venga a la memoria aquella canción de Roxy...
Le echan una mano Groove Armada, Flea, Dave Stewart, algunos Roxys y hasta Brian Eno.
Lista de cortes:
1. You Can Dance 2. Alphaville
3. Heartache By Numbers 4. Me Oh My
5. Shameless
6. Song To The Siren [de Tim Buckley]
7. No Face, No Name, No Number [de Capaldi/Winwood]
8. BF BASS (Ode To Olympia)
9. Reason Or Rhyme
10. Tender Is The Night
El título del tema no puede ser más de La Cura: «Not in Love». Pero no es de la banda de Robert Smith, sino que se trata de la versión de un grupo canadiense ochentero llamado Platinum Blonde que han hecho ahora los también canadienses Crystal Castles para su segundo disco, pero que en vez de cantar como es habitual la locatis de Alice Glass, a la que tanto le gusta rebozarse entre el público, la canta la parte masculina del dúo, Ethan Kath, y que han elegido como segundo single, pero regrabada para la ocasión con la voz de Robert Smith. Algo así como la versión de una versión (¿reversión?).
La pequeña discográfica Holden Caulfield Universal era filial de Polydor. En ella Orange Juice publicaron su segundo disco, Rit it Up (1982), y un single y su maxi:
two hearts together / hokoyo holden caulfield universal - polydor posp 470 - 7 inch single 1982
No hay mucha más información sobre el catálogo de este subsello de nombre sallingeriano.
En esta vida hay que tener estilo incluso para sentarse en el váter. Nick Cave es de esos. Haga lo que haga, su estilazo le precede. Ahora, con Grinderman, canta y chilla como un mono bajo los efectos de un electroshock o un lobo estepario infectado de rabia, pero aun así resulta tortuosametne elegante y gallardamente impetuoso.
Para el próximo disco deberían poner en la portada un tigre, máxima aglutinación de la elengancia salvaje. Unos fieras estos Grinderman. Peligrosos animales de compañía.
Van por el segundo disco (Anti, 2010), y siguen sin romperse demasiado la cabeza para titularlos:
Grinderman 2 tracklist:
01. Mickey Mouse and the Goodbye Man 02. Worm Tamer 03. Heathen Child 04. When My Baby Comes 05. What I Know 06. Evil 07. Kitchenette 08. Palaces of Montezuma 09. Bellringer Blues
Existe edición de cedé en caja cuidada, amplio y gustoso libreto interior más póster desplegable.
The Honkettes era el trío vocálico de acompañamiento de los sureños Lynyrd Skynyrd, la banda de «Sweet Home Alabama», enormes sombreros vaqueros y con el indiscutible mérito de ser el nombre artístico con más iesgriegas de la historia del rock.
En las Honkettes cantaba Cassie Gaines, que era hermana de uno de los guitarristas de la banda, Steve.
La historia es bastante conocida: durante un vuelo en la gira de presentación de Street Survivors (1977), el avión se desplomó. Aunque quedó algún superviviente ('sky survivors', que el chiste negro estaba a huevo), sin embargo los dos hermanos, el cantante principal de la banda, el manager y los dos pilotos no se volvieron a calar el sombrero nunca más.
«Nunca, nunca nada como los demás, y eso que es un tipo como todo el mundo.» (p. 53)
Segunda Guerra Mundial. Los alemanes ocupan la pequeña población checoslovaca de Zlin, donde vive el joven Emil.
Este Emil no es un Emil cualquiera, ni de ficción, es (o será) el mítico campeón olímpico de cinco mil metros, diez mil metros y maratón —¡en el mismo campeonato!— Emil Zátopek. Y Correr (Anagrama, 2010), escrita por el galo Jean Echenoz, es su biografía novelada.
Gog lleva guardada en el desván de la memoria la lectura de un libro de su infancia titulado algo así como Grandes momentos de los Juegos Olímpicos. En puridad, sólo recuerda, aunque nítidamente, un capítulo, el dedicado a las hazañas de Zátopek, la Locomotora, aquel corredor de fondo que entrenaba poniéndose peso en las zapatillas; y luego, ya sin el lastre, volaba sobre las pistas. Como en el viejo chiste de los dos hombres que se encuentran en un desierto, uno de ellos con un yunque a cuestas:
—¿Y para qué llevas un yunque? —le pregunta el otro.
—Porque si aparece un león, lo tiro y no veas cómo corro.
Pues algo así era Emil Zátopek.
Ahora Gog ha aprendido otras noticias sorprendentes sobre él. Que, invirtiendo el sistema para un fondista, se entrenaba en la velocidad, «en pequeñas distancias indefinidamente repetidas». Que gracias a dicho sistema fue el inventor del sprint final en las carreras de fondo. Que para ir de su casa a la fábrica donde trabajaba tenía que tomar un camino bordeado de chopos; un día camina hasta el cuarto chopo sin respirar; al día siguiente hasta el quinto; al otro, hasta el sexto, y así hasta que un día consigue llegar a la fábrica sin respirar. Que su estilo, impropio, para exasperación de puristas, era desmañado y casi ridículo.
Son sólo 140 páginas, ágiles y precisas, sin datos ni fechas, que se leen a todo correr.
Veo en este blog la portada del último disco de Of Montreal y vete a saber por qué me hace pensar en otra de cuarenta años antes, tal vez menos agresiva, desentrañar cada dibujito es un ejercicio más amable, pero que guarda con esta una misteriosa hermandad. Es Jardim Electrico, cuarto disco de Os Mutantes, aparecido en 1971. Temazos como «Baby» o «El justiciero» están ahí. Y mira tú por dónde me entero de que el cantante de Of Montreal tiene a Os Mutantes en un pedestal, influencia clave en sus trabajos, y cosas de la vida, me entero también ahora de que Os Mutantes, más bien sus restos, van a tocar muy pronto en la fría ciudad donde vivo acompañando a Ariel Pink. La de casualidades que pueden salir de una portada.
Warhol, Andy Warhol. Un personaje. Como un teleñeco de la pintura; o el muñeco de un ventrílocuo (movido por el propio Warhol).
Celebridad multiplísimamente entrevistada, autoentrevistada y entrevistadora, la editorial Blackie Books publica Andy Warhol. Entrevistas (2010). Era de tendencia monosilábica y de discurso comprimido, aunque a veces hacía brotar perlas como estas:
—¿Le cambió de algún modo que atentaran contra usted? —Sí. Ya no me reúno con personas rebosantes de imaginación. (1975)
—¿Crees en la pena capital? —Por el bien del arte, por supuesto. —¿Estás a la izquierda de Dalí? —Al bies. (1977)
Club Fonograma es una página web de Estados Unidos que recoge, en inglés, el panorama musical independiente que se da en Sudamérica, América Central y España. Tienen la buena costumbre de hacer una recopilación anual de bandas indies españolas y latinoamericanas.
Para este décimo recopilatorio han invitado a algunos de los grupos de sus ediciones anteriores para que hicieran versiones de otras bandas indies españolas y latinoamericanas en clave de electro-pop. Y tienen el detallazo de regalar la descarga: Fonogramáticos volumen 10: Nosotros los rockers.
Una oportunidad pintiparada para descubrir cosas nuevas, que por aquí no llega demasiada información de lo que se cuece al otro lado.
Cortes:
1. Silva de Alegría. “Lento” (Café Tacuba Cover) 2. Ceci Bastida y Julieta Venegas. “La Sofi” (Rita Indiana Cover) 3. Algodón Egipcio. “Nosotros Los Rockers” (Piyama Party Cover) 4. Joe Crepúsculo. “Hasta La Verdad” (Javiera Mena Cover) 5. Piyama Party. “No quiero ejercicios de respiración, quiero pastillas.” (Pipe Llorens Cover) 6. Alex Ferreira. “Bombay” (El Guincho Cover) 7. Gepe y Pedro Piedra. “Maestro Distorsión” (Astro Cover) 8. Emilio José. “Merequeteke” (Capullo Cover) 9. Juan Son. “Zoom” (Soda Stereo Cover) 10. Andrea Balency. “Pez” (Lisandro Aristimuño Cover) 11. Torreblanca feat. Turra Medina & Sonidolandon.“Por La Ventana” (Gepe Cover) 12. El Medio. “Tus Amigos” (Los Punsetes Cover) 13. Triángulo de Amor Bizarro. “Lento” (Julieta Venegas Cover) 14. Balún. “Fiesta Permanente” (Pau y Sus Amigos Cover) 15. Astro. “Pacifico-Atlántico” (Los Espíritus Cover) 16. Carla Morrison. “Estás Que Te Pelas” (Intocable Cover) 17. Sr. Amable. “Pussygrama” (Mr. Racoon Cover) 18. Lido Pimienta. “Platanitos” (Rita Indiana Cover) 19. Orlando feat. Mariel & Sonidolandon. “Abrázame” (Los Rakas Cover) 20. Ulises Hadjis y Alex Ferreira. “Como Es” (Carla Morrison Cover) 21. María y José. “Guerrero” (Rebolledo Cover) 22. Dënver. “9.6” (La Bien Querida Cover) 23. Pipe Llorens. “Nosotros Los Rockers” (Piyama Party Cover) 24. Jessy Bulbo. “Métele Sazón” (Tego Calderón Cover)
Y entre ellas, una versión del "Platanitos” de Rita Indiana, que vete tú a saber en que pensaba con eso de "dónde está mi platanito":
Lo ideal, ya se sabe, es la parejita: niño y niña. Él de azul celeste y ella de rosa primor, como debe ser. Cuánta felicidad pasearlos por la calle mientras vas destrozando espinillas de los transeúntes con el carrito. Y por fin poder hablar con propiedad de mocos, pañales, toses y coles.
Y si son gemelos también es todo muy cuchicuchi y estupendísimo, que parece que nunca nadie antes haya tenido hijos. De hecho, lo gemelar y primerizo se lleva mucho esta temporada, que aquí trae Gog tres ejemplos demostrativos: Twin Shadow, Twin Sister y Summer Twins.
Twin Shadow, o sea, George Lewis Jr. (o sea, hijo) es de Brooklyn. Debuta con Forget (4AD, 2010), muy bien considerado por los popes del asunto. Sin duda, no está mal, pero Gog no acaba de ver eso de que el muchacho ha salido a los grupos de la new wave neoyorquina; a Gog, simple y llanamente, se le parece a una banda inglesa muy concreta: The Blue Nile, sin tanto ralentí y con mucha menos elegancia.
De Long Island son el quinteto Twin Sister. Un par de epés —hay una edición numerada en vinilo de los dos juntos—, en los que da la impresión que aún no han encontrado su estilo o su palo: a veces puro pop bailable, otras un poco más electros y experimentales, indie clásico… Habrá que esperar para confirmar definitivamente a quién salen.
Summer Twins han nacido en la otra costa, como no podía ser de otra forma allí donde hay un verano eterno. Las dos chicas, Justine y Chelsea, mientras gestan algo mayor, han publicado seis canciones —el ep The Good Things (, 2010)—, arpegiadas con estupendos guitarreos indies. Adorables.