domingo, 28 de noviembre de 2010

Las cosas del directo #16: Edwyn Collins


Emocionante. Mejor dicho, doblemente emocionante. Por el lado musical y por el lado humano.

¡Qué concierto anoche de Edwyn Collins! Memorable. Acompañado de una banda impresionante interpretando un impresionante repertorio. Y eso que a primera vista, dada la mezcla de pintas que llevaban, los miembros de la banda hacían pensar en un remedo de los Village People pero en músicos: un rockabilly, un heavy, un grunge, un mod y un punk (auténtico, pues se trataba de Paul Cook, otrora batera de los Sex Pistols). Sonó gran parte de su último glorioso álbum, otros éxitos grandiosos del tipo «A Girl Like You» y hasta el primer single que publicó en su vida con Orange Juice, «Falling & Laughing». Y todo a todo trapo, sin concesiones, one-two-three-four-ya. Hicieron bailar, botar y cantar al público, y consiguieron lo que siempre debería ser un concierto: una celebración en la que pasárselo bien todo el mundo.

Y por el lado humano, espeluznante. Edwyn Collins, tras el ictus cerebral que lo asoló hace unos pocos años, apenas se puede mover, camina un poco ladeado, sosteniéndose con un bastón, y tiene totalmente incapacitado un brazo, que ni puede abrir esa mano, convertida en puño permanente. Cuando habla, tiene lagunas y se traba a veces, pero cuando canta la mente no le falla ni una vez. ¡Pero qué hostias hay en un cerebro humano! Él asegura que toda su vida se la ha pasado pensando música; tal vez sea eso lo que le ha salvado. Y qué ganas de superarse, de seguir adelante, sin miserias ni misericordias. Con humor, ironía, entrañable hasta el dolor. Fue despedido con una ovación torera. Y su mujer, al final, desde una esquina del escenario, dando las gracias al público por el cariño dispensado.  

«You make me feel again», cantaba en un tema de Gorgeus George. Pues eso: Edwyn, you always make me feel again.




2 comentarios:

TICKET LOSER dijo...

Envidia, de la mala (que la buena no existe) y muy grande.

TL

Gog dijo...

Cuentan las crónicas q después Triángulo etc. la armaron. Yo me volví rebosante de Collins a casa. Qué grande el tío.