domingo, 28 de agosto de 2011

La cara oculta #3: The Residents

Tiene Gog un amigo que se ofende mucho si cuando se le recomienda un disco de alguna banda que no conoce se le aconseja empezar por «el más fácil». Esté tranquilo este amigo con el caso de The Residents —suponiendo que no los haya trabajado nunca—, porque con ellos es imposible recomendar un álbum fácil.

En primer lugar, estamos hablando de elegir entre más de 60 títulos. Esta prolífica banda ha llegado a publicar dos o tres trabajos en un año, y siguen en activo desde comienzos de la década setentera sin que conste que el asunto está finiquitado. Su último capítulo, The Ughs!, tiene un par de calendarios.

En segundo lugar, porque son los reyes del álbum conceptual, impenetrables a veces hasta el desaliento con sus experimentos sonoros, que incluso hay momentos en que cuesta considerarlos 'música'. Todo lo extremo cabe en su ideario musical: componentes electrónicos, distorsión, avant-jazz, sinfonías de clásica, grabaciones naturales, voces chirriantes, parodia, alma de performance, elementos multimedia…

Por si fuera poco, jamás han revelado su identidad. En sus actuaciones en directo —contadas no, lo siguiente— van disfrazados con trajes de etiqueta, sombreros de copa y enormes máscaras con forma de ojo gigante. No conceden entrevistas. Y aunque están asentados en San Francisco, en realidad tampoco se está seguro de su origen; es comúnmente aceptado que llegaron a SF en 1966 provenientes de Shreveport (Louisiana). Con estas condiciones, la comercialidad no parece una apuesta viable. Y es que practican lo que denominan su Teoría de la Oscuridad, según la cual el artista únicamente puede crear arte puro cuando las expectativas e influencias del mundo exterior no se toman en consideración.

The Residents, en fin, una inconformista, radical y monumental odisea sónica en pos de la libertad artística más absoluta.

—Venga, Gog, recomienda algún álbum.

Bueno, que nadie imagine a Gog tan friqui como para haberse escuchado la discografía entera de estos marcianos; nada más lejos. Esta entrada está escrita con conocimiento de causa de una décima parte de la obra, como mucho. Eskimo (1979) y The Commercial Album (1980) son de los más afamados pero pinchan como cactus. Gog se queda con Stars & Hank Forever (1986; versiones de Hank Williams y J.P. Sousa) y Wormwood (1998): son más fáciles.

2 comentarios:

Evaristo Aguirre dijo...

ay, esos amigos que se quejan porque les tratan como a moñas musicales... qué gente más pesada. en cuanto a los Residents, estuve en un concierto suyo en Caminos (una experiencia curiosa, más "rockera" de lo que pudiera parecer), allá por el ochenta y poco, y tengo varios discos (algunos tirando a muy difíciles). no conozco el de Hank Williams y JP Souza, pero me gusta mucho el primero de esa serie, dedicado a James Brown y Gershwin. es todo un poc gafapasta ¿no?

Gog dijo...

Buen pedigrí el tuyo, Evaristo. No muchos lo pueden contar.

Por mi parte, tomo nota del de Brown y Gershwin, q no conozco. ¿Es fácil?