Los bostonianos Pixies estuvieron en estado de gracia entre 1988 y 1990. Tres años para grabar tres enormes discos: Surfer Rosa, Doolittle y Bossanova.
Con Doolitle alcanzaron su cima artística, sin embargo Gog prefiere Surfer rosa; en él hay mucha más presencia de la voz femenina que en los otros: disco a disco Black Francis fue relegando del micrófono a Kim Deal.
Producida la desbandada, y antes de que hace un par de años volvieran a reunirse para hacer una gira con fines benéficos (los suyos propios), Kim Deal se empapó de éxito a la primera junto a su hermana Kelley en The Breeders con aquel himno indie que resultó ser «Cannonball».
The Breeders han seguido desde entonces, a la manera del Guadiana, y este mismo año han vuelto a publicar. Y mientras el grupo iba y venía, las hermanas se dedicaron cada una a cultivar sus propios proyectos: The Amps y Kelley Deal 6000 (muy recomendable disco).
Black Francis, que últimamente ha recuperado el brío y nombre artístico, no tuvo tanto gancho con sus Frank Black & The Catholics.
Joey Santiago y David Lovering se unieron para formar los intranscendentes The Martinis. Lovering se marchó para hacerse científico y eventualmente ha colaborado como músico de estudio. Y Santiago anda componiendo bandas sonoras.
Fueron muy grandes juntos.
En España se les veneró. Grupos como Cecilia Ann, Manta Ray y Velouria sólo tuvieron que echar un vistazo a las contraportadas de sus discos para escoger el nombre artístico.
End of the saga.
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